CAPÍTULO 35: TRAGEDIA.La serie de autos se detuvo frente a la mansión, y la tensión en el aire era palpable. Rocco estaba en la entrada, sujetando a Julieta por el cabello, su rostro iluminado por una sonrisa cruel. Alrededor de él, sus hombres se colocaron en posiciones defensivas, listos para cualquier ataque.Los hombres de André y Santino emergieron de los autos, armados y con miradas decididas, listos para un enfrentamiento directo. André salió del auto en medio de todos, su rostro serio y marcado por una determinación feroz. Al ver a Julieta atrapada y sometida, apretó los puños con furia contenida.—Déjala ir. —dijo André, con una voz helada y amenazante.Rocco soltó una risa burlona, claramente disfrutando de la situación.—¿Dejarla ir? —repitió, con una mueca de burla—. ¿Y perderme la diversión? No, André, no tan rápido. Además… —dijo mientras sacudía a Julieta con desprecio—, se que hay algo que te pertenece dentro de ella.Los ojos de André se entrecerraron de furia, y dio
CAPÍTULO 36: DOLOR. Los hombres de Rocco y los de Santino, que hasta entonces se mantenían a la espera, desenfundaron sus armas casi al mismo tiempo. El sonido de las balas llenó la estancia en una ráfaga de fuego y estruendo. Cada disparo cortaba el aire mientras la pólvora y el humo envolvían la escena. Algunos caían, otros retrocedían buscando cobertura, y el enfrentamiento se intensificó con cada segundo. Mientras tanto, Julieta cayó de rodillas junto a su hermana, presionando sus manos sobre la herida en el abdomen de Natalia, tratando de detener la sangre que se deslizaba entre sus dedos. Ella la miró, con una expresión de dolor y alivio, su rostro palideciendo a cada segundo. —No… No te preocupes por mí, Julieta —murmuró con voz apenas audible, haciendo un esfuerzo por sonreír—. Lo importante es que estás bien… esta vez, yo te protegí. Julieta sacudió la cabeza, apretando los labios mientras las lágrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas. Presionó con más fuerza la
CAPÍTULO 37: LE TRAJE FLORES.—Todo está bien con usted y con el bebé, no hay nada de qué preocuparse. Ambos están sanos y en perfecto estado —dijo el médico con un tono sereno.André asintió, dejando escapar un suspiro de alivio, y agradeció con un ligero movimiento de cabeza mientras el médico se retiraba. Apenas la puerta se cerró, tomó la mano de Julieta entre las suyas, intentando darle un poco de consuelo. Ella, sin embargo, no apartaba la mirada de la pared, sus ojos llenos de un dolor tan profundo que parecían casi vacíos. La muerte de Natalia la había dejado devastada, y André sentía la impotencia de no poder aliviar ni un poco su tristeza.—Amore… —susurró, con ternura—. Sé que nada puede calmar este dolor, pero quiero que sepas que siempre estaré contigo. No importa lo que pase, voy a estar aquí, a tu lado. Prometo ayudarte a superar esto, amor. Lo haremos juntos.Julieta simplemente asintió, sin mirarlo, y luego se recostó, agotada y envuelta en su propio pesar. Unas lágri
CAPÍTULO 38: UNA BODA PECULIAR.André miró su reloj por tercera vez y suspiró, impaciente. Miró hacia el pasillo y alzó la voz:—Julieta, ¡por favor, apúrate! —dijo con tono firme, aunque algo resignado.A su lado, Santino agitó su vaso de whisky y le dio un trago con calma, disfrutando el sabor sin prisa. Con una sonrisa burlona, añadió:—Relájate, André, mejor siéntate, porque nos va a llevar un buen rato esperar.Julieta y Sophia aún estaban arreglándose en la habitación. Ese día asistirían a la boda de Enzo, un viejo amigo en común de Santino y André, y ambas querían lucir impecables.André se cruzó de brazos, frunció el ceño y volvió a mirar a Santino.—¿Estás seguro de que es su boda? —preguntó, quitándole el vaso de whisky y tomando un sorbo sin dudar—. No he visto ningún anuncio en el periódico, y los Bianchi suelen hacer las cosas a lo grande.Santino le arrebató el vaso de vuelta, murmurando:—Sírvete el tuyo. —Luego de un trago más, continuó—. Lo sé, no hay nada en ninguna
