Mis mafiositas, mañana maratón.
CAPÍTULO 63: TRATO TERMINADO.Artem miró a Liana, y a pesar del dolor palpitante de su herida, el alivio lo invadió al verla a salvo. Cada paso que daba hacia ella le costaba, su respiración era entrecortada, y la sangre seguía manchando su camisa, pero nada de eso importaba. Lo único en su mente era llegar hasta ella, abrazarla, asegurarse de que estuviera bien.—Krasota... (belleza) —susurró, su voz rota pero llena de devoción.Sus piernas temblaban bajo el peso del agotamiento, pero seguía avanzando, paso a paso. Los guardaespaldas que lo habían sostenido intentaron detenerlo, pero Artem se soltó con fuerza, decidido a llegar hasta ella. El dolor físico era soportable; lo que realmente dolía era pensar que podría haberla perdido.Sin embargo, Liana permanecía inmóvil, mirándolo con una mezcla de emociones que ni siquiera ella podía desentrañar del todo. Su rostro, habitualmente cálido y dulce, era ahora una máscara de hielo y furia contenida. En otro momento, habría corrido hacia é
CAPITULO 64: VENCER A UN FASTAMA.El rostro de Artem se contrajo y trató de incorporarse de nuevo, pero sus fuerzas no fueron suficientes y volvió a desplomarse. Con los ojos llenos de desesperación, extendió la mano hacia ella.—¡No! No puedo perderte... Por favor… ¡Ahh! ―él gimió de dolor, sus ojos nublándose.Pero Liana permaneció impasible ante la escena. El dolor en sus ojos era profundo, pero lo ocultó tras una máscara de indiferencia.—Vete, Artem. —Su voz tembló ligeramente, pero el frío en sus palabras no dejó espacio a dudas—. Quiero que te largues de mi vida.Se dio la vuelta y Artem intentó seguirla, pero cayó una vez más. Alexei, que había estado observando en silencio, se acercó y lo ayudó a levantarse.—Déjala, Artem —dijo mientras lo sostenía.—¡No! No puedo perderla —respondió Artem, tratando de apartarse. Pero Alexei lo sujetó con firmeza.—Sigues perdiendo sangre —le advirtió, llevándolo al sofá. Pero Artem, seguía con la mirada perdida en la dirección en la que Lia
CAPÍTULO 65: CUMPLIR UNA PROMESA.Artem se encontraba atrapado en una pesadilla. Estaba en el suelo, tapándose los oídos, intentando ahogar los gritos de su madre. Su corazón latía con fuerza, y el miedo lo paralizaba. Los sollozos y los gemidos de dolor de ella, golpeada brutalmente por su padre, lo consumían. Quería que todo terminara, pero los gritos solo se intensificaban, retumbando en su cabeza.De repente, un arrebato de valentía lo impulsó a ponerse de pie. Y caminó hacia la puerta de la habitación. Al abrirla, vio a su madre en el suelo, despeinada, con el pómulo hinchado por los golpes. La ira lo invadió al verla así. Sus manos se apretaron en puños y, sin pensarlo dos veces, clavó sus ojos en su padre.—Déjala en paz —gruñó con fiereza—. No vuelvas a pegarle.Mijaíl alzó una ceja con burla. Dio una calada a su puro antes de acercarse lentamente y soltar el humo en la cara de Artem, la frialdad de su mirada lo perforó.—¿Quién te crees para darme órdenes? —preguntó con despr
CAPÍTULO 66: MI PERRO FALDERO.—Sí —continuó ella, con la cabeza en alto—. Como legítima heredera de mi padre, soy la única que puede dirigir esto, y créeme, Artem, no va a quedarme grande. Así que... tu venganza tendrá que llevarse a cabo con alguien más. Ahora que eres libre, puedes ir y buscarte otra estúpida con la que fingir casarte para vengarte de tu padre.—No, Liana... no puedes...Ella soltó una risa fría, sin humor, casi cruel.—¿No puedo? Claro que puedo, y lo estoy haciendo. A partir de hoy todo el personal de esta mansión y de los negocios de los Moretti responden ante mí, Artem. Tú no eres nada. Y lo siento si te gustaba mucho el puesto, pero... nunca fue tuyo en primer lugar.Se puso de pie, claramente dispuesta a marcharse, pero Artem, desesperado, no pudo dejarla ir.—No, espera, krasota... tenemos que hablar.Liana se detuvo, dándole la espalda. Si antes había amado que él la llamara así, ahora odiaba esa palabra. Odiaba lo que representaba. Odiaba que le recordara
