—¿Qué? —Caroline siente su corazón palpitar a velocidad.—¡Eso es excelente! —sonríe y sus ojos se tornan llorosos.—Es lo único que sé. Debo colgar. Cuidate mucho, mujer.—Gracias, Bastián. Eres muy amable.Caroline mira a Angela.—¿Puedo saber lo que te pasa?—Lisandro ha despertado...—¡Eso es grandioso!—Sí, ahora mis hijos estarán tranquilos.—¿Qué hacen hablando? —aparece Berenice. —¡Muevete a servir la cena, Angela! Y tú —señala a Caroline— prepara la mesa, pero ya— Le ordena, y Caroline pasa saliva.—Sí, señora— mira a Angela y vuelve a bajar su mirada.—Como ordene, señora Caristeas. Caroline, tu uniforme está en tu habitación. Te espero en la cocina para explicarte cómo debes organizar la mesa. Un permiso— se marcha, maldiciendo mentalmente a Berenice.—¡Prohibido usar el móvil mientras trabajas! ¿Te queda claro?—Sí, señora— responde sin mirarla a los ojos, y eso alimenta el poder de Berenice, la cual se marcha porque no tolera a Caroline.Al quedar sola, ingresa en la que
Extraña así se sintió Caroline al ver a Parker. Sin embargo, por respeto, desvía su mirada para no verlo más. Lamentablemente, Parker tiene rasgos similares a Lisandro y eso para ella es literalmente una tortura.—Tranquila, solo tengo calor. No pienso hacer nada indebido. Después de todo, estás enamorada de mi hermano— se termina de desabotonar la camisa, dejando expuesto su perfecto abdomen.—Si usted sabe que estoy enamorada de su hermano, no entiendo qué hace aquí. Me parece una falta de respeto. Váyase, por favor. Necesito terminar de arreglarme para ir a ver a mi hijo.—Te puedo llevar, si quieres.—No, gracias. Ahora salga de la habitación o tendré que tener un mal comportamiento— la respiración de Caroline es acelerada; siente que se le va a salir el corazón.—Me encantaría que tuvieras un comportamiento salvaje.—¡Usted se lo buscó! Caroline agarra la pequeña lámpara que está en la mesita y luego se gira, mirándolo con desdén —Salga o tendremos problemas.Él la mira con asomb
Caroline se siente confundida en este momento; sabe que Lisandro se sacrificó por la familia, pero si él y Patrick tenían una amistad, ¿cómo hacerle tanto daño? Con más razón comprende el rencor de Patrick, pero quiere saber la versión de ambos antes de sacar conclusiones en las cuales se pueda equivocar.—¿Por qué piensas tanto? —Parker la mira y luego vuelve a fijar su mirada en la carretera.—La vida da muchas sorpresas… —es lo único que dice para luego soltar un largo suspiro.—Mira el lado bueno de todo esto.—¿Cuál sería? —lo mira con extrañeza.—Tienes a un hombre sumamente interesante —habla todo presumido y Caroline le sonríe.—Eres un desastre.—Qué mala eres, y así me agradas. Quiero decirte algo porque me parece injusto lo que te está haciendo mi madre e Irene.—Te escucho.Cada vez se siente segura de que lo mejor es tener a Parker de su lado; es cuestión de tenerle paciencia para ponerlo en su lugar cada vez que le haga una propuesta indecente.—No te dejes en lo que pue
Caroline se sienta en su habitación, rodeada de papel, lápices y arcilla. La habitación que Patrick le había concedido. Su mirada está perdida en el vacío, mientras sus manos trabajan con fluidez, modelando la arcilla en una pieza única. La luz del sol se filtra a través de la ventana, iluminando su rostro y resaltando las lágrimas que ruedan por sus mejillas. Su expresión es de profunda tristeza, como si el dolor la estuviera consumiendo.Con cada movimiento de sus dedos, la arcilla toma forma, convirtiéndose en una representación de su alma. Una figura frágil, con alas rotas, simbolizando su corazón destrozado.—Lisandro... —susurra, mientras su mano se detiene en la arcilla.La figura comienza a tomar forma, con facciones suaves y ojos cerrados, como si estuviera dormida. Caroline añade detalles, cada uno representando un recuerdo, un momento compartido con Lisandro.Para ella era agradable cuando él la miraba con admiración mientras elaboraba una pieza. Ya que Lisandro conocía el
