MI AMANTE, MI PERTENENCIA. LOS HIJOS QUE NOS UNEN
MI AMANTE, MI PERTENENCIA. LOS HIJOS QUE NOS UNEN
Por: Escritora Palacio
Noticia desastrosa

En una habitación acogedora, con paredes de ladrillo y una amplia ventana que deja entrar la tenues luz del sol, Claroline, una hermosa artesana se dedica a moldear la arcilla para crear una jarra que le encargaron. Sus manos están cubiertas de un ligero polvo marrón, las cuales se mueven con gracia y precisión.

Sus dedos danzan alrededor del material y sin duda ama su arte, donde se sumerge en un mundo en el que ella puede ser libre dándole forma mientras canta suavemente una melodía romántica. La arcilla responde a su toque, convirtiéndose en algo más que un simple objeto; se transforma en una obra de arte que refleja su esencia de creaciones únicas.

—¡Mami! ¡Mami!— la voz angustiosa de su pequeña llama su atención perdiendo el control y echando a perder su creación

—¿Qué sucede pequeña?— se detiene por completo para luego colocarse de pie al ver a su hija de 7 años tan preocupada

—¡Es mi hermanito, mamá! Esta muy caliente y tiembla

—¡Dios!— Caroline no le importó salir con sus manos llenas de arcilla, lo importante es su hijo quien últimamente ha tenido fiebre y eso ya no es normal. Aileen, su pequeña hija de cabello rubio y ojos color azul, llora angustiosamente y corre junto a su madre a la habitación de Conner su mellizo.

—¡Hijo!— Caroline se aterra al verlo temblar y en cómo las gotas de sudor brotaban de su frente, pareciera que se hubiera dado un baño —¡Aquí está mamá!— rápidamente lo carga entre sus brazos

—¿Mamá mi hermanito se va a morir?— Aileen y Connor son hermanos que se aman, juegan y son inseparables

—tranquila cariño, ven conmigo, debo dejarte en casa de la señora Graciela— sale de la habitación con su corazón hecho añicos al ver su hijo sufriendo

—¡Mamá, tengo mucho miedo, yo quiero estar contigo!— la pequeña Aileen, está hecha un mar de lágrimas y Caroline no tiene tiempo para que su hija ceda a quedarse con la señora Graciela, por tal razón se la lleva también al hospital.

Caroline trata de tener control, pero el dolor aumenta cada vez más al ver a su hijo por el retrovisor y en cómo su hija llora abrazándolo. —hermanito estoy triste, no quiero verte así, dijiste que juntos por siempre

—Aileen, tienes que calmarte hija

—quiero a mi papi— solloza haciendo pucheros

—Yo también... Pero debemos ser fuertes para ayudar a Conner ¿Cuento contigo?— mira por el retrovisor

—Sí mamá— responde con gran ternura.

Caroline tuvo que exceder un poco la velocidad para llegar lo más pronto posible al hospital. Al llegar estaciona rápidamente y luego procede a sacar a su hijo al cargarlo entre sus brazos. —¡Hija, agarrame de la camisa, no te apartes de mi— Caroline le ordena y luego agiliza sus pasos ingresando por emergencia

—¡Ayuda por favor, mi hijo, mi hijo tiene la fiebre muy alta!— su gritó de socorro llama la atención de una enfermera, la cual al acercarse y ver la condición en la que se encuentra Conner, busca una camilla

—¡Colócalo con cuidado en la camilla!— se apresuró a ayudarlo

—por favor... Ayudenme!— súplica tomando la pequeña mano de Conner que está calientita ;—hijo tu eres valiente— susurra entre lágrimas y luego tuvo que soltarlo porque lo ingresan a emergencia

—¿Mami, mi hermanito se va a poner bien?— Aileen necesita el consuelo de su madre, tan solo es una niña y tiene temor de perder al ser que ama

—¡Ven aquí!— la carga y Aileen la abraza con todas sus fuerzas —todo va a estar bien— susurra mirando la puerta de emergencia sintiéndose vulnerable

Dos horas después...

Caroline tuvo que llamar a Graciela, su vecina y buen amiga, viuda a sus 50 años quien no tuvo hijos y quiere mucho a Caroline y sus hijos.

—toma té querida, estas muy nerviosa— Graciela se lo entrega

—¿Y cómo no? Siento que me muero Grace, nadie me da razón de mi hijo y Aileen, solo quiere tener a su hermano sano ¿Como hago? Tengo marido, mis hijos tienen un padre, pero no esta a mi lado cuando más lo necesito

—deberías llamarlo— toma siento al lado de Caroline

—eso hice, pero cae a buzón como siempre cuando se va a trabajar— suelta un largo suspiro y mira a su hija, la cual duerme como un angelito entre sus brazos

—insisto en que tu marido es muy extraño querida Caroline, pero no estás sola, quizás es una infección, los niños se meten muchas cosas a la boca

—lo único que quiero es que este bien, si algo le pasa no lo podré soportarlo y me preocupa mi hija, por Dios— Caroline cierra los ojos por un momento, se siente tan cansada

—señora Taylor— la doctora que está a cargo del caso de Connor la menciona, por lo que Caroline abre sus ojos rápidamente y con temor la mira sin ni siquiera parpadear

—sí... Por favor ¿Como esta mi hijo?— pregunta y siente una punzada en su pecho al ver negar con la cabeza a la doctora

—señora su hijo tiene Leucemia

—¿¡Qué!?— el grito de Graciela despertó a Aileen

—doctora, no por favor, no— Caroline entra en crisis nerviosa

—¿Por qué lloras mami?— Aileen mira a la doctora

Caroline baja a su hija porque sintió que se le iban a ir la luces con semejante noticia desastrosa. —Leucemia aguda, es un cáncer muy común en los niños

—¡No! ¡Mi hijo, no!— lleva su mano derecha a su corazón

—¿Mi hermanito se va a morir?— la niña abraza a Graciela

—no pequeña, ven conmigo— se lleva a la niña para dejar a Caroline sola con la doctora

—señora su hijo necesita ser internado, debe recibir tratamiento, no es fácil, pero si usted cree en Dios, posiblemente el pueda ser un niño más que pueda vencer el cáncer

Caroline no se siente bien, por tal razón cae sentada en la silla posando sus manos en sus rodillas, dando masajes y apretando, lo hace cuando tiene miedo.

