—te estaré informando— dijo Lisandro sin dejarla de mirar —no necesito de tus avisos. Iré a Santorini, estaré con mi hijo y eso es algo que no vamos discutir—es por tu bien Caroline—descuida Caristeas, ella no está sola, yo la llevaré— sonríe maliciosamente, provocando una ira de celos en Lisandro—vete... Pero algo si te digo Lisandro, ellos tienen una sola madre— Caroline trata de calmarse, pero el dolor y el rencor que tiene su en corazón no le es fácilLisandro se acerca a Aileen y le propina un beso en la frente para luego mirar a Caroline diciendo con la mirada lo que sus labios no pueden pronunciar. Luego mira a Patrick de manera amenazante. —Kiran— lo menciona al estar cerca y luego le susurra —quiero que vigilen a Caroline— al terminar de dar su orden se marcha, la situación lo tiene abrumado —¿Entonces te vas?— Caroline y sus hijos es todo lo que tiene Graciela—sí... Necesito estar cerca de mi hijo —los voy a extrañar mucho— hace carita triste—Usted puede venir señ
—Caroline— la agarra de la mano y ambos sienten una corriente eléctrica recorrer sus cuerpos mientra que Aileen los observa en silencio Lisandro desea poder decirle toda la verdad, pero sintió que no era el momento adecuado, deben estar solos y sin interrupciones. Un lugar donde pueda tener a Caroline encerrada hasta que escuche su versión completa. —no me vuelvas a tocar— se suelta de su agarre y le toma la mano a su hija para irse —papito... — Aileen extiende su mano para entrelazar con la de su padre, pero lo que consigue es una leve caricia —hija...— susurra Lisandro y luego al ver a las dos mujeres que más ama en este mundo alejarse, se siente cansado, siente como si le estrujaran el corazón —señor, es hora de abordar— le informa Kiran Lisandro vuelve a fijar su mirada por el rumbo que iba Caroline y su hija, pero ya no están. Tratando de controlar sus emociones para estar fuerte ante su hijo, ingresa al Jet para ir de rumbo a Santorini. Connor al ver a su padre, sonrí
Bastián asienta con la cabeza, tratando de tener una apariencia normal, los Caristeas muestran no tener sentimientos, se creen los Reyes y que todos deben besar sus pies, pero Lisandro tiene algo diferente a todos ellos, una pequeña familia que le demostró que el amor sí existe. Vuelve a llamar a su jefe, pero esta vez Lisandro no contesta. —Doctor, debo salir a una importante reunión, no importa la hora, llámame ¿Entendido? —sí señor, haré todo lo posible ¿La madre del niño lo va a suplantar en su ausencia —mi mujer para su información, y en este momento ella no podrá, pero nos vamos a organizar, hasta luego— sale del consultorio, se iba a despedir de su hijo, pero hay dos enfermeras haciéndole revisión, así que luego de soltar un largo suspiro se marcha rápidamente. —este será tu nuevo hogar, pero si no te gusta, buscaré otro— Patrick contempla como Caroline, junto a Graciela observan la pequeña casa —es perfecta para nosotras, muchas gracias señor Patrick— Graciela le sonr
—¡Lisandro, quiero una explicación!— musitó su padre con voz de orden —sí hermano, diles a nuestros padres ¿Qué escondes?— sonríe ampliamente y Lisandro le lanza una mirada asesina —¡Lisandro! Estamos esperando— su madre está eufórica, ha estado anhelando que Lisandro embaracé a Irene para que la familia Caristeas y Georgiou se unan para siempre —no es el momento— Lisandro se siente tenso —¡Lisandro!— lo menciona Irene, quien está sentada a su derecha y él la voltea a mirar, lo que le faltaba dar explicaciones cuando es algo que a él le causa estrés —¿Tienes un hijo?— pregunta con voz entrecortada —Lisandro, estamos esperando, somos tu familia y merecemos una explicación— Parker esta disfrutando el momento, su relación con Lisandro no ha sido tan buena, debido a que él ha sido un cero a la izquierda y sus padres no lo toman en cuenta —yo lo puedo explicar— interviene Patrick, el cual tiene la atención de la familia Caristeas, pero más de Lisandro, quién siente su sangre hervir
