—Pienso lo mismo, señor Patrick— afirma Karin. —No me creo el cuento del borracho. Sin embargo, debo esperar que mi jefe salga de esta situación y escuchar sus órdenes—Querida—. Bastian debe decirle algo importante, así que obtiene la atención de Caroline. La pobre está consternada. —Berenice es una piraña. Ahora lo que debes hacer es tener mucho cuidado. Lamentablemente, al mi jefe estar en coma, no hay forma de que él haga los pagos correspondientes del niño Connor—Yo me haré cargo— interviene Patrick, calmando la angustia de Caroline. —Eso es perfecto. Pero tengalo por seguro, señor Patrick, que mi jefe le volverá el dinero. Para él, sus hijos son lo más importante. Créame, yo que increíblemente soy su confidente, aunque me grite y diga que no me soporta, él me quiere y valora mi trabajo. Siempre se preocupaba por saber si su familia estaba bien. Siempre. Por esa razón me lo contaba todo, y estar con su pequeña familia eran los mejores días de su vida. Mi jefe es algo cruel, per
Caroline no le responde, sino que retrocede acercándose a los escoltas. Sin duda, todos los Caristeas le dan desconfianza. Impacientemente espera que le den alguna noticia de su hijo, mientras que Parker, desde una distancia, la observa y, de cierta forma, eso la inquieta. A la media hora, afortunadamente, le informan que pudieron estabilizar a Connor, no obstante, su salud es demasiado crítica. Caroline está ansiosa por verlo y seguir a su lado. Pensó que Parker se iría, pero no. Y lo peor de todo es que no la dejan ingresar a la habitación aún. —Quiero que te vayas— le pide Caroline a Parker. —No podré conceder tu petición. Quiero conocer a los niños. Estoy en todo mi derecho, además, te sirve que seamos aliados —¿Aliados? Todos ustedes están locos y piensan que el mundo gira alrededor de ustedes —Sáceme de ese círculo, preciosa. Al igual que tú, estoy en contra de cómo es mi familia—. —No esperes más de mí. Mis hijos me necesitan, así que no pretendas que te crea —Descui
Caroline está procesando la información de Patrick, es algo más que le causa dolor porque él era su apoyo, y le dijo que lo viera como un hermano. ¿Cómo es que le hace esto? Su mirada se dirige al móvil de Irene, quien se percata de que Caroline está derrotada.—¿Quieres escucharlo otra vez? Porque no tengo ningún problema en reproducirlo—No... —pasa saliva y se aguanta las ganas de llorar—Según a tu hijo lo tienen aquí hasta las cuatro—¿Cómo sabes eso?—Soy la hija del hombre más rico. ¿Cómo te hago entender eso?— se cruza de brazos. —La familia Caristeas es lo que es gracias a mi familia, los Georgiou. Así que digamos que yo puedo hacer lo que quiera. Aunque en este caso estoy dejando a un lado el poder, para tener compasión, pero por mi esposo. Porque ponte a pensar, si tu hijo no recibe atención médica y se muere, Lisandro te va a odiar por no haber aceptado mi propuesta. De paso, te quitará a la niña. Lo conozco muy bien, así que... —se encoge de hombros—. Apresúrate, que Lisa
Caroline tuvo una larga conversación con Graciela, quien es la única ayuda que tiene en estos momentos. La señora Graciela no estuvo de acuerdo con las decisiones de Caroline, ya que le dijo lo que podía pasar, pero Caroline está firme en la decisión que tomó porque para ella lo más importante en este momento son sus hijos.Al llegar a la mansión, Aileen aprieta la mano de su mamá, porque siente temor de lo que le pueda esperar allí adentro.—Tranquila, mi amor, aquí vas a vivir por un corto plazo porque debes compartir con la familia de tu padre, y mientras yo ayudaré a tu abuela con la casa, haciendo los arreglos. Es solo eso.—No me vayas a dejar sola, mamá —le suplica, y Caroline pasa saliva.—Jamás lo haré, mi amor. Vamos.Continúa caminando hasta llegar a la gran puerta, y Caroline retoma aire antes de tocar el timbre. Al cabo de segundos, una mujer le abrió la puerta.Es una sirvienta de la familia Caristeas. Es lógico que nadie se soporte a Berenice, pero solo una sola razón l
