JAMÁS PENSARON ESTARÍA AQUÍ…Ángelo soltó el aire mirando cómo la madrugada le daba un tono negro al cielo. Hacía mucho frío, pero él no podía sentir nada en su cuerpo, a excepción de la sensación que le creaba el recuerdo de estar dentro de Alana una y otra vez.Miró su vaso medio lleno, se sentía ebrio, cansado y con un ardor en el alma que lo estaba dejando sin aire. Por más que restregaba sus ojos, por más que quería dormir, no podía conciliar el sueño. Los momentos con Alana habían dejado su corazón con un alivio temporal, pero ahora que Alana estaba dormida en su cama, desnuda, envuelta en sus sabanas, toda la sensación de incertidumbre volvía a golpearlo con fuerza.“Luciano”Odiaba la sensación.Odiaba la traición.Odiaba que fuera su hermana…Volvió a beber y le ardió la garganta, entonces se quedó quieto cuando sintió un movimiento.—¿Qué haces despierta?—¿Sigues bebiendo? —Ángelo sonrió, aún no se había girado hacia ella, solo estaba de espaldas, y puso el vaso vacío en un
LLEVAME A ÉL…La puerta del cuarto del hospital se abrió lentamente, y un par de tacones resonaron contra el piso de baldosas. Alana y William se quedaron congelados al ver a su madre entrar, con la mirada altiva y el porte impecable que siempre había exhibido, incluso en los momentos más tensos de sus vidas.William apretó los dientes y puños, mientras Alana retrocedió unos pasos.La había visto en la boda, y de eso, ya había pasado mucho tiempo. Incluso cuando pensó que las noticias sobre su matrimonio y todo el caos que estaba sobre ella alertarían a su madre, eso nunca sucedió.Realmente, Alana sentía que no pertenecía a su madre desde hace mucho.—He tenido un viaje largo, pero me alegra de verte vivo…—¿Qué haces aquí? No fui yo quien pidió que vinieras —A William el resentimiento se le notaba por encima.Alana abrió la boca para mirar a William, pero Isabel se adelantó.—Nadie me invitó, no necesitó ser invitada, aunque… —Y señaló a Alana—. Tu esposo es bastante educado, porque
SON MUCHO MÁS…El silencio en el auto era insoportable. El ruido del motor, suave y constante, parecía un reloj que marcaba cada segundo de su decisión. Alana miraba por la ventana, observando cómo la ciudad se deslizaba a su alrededor, pero sin realmente ver nada. A su lado, Isabel, estaba sentada como si nada pudiera desmoronarla, como si las ruinas que había dejado a su paso no fueran de su incumbencia.Y, de hecho, eso incomodaba a Alana, pero debía dejarse claro, que ahora mismo, necesitaba de ella.—¿Quién te dijo lo de William? —preguntó Alana finalmente, rompiendo el silencio.—Todo el mundo lo sabe.Isabel volteó su rostro hacia ella y la miró con seriedad.—Imagino que ahora buscas respuestas.—No estoy buscando respuestas —respondió Alana con firmeza—. Necesito soluciones.—Una solución no siempre es gratis, querida —Isabel giró la mirada hacia la carretera con su tono gélido.Alana apretó las manos contra su cuerpo. Las palabras de su madre siempre habían sido así, afilada
ACCIDENTEAlana tembló mientras las lágrimas cayeron de forma rápida por sus mejillas.Estaba lloviendo a cántaros y su ropa estaba empapada y pegada a su cuerpo cuando se bajó del auto y vio a la persona que había atropellado, tirada en el piso.Ella sacó su teléfono con urgencia, y se arrodilló para tomarle el pulso al hombre, mientras un sollozo escapó de su boca. La sangre se veía esparcida en el suelo, y él no se movía, y por más de que estaba tratando de retener su agonía, estaba desesperada.El tono del móvil repicando se escuchó en sus oídos, y su mano titiló mientras su boca no dejaba de moverse.—Por favor, por favor, contesta… —¿Alana?—¡Papá…! —ella soltó su primer gemido—. ¡Papá, necesito tu ayuda… he atropellado a un hombre…! Y creo… creo que él está muerto.Hubo un silencio muy largo. Alana sollozó mirando hacia todas partes, pero la calle estaba totalmente desierta.Un escenario realmente casi diseñado.—¡Por Dios santo, Alana! ¿Dónde estás? —Oliver preguntó con la vo
