PLAN…El hombre que acababa de entrar, Carlo, observaba la escena con un interés calculado, como si fuera un espectador en una obra de teatro cuyo final ya conocía. Su sonrisa impecable no alcanzaba a ocultar del todo la intensidad de su mirada. Alana sentía que la estaba evaluando, juzgando su postura, su voz, incluso el modo en que apretaba los labios para contener sus pensamientos.—Bien, Alana. Vamos directo al grano —dijo Carlo, rompiendo el silencio —. Parece que hay asuntos importantes de los que debemos hablar, y el que tu padre o hermano lo sepa, parece no tan relevante como su situación ahora.Carlo se sentó en un sillón de cuero junto a una mesita con una botella de vino y dos copas. Sirvió una y la ofreció a Isabel, quien la aceptó con una sonrisa antes de cruzar las piernas. Luego, dirigió su atención a Alana.—Me parece fascinante que tu madre no me haya contado antes sobre el lío en el que estás metida —dijo Carlo, sin un ápice de burla en su tono, pero con un evidente
SUSURROS…Alana sintió el corazón en la garganta mientras todas sus fibras palpitaban como una sola célula. Podía desde su distancia escuchar la respiración errante de Ángelo, y si no estaba exagerando, podía sentir su temblor. Además, era muy evidente. El chico, alto, delgado, de unos once años, cabello oscuro, y mirada idéntica a Ángelo, debía ser Luciano. Su postura era rígida, como si intentara aparentar más confianza de la que realmente sentía.—Ivy… —La voz ronca de Ángelo lo delató. Estaba nervioso como todos.Ivy tenía los ojos nublados, pero tomando un aliento, se giró, le sonrió a su hijo y lo instó a caminar.—Está bien, ven conmigo… —Ambos caminaron, uno más seguro que el otro, y Alana retrocedió un paso mirando el rostro de Ángelo que se había puesto pálido.Pero su compostura permaneció como una roca.—Ángelo, él es Luciano, mi hijo… —Ángelo miró los ojos de Ivy y luego los desvió a Luciano. Habían ganado en genética. Podía ver que era como verse en el espejo a su edad.
ELLA TAMBIÉN TE AMA…Alana sintió cómo el agua caliente cayó por su cuerpo entumecido y cerró los ojos solo para desear que su mente se pusiera en blanco, pero este anhelo era casi imposible.Sus ojos se irritaron cuando le ardieron bajo el agua y dejó caer unas lágrimas.Ella quería huir, pero ¿a dónde? Su familia ya no era su familia, y odiaba ver a Ángelo como parte de su vida.Recordó los ojos de su sobrino, la mirada de William en el hospital. Las palabras de su madre retumbaban en su cabeza. Ella pensaba que pronto iba a volverse loca.Enjabonó su cuerpo y sintió que le dolía la piel físicamente. El estrés era mucho, y todo por lo que había pasado solo la dejaban agotada cada vez más.En un momento cerró la ducha y tomó algunas toallas, y cuando iba a abrir la puerta del baño, ella se quedó quieta cuando vio la figura de pie en el marco.Su corazón comenzó a palpitar rápidamente y su cuerpo se tensó.—¿Escuchaste mucho? —su ceño se frunció.—¿De qué hablas?—De ti, mirándonos hab
HAY UN PLAN…Los ojos de Alana se abrieron, y lo primero que vio fue la luz filtrarse por las cortinas. Ella se movió un poco tocando la cama vacía a su lado y luego hizo una mueca cuando hizo un movimiento en sus piernas.Si había dormido unas horas, era mucho a cómo fue su noche de pasión con Ángelo Denaro.“La mujer que me dio la vida” se estremeció al recordar las palabras y luego se sentó con una puntada en su vientre.Ella batió su cabello, y puso los pies en el suelo, cuando en el siguiente momento, escuchó un mensaje de texto en su celular.«Tenemos que hablar. Hay un plan»No había un remitente, pero ella escribió rápidamente.«¿En el mismo lugar pasado?»«Sí»«¿Dentro de cuánto?»«Una hora»Alana tomó una aspiración y comenzó a arreglarse con rapidez para salir, pedir que la dejaran en algún sitio y luego desviarse a la casa del marido de su madre. Y fue lo que hizo.Para su suerte, cuando salió no estaba ni Ángelo, ni Ivy, ni Luciano, cosa que le facilitó mucho las cosas.Pi
