Amores, se que me demore, se que me odian, no todos pero si muchos de ustedes, espero que me puedan perdonar con la siguiente historia que va a ser realmente corta, pienso terminarla este mismo mes, un abrazo enorme a todos, en un rato subo también el final de MI HERMANA, MI PECADO y espero que hayan disfrutado tanto como yo esta historia.
Igor nació muy pequeño, cuando lo tuve entre mis brazos me asusté. Creí que podría lastimarlo con solo tocarlo, mis manos en comparación con su pequeño tamaño parecían gigantes, pero desde que tomó mi dedo meñique me di cuenta que ese pequeño tendría la fuerza de su madre y mía en un solo empaque. —¿Crees que me reconozca? —le pregunté a Valeska que aun seguía un poco pálida. —Sabe que eres su padre. —¿Cómo? Es… es tan pequeño. La fragilidad de Igor entre mis brazos, sus pequeños ojos cerrados, esa ligera capa de pelo rubio sobre su redonda cabeza, su piel blanca, todo era extraño y perfecto al mismo tiempo, mientras lo continuaba arrullando y mirando en esa habitación de hospital, no podía evitar tener en mi cabeza el recuerdo de cada segundo junto a Valeska. Era como un remolino sin fin, desde que éramos niños me había atrapado con su dulzura, cuando la volví a ver en aquel hospital y luego en la calle. Cada encuentro solo me hizo caer más y más profundo. —¿En que piensas? —E
—Prometo que volveré a visitarte —ese niño de ojos hermosos y claros hacía que mis mejillas se tintaran un poco de rojo.—¿Por qué? ¿Por qué me prometes eso? Solo tiras de mi pelo y me molestas. —Porque si no lo hago yo, ¿quién más lo hará? —Su sonrisa era todo lo que yo podía ver.Y eso era suficiente para mi. —¡Valeska! ¡Valeska! ¡Despierta! —sentí como tiraron de mis brazos con fuerza.Abrí mis ojos y vi el techo sucio y con moho de mi pequeña habitación. —¿Qué… Qué sucede? —pregunte aún dormida. —Tu… Jonella. Viene para acá, te lleva llamando media hora y…La puerta se abrió de golpe y Jonella con sus ojos profundos y fríos, llenos de ira tiró de mi brazo y clavó sus uñas.—¡Despierta, holgazana!Hubiese querido gritar, llorar, liberarme o decir algo, pero ya estaba tan acostumbrada al dolor que era imposible que un nuevo ataque por parte de mi madrastra me afectará. Baje a la cocina y use el mismo delantal viejo que tenía desde los 10, habían pasado 17 años y un día como ho
VALESKADurante cuatro años tuve que continuar trabajando sin parar, mi abuela tuvo que vender sus dos propiedades más grandes en las afueras de Copenhague y tuvimos que trasladarnos a un pequeño apartamento en la ciudad, era cómodo y cálido y lo manteníamos con cuidado. Los gastos médicos de mi abuela no paraban y Jonella prácticamente había vaciado sus cuentas, la venta de las casas nos alcanzó para vivir por un tiempo y para el costoso tratamiento de mi abuela y su tan necesitado corazón.Mi trabajo como mesera me permitía estudiar en la universidad algunas pocas materias que podía pagar. Mi vida se había vuelto una rutina estudiar, trabajar y llevar a mi abuela a sus controles médicos, tratamientos y exámenes.—Hoy tienes tus exámenes.—Sí abuela y mañana tengo una entrevista de trabajo para hacer algo parecido a unas prácticas.—Debemos ahorrar, necesitarás ropa adecuada para...—No te preocupes, no voy a renunciar al trabajo en la cafetería, solamente voy a cambiar el turno al
IVAR.El camino por los pasillos de mi vieja casa está lleno de recuerdos, que aunque no quiera reconocer, son agradables. Mi casa solía ser un lugar agradable y cómodo, alegre y lleno de luz, pero ahora era un lugar sombrío, sin flores ni fotografías, las paredes eran grises y no tenían ese fino papel tapiz que mi madre solía comprar.Las alfombras emotivas y de países extranjeros tampoco estaban, era solamente un piso frío y aburrido, como mi padre, así siempre fue mi padre.Y como siempre mis pies se sienten pesados en esta casa, me parece tan difícil moverlos, es atemorizante, siento que vuelvo a ser un niño frágil, pero no tengo más opción que obedecer, por ahora.Voy enredando las mangas nuevamente sobre mis brazos, un poco divertido, un poco travieso.La condición para poder entrar en esta casa es que mis tatuajes deben estar cubiertos, por eso siempre llego con una prenda de cuello muy alto y mangas largas, mi cabello perfectamente peinado y lentes oscuros para cubrir esa peq
