. . holaaaa queridas lectoras, lindo y hermoso, hoy es día de maratón y así como me voy es esmerar en escribir, ustedes me van a apoyar con comentarios y calificaciones por favor, muchísimas gracias, nos vemos al rarito.
—de mis hijos me encargo yo, gracias, por tu generosidad— habla sarcástico al percibir la manipulación de Irene—¡Espera...!— ella se acerca posando sus manos en los brazos formados de Lisandro. Su deseo por él es demasiado y añora que él la haga suya—Irene, no más— se gira tomándola de las manos quedando frente a frente —no puedo seguir contigo, estoy perdiendo a Caroline y no pienso perderla ni a ella ni a mi hijos. Tú no me amas, solo tienes una obsesión y te has dejado manipular por mi madre, ya por favor, deja de hacerte daño—tú me haces daño con tú rechazo. Si tan solo te fijaras en mí, verás lo buena mujer que soy. Por favor Lisandro, mírame, estamos casados, vamos a recuperar nuestro matrimonio... Podemos vivir con tus hijos en otra casa si quieres. Puedo poner el mundo a tus pies—yo puedo resolver mi vida— se aparta de ella y se dispone a alistar su equipaje y pertenencias—piensa bien las cosas Lisandro. Si esa mujer te amara pensara en tí también. Sé que ella está con
—¡Jefe responda por favor!— insiste Bastián y al no tener respuesta, se dispone a mirar la ubicación de su CaristeasPor otro lado Caroline siente una punzada en su pecho, llevando su mano derecha a su corazón sin dejar de mirar a su hijo. —mami... ¿Te duele?— preguntó Connor con debilidad —no hijo... Estoy bien, lo estás haciendo muy bien— le dice al ver que se está dejando inyectar—mami, no sueltes mi mano— le suplica y ella pasa saliva, siente que algo está pasando y los nervios empezaron hacer estragos—tranquilo mi amor, estoy contigo— le sonríe con debilidad. Al Bastián llegar al lugar junto a Kiran, pegó un grito de desesperación. Un auto chocó fuertemente por la parte trasera del auto y Lisandro del impacto se golpeó fuertemente la cabeza y más porque no tenía puesto el cinturón de seguridad. —¡Nooooo! ¡Noooo!— Bastián abre la puerta del auto que estaba a punto de caer y mira a su jefe sangrar en abundancia —¿Como no lo cuidaron?— pregunta enojado —el jefe me dio la ord
—¡Jamás destruiría un matrimonio! ¡Jamás!— Caroline alza su voz porque está cansada del maltrato de los Caristeas —¡Lisandro me ocultó que era casado! Porque de lo contrario, nunca le hubiera abierto mi corazón. Soy una mujer con valores y, lastimosamente, aunque no les agrada mi presencia, Lisandro es el padre de mis hijos y estoy preocupada por él. —Retoma aire— Mis hijos no tienen la culpa de nada y necesito ver a Lisandro.—¡Vienes aquí con tu carita de "yo no fui" y tus lágrimas de cocodrilo!— Irene está furiosa —No pienso permitir que veas a Lisandro, es mi esposo y soy la única que debe estar a su lado— habla con firmeza —¡Un momento!— El señor Caristeas se acerca a Caroline —¿Cómo es eso de que Lisandro tiene hijos?—¡Ella es una intrusa!— interviene Berenice —Y tú, Patrick, me decepciona que estés con una mujer como esa— la mira con desprecio —Muy equivocada, señora Caristeas. Me decepciona trabajar con personas como ustedes. Vamos, Caroline— le pide porque ve que se están
Caroline siente un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar la voz de Irene. —¡El doctor dijo que mi esposo iba a estar solo!— Irene la mira con desdén —Sí... —¿Sí, qué?— le pregunta enojada —Solo que estaba revisando que... El señor Caristeas estuviera respirando; debo hacerlo constantemente; quizás el doctor lo olvidó— Caroline usa un tono de voz diferente —¡Vete, quiero estar a solas con mi esposo! —Claro... Un permiso— se marcha rápidamente, para Irene, la enfermera fue muy extraña.Al salir de la habitación, Caroline ve venir a Berenice, y de cierta forma, eso le causó temor. Pensando que Caroline iba a pasar desapercibida, agiliza sus pasos, pero dos escoltas de Berenice la agarran y la ingresan a una habitación solitaria. —¡Sueltenme!— Caroline hace fuerza para zafarse —¡Ay, cállate, estúpida!— mira a sus escoltas para que la suelten y luego se coloquen detrás de ella para protegerla —entiende algo, estás en Santorini, en mi lugar, donde la que manda soy yo—. ¡Usted es u