CAPÍTULO 67: UN RAMO DE ROSAS. —¿Tu guardaespaldas? —Artem no podía creer lo que estaba escuchando. La incredulidad se reflejaba en su rostro mientras la miraba, esperando que todo aquello fuera una broma de mal gusto. Liana se cruzó de brazos; su mirada era dura y altiva. —Sí, ¿qué esperabas? —dijo con voz afilada—. ¿Que te dejara como mi falso esposo? No, Artem. Es eso o te largas. Decide. Artem apretó los puños con fuerza; la tensión era palpable en cada músculo de su cuerpo. No era que le molestara ser su guardaespaldas, no. Pero sabía perfectamente lo que significaba para ella. Lo estaba degradando, humillándolo, y eso le quitaba autoridad, lo convertía en nada más que una sombra tras la mujer que tanto temían. Sin embargo, su orgullo herido no podía compararse con la determinación que sentía de permanecer a su lado. Era su única opción, y la tomaría. —Está bien, si eso quieres... Liana soltó una risa fría, sarcástica, como si hubiera esperado esas palabras. —No, no te equ
CAPÍTULO 68: NO ES AMOR.«Maldito italiano... ¿Cómo te atreves a enviarle flores?»Los pensamientos de Artem rayaban en el asesinato. La furia le quemaba por dentro solo de imaginar la estúpida sonrisa arrogante de André mientras escribía la nota. ¿Qué se creía? ¿Qué unas flores iban a impresionarla?«Patético»En su opinión, él no sabía nada de Liana, nada de lo que realmente necesitaba. Y aun así, allí estaba, intentando meterse en su vida, en su territorio. No podía permitirlo. No mientras él estuviera cerca.Con la rabia acumulada, tomó el ramo y lo arrancó de la mesa. La furia se apoderó de él y lo lanzó al suelo, viendo cómo el jarrón estallaba en mil pedazos. Las flores, ahora desperdigadas por el suelo, parecían insignificantes. No importaban. Nada importaba, excepto el hecho de que André intentaba acercarse a Liana.Pisó cada rosa con furia, como si con ello pudiera borrar la presencia de André en la vida de Liana.—¡¿Qué demonios estás haciendo?! —le gritó ella, llena de inc
CAPITULO 69: LA HIJA DE VITTORIO MORETTI.La frase le cayó como un golpe directo al estómago y por un momento, el mundo pareció detenerse, y aunque intentó mantener la calma, por dentro sentía que se desmoronaba. Estaba a punto de decir algo, cuando ella le dio la espalda ignorándolo. —María —llamó, alzando la voz mientras la empleada entraba apresurada en la habitación—, recoge las rosas y ponlas en otro jarrón. Esta vez, llévalas a mi habitación y colócalas junto a mi cama. Artem la miró, incapaz de hacer algo, sintiéndose impotente. Su corazón latía con fuerza, pero su mente estaba nublada por el dolor del rechazo y la frustración. Liana le dedicó una última mirada, fría y decidida. —Prepárate para la reunión de esta noche —le dijo, como si la conversación anterior no hubiera ocurrido. Y con eso, se fue, dejándolo solo entre los restos de flores rotas y el eco de su propia impotencia. Pero en la mente de Artem solo había una idea clara: no dejaría que André ganara. No importaba
CAPÍTULO 69: MI HOMBRE DE CONFIANZA.—¿De qué quieres hablar? —le preguntó, curiosa, mientras cruzaba los brazos.Michel la miró por un momento y luego bajó la voz.—¿Podemos hacerlo en privado? —dijo, echando una rápida mirada a Artem, que estaba cerca.Liana arqueó una ceja y, tras una breve pausa, lanzó una mirada hacia Artem.—Lo que tengas que decir, puedes decirlo delante de él —respondió, su tono firme.Michel apretó las manos disimuladamente, frustrado. Sabía que tenía que dar un paso más si quería recuperar su lugar junto a ella. Sin mirar a Artem, dio un paso adelante.—Ahora que eres tú quien manda —dijo, tratando de sonar casual—, y considerando que Artem es solo un guardaespaldas, pensé que quizá podrías permitirme regresar a la mansión. A tu lado —le dedicó una sonrisa cargada de intención—. Nadie mejor que yo conoce los negocios de Vittorio. Puedo serte útil.Liana permaneció en silencio por unos segundos. Mientras Artem lo fulminaba con la mirada, pero antes de que pud