—La señora debe cancelar la cuota inicial del tratamiento y seguramente el niño va a necesitar un trasplante de células madre.

—¿Cuanto dinero es?

Cuando la doctora le dice la cantidad por poco y a Caroline se le cae la mandíbula, es demasiado. —señora es preferible que busque la forma de pagar en vez de esperar del gobierno, no todos los niños corren con suerte, le pido un permiso debo ir hacer una revisión— la doctora se marcha

Caroline lleva sus manos a cabeza y jala un poco el cabello mientras que lágrimas tras lágrimas se deslizan sus mejillas, desea correr, desea gritar, pero está sola en este momento tan abrumador y debe tener los pies sobre la tierra.

—¡Dios mío, ayúdame! Mi hijo tan solo tiene 7 años, aún tiene mucho por vivir, es mi hijo, mi pequeño Connor— con sus manos temblorosas llama nuevamente a Lisandro Caristeas, el padre de sus hijos, pero cae a buzón —cariño, nuestro hijo está enfermo, te necesito por favor, te necesitamos— suplica entre lágrimas y cuelga la llamada 

 Graciela regresa porque Aileen lloraba desconsoladamente que quería estar con su madre, así que al verla la abraza fuertemente. —tengo mucho miedo mamá— Aileen se aferra a su mamá

 —Todo va a estar bien cariño, mami tiene que resolver la situación, pero necesito que me ayudes siendo fuerte ¿Bueno? 

 —¿Qué vas a hacer Caroline?— Graciela hace un gesto de tristeza en su rostro 

 —por favor cuida a Aileen, tengo que buscar a Lisandro

 —quiero ir contigo mami... 

 —no sé puede pequeña, no hay casi dinero y el tiempo es mi enemigo en estos momentos

 —la cuidare, sabes que quiero mucho a tus hijos

 —iré a ver a Connor, quédate con Graciela hija, por favor

 Aileen asienta con la cabeza y por lo que Caroline camina con sus piernas temblorosas donde tienen a su hijo, pero no le permitieron acercarse por lo sucia que está. Tuvo que verlo desde una distancia a través de una gran ventana de cristal. —hijo haré lo que sea por salvar tu vida, te amo cariño, eres mi hombrecito, eres Superman, sí eres Superman...— susurra sin dejar de llorar porque su hijo es fan de Superman

 . 

 . 

 Caroline llega a su casa y alista lo más necesario, lo único que sabe es que su marido mencionó que iría a Santorini. Sabe la dirección donde está porque a él le llegó un texto días antes de emprender su viaje a Santorini, donde decía que lo necesitaban con carácter urgente en la mansión RESORT SANTORINE 

 Es la primera vez que se va a alejar de sus hijos, pero es por un bien mayor, utilizara sus ahorros para ir a buscarlo y juntos como una familia ayudar a su hijo. 

 Le duele y mucho tener que dejar a Aileen, pero sus ahorros apenas alcanzan para ir a Santorini confiando en que su marido se encargará del resto. Fue al hospital a despedirse de su hijo Connor el cual tiene demacrada apariencia, donde le juro que hará hasta lo imposible por ayudarlo. 

 El viaje ha sido muy difícil para ella, no le apetece comer y aunque siente los párpados pesados no logra dormir porque inmediatamente la viva imagen de su hijo sufriendo la pone en alerta. 

 —tan solo deseo que esto solo sea una pesadilla, tan solo eso— suelta un largo suspiro porque le esperan muchas horas de viaje, pero lo que sea por su hijo

Horas después... 

—señora, señora— la azafata sacude un poco el hombro derecho de Caroline

 —¡Connor, hijo!— despierta asustada, y la azafata la mira con extrañeza

—señora, lamento despertarla, pero hemos llegado y todos los pasajeros ya desalojaron el avión 

Caroline observa y es cierto, todo está vacío — lo lamento— se quita el cinturón de seguridad

—no se preocupe señora ¿Necesita que la ayude en algo? 

Taylor se coloca de pie y agarra su mochila—no vengo de vacaciones, vengo a buscar a mi marido, mi hijo está al borde de la muerte

 —como lo lamento... 

—¿Usted sabe dónde queda la mansión RESORT SANTORINI? 

—¡Claro! En esa mansión se dice que la dueña es muy malhumorada— sonríe —según tan exigente que las empleadas de servicio no duran allí. Claro como su esposo es millonario, bueno en si en esa zona viven las familias más ricas, pero los Caristeas son una familia muy importante

—¿Caristeas... ?— Caroline siente sus manos sudar y su corazón latir con fuerza 

—los Caristeas siempre están en las revistas y periódicos locales, son respetados aquí en Santorini

Caroline siente su cuerpo temblar, porque su amado, el padre de sus hijos tiene el mismo apellido, pero trata de consolarse al pensar que quizás es una coincidencia. Sin embargo, tiene una corazonada, una que le está haciendo brotar gotas de sudor de su frente por el temor de lo que pueda pasar. 

Escritora Palacio

hola mis queridas lectoras, se han bienvenidas a esta nueva aventura literaria. Espero que el apoyo sea al 100 con esta historia de amor que sin duda la van a amar.

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