CAPÍTULO 59 ERA SUYA

ERA SUYA…

El silencio se alargó en la casa tras el portazo de Ivy. El eco de su salida pareció resonar en los muros, dejando a Alana y Ángelo envueltos en una tensión que se sentía como un puño cerrado en el pecho. Ángelo permaneció recostado contra la pared, mientras su respiración agitada rompía la quietud.

Entonces él se centró en sus ojos un poco nublados y sus labios temblorosos.

¿Tendría miedo de él también?

Sin embargo, Alana extendió sus manos y tomó las suyas.

—Hay que hacer algo con estas heridas, al menos lavarlas y vendarlas.

Pero Ángelo apretó la mandíbula y negó.

—¿Desde cuándo lo sabes?

Alana bajó la mirada y pasó un trago.

—Esta mañana. No la culpes, ella ha pasado por mucho, era… era apenas una niña.

Ángelo sonrió con amargura mientras Alana vio su expresión. A pesar de su condición, él era demasiado hermoso para ella.

—¿Dónde está Luciano? Y maldit@ sea, debe de tener por lo menos once años y no me conoce…

Alana, todavía frente a él, sentía el peso del momento como s
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