—definitivamente convivir con madre es de alto riesgo, ya te pareces a ella— Lisandro le ordena a Kiran que detenga el auto ya que estaba manejando sin rumbo fijo. Al detenerse, Lisandro baja del auto, Irene quedó en total silencio, lo que Lisandro le dijo la dejó estática —Señora Caristeas ¿A donde la llevó?— pregunta al mirarla por el retrovisor, pero literalmente Irene quedó sin palabras Lisandro se sube en el otro auto, donde van sus escoltas y se apresura a llamar a Bastián, el cual contesta rápidamente. —jefe... —¿Dónde está ella?— le pregunta con voz prepotente Caroline tiene su móvil cargando por esa razón no se percató de la llamada. Está bebiendo una taza de té, mientras tiene una platica con Dios donde le ha suplicado sin parar que salve la vida de su hijo. Dios es testigo de sus lágrimas y el dolor que desgarra su alma, al cerrar sus ojos para divagar en los pensamientos del pasado, donde ella y su pequeña familia era feliz, la voz del hombre que ama la impacta hac
—¡Mamiiiiii!— el gritó aterrador de Aileen corta totalmente la pasión entre Caroline y Lisandro. —¡Dios, esto no está bien!— Caroline lo hace a un lado y entre la oscuridad busca su camisa —¡Mamá!— Aileen no le gusta la oscuridad y mucho menos saber que está solita —Caroline, yo... —tú nada Lisandro, esto no debió pasar— encuentra la camisa y se la coloca —¡Joder!— Lisandro busca su camisa y se la coloca para luego acomodarse el pantalón Caroline al estar arreglada, corre hacia la habitación donde está su hija y al encender la luz puede ver el temor a través de su mirada. —¡Aquí estoy mi amor!— se acerca rápidamente y la abraza —tengo miedo mamá, tuve una pesadilla, quiero a mi hermanito de vuelta Palabras que alcanza escuchar Lisandro ya que iba entrando a la habitación. —no tengas miedo mi niña —papito— dice al verlo y Caroline tuvo que soltarla al percibir que Aileen quería estar con su padre —ven mi princesa— la carga entre sus brazos mientras es observado por Carol
El momento se vuelve tenso y silencioso. Caroline esta sorprendida, sintiendo ese fuerte ardor en su mejilla, mientras que el doctor y Lisandro están sin palabras. —Jamás serás una Caristeas— agrega Berenice —personas pobres como tú, no merecen tener piedad, eres una interesada que te embarazaste de mi hijo para obtener dinero, pero primero muerta, muerta antes de que tengas nuestro apellido. Tú y esos mocosos jamás harán parte de mi familia —¡Te dije que con mis hijos no te metas!— cada palabra fueron dagas para el corazón de Caroline porque para ella sus hijos son sangrados por esa razón reaccionó siendo una fiera al regresarle la bofetada a Berenice, quién se encendió aún más de cólera y le fue a golpear en la otra mejilla. Caroline esperaba aquel golpe, pero Lisandro no pudo soportarlo, no quiere que el problema aumente más, porque Caroline es la mujer que ama, la madre de sus hijos y Berenice es su madre, una mujer inteligente que si quiere te aplasta como una cucaracha.
Es de madrugada y Caroline está al lado de su hijo, mirándolo mientras le canta una hermosa canción. La niña Aileen está durmiendo en el sillón mientras que Lisandro está en la sala de espera hablando por teléfono con Bastián porque sabe que al su madre saber la verdad se ha desatado un caos que si no lo maneja bien, se le puede salir de las manos. Caroline termina de cantar y luego cuidadosamente se aparta de Connor para luego caminar hacia la ventana y fijar su mirada en la luna. A veces siente que no puede, que el dolor la consume tanto que siente decaer en un abismo. Pero también sabe que rendirse no puede hacerlo, sus hijos cuentan con ella, es tan doloroso que de un momento a otro tu mundo de felicidad se esfume dándole paso al dolor, la desesperación y entre otras cosas que lo único que hacen es oprimir. —Caroline... — la voz de Lisandro la hace bajar su mirada y secar rápidamente sus lágrimas —traje té... — le entrega la taza de té y ella lo recibe sin mirarlo a los ojos —