SE LO DICES TÚ, O LO HAGO YO—¿Dónde está William ahora? —preguntó con un hilo de voz.—Tu hermana consiguió un lugar provisional para nosotros. Es cómodo, después que el maldit* de Denaro nos desalojó de nuestras pertenencias, no pudimos hacer mucho. —Hubo un silencio incómodo, y Oliver prosiguió—. Hablé con los médicos; parece que William se recuperará por completo. Tu hermano está bien, Alana, pero necesita apoyo.Ella cerró los ojos con fuerza, sintiendo el peso de las palabras. Por un lado, el alivio de saber que William estaba mejor; por el otro, el tormento de saber que su lucha estaba lejos de terminar. Carlo tenía razón en algo: su familia estaba rota, y por más que quisiera ignorarlo, había grietas imposibles de reparar.—¿Alana? —insistió su padre al otro lado de la línea.—Estoy aquí, papá. Lo visitaré pronto, envíame la dirección —dijo, sintiendo que su voz sonaba más firme de lo que en realidad se sentía.—Hazlo. Él te necesita, ahora mismo te envío la dirección. ¿Tú est
ACCIDENTEAlana tembló mientras las lágrimas cayeron de forma rápida por sus mejillas.Estaba lloviendo a cántaros y su ropa estaba empapada y pegada a su cuerpo cuando se bajó del auto y vio a la persona que había atropellado, tirada en el piso.Ella sacó su teléfono con urgencia, y se arrodilló para tomarle el pulso al hombre, mientras un sollozo escapó de su boca. La sangre se veía esparcida en el suelo, y él no se movía, y por más de que estaba tratando de retener su agonía, estaba desesperada.El tono del móvil repicando se escuchó en sus oídos, y su mano titiló mientras su boca no dejaba de moverse.—Por favor, por favor, contesta… —¿Alana?—¡Papá…! —ella soltó su primer gemido—. ¡Papá, necesito tu ayuda… he atropellado a un hombre…! Y creo… creo que él está muerto.Hubo un silencio muy largo. Alana sollozó mirando hacia todas partes, pero la calle estaba totalmente desierta.Un escenario realmente casi diseñado.—¡Por Dios santo, Alana! ¿Dónde estás? —Oliver preguntó con la vo
¿ESTÁS LOCA?Dos semanas después, Alana estaba sentada en un auto, con los ojos en blanco, preguntándose cuál sería su destino. Ella simplemente apretó una hoja de papel que decía que estaba libre, y que el juez había cerrado su caso por inconsistencias, mientras el auto se dirigía a la casa de su padre.La habían liberado de su condena, pero en su conciencia sabía que había matado a un hombre.Eso, sumado a todo este tiempo aislada de su familia, y totalmente de su alma.Ella tenía una lista larga en su cabeza, durante todo este tiempo, ese hombre misterioso le había dado instrucciones específicas y suficientes para seguir al pie de la letra, y ahora que estaba fuera de esa prisión, sabía que cualquier cosa, era mejor que estar detrás de las rejas.Sobre todo, porque, no la criaron para ser fuerte, era un montón de partículas hechas mierd@ y llenas de mucho miedo.El chofer manejó en silencio hasta la mansión de su padre, al que no había podido ver en dos largas semanas después del a
EL GRAN DÍAÁngelo Denaro volvió a ver las cámaras y hundió el botón para hundir el botón de pausar.Acercó el Zoom de la cámara y la vio.Estaba más incómodo de lo que pensaba. Lo último que recordaba de Alana, era una niña de apenas doce años. La niña consentida de la familia Duncan y realmente el motivo por el que Eliana Duncan se quedó más tiempo con su marido, tratando de aparentar un matrimonio fallido. Sin embargo, ahora ella era completamente una mujer, y aunque nunca pensó admitirlo, sí, era mucho más bella que Isabella.