¿ESTÁS LOCA?Dos semanas después, Alana estaba sentada en un auto, con los ojos en blanco, preguntándose cuál sería su destino. Ella simplemente apretó una hoja de papel que decía que estaba libre, y que el juez había cerrado su caso por inconsistencias, mientras el auto se dirigía a la casa de su padre.La habían liberado de su condena, pero en su conciencia sabía que había matado a un hombre.Eso, sumado a todo este tiempo aislada de su familia, y totalmente de su alma.Ella tenía una lista larga en su cabeza, durante todo este tiempo, ese hombre misterioso le había dado instrucciones específicas y suficientes para seguir al pie de la letra, y ahora que estaba fuera de esa prisión, sabía que cualquier cosa, era mejor que estar detrás de las rejas.Sobre todo, porque, no la criaron para ser fuerte, era un montón de partículas hechas mierd@ y llenas de mucho miedo.El chofer manejó en silencio hasta la mansión de su padre, al que no había podido ver en dos largas semanas después del a
EL GRAN DÍAÁngelo Denaro volvió a ver las cámaras y hundió el botón para hundir el botón de pausar.Acercó el Zoom de la cámara y la vio.Estaba más incómodo de lo que pensaba. Lo último que recordaba de Alana, era una niña de apenas doce años. La niña consentida de la familia Duncan y realmente el motivo por el que Eliana Duncan se quedó más tiempo con su marido, tratando de aparentar un matrimonio fallido. Sin embargo, ahora ella era completamente una mujer, y aunque nunca pensó admitirlo, sí, era mucho más bella que Isabella.Él apretó la mandíbula y luego volvió a presionar el botón para verla salir de la cárcel y cuando la subieron a uno de sus autos. Se recostó en la silla e hizo un triángulo con sus manos, para fruncir su ceño. Encima de su mesa, estaba la invitación de boda que uno de sus hombres le había traído, y era realmente una burla para la prensa que una de las hijas del prestigioso Oliver Duncan, estuviera anunciando su matrimonio a solo cinco días, sin el nombre de
EL CAOSEl anuncio de Ángelo dejó a todos los presentes en la catedral atónitos. Alana sintió como si el mundo se detuviera en ese instante, y al mirar a su alrededor, solo vio el rostro sorprendido y confundido de los invitados.Ya sabía que sus firmas darían como resultado este matrimonio, pero solo hasta ahora se enteraba de que ya estaba casada. Entonces, ¿para qué esto?Su corazón latía con fuerza, y su mente luchaba por comprender lo que estaba sucediendo. Y en el momento en que su mirada se fue a su padre, su preocupación aumento, porque el rostro de su padre estaba completamente pálido, y sus ojos mostraban una mezcla de ira y confusión.«¿Lo conocía?»—Sí, es cierto que Alana y yo ya estamos casados. Pero no se preocupen, esta boda no ha sido en vano. Hoy estamos aquí para celebrar nuestra unión en este lugar sagrado —el hombre alto, que se movía galante como dando un espectáculo y condenadamente hermoso, se giró hacia la cruz colgada e hizo otra cruz en su rostro con sus ded
ERA UN SEÑUELOLa seguridad de Ángelo se apresuró a que la pareja ingresara al auto que los esperaba, y les dijeron a los reporteros que era todo por hoy.Alana escuchó todo tipo de preguntas, pero ahora su mente, solo pensaba en una sola cosa:Este hombre, era el mismo que había salido con su hermana a escondidas, y al que había pedido la mano de su hermana, años atrás.Se sentó de forma precipitada, y se apartó del hombre que emanaba una oscuridad apremiante, lo escuchó dar una orden en italiano, y luego se tensó cuando sus ojos se pusieron en ella.Sus ojos eran entre verdes y oscuros, sus cejas pobladas, y tenía el cabello hacia atrás peinado con los dedos. El traje se ajustaba a su cuerpo, un traje de color negro, y una camisa blanca a medio abotonada. Su piel no era blanca, más bien bronceada, y su boca estaba en una línea, mientras sus ojos la escaneaban completa.Alana podía decir que recordaba a aquel chico de forma muy distorsionada, un jardinero empleado de su padre, y su h