—Sabes que no tienes que cocinar para mi. No tienes que hacer nada para mi.—Lo sé.—¿Entonces por qué lo hiciste?—No lo hice para ti, lo hice para mi, pero es tu cocina y tu comida, lo mínimo que podía hacer para agradecer era darte un plato a ti también.—Entiendo —me miró un par de segundo más y luego sonrío.—¿Cómo... Cómo te llamas? —detuvo su mano a mitad de camino, iba directo con la cuchara para su boca.—¿En serio, Valeska? —¡Mierda! él sí recordaba mi nombre—. Se supone que estamos felizmente casados y no sabes el nombre de tu amado esposo.—No estamos felizmente casados, falsamente si, pero felizmente no. Y no te amo, tu tampoco a mi, lo siento estaba nerviosa, no presté atención.—Ivar, el menor de los Isaken.—Ivar —su nombre en mis labios sonaba bien.—Cocinas delicioso, hace mucho tiempo que no comía algo casero.—¿Entonces qué comes? —Era extraño conversar tan naturalmente con alguien que solo había visto por instantes.—No sé, tal vez lo que se cruza por mis narices,
Esa chica era como un pequeño frasco de miel, dulce, rubio, tierno.Me ponía con solo mirarla a los ojos, el vestido le quedaba bien, pero simplemente no parecía ella, en realidad no se parecía en nada a la chica que Isak me dijo que era.«Le encanta ir de compras, no sabe cocinar, en realidad no sabe hacer nada y es arrogante»Pero sus palabras parecían describir a otra persona, Valeska no criticó mi casa, tampoco hizo mala cara, y sin necesidad de preparar comida para mi, me sirvió un plato de cada cosa, que sabía a gloria y sobre todo, era comida de verdad.No comía un plato de comida decente desde que me había marchado de casa, en realidad no comía nada rico desde la muerte de mi madre.Y por supuesto que la nobleza de sus palabras fue algo que no espere. «Ropa de segunda».Claro como si yo fuese a permitir que mi mujer, aunque fuese de mentiras y en un papel, se vistiera con ropa de segunda mano. Sin embargo me di cuenta que cuando estaba analizando sus palabras se sintió avergon
Deje la moto a un lado y camine hasta encontrarme con la melena roja de mi mejor amigo desde hacía varios años. Un tonto norteamericano de nombre Joshua, que había llegado desde Dallas, huyendo de unos cobradores que le iban a arrancar la lengua.Era él el que por lo general organizaba las peleas, las carreras o las fiestas.—¿Dónde estuviste todo el día?—Yo también me alegro de verte —le conteste mientras bebía la cereza que me acababa de entregar.—Tienes dos peleas esta noche.—No voy a pelear hoy.—Pero Ivar...—Sin peros.—¿Por qué?—Tengo que llegar a casa temprano.Hubo un silencio extraño, casi glorioso entre los dos porque podía asegurar que no había música, ni barullo, ni voces, nada. Pero luego de unos segundos de mirarnos fijamente explotamos en carcajadas y por poco escupo la cerveza.—Son las 10 de la noche, creo que ya estás llegando tarde.—No es tu problema.—¿Sucede algo? —Joshua sabía que las cosas con mi familia no eran fáciles, quería a mi hermano, porque mi herm
Al fin deje de escuchar los gritos de esa peli roja demente que gritaba improperios en mi contra y parecía que los casi inexistentes muebles de Ivar estaban rotos. Si es que eso era posible.Quería tomar una ducha, desayunar, ir por la poca ropa que aún me quedaba a donde la bruja de Jonella y regresar con mi auto además de salir a buscar un empleo.Necesitaba un empleo y también necesitaba empezar a buscar un departamento pequeño para cuando mi abuela saliera del hospital, no podía vivir con ella en este frío lugar.Pero contrario a todo lo que tenía planeado, llegó una loca que casi me pega y me entero que soy la cornuda de la casa.Es claro que Ivar y yo no somos nada, que no me debe nada, que ni siquiera la comida que prepare es parte del trato, porque además no tengo un trato con él, lo tengo con Jonella. Pero que en la primera noche saliera a foll.ar y sobre todo que el polvo de su noche viniera a la que se supone es "nuestra casa" a hacer un escándalo, era no solo vergonzoso. T