—¿Qué? —Caroline siente su corazón palpitar a velocidad.—¡Eso es excelente! —sonríe y sus ojos se tornan llorosos.—Es lo único que sé. Debo colgar. Cuidate mucho, mujer.—Gracias, Bastián. Eres muy amable.Caroline mira a Angela.—¿Puedo saber lo que te pasa?—Lisandro ha despertado...—¡Eso es grandioso!—Sí, ahora mis hijos estarán tranquilos.—¿Qué hacen hablando? —aparece Berenice. —¡Muevete a servir la cena, Angela! Y tú —señala a Caroline— prepara la mesa, pero ya— Le ordena, y Caroline pasa saliva.—Sí, señora— mira a Angela y vuelve a bajar su mirada.—Como ordene, señora Caristeas. Caroline, tu uniforme está en tu habitación. Te espero en la cocina para explicarte cómo debes organizar la mesa. Un permiso— se marcha, maldiciendo mentalmente a Berenice.—¡Prohibido usar el móvil mientras trabajas! ¿Te queda claro?—Sí, señora— responde sin mirarla a los ojos, y eso alimenta el poder de Berenice, la cual se marcha porque no tolera a Caroline.Al quedar sola, ingresa en la que
Extraña así se sintió Caroline al ver a Parker. Sin embargo, por respeto, desvía su mirada para no verlo más. Lamentablemente, Parker tiene rasgos similares a Lisandro y eso para ella es literalmente una tortura.—Tranquila, solo tengo calor. No pienso hacer nada indebido. Después de todo, estás enamorada de mi hermano— se termina de desabotonar la camisa, dejando expuesto su perfecto abdomen.—Si usted sabe que estoy enamorada de su hermano, no entiendo qué hace aquí. Me parece una falta de respeto. Váyase, por favor. Necesito terminar de arreglarme para ir a ver a mi hijo.—Te puedo llevar, si quieres.—No, gracias. Ahora salga de la habitación o tendré que tener un mal comportamiento— la respiración de Caroline es acelerada; siente que se le va a salir el corazón.—Me encantaría que tuvieras un comportamiento salvaje.—¡Usted se lo buscó! Caroline agarra la pequeña lámpara que está en la mesita y luego se gira, mirándolo con desdén —Salga o tendremos problemas.Él la mira con asomb
En una habitación acogedora, con paredes de ladrillo y una amplia ventana que deja entrar la tenues luz del sol, Claroline, una hermosa artesana se dedica a moldear la arcilla para crear una jarra que le encargaron. Sus manos están cubiertas de un ligero polvo marrón, las cuales se mueven con gracia y precisión. Sus dedos danzan alrededor del material y sin duda ama su arte, donde se sumerge en un mundo en el que ella puede ser libre dándole forma mientras canta suavemente una melodía romántica. La arcilla responde a su toque, convirtiéndose en algo más que un simple objeto; se transforma en una obra de arte que refleja su esencia de creaciones únicas. —¡Mami! ¡Mami!— la voz angustiosa de su pequeña llama su atención perdiendo el control y echando a perder su creación —¿Qué sucede pequeña?— se detiene por completo para luego colocarse de pie al ver a su hija de 7 años tan preocupada —¡Es mi hermanito, mamá! Esta muy caliente y tiembla —¡Dios!— Caroline no le importó salir con s
—¡Dios mío, ayúdame! Mi hijo tan solo tiene 7 años, aún tiene mucho por vivir, es mi hijo, mi pequeño Connor— con sus manos temblorosas llama nuevamente a Lisandro Caristeas, el padre de sus hijos, pero cae a buzón —cariño, nuestro hijo está enfermo, te necesito por favor, te necesitamos— suplica entre lágrimas y cuelga la llamada Graciela regresa porque Aileen lloraba desconsoladamente que quería estar con su madre, así que al verla la abraza fuertemente. —tengo mucho miedo mamá— Aileen se aferra a su mamá—Todo va a estar bien cariño, mami tiene que resolver la situación, pero necesito que me ayudes siendo fuerte ¿Bueno? —¿Qué vas a hacer Caroline?— Graciela hace un gesto de tristeza en su rostro —por favor cuida a Aileen, tengo que buscar a Lisandro—quiero ir contigo mami... —no sé puede pequeña, no hay casi dinero y el tiempo es mi enemigo en estos momentos—la cuidare, sabes que quiero mucho a tus hijos—iré a ver a Connor, quédate con Graciela hija, por favorAileen asient