Caroline agarra el taxi que la llevará a la mansión y el camino se le hace eterno, quizás por el temor de saber qué está tan lejos de sus hijos en medio de una tensa situación.
—¿Señor aún falta mucho?— pregunta al ver que han pasado 20 minutos —Estamos a punto de ingresar señora, la mansión está retirada porque tiene playa privada ¿Trabajara en esa mansión? Dicen que las empleadas no duran porque la dueña es muy exigente —sí... Pobre de mi marido, debe estar con ganas de huir de ese lugar. No vengo a trabajar, he venido de carácter urgente —que bueno, porque una jovencita tan linda como usted y con mucho respeto lo digo, no está para ser humillada, listo, hemos llegado— Caroline se sorprende al ver la mansión, parece un palacio —esta es la mejor mansión de Santorini —es preciosa, gracias señor— Caroline le paga al taxista, luego suspira profundamente antes de pasar por las grandes rejas de lujos las cuales están abiertas Camina rápidamente para llegar a la gran puerta, siente que el corazón se le va a salir, pues son tantas emociones que sí se desequilibra, puede caer en la oscuridad del dolor. Al tocar el timbre tres veces seguidas, espera impaciente, mira a los lados y es la mansión perfecta, salida de un cuento de princesa como los que le leé a Aileen. Quizás es su impaciencia que se le hace eterno que le abran, por tal razón vuelve a tocar el timbre, pero esta vez dos veces. —¿¡Acaso no hay alguien que abra la puerta!?— la voz molesta de una mujer resuena en la gran sala. Al abrir la puerta, Caroline la mira con preocupación. —¿Por qué tocas la puerta de esa manera?— la mira con desdén y luego de pies a cabeza mostrando su despreció porque percibe lo pobre que es Caroline —disculpe señorita...— es interrumpida —¡Señora! Para tu información ahora dime ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¡Ay, por supuesto! Por tus fachas percibo que eres la nueva empleada, pues apúrate que tienes mucho trabajo, esta noche hay una cena especial Caroline al ver que la mujer de cabello castaño la iba a dejar sola, se apresura a hablar. —disculpe señora, estoy buscando a Lisandro Caristeas, se que esta aquí, es la dirección que tengo, por favor llámalo, me urge hablar con él— la mira con nervios Pero la peticion de Caroline, hace que la mujer se detenga y la volte a mirar con intriga. Tan solo ve a Caroline por primera vez y su presencia le estorba —¿Para que buscas a mi esposo?— le pregunta con soberbia, arqueando una ceja, lanzando esa mirada afilada porque no le agrada que una mujer común busque a su marido —¿Esposo?— Caroline siente como si le hubieran dado una bofetada en cada mejilla —debe... debe haber un error— niega con la cabeza y siente que le falta el aire —¿Estás sorda? ¡Mi esposo! Soy la señora Caristeas— manotea sin dejarla de mirar con desdén porque a pesar de que las fachas de Caroline evidencian que es de bajo recursos, su belleza natural es algo que atrae y opaca a cualquier mujer, en este caso se Irene de Caristeas Siente como si le agarran el corazón y lo estrujaran. Pareciera que la tierra temblará —¡Responde! ¿Para que buscas a mi esposo?— en ese momento llega un Ferrari color blanco, del cual baja precisamente Lisandro Caristeas volviendo el momento aún más catastrófico.El hombre viste muy elegante, nada comparado a como viste cuando está con Caroline, ni siquiera se ha percatado de la situación. —¡Mi amor!— Irene corre a los brazos de Lisandro, el cual mira por fin a la mujer que está de espaldas
Caroline siente que la tierra tiembla, que su corazón deja de palpitar por segundos al girarse y mirar a su marido, el padre de sus mellizos, con otra mujer.
Cuando él la mira, palidece y se miran por segundos sabiendo que su gran fachada se ha arruinado y que Caroline está lastimada. —cariño, esa mujer te está buscando— señala a Caroline, la cual alza su mentón para evitar que las lágrimas broten y mostrar debilidad
—Lisandro...—Caroline lo menciona con dolor mientras su mundo se desvanece poco a poco
—Caroline... — Lisandro no lo puede creer, es ella, la madre de sus mellizos
—¡Me explican ya lo que está pasando!— ordena Irene al ver la forma en que se miran
Los ojos color miel de Caroline se fijan en el anillo que tiene Lisandro, anillo que indica que es un hombre casado. —descuide señora Caristeas. Buscó a su esposo porque...— pasa saliva —porque él me ofreció el empleo, lo necesito con urgencia, pero... Lo mejor es que me vaya
—¡Ah, es eso! Mi esposo es muy caritativo, por eso lo amó— lo besa y Lisandro no corresponde el beso, su mirada está clavada en la mujer que en su mirada le trasmite el dolor de su traición
—disculpe, me retiro— Caroline no sabe ni de donde saco fuerzas para caminar, porque literalmente las piernas no le daban de lo temblorosas que estan, pero sus hijos la necesitan y lo peor de todo es que no tiene dinero para regresar
Pero lo que ella no esperaba, es que él la agarrara del brazo para no dejarla ir. —hablemos...