Aquel silencio mientras mira al hombre que ama hace que el momento se vuelva más siniestro. La sensación que siente en su estómago, la ansiedad de sus manos, su corazón latiendo sin control y con sus labios entreabiertos la hace adorable ante la mirada fría de Lisandro.Por un momento, el miedo invade a Irene, quien siente sus piernas temblar y agarra más fuerte a Lisandro, haciéndolo reaccionar. —¿Seguimos, mi amor? —pregunta su esposa, mirando con recelo a Caroline.—¿Quién es esta mujer? —su pregunta hizo que Berenice interviniera.—Trabaja en esta casa, hijo. Ven, debes comer bien —extiende su mano derecha.Lisandro le lanza una mirada de enojo a Caroline, la madre de sus hijos.—No me recuerda… Lisandro no me recuerda, ha perdido la memoria —Caroline se debate en sus pensamientos, sintiendo como si le arrancaran el corazón.Lisandro acepta acercarse a la mesa y Parker, quien está en silencio, mira a Caroline. Ella, al sentir su mirada, se deja llevar por su instinto y lo mira, bu
—Que todo quede impecable, el mínimo error y me conocerás de verdad—. Berenice se marcha y Caroline suelta el aire retenido. Pensó que la iba a abofetear o sacarla de la casa; afortunadamente, de algo le sirve no dejarse pisotear tanto.—Esta familia cada vez está más loca—, dice Ángela, acercándose al ver que Caroline queda sola. —Pagan un dineral para que les hagan un tremendo banquete y lo dejan así—. Empieza a recoger.—Es cierto… pero así son los ricos—, dice Caroline.—Te felicito por no dejarte y lamento que el señor Lisandro haya perdido la memoria. Pero, para darte ánimos, de los años que llevo trabajando aquí, el señor Lisandro no le ha demostrado amor a Irene. Es que esas mujeres me chocan—. Continúa recogiendo.—Será mejor apresurarnos antes de que la bruja le dé por gritar—. Le ayuda, pero Caroline tiene mucha curiosidad; desea ir a la segunda planta. Ella entiende la situación, pero le causa ansiedad pensar que Lisandro e Irene estén teniendo sexo.Después de desocupar l
a perder la cordura. —Dime, señor Caristeas… —Señor—, pasa saliva. —Caristeas—. Obedece tratando de zafarse de su agarre, pero es para tocarlo; desea hacerlo. —¿Me recuerdas…?— No pudo evitar preguntar. —Jamás te he visto. ¿Por qué me haces esa pregunta? —Yo… Olvídalo, suéltame. No quiero problemas—. Le suplica, pero Lisandro continúa encima de Caroline, su mirada intensa y apasionada. Caroline siente su corazón latir con fuerza, su respiración agitada. —¿Por qué siento que eres mía?— repite Lisandro, su voz ronca y seductora. Caroline no responde, pero su cuerpo habla por ella; aquel lenguaje corporal que conoce Lisandro a la perfección. Sus labios se encuentran en un beso apasionado, intenso y prohibido. La tensión entre ellos explota en un estallido de pasión y deseo sin poderlo controlar. Lisandro profundiza el beso, su lengua explorando la boca de Caroline con urgencia. Ella responde con igual intensidad, su cuerpo ardiendo bajo el suyo. La cama cruje bajo su pes
El silencio de Lisandro es algo que causa inquietud a Irene. Su temor de que nada le funcione la desespera, siendo algo intensa. Lleva sus manos al pecho de su esposo y desliza una leve caricia que piensa poder provocarlo, pero Lisandro la toma de las manos y luego retrocede un paso.—Quiero irme a dormir.—Pero… soy tu esposa, te necesito, quiero que me des algo de cariño—, Irene suaviza su tono de voz para conmover a Lisandro, pero no lo logra.—Mañana será otro día, que tengas una feliz noche—, dice Lisandro, y luego se marcha.Irene empuña sus manos, siendo masoquista, pues quiere el amor y la atención de Lisandro a toda costa. Pero lamentablemente, a pesar de que Lisandro no recuerda a Caroline, su cuerpo le exige estar cerca de ella.—No me vas a quitar a mi esposo, haré hasta lo imposible, Caroline. Es verdad lo que dice mi suegra Berenice, solo eres un estorbo y los estorbos hay que eliminarlos.Por otro lado, la curiosidad le gana a Lisandro, quien llega a la habitación donde