Eres mía Caroline, me perteneces

El hombre viste muy elegante, nada comparado a como viste cuando está con Caroline, ni siquiera se ha percatado de la situación. —¡Mi amor!— Irene corre a los brazos de Lisandro, el cual mira por fin a la mujer que está de espaldas

Caroline siente que la tierra tiembla, que su corazón deja de palpitar por segundos al girarse y mirar a su marido, el padre de sus mellizos, con otra mujer.

Cuando él la mira, palidece y se miran por segundos sabiendo que su gran fachada se ha arruinado y que Caroline está lastimada. —cariño, esa mujer te está buscando— señala a Caroline, la cual alza su mentón para evitar que las lágrimas broten y mostrar debilidad

—Lisandro...— lo menciona con dolor

—Caroline... — Lisandro no lo puede creer, es ella, la madre de sus mellizos

—¡Me explican ya lo que está pasando!— ordena Irene al ver la forma en que se miran

Los ojos color miel de Caroline se fijan en el anillo que tiene Lisandro, anillo que indica que es un hombre casado. —descuide señora Caristeas. Buscó a su esposo porque...— pasa saliva —porque él me ofreció el empleo, lo necesito con urgencia, pero... Lo mejor es que me vaya

—¡Ah, es eso! Mi esposo es muy caritativo, por eso lo amó— lo besa y Lisandro no corresponde el beso, su mirada está clavada en la mujer que en su mirada le trasmite el dolor de su traición

—disculpe, me retiro— Caroline no sabe ni de donde saco fuerzas para caminar, porque literalmente las piernas no le daban de lo temblorosas que estan, pero sus hijos la necesitan y lo peor de todo es que no tiene dinero para regresar

Pero lo que ella no esperaba, es que él la agarrara del brazo para no dejarla ir. —hablemos...— sin embargo, ella se suelta de su agarre

—Lo siento señor Caristeas, pero mi tiempo en este momento es muy importante. Gracias por su caridad— agiliza rápidamente sus pasos para desaparecer del lugar

—¿Lisandro, qué te pasa con esa mujer? — Irene percibe que algo está mal

—Irene, ahora no, ve a la casa y hablamos luego

—¿Acaso es tu amante? ¿Es eso cierto?

—deja de alucinar y no molestes— Lisandro sale en busca de Caroline la cual ya está corriendo mientras llora como una pequeña niña

—¡Joder!— espetó al ver la distancia, pero si regresa por su auto, Irene lo va a tormentar con preguntas, por eso tomó la decisión de correr tras Caroline, corre con todas sus fuerzas —¡Caroline!— la menciona a gritos, por lo que ella se apresura a correr más, no lo quiere escuchar, no lo quiere ver —¡Caroline por favor, escúchame!

Pero Caroline no está dispuesta a hacerlo, Lisandro es su primer amor, el amor de su vida, era según el hombre perfecto y resultó ser un disfraz ¿Por qué mintió? Ni ella lo comprende

Lastimosamente tropieza con una piedra y cae al suelo lastimando sus rodillas, las cuales empiezan a sangrar por el impacto del golpe y allí quedó, no pudo más, perdió su fuerza.

—Caroline— Lisandro la alcanza —¿Te lastimaste?— intenta ayudarla

—¡¡Nooo me toques!! ¡No lo hagas!— grita a todo pulmón sin dejar de llorar y mira sus rodillas

—estas sangrado, déjame llevarte a una clínica

—¡No! ¡No quiero escucharte! ¡No quiero verte! Haz roto mi corazón

—todo tiene una explicación

—¡No hay nada que explicar, es suficiente con lo que escuche y con lo que mis ojos vieron!— se coloca de pie, pero está débil casi no ha comido, además corrió bastante, esta agotada, por lo tanto Lisandro al verla tambalear, la toma entre sus brazos teniéndola a escasos centímetros

—Caroline, debes escucharme

—¡Callate!— se zafa de su agarre —te dije que si no me amabas, me lo dijeras para asimilar y así olvidarte, para no sentir este horrible dolor que consume mi alma. Claro... Nunca fui suficiente para ti

—no digas eso Caroline, se que lo que has visto...

—¡No quiero escuchar tus excusas! Aquí lo único claro es que eres un infiel. Te sacaré de mi corazón Lisandro, aunque tenemos dos hijos eso será lo único que nos une, hasta supongo que somos un estorbo en tu vida. Claro si vives una gran vida ¿Qué más ocultas? ¿Acaso tienes más hijos?

—no Caroline, sé que esto es muy difícil... — ella lo interrumpe

—¡Siento morir Lisandro! Siento morir... Pero dejaré a un lado este sentimiento estúpido que siento por ti, ya veo que todos tus supuestos viajes era para estar con tu esposa, pero sabes que... no importa— limpia sus lágrimas —solo venía buscarte porque Conner te necesita

—¿Qué sucede con mi hijo?

—lo supieras si no tuvieras una doble vida— lo dice con dolor —Conner fue diagnosticado con leucemia aguda, está muy mal y el tratamiento es costoso, solo venia a buscarte para que lo resolvieramos como la supuesta familia que somos, pero olvídalo, buscaré la forma de sacar a mi hijo adelante, y tú vete a tu vida millonaria

—Caroline solo dame 5 meses para estar libre y estaremos juntos

Ella se coloca de pie y no lo pensó ni dos veces al darle una fuerte bofetada a Lisandro. —¡Cínico! Ten muy en cuenta esto Lisandro— lo señala —eres el padre de mis hijos solo eso, porque donde yo hubiera sabido que eres casado jamás me hubiera metido contigo

—¡Jamás dejarás de ser mía Caroline! Y de mi hijo me voy a hacer cargo, cubriré todo el gasto, enviaré a mi hombre de confianza

—¿Tú hombre de confianza? Tú hijo no necesita a un desconocido, te necesita a tí

—Caroline estas enojada y lo comprendo, pero lo importante es Conner, haré una llamada para que alisten mi jet privado

—¿Te estás escuchando? ¡Eres multimillonario! ¿De quién carajos me enamoré? ¡Quédate con tú vida de rico, me largo!

Caroline empieza a caminar, pero Lisandro la agarra de la cintura para no dejarla ir y ella empieza a gritar desesperadamente. Un joven muy apuesto que vió desde una distancia la alteración de Caroline, se acercó de inmediato en su auto. Al bajar actúa como un héroe.

—¡Dejala!— ordena con autoridad, empujando fuertemente a Lisandro y separándolo de Caroline.

Cuando Lisandro ve que es su peor enemigo; Patrick. Se sulfura —¡No te metas!— lo señala

—no cambias Caristeas, siempre pensado que eres el dueño de todo ¿Estas bien?— le pregunta a Caroline, la cual mira a Patrick y él percibe la tristeza a través de su mirada

—por favor, sácame de aquí— súplica Caroline

—¡No Caroline! ¡No te vas con él!— la atrae rápidamente al agarrarla de la mano para así tenerla frente a frente

—¡Déjame en paz!

—eres mía Caroline, me perteneces, nuestros hijos nos unen para siempre, no podrás huir nunca de mi

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