sin embargo, ella se suelta de su agarre.—Lo siento señor Caristeas, pero mi tiempo en este momento es muy importante. Gracias por su caridad— agiliza rápidamente sus pasos para desaparecer del lugar, pero no pudo contener sus palabras al decirle —sabes... — lo volte a mirar y empuña sus manos —eres un caza fortunas oculto, eres... eres un traidor— Taylor sale corriendo sin darle tiempo a Lisandro de una explicación —¿Lisandro, qué te pasa con esa mujer? — Irene percibe que algo está mal —Irene, ahora no, ve a la casa y hablamos luego —¿Acaso es tu amante? ¿Es eso cierto? —deja de alucinar y no molestes— Lisandro sale en busca de Caroline la cual ya está corriendo mientras llora como una pequeña niña —¡Joder!— espetó al ver la distancia, pero si regresa por su auto, Irene lo va a tormentar con preguntas, por eso tomó la decisión de correr tras Caroline, corre con todas sus fuerzas —¡Caroline!— la menciona a gritos, por lo que ella se apresura a correr más, no lo quiere es
—que equivocado estas, a partir de hoy, escúchame muy bien Lisandro, dejaré de ser tú amante— se aparta bruscamente de él—sube al auto— le pide Patrick mirando desafiante de Lisandro y viceversaCaroline obedece al hombre que es desconocido para ella, pero es porque está consternada con tanta información nefasta, está herida por lo falso que fue su ahora ex marido. —¡Caroline, no puedes irte con él! ¡Baja del auto ahora mismo!— su orden no fue concedida, porque Patrick subió al auto y se apresuró a arrancar —¡Caroline!— Caristeas la menciona desesperado —vamos rápido por favor— suplicó la mujer para no escucharlo más Lisandro pasa su mano derecha por la cabeza del desespero, al ver que la madre de sus hijos se ha ido con su peor enemigo y que él ha roto el encanto del amor. Tuvo que regresar a casa caminando y lo peor de todo es que al ingresar, su madre lo espera junto a Irene, la cual está llorando haciendo semejante teatro. —¡Joder!— musitó y camina hacia su despacho, nece
—quiero mucho más que eso, quiero tu corazón —¡Espera! Te estas equivocando de mujer. Acabó de pasar una situación dolorosa —no pienses tanto Caroline, esto lo hablamos luego, por ahora, vamos que tu hijo te necesita— Patrick no puede dejar de mirar a Caroline, es ella, es identifica a los recuerdos que invaden su mente constantemente Pero Caroline se siente incómoda de que alguien tan extraño para ella la quiera ayudar, pero luego piensa que quizás es un ángel que Dios puso en su camino para ayudarle. Lo peor de todo es que apenas es el dolor de dolores porque Caroline deberá enfrentar grandes desafíos al llegar a Seattle. Patrick le dio su espacio, incluso ella agradeció que él no hablará más ya que sus ánimos están por el suelo. . . En el hospital. Caroline llega afanada al hospital, donde quedó en verde con Graciela, cuando Patrick ve a Aileen, sonríe a sus adentros por lo adorable que es. —¡Mamita te extrañe! Quiero ver a mi hermanito, pero no me dejan —hija mía—
Caroline derrama lágrimas de dolor haciendo que Lisandro se sienta miserable y lamentó haber dicho algo que le causó más decepción a la madre de sus hijos. —¿Éste eres el verdadero Lisandro, verdad?— pregunta balbuceando —Caroline...— ella lo interrumpe—mírame muy bien Lisandro, para que jamás borres esta escena de tu memoria. Esta es la última vez que me verás llorar por ti— lo empujó fuertemente —¡Jamás me vas a alejar de mis hijos, jamás! Primero me matas antes de quitarmelosLisandro se siente tenso, no la quiere perder, por eso la agarra de la mano y la atrae para luego tomarla de la cintura. —yo no amó a Irene, lo juro— confiesa y Caroline niega con la cabeza —¡Déjame en paz, no creo en tí! Eres falso, tan falso como el amor que decias sentir por mi, como esos besos de ternura y las veces que me hacías el amor jurando que soy el amor de tu vida —¡Joder! ¡Lo eres Caroline! Tengo una puta vida muy complicada—¡Entonces hubiera solucionado tu vida, antes de venir como el supue
