El CEO hizo caso omiso al llamado de Emma, al final de cuentas el siempre había hecho lo que consideraba que era lo mejor, era práctico, experto en tomar decisiones rápidas. La familia de León, Angelo Leyva y los hermanos Rossi lo vieron salir, pronto lo abordaron para saber que le había dicho Emma con respecto a su padecimiento. — ¿Y bien? ¿Qué te dijo Emma, Rafael? Habla que todos queremos saber. — Emmanuel se adelantó a preguntar. — La encontré llorando en una camilla, está nerviosa, pero sobre todo está digamos que... Impresionada por los resultados de sus exámenes. — ¡Dios mío, que no sea nada grave! Ezequiel, mi hija tiene que salvarse, es muy joven aún, todavía tiene mucho por vivir. — La madre sollozaba, estaba muy angustiada. — Por favor Calmese señora Elisa, lo que Emma tiene no es mortal, delicado puede ser que sí, necesitará cuidados especiales, un ambiente tranquilo y nada de sobresaltos. — ¡Maldita sea Mendoza, ya dinos que resultado dió el médico! — B
Rafael todavía no podia cantar victoria, el CEO Leyva seguía ahí esperando por Emma. — ¿Qué quieres decir con que no has dicho que vas a cancelar el compromiso? Creo que he sido bastante claro en informarles la situación de Emma y mía, vamos a ser padres, ¿Qué tendrías que ver tu aquí? Oponerte a que volvamos a estar juntos sería incoherente y una perdida de tiempo. — Primero voy a hablar con ella, no soy de los hombres que evadan las cosas. No dejaré tirada a Emma aún estando embarazada de tí, Mendoza. Si ella quiere seguir con nuestro compromiso, yo aceptaré al bebé como mío y lo criaremos de la misma forma que los demás niños lleguen. — ¿Te atreves a decir en mi cara que piensas tener hijos con mi mujer? Creo que... No aprecias tanto tu vida como se supone que debe ser. Mi hijo no necesita de ti, me tiene a mi para ser su padre. Piérdete Angelo, busca otra mujer y ten hijos con ellas quita tus ojos de la mía. — ¿Y si no quiero hacerlo? — Entonces queda a tu absoluta
En el departamento de Emma De León. Ella y su novio se besaban, más está vez Ethan Mendía puso sus manos en los redondos senos de la hermosa asistente que había convertido en su novia. — Ethan. No... no hagas esto, ya te he dicho que no quiero que tengamos sexo hasta después de casarnos. — ¿Pero por qué? Tenemos tres años de novios Emma. No es normal que te me sigas negando como mujer. ¿Me amas, no es cierto? — S...si, pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que te amo Ethan, pero mis principios son importantes para mí. Solo esperemos hasta nuestra luna de miel. Te aseguro que será muy bello para ambos. — ¡Siempre lo mismo contigo! ¿Sabes? Me estoy cansado de que siempre saques el mismo cuento. Soy un hombre y tengo necesidades. — El hombre se puso de pié para pasar al sanitario. Pasaría a lavarse la cara antes de irse del departamento. Emma se había quedado pensando en que quizás su novio tenía razón y ella estaba siendo demasiado anticuada. Más un mensaje que entró
La asistente tomó su bolsa y salió a ver a su amiga Elena. Se habían conocido en el centro comercial un par de meses atrás. Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba deshogar su pena y aliviar un poco su atribulada alma. Condujo llorosa hasta la villa de su amiga donde había estado un par de veces tomando café sin imaginarse la sorpresa que le tenía la vida. — Emma, ¿Qué te sucedió, amiga? ¿Por qué estás así? — La mujer pelinegra abría la puerta para recibirla. Se notaba que había llorado y mucho. — Elena, ¿Estás ocupada? ¿Puedo pasar? — Por supuesto que sí. Mírate cómo vienes. Estaba alistando a Alina por qué su padre la llevará a jugar al parque. Mi esposo es un hombre muy ocupado pero se lo prometió a la niña. A Emma se le vino de pronto las palabras del mensaje que leyó. Eran las exactas que había visto escritas en el celular de Ethan. — Elena, tú... ¿Cómo se llama tu esposo? ¿Cuál es su nombre? — El corazón le latía a mil a la bella asistente. — Su nombre es E