Esa chica era como un torbellino en mi cabeza."Valeska, Valeska, Valeska"Se comportó como toda una dama frente al show que hizo Grete, justo cuando la vi parada en la puerta, gritando y rompiendo, fue que caí en cuenta de las palabras de mi hermano Isak.La noticia estaba en todos los medios."El rebelde y menor de los Isaken, se casó" "El rebelde Isaken, contrajo nupcias en secreto" "El rebelde y más pequeño de los Isaken...Los titulares eran interminables e insoportables, mientras que Valeska tomaba su ducha, me puse un pantalón, barri un poco y sostuve una conversación con Isaken, un poco subida de tono, porque él sabía lo mucho que yo odiaba que los medios y la prensa amarillista se metieran en mi vida, me gustaba pasar de incógnito y ambos teníamos claro que él había sido el que había filtrado la información.Pero el puño se lo daría cuando nos viéramos. Mientras tanto le pedí que enviara personal a la casa para limpiar y organizar los muebles que iba a ir a comprar con Valesk
—Hola —le dije aún algo adormilado y me di cuenta que ya se había cambiado de ropa. Se veía jodidamente sensual, como para rasgar esos leggings de cuero y palmear ese firme trasero, la blusa era holgada y tenía impresa la imagen de una vieja banda de rock, su pelo en un chongo alto y mechones sueltos, le daban un aire juvenil que no había percibido.—Ya tengo lista la cena, ¿puedes comer antes de irte?—Valeska, no debes cocinar para mi. Si la despensa está llena es por ti —era la verdad, yo no comía, ni cocinaba y si eso estaba allí era para que no muriera de hambre.—Bueno tu hiciste algo por mi hoy, así que yo haré algo por ti también —¿algo por mi?—. No tengo dinero, pero puedo cuidarte.¿Cuidarme? ¿Por qué iba a cuidarme? Eso solo lo había hecho mi madre y mi hermano por mi.Su hermosa sonrisa, allí estaba dándome esa hermosa sonrisa a mi. ¿Le sonreía acaso a alguien más? De esa forma tan genuina. Preferiría que fuese solo para mí.—Lamento lo de Grete, prometo que no va a volve
Había caminado todo el día, afortunadamente metí entre el bolso un par de tenis nuevos, de los que Ivar había comprado para mi y me permitían no estar tan adolorida de las piernas. Sin embargo pasaba el mediodía y el hambre me atacaba, pero tenía que seguir buscando un empleo, recorrer la ciudad y dejar curriculums por doquier parecía una buena idea esa mañana. Esa mañana.Mi mente seguía divagando y recordando esa mañana. Cuando abrí mis ojos, lo primero que sentí fue su olor golpear directo en mi nariz, era invasivo pero delicioso, no era la luz del día lo que estaba invadiendo mis ojos, se trataba del color de su piel, el peso de su brazo lo sentí en mi cintura y... y allí estaba. Había pasado la noche dormida junto a Ivar. ¿Cómo? Ni siquiera lo podía recordar con exactitud. Mi último recuerdo es haber caído rendida sobre el sofá y nada más. No sabía si estaba despierto o se hacía el dormido, pero no lo moví, no quería tener una conversación incómoda sobre el porque estába
Debía regresar a casa, ya era tarde y eran casi las 10 de la noche. Busqué mi celular, para encontrar la ruta de bus más rápida, pero mi sorpresa fue ver que tenía más de 20 llamadas perdidas.Algunas pertenecían a un número desconocido y otras eran de Jonella.¡Mi.erda, mi abuela! Fue lo primero que pensé y me asusté temiendo lo peor. El tiempo se me había pasado tan rápido y tan ligero, que le reste total importancia a los demás. Tal vez porque me sentí normal de nuevo. Me sentí normal como hacía mucho no me sentía. De alguna forma era bueno que ellos no conocieran mi historia, ni sintieran lástima por mi situación como me sucedía antes. —Jonella, ¿qué suce...—¡¿Dónde carajos estás metida?! —Me gritó y estaba molesta, ¿cuándo llegaría el día en que al fin me libraría de esa mujer?—¿Pasó algo con mi abuela? —pregunte prevenida y advirtiendo lo peor.—Podría importarme menos esa mujer, es Ivar, tu esposo el que... —pero su voz se cortó y alguien más tomó el teléfono. Ragna.—Vales