Entonces mi amada madrastra, tan dulce y amable como siempre sostenía entre sus manos un objeto que yo conocía muy bien y que había sido mi más grande tormento.—¿Qué haces? —«No dejes que te tiemble la voz, Valeska»—Solamente te quiero recordar que nada puede salir mal hoy.—No es necesario que me amenaces. Ya no soy la niña que se dejaba golpear por ti, Jonella.—Eso está por verse.Ragna entró al estudio que era de mi padre y ahora parecía el lugar más rosado del mundo, con impresiones doradas por doquier y un asqueroso olor a flores. Cerró la puerta y se acercó hasta mí con una sonrisa socarrona que en otra ocasión hubiese disfrutado borrar.—¿Ya le dijiste? —pregunto soberbia y mirando a su madre.—Estoy por hacerlo —suspiro y me miró—. Querida Valeska, la situación es muy sencilla. Tu debes cumplir con un contrato por cerca de un año y luego serás libre.—No vine aquí por un contrato, Jonella, vine por mi dinero. El que mi padre me dejó.—Y te lo voy a entregar —casi sentí que
Ese tipo tomó mi mano y sin dejar que yo me despidiera de nadie o que pudiera pronunciar algo, me arrastro hasta las afueras de la pequeña capilla, allí pude ver una moto y me lanzó un casco a las manos mientras volvía a encender un cigarrillo.—Yo no...— Eres mi esposa, debemos vivir juntos, no soporto a esta gente, te vienes conmigo o llegas a casa sola. Tu decides.Era obvio que ese hombre no sabía el significado de cortesía, me puse el casco y me subí a la moto, no sabía cómo sostenerme en la moto, así que puse mis manos hacía atrás.—Rodea mi cintura —dijo botando humo por la boca.—¿Qué? ¡No! —le dije enseguida y puso sus ojos en blanco.—Mira, no tengo paciencia para niñas mimadas como tú, rodeas mi cintura o sales disparada de la moto y no pienso regresar por ti. Tengo cosas que hacer.Mi cabeza y mi estómago estaban fuertemente confundidos, la voz de ese hombre era muy masculina, seductora y por alguna razón mi cuerpo respondía obedeciendo. Pero por otra parte, me daba mucha
—Sabes que no tienes que cocinar para mi. No tienes que hacer nada para mi.—Lo sé.—¿Entonces por qué lo hiciste?—No lo hice para ti, lo hice para mi, pero es tu cocina y tu comida, lo mínimo que podía hacer para agradecer era darte un plato a ti también.—Entiendo —me miró un par de segundo más y luego sonrío.—¿Cómo... Cómo te llamas? —detuvo su mano a mitad de camino, iba directo con la cuchara para su boca.—¿En serio, Valeska? —¡Mierda! él sí recordaba mi nombre—. Se supone que estamos felizmente casados y no sabes el nombre de tu amado esposo.—No estamos felizmente casados, falsamente si, pero felizmente no. Y no te amo, tu tampoco a mi, lo siento estaba nerviosa, no presté atención.—Ivar, el menor de los Isaken.—Ivar —su nombre en mis labios sonaba bien.—Cocinas delicioso, hace mucho tiempo que no comía algo casero.—¿Entonces qué comes? —Era extraño conversar tan naturalmente con alguien que solo había visto por instantes.—No sé, tal vez lo que se cruza por mis narices,
Esa chica era como un pequeño frasco de miel, dulce, rubio, tierno.Me ponía con solo mirarla a los ojos, el vestido le quedaba bien, pero simplemente no parecía ella, en realidad no se parecía en nada a la chica que Isak me dijo que era.«Le encanta ir de compras, no sabe cocinar, en realidad no sabe hacer nada y es arrogante»Pero sus palabras parecían describir a otra persona, Valeska no criticó mi casa, tampoco hizo mala cara, y sin necesidad de preparar comida para mi, me sirvió un plato de cada cosa, que sabía a gloria y sobre todo, era comida de verdad.No comía un plato de comida decente desde que me había marchado de casa, en realidad no comía nada rico desde la muerte de mi madre.Y por supuesto que la nobleza de sus palabras fue algo que no espere. «Ropa de segunda».Claro como si yo fuese a permitir que mi mujer, aunque fuese de mentiras y en un papel, se vistiera con ropa de segunda mano. Sin embargo me di cuenta que cuando estaba analizando sus palabras se sintió avergon