Rafael viajó a aquellos tiempos cuando Emma, él y los gemelos Lombardi estudiaban en la misma escuela. Ella estaba dos grados menos que ellos pero eso no impedía su amistad. Aunque el CEO siempre la había visto con otros ojos. El cabello Rojizo de ella le gustaba muchísimo. Emma era muy linda y adorable. — ¿Dónde está ella? ¿Qué le pasó? — Escribía en su celular y lo enviaba a su amigo. — La encontré en un exclusivo bar del sur. Un tipo la estaba molestando. Seguro quería aprovecharse de su estado de ebriedad. — ¿Lo mataste? — Preguntaba el CEO fríamente. — ¡Diablos no...! Solo lo amenacé para que la dejara en paz y se largara. ¿Te sigue gustando, eh? — Sabes que tengo una prometida. — No fue eso lo que pregunté. Tu relación absurda no es el punto aquí. — ¿Para donde la llevas? No te atrevas a tocarle uno solo de sus cabellos, Domenico. — Ella es soltera, tú tienes novia. ¿Qué me lo impide? Ya te has decidido casar con Joana. Por cierto suerte con eso. Se sabe
Esa noche el millonario CEO Rafael Mendoza se quedó dormido en el sofá de la sala de su amigo observando a su antiguo amor. No fue hasta que el sol les dió a ambos en el rostro que despertaron. — ¡Carajo, me duele mucho la cabeza...! — La pelirroja se llevó las manos a la cabeza intentando atenuar el dolor. ¿En... dónde estoy? No conozco este lugar. — La jóven se puso de pie con dificultad, temía haber despertado con algún desconocido y haber hecho algo inapropiado, más cuando lo vió frente a ella, era él... Su amor de adolescencia, el hombre dormía en el sofá, Emma apenas alcanzó a ahogar un grito con su mano. El corazón de Emma parecía que se le iba a salir del pecho, ¿Qué diablos hacía su ex novio ahí? ¿Acaso él la había traído a su villa? El hombre que quiso con locura, Rafael Mendoza, yacía ahí dormido cubriéndose con su fino saco del frío. Estaba más apuesto de lo que lo recordaba, cabello oscuro, ojos verdes esmeralda tan profundos como el mar, sus gruesos y carnosos labi
La respuesta del CEO Mendoza fué tajante y hasta algo ruda. Emma no terminaba de discernir si su contestación le complacía o le disgustaba. Es decir, no quería volver a cometer el mismo error que cometió con Ethan y ser utilizada de nuevo. Bien decían que mezclar trabajo con romance nunca resultaba bueno. Pero a la misma vez se sintió un poco decepcionada. Al parecer su amor del pasado no conservaba ni un mínimo sentimiento por ella. — Okey... Entonces ha quedado claro. Mañana a primera hora estaré en tu oficina, llevaré a Elena para que las dos comencemos a trabajar. Ahora sí me voy. — Emma señaló la salida mientras comenzaba a caminar torpemente. — !Alto ahí! — El CEO volvió a detenerla. La pelirroja se detuvo como si la sola voz del hombre la paralizara. — ¿Y ahora qué, Rafael? Ya te dije que necesito marcharme. — Espera. El ojiverde caminó hasta ella y buscó su celular. Tecleó su número en el y se marcó. — ¡¿Qué diablos haces con mi celular?! ¡Esto es privad
Por la noche Emma llamó a su amiga Elena, le contó que había hablado con su amigo de la infancia y que les daría trabajo. Las mujeres se quedaron de ver en la enorme compañía del jóven CEO. Al día siguiente vestida en un atuendo profesional, Emma llegaba al lugar que por mensaje le había indicado Rafael. Fué casi a las once de la noche que el CEO le había enviado algunos detalles y un buenas noches. — ¡Emma, ya estoy aquí, no sabes cómo te agradezco que estés haciendo esto por mi y por mi nena! Ethan no ha dejado de amenazarme por mensajes que si sigo adelante con la locura del divorcio me va a quitar a mi hija. — No tienes nada que agradecer. El CEO Mendoza quedó muy formalmente de ayudarnos con este asunto. A tu esposo no le va a ser fácil ganar la custodia, Pero tienes que ser fuerte Elena, la batalla apenas va a comenzar. — Lo seré, lo prometo que lo seré, lucharé por mi hija y por mi libertad. — Aseguró la mujer pelinegra. Emma asintió, después de anunciarse en rec