—te estaré informando— dijo Lisandro sin dejarla de mirar —no necesito de tus avisos. Iré a Santorini, estaré con mi hijo y eso es algo que no vamos discutir—es por tu bien Caroline—descuida Caristeas, ella no está sola, yo la llevaré— sonríe maliciosamente, provocando una ira de celos en Lisandro—vete... Pero algo si te digo Lisandro, ellos tienen una sola madre— Caroline trata de calmarse, pero el dolor y el rencor que tiene su en corazón no le es fácilLisandro se acerca a Aileen y le propina un beso en la frente para luego mirar a Caroline diciendo con la mirada lo que sus labios no pueden pronunciar. Luego mira a Patrick de manera amenazante. —Kiran— lo menciona al estar cerca y luego le susurra —quiero que vigilen a Caroline— al terminar de dar su orden se marcha, la situación lo tiene abrumado —¿Entonces te vas?— Caroline y sus hijos es todo lo que tiene Graciela—sí... Necesito estar cerca de mi hijo —los voy a extrañar mucho— hace carita triste—Usted puede venir señ
—Caroline— la agarra de la mano y ambos sienten una corriente eléctrica recorrer sus cuerpos mientra que Aileen los observa en silencio Lisandro desea poder decirle toda la verdad, pero sintió que no era el momento adecuado, deben estar solos y sin interrupciones. Un lugar donde pueda tener a Caroline encerrada hasta que escuche su versión completa. —no me vuelvas a tocar— se suelta de su agarre y le toma la mano a su hija para irse —papito... — Aileen extiende su mano para entrelazar con la de su padre, pero lo que consigue es una leve caricia —hija...— susurra Lisandro y luego al ver a las dos mujeres que más ama en este mundo alejarse, se siente cansado, siente como si le estrujaran el corazón —señor, es hora de abordar— le informa Kiran Lisandro vuelve a fijar su mirada por el rumbo que iba Caroline y su hija, pero ya no están. Tratando de controlar sus emociones para estar fuerte ante su hijo, ingresa al Jet para ir de rumbo a Santorini. Connor al ver a su padre, sonrí
Bastián asienta con la cabeza, tratando de tener una apariencia normal, los Caristeas muestran no tener sentimientos, se creen los Reyes y que todos deben besar sus pies, pero Lisandro tiene algo diferente a todos ellos, una pequeña familia que le demostró que el amor sí existe. Vuelve a llamar a su jefe, pero esta vez Lisandro no contesta. —Doctor, debo salir a una importante reunión, no importa la hora, llámame ¿Entendido? —sí señor, haré todo lo posible ¿La madre del niño lo va a suplantar en su ausencia —mi mujer para su información, y en este momento ella no podrá, pero nos vamos a organizar, hasta luego— sale del consultorio, se iba a despedir de su hijo, pero hay dos enfermeras haciéndole revisión, así que luego de soltar un largo suspiro se marcha rápidamente. —este será tu nuevo hogar, pero si no te gusta, buscaré otro— Patrick contempla como Caroline, junto a Graciela observan la pequeña casa —es perfecta para nosotras, muchas gracias señor Patrick— Graciela le sonr
—¡Lisandro, quiero una explicación!— musitó su padre con voz de orden —sí hermano, diles a nuestros padres ¿Qué escondes?— sonríe ampliamente y Lisandro le lanza una mirada asesina —¡Lisandro! Estamos esperando— su madre está eufórica, ha estado anhelando que Lisandro embaracé a Irene para que la familia Caristeas y Georgiou se unan para siempre —no es el momento— Lisandro se siente tenso —¡Lisandro!— lo menciona Irene, quien está sentada a su derecha y él la voltea a mirar, lo que le faltaba dar explicaciones cuando es algo que a él le causa estrés —¿Tienes un hijo?— pregunta con voz entrecortada —Lisandro, estamos esperando, somos tu familia y merecemos una explicación— Parker esta disfrutando el momento, su relación con Lisandro no ha sido tan buena, debido a que él ha sido un cero a la izquierda y sus padres no lo toman en cuenta —yo lo puedo explicar— interviene Patrick, el cual tiene la atención de la familia Caristeas, pero más de Lisandro, quién siente su sangre hervir