Caroline tuvo una larga conversación con Graciela, quien es la única ayuda que tiene en estos momentos. La señora Graciela no estuvo de acuerdo con las decisiones de Caroline, ya que le dijo lo que podía pasar, pero Caroline está firme en la decisión que tomó porque para ella lo más importante en este momento son sus hijos.Al llegar a la mansión, Aileen aprieta la mano de su mamá, porque siente temor de lo que le pueda esperar allí adentro.—Tranquila, mi amor, aquí vas a vivir por un corto plazo porque debes compartir con la familia de tu padre, y mientras yo ayudaré a tu abuela con la casa, haciendo los arreglos. Es solo eso.—No me vayas a dejar sola, mamá —le suplica, y Caroline pasa saliva.—Jamás lo haré, mi amor. Vamos.Continúa caminando hasta llegar a la gran puerta, y Caroline retoma aire antes de tocar el timbre. Al cabo de segundos, una mujer le abrió la puerta.Es una sirvienta de la familia Caristeas. Es lógico que nadie se soporte a Berenice, pero solo una sola razón l
—¿Qué? —Caroline siente su corazón palpitar a velocidad.—¡Eso es excelente! —sonríe y sus ojos se tornan llorosos.—Es lo único que sé. Debo colgar. Cuidate mucho, mujer.—Gracias, Bastián. Eres muy amable.Caroline mira a Angela.—¿Puedo saber lo que te pasa?—Lisandro ha despertado...—¡Eso es grandioso!—Sí, ahora mis hijos estarán tranquilos.—¿Qué hacen hablando? —aparece Berenice. —¡Muevete a servir la cena, Angela! Y tú —señala a Caroline— prepara la mesa, pero ya— Le ordena, y Caroline pasa saliva.—Sí, señora— mira a Angela y vuelve a bajar su mirada.—Como ordene, señora Caristeas. Caroline, tu uniforme está en tu habitación. Te espero en la cocina para explicarte cómo debes organizar la mesa. Un permiso— se marcha, maldiciendo mentalmente a Berenice.—¡Prohibido usar el móvil mientras trabajas! ¿Te queda claro?—Sí, señora— responde sin mirarla a los ojos, y eso alimenta el poder de Berenice, la cual se marcha porque no tolera a Caroline.Al quedar sola, ingresa en la que
Extraña así se sintió Caroline al ver a Parker. Sin embargo, por respeto, desvía su mirada para no verlo más. Lamentablemente, Parker tiene rasgos similares a Lisandro y eso para ella es literalmente una tortura.—Tranquila, solo tengo calor. No pienso hacer nada indebido. Después de todo, estás enamorada de mi hermano— se termina de desabotonar la camisa, dejando expuesto su perfecto abdomen.—Si usted sabe que estoy enamorada de su hermano, no entiendo qué hace aquí. Me parece una falta de respeto. Váyase, por favor. Necesito terminar de arreglarme para ir a ver a mi hijo.—Te puedo llevar, si quieres.—No, gracias. Ahora salga de la habitación o tendré que tener un mal comportamiento— la respiración de Caroline es acelerada; siente que se le va a salir el corazón.—Me encantaría que tuvieras un comportamiento salvaje.—¡Usted se lo buscó! Caroline agarra la pequeña lámpara que está en la mesita y luego se gira, mirándolo con desdén —Salga o tendremos problemas.Él la mira con asomb
En una habitación acogedora, con paredes de ladrillo y una amplia ventana que deja entrar la tenues luz del sol, Claroline, una hermosa artesana se dedica a moldear la arcilla para crear una jarra que le encargaron. Sus manos están cubiertas de un ligero polvo marrón, las cuales se mueven con gracia y precisión. Sus dedos danzan alrededor del material y sin duda ama su arte, donde se sumerge en un mundo en el que ella puede ser libre dándole forma mientras canta suavemente una melodía romántica. La arcilla responde a su toque, convirtiéndose en algo más que un simple objeto; se transforma en una obra de arte que refleja su esencia de creaciones únicas. —¡Mami! ¡Mami!— la voz angustiosa de su pequeña llama su atención perdiendo el control y echando a perder su creación —¿Qué sucede pequeña?— se detiene por completo para luego colocarse de pie al ver a su hija de 7 años tan preocupada —¡Es mi hermanito, mamá! Esta muy caliente y tiembla —¡Dios!— Caroline no le importó salir con s
