CAPITULO 69: LA HIJA DE VITTORIO MORETTI.La frase le cayó como un golpe directo al estómago y por un momento, el mundo pareció detenerse, y aunque intentó mantener la calma, por dentro sentía que se desmoronaba. Estaba a punto de decir algo, cuando ella le dio la espalda ignorándolo. —María —llamó, alzando la voz mientras la empleada entraba apresurada en la habitación—, recoge las rosas y ponlas en otro jarrón. Esta vez, llévalas a mi habitación y colócalas junto a mi cama. Artem la miró, incapaz de hacer algo, sintiéndose impotente. Su corazón latía con fuerza, pero su mente estaba nublada por el dolor del rechazo y la frustración. Liana le dedicó una última mirada, fría y decidida. —Prepárate para la reunión de esta noche —le dijo, como si la conversación anterior no hubiera ocurrido. Y con eso, se fue, dejándolo solo entre los restos de flores rotas y el eco de su propia impotencia. Pero en la mente de Artem solo había una idea clara: no dejaría que André ganara. No importaba
CAPÍTULO 69: MI HOMBRE DE CONFIANZA.—¿De qué quieres hablar? —le preguntó, curiosa, mientras cruzaba los brazos.Michel la miró por un momento y luego bajó la voz.—¿Podemos hacerlo en privado? —dijo, echando una rápida mirada a Artem, que estaba cerca.Liana arqueó una ceja y, tras una breve pausa, lanzó una mirada hacia Artem.—Lo que tengas que decir, puedes decirlo delante de él —respondió, su tono firme.Michel apretó las manos disimuladamente, frustrado. Sabía que tenía que dar un paso más si quería recuperar su lugar junto a ella. Sin mirar a Artem, dio un paso adelante.—Ahora que eres tú quien manda —dijo, tratando de sonar casual—, y considerando que Artem es solo un guardaespaldas, pensé que quizá podrías permitirme regresar a la mansión. A tu lado —le dedicó una sonrisa cargada de intención—. Nadie mejor que yo conoce los negocios de Vittorio. Puedo serte útil.Liana permaneció en silencio por unos segundos. Mientras Artem lo fulminaba con la mirada, pero antes de que pud
CAPÍTULO 71: SER MI PAREJA.Liana sonrió al escuchar la voz de André al otro lado de la línea.—André... —murmuró ella, dejándose llevar por el juego—. Vaya sorpresa.Mientras tanto, en el asiento del conductor, Artem tensó los músculos al escuchar el nombre. Miró a Liana por el retrovisor, y la vio sonriendo descaradamente, coqueteando con otro hombre justo delante de él. Sus manos se aferraron con fuerza al volante, y sin decir una palabra, aceleró el auto bruscamente, haciendo que la velocidad aumentara de golpe.Liana, aún con el teléfono pegado a la oreja, se dio cuenta de inmediato del cambio en la conducción y frunció el ceño.—Perdona un momento, André —dijo antes de bajar el teléfono y volverse hacia Artem—. Baja la velocidad —ordenó con firmeza.Pero él la ignoró, sus nudillos se volvieron blancos sobre el volante, enfocado en la carretera que volaba ante ellos. Liana suspiró, haciendo una mueca. Internamente decidió que no le daría el gusto de alterarse.—¿Decías, André? —re
CAPITULO 72: VIPEn su habitación, Artem cerró la puerta con fuerza, la frustración ardiendo en su pecho. Inmediatamente sacó su teléfono y marcó el número de Alexei. Al tercer tono, su amigo contestó molesto.—¿Qué quieres ahora? —gruñó.Artem fue directo al grano.—Necesito una invitación para la subasta de joyas que habrá en la ciudad.Alexei resopló, claramente no impresionado.—¿Ahora te interesa comprar collares y diademas? —su voz goteaba sarcasmo mientras se llevaba un vaso de vodka a los labios.Artem se apretó el puente de la nariz, intentando contener su irritación.—¿Puedes conseguirla o no?Alexei miró la fotografía de Tatiana que tenía sobre la mesa, y su expresión se endureció. Bebió otro trago y lanzó una carcajada seca.—En vez de ayudarte, debería meterte una bala en el culo. Gracias a ti, mi mujer no me habla.Artem suspiró pesadamente, ya había hablado con Tatiana para tratar de arreglar las cosas, pero Alexei no estaba dispuesto a dejarlo pasar tan fácilmente.—Ya