CAPÍTULO 39: UNA MADRE EQUIVOCADA.Boston, Estados Unidos.—¿¡Cómo que usaron mi esperma?! —la voz de Marco era fría, dura, y sonaba amenazante. Se puso de pie de un salto y sus ojos se entrecerraron.Al otro lado de la línea, el hombre de la clínica tartamudeó, visiblemente nervioso.—Se… se debió a una confusión —respondió, la voz temblándole—. Le aseguro que…Marco lo interrumpió de inmediato.—Más te vale darme toda la información sobre la mujer que lleva a mi bebé —amenazó, con una calma que resultaba aterradora—. De lo contrario, su cuerpo será comida para tiburones.—Sí, sí, señor… —dijo el hombre temblando— tendrá toda la información que necesite cuanto antes.Marco lanzó una última advertencia antes de colgar y, al hacerlo, se dejó caer en la silla, frustrado. Había acudido a esa clínica de fertilidad en Boston para cumplir un deseo que lo apremiaba a sus 37 años: tener un heredero. Bien podría casarse y tener una esposa. Pero no lo deseaba.No quería casarse ni complicarse c
¡Hola, mis queridas lectoras mafiosas!Así concluimos este emocionante viaje con la serie “Pequeñas Alianzas”. Sé que hay muchas emociones encontradas con la muerte de Natalia, pero quiero que entiendan que cada historia tiene su propio camino y desde el principio así estaba planeado.Muchísimas gracias por acompañarme en esta aventura con mis queridos personajes mafiosos.Aprovecho para aclarar la duda de Adriana: Enzo es quien le da la información de Rocco a André y es amigo tanto de él como de Santino. He explique un poco sobre él, y además, ¡su historia será la siguiente!Pronto podrán disfrutar de “Esposa Rusa: Cautiva del Tío Mafioso de mi Ex”. Así que estén atentas y espero que me acompañen a conocer a Enzo y Svetlana. Y no se preocupen, Marco también tendrá su historia.Un beso enorme, y las amo.
PRÓLOGOPRISIÓN DE MÁXIMA SEGURIDADEl sótano oscuro y húmedo de la prisión vibraba con la energía de una brutal competencia. Los gritos de los reos resonaban en la jaula de peleas clandestina, donde el sudor y la sangre se mezclaban en el aire cargado de violencia. Luces parpadeantes apenas iluminaban las caras distorsionadas por la excitación de los espectadores.En el centro de la jaula, el reo 201 se erguía como una sombra de muerte, un hombre de cabello rubio y ojos grises que destellaban como cuchillas. La furia hervía en su interior, una fuerza imparable que lo impulsaba a moverse con la precisión letal de un depredador. Cuando su oponente lanzó el primer golpe, 201 lo esquivó con agilidad felina y contraatacó sin piedad. Su puño se hundió en el estómago del otro hombre, arrancándole un grito de dolor mientras se doblaba en dos.―¡Vamos, 201! ¡Acaba con él! ―rugió un reo, sus palabras alimentando la furia en el pecho de Artem Vasiliev.Los demás prisioneros aullaron en aprobaci
CAPÍTULO 1: UNA PROPUESTAArtem observó a Vittorio Moretti con una mezcla de desdén y cautela. Los Moretti eran una de las familias más poderosas de Italia, su influencia extendiéndose desde Sicilia hasta Nueva York. Sin embargo, la sola idea de tratar con un italiano le revolvía el estómago. Sus pensamientos lo llevaron inevitablemente a Santino D' Luca, y la desconfianza en sus ojos se profundizó.—Supongamos que estoy de humor para escuchar tu propuesta, Vittorio. Así que date prisa. Me estoy aburriendo.Artem no se molestó en sentarse. En lugar de eso, giró para fijar su mirada en un antiguo retrato, su mente alejada de la presencia del anciano. Pero Vittorio, apoyándose en su bastón, se puso de pie con esfuerzo, con el rostro marcado por el paso de los años y la culpa que lo corroía por dentro.—Me estoy muriendo, Artem... —empezó, pero la risa seca de Artem lo interrumpió.—¿Y qué tiene eso que ver conmigo? —preguntó con una frialdad que cortaba—. ¿Quieres que te diga que lo sie