—¡Dios mío, ayúdame! Mi hijo tan solo tiene 7 años, aún tiene mucho por vivir, es mi hijo, mi pequeño Connor— con sus manos temblorosas llama nuevamente a Lisandro Caristeas, el padre de sus hijos, pero cae a buzón —cariño, nuestro hijo está enfermo, te necesito por favor, te necesitamos— suplica entre lágrimas y cuelga la llamada Graciela regresa porque Aileen lloraba desconsoladamente que quería estar con su madre, así que al verla la abraza fuertemente. —tengo mucho miedo mamá— Aileen se aferra a su mamá—Todo va a estar bien cariño, mami tiene que resolver la situación, pero necesito que me ayudes siendo fuerte ¿Bueno? —¿Qué vas a hacer Caroline?— Graciela hace un gesto de tristeza en su rostro —por favor cuida a Aileen, tengo que buscar a Lisandro—quiero ir contigo mami... —no sé puede pequeña, no hay casi dinero y el tiempo es mi enemigo en estos momentos—la cuidare, sabes que quiero mucho a tus hijos—iré a ver a Connor, quédate con Graciela hija, por favorAileen asient
El hombre viste muy elegante, nada comparado a como viste cuando está con Caroline, ni siquiera se ha percatado de la situación. —¡Mi amor!— Irene corre a los brazos de Lisandro, el cual mira por fin a la mujer que está de espaldasCaroline siente que la tierra tiembla, que su corazón deja de palpitar por segundos al girarse y mirar a su marido, el padre de sus mellizos, con otra mujer. Cuando él la mira, palidece y se miran por segundos sabiendo que su gran fachada se ha arruinado y que Caroline está lastimada. —cariño, esa mujer te está buscando— señala a Caroline, la cual alza su mentón para evitar que las lágrimas broten y mostrar debilidad —Lisandro...— lo menciona con dolor —Caroline... — Lisandro no lo puede creer, es ella, la madre de sus mellizos —¡Me explican ya lo que está pasando!— ordena Irene al ver la forma en que se miran Los ojos color miel de Caroline se fijan en el anillo que tiene Lisandro, anillo que indica que es un hombre casado. —descuide señora Caristeas.
—que equivocado estas, a partir de hoy, escúchame muy bien Lisandro, dejaré de ser tú amante— se aparta bruscamente de él—sube al auto— le pide Patrick mirando desafiante de Lisandro y viceversaCaroline obedece al hombre que es desconocido para ella, pero es porque está consternada con tanta información nefasta, está herida por lo falso que fue su ahora ex marido. —¡Caroline, no puedes irte con él! ¡Baja del auto ahora mismo!— su orden no fue concedida, porque Patrick subió al auto y se apresuró a arrancar —¡Caroline!— Caristeas la menciona desesperado —vamos rápido por favor— suplicó la mujer para no escucharlo más Lisandro pasa su mano derecha por la cabeza del desespero, al ver que la madre de sus hijos se ha ido con su peor enemigo y que él ha roto el encanto del amor. Tuvo que regresar a casa caminando y lo peor de todo es que al ingresar, su madre lo espera junto a Irene, la cual está llorando haciendo semejante teatro. —¡Joder!— musitó y camina hacia su despacho, nece
—quiero mucho más que eso, quiero tu corazón —¡Espera! Te estas equivocando de mujer. Acabó de pasar una situación dolorosa —no pienses tanto Caroline, esto lo hablamos luego, por ahora, vamos que tu hijo te necesita— Patrick no puede dejar de mirar a Caroline, es ella, es identifica a los recuerdos que invaden su mente constantemente Pero Caroline se siente incómoda de que alguien tan extraño para ella la quiera ayudar, pero luego piensa que quizás es un ángel que Dios puso en su camino para ayudarle. Lo peor de todo es que apenas es el dolor de dolores porque Caroline deberá enfrentar grandes desafíos al llegar a Seattle. Patrick le dio su espacio, incluso ella agradeció que él no hablará más ya que sus ánimos están por el suelo. . . En el hospital. Caroline llega afanada al hospital, donde quedó en verde con Graciela, cuando Patrick ve a Aileen, sonríe a sus adentros por lo adorable que es. —¡Mamita te extrañe! Quiero ver a mi hermanito, pero no me dejan —hija mía—