CAPITULO 73: EL JUEGO DE CELOS COMIENZA.En el Gran Salón del Hotel Imperial, una limusina negra se detuvo frente a la entrada, y de ella emergió André, con un impecable traje negro, con una sonrisa, le ofreció la mano a Liana para ayudarla a bajar, ella salió del auto deslumbrante en un vestido negro que se ceñía a su figura como una segunda piel.Rodeando su brazo, ambos caminaron hacia el salón principal, donde se celebraría la subasta. André la guio a través de la multitud, presentándola a los invitados más importantes. Hasta que finalmente llegó donde estaba Sophia, y su esposo Santino, un hombre con un aura de poder a su alrededor.Sophia y Santino los recibieron con una cálida sonrisa, aunque Santino parecía un tanto reticente. Había algo en la manera en que André la presentaba que le causaba un leve malestar. Conocía demasiado bien a su amigo y sus inclinaciones peligrosas.—Encantada de conocerte, Liana —dijo Sophia con una sonrisa brillante.Santino, más reservado, se adelant
CAPÍTULO 74: LA CELOSA LIANA.Liana sintió una punzada de celos agudos recorrerle la columna vertebral al ver a Artem entrar con la despampanante rubia pegada a su brazo. Su primera reacción fue un impulso de enfrentarlo, de exigirle una explicación, pero decidió mantener la compostura. A pesar de que su sonrisa permanecía en su rostro, había perdido su calidez, volviéndose tensa y su mirada fría como el hielo.Artem, por su parte, tomó dos copas de champán y le entregó una a la rubia, que le sonrió coqueta mientras él caminaba decidido hacia Santino y Sophia. La tensión se palpaba en el aire cuando se acercó. Al llegar, sonrió con suavidad hacia Sophia, inclinándose levemente.—Sophia, es un placer verte. Siempre es reconfortante encontrarse con una cara tan familiar y encantadora —dijo con una amabilidad que irradiaba un magnetismo innato.Sophia le devolvió la sonrisa, visiblemente complacida por el saludo. Dio un paso adelante, ignorando la mirada atónita de Santino, Liana y André
CAPÍTULO 75: COLLAR DE LA DISCORDIA.La subasta comenzó con una pieza sencilla: un anillo de oro con un pequeño rubí en el centro. Sin embargo, ni Liana ni Artem mostraron interés en la joya. La atención de Liana se encendió cuando presentaron un par de aretes de diamantes, brillando con delicadeza bajo las luces del salón. André, notando cómo los ojos de Liana se iluminaban, se inclinó hacia ella y le susurró al oído:—¿Te gustan?Ella asintió suavemente, sus labios apenas esbozando una sonrisa. Sin decir más, André levantó la mano para hacer una oferta. Desde el otro lado de la sala, Artem observó la escena, su expresión oscureciéndose. Maldecía internamente la cercanía entre ellos.«Maldito idiota… Tocándola como si fuera suya», gruñó Artem, entrecerrando los ojos. «No se la pondré fácil».Con una mirada gélida, levantó su mano y ofreció una cifra superior. André lo miró directamente, su expresión fría y calculadora, y elevó su oferta. Artem sostuvo la mirada de André, sabiendo que
CAPÍTULO 76: ÉL NO LO MERECE.En el baño, Liana se apoyó contra el mármol del lavabo, luchando con todas sus fuerzas por no dejar que las lágrimas que ardían en sus ojos se derramaran. Respiraba con dificultad, sus dedos aferrándose al borde del lavamanos. La puerta se abrió con un leve crujido, y al ver a Sophia entrar, rápidamente intentó recomponerse, erguirse y fingir que todo estaba bien.Sophia no le dio tiempo a decir nada. Se acercó a ella con pasos suaves y con una mirada cálida, casi maternal.—¿Estás bien? —preguntó, aunque ya conocía la respuesta.Liana asintió en silencio, intentando mantener la fachada, pero su rostro, sus ojos enrojecidos y su expresión dolorida decían otra cosa. Sophia la miró durante un largo momento, y luego, sin previo aviso, la abrazó con firmeza.—No, Liana, no estás bien —susurró suavemente.Liana cerró los ojos y durante un segundo, solo uno, se permitió desmoronarse un poco. Pero su orgullo la obligó a mantenerse firme, a no ceder ante el nudo