—Pienso lo mismo, señor Patrick— afirma Karin. —No me creo el cuento del borracho. Sin embargo, debo esperar que mi jefe salga de esta situación y escuchar sus órdenes—Querida—. Bastian debe decirle algo importante, así que obtiene la atención de Caroline. La pobre está consternada. —Berenice es una piraña. Ahora lo que debes hacer es tener mucho cuidado. Lamentablemente, al mi jefe estar en coma, no hay forma de que él haga los pagos correspondientes del niño Connor—Yo me haré cargo— interviene Patrick, calmando la angustia de Caroline. —Eso es perfecto. Pero tengalo por seguro, señor Patrick, que mi jefe le volverá el dinero. Para él, sus hijos son lo más importante. Créame, yo que increíblemente soy su confidente, aunque me grite y diga que no me soporta, él me quiere y valora mi trabajo. Siempre se preocupaba por saber si su familia estaba bien. Siempre. Por esa razón me lo contaba todo, y estar con su pequeña familia eran los mejores días de su vida. Mi jefe es algo cruel, per
Caroline no le responde, sino que retrocede acercándose a los escoltas. Sin duda, todos los Caristeas le dan desconfianza. Impacientemente espera que le den alguna noticia de su hijo, mientras que Parker, desde una distancia, la observa y, de cierta forma, eso la inquieta. A la media hora, afortunadamente, le informan que pudieron estabilizar a Connor, no obstante, su salud es demasiado crítica. Caroline está ansiosa por verlo y seguir a su lado. Pensó que Parker se iría, pero no. Y lo peor de todo es que no la dejan ingresar a la habitación aún. —Quiero que te vayas— le pide Caroline a Parker. —No podré conceder tu petición. Quiero conocer a los niños. Estoy en todo mi derecho, además, te sirve que seamos aliados —¿Aliados? Todos ustedes están locos y piensan que el mundo gira alrededor de ustedes —Sáceme de ese círculo, preciosa. Al igual que tú, estoy en contra de cómo es mi familia—. —No esperes más de mí. Mis hijos me necesitan, así que no pretendas que te crea —Descui
Caroline está procesando la información de Patrick, es algo más que le causa dolor porque él era su apoyo, y le dijo que lo viera como un hermano. ¿Cómo es que le hace esto? Su mirada se dirige al móvil de Irene, quien se percata de que Caroline está derrotada.—¿Quieres escucharlo otra vez? Porque no tengo ningún problema en reproducirlo—No... —pasa saliva y se aguanta las ganas de llorar—Según a tu hijo lo tienen aquí hasta las cuatro—¿Cómo sabes eso?—Soy la hija del hombre más rico. ¿Cómo te hago entender eso?— se cruza de brazos. —La familia Caristeas es lo que es gracias a mi familia, los Georgiou. Así que digamos que yo puedo hacer lo que quiera. Aunque en este caso estoy dejando a un lado el poder, para tener compasión, pero por mi esposo. Porque ponte a pensar, si tu hijo no recibe atención médica y se muere, Lisandro te va a odiar por no haber aceptado mi propuesta. De paso, te quitará a la niña. Lo conozco muy bien, así que... —se encoge de hombros—. Apresúrate, que Lisa
Caroline tuvo una larga conversación con Graciela, quien es la única ayuda que tiene en estos momentos. La señora Graciela no estuvo de acuerdo con las decisiones de Caroline, ya que le dijo lo que podía pasar, pero Caroline está firme en la decisión que tomó porque para ella lo más importante en este momento son sus hijos.Al llegar a la mansión, Aileen aprieta la mano de su mamá, porque siente temor de lo que le pueda esperar allí adentro.—Tranquila, mi amor, aquí vas a vivir por un corto plazo porque debes compartir con la familia de tu padre, y mientras yo ayudaré a tu abuela con la casa, haciendo los arreglos. Es solo eso.—No me vayas a dejar sola, mamá —le suplica, y Caroline pasa saliva.—Jamás lo haré, mi amor. Vamos.Continúa caminando hasta llegar a la gran puerta, y Caroline retoma aire antes de tocar el timbre. Al cabo de segundos, una mujer le abrió la puerta.Es una sirvienta de la familia Caristeas. Es lógico que nadie se soporte a Berenice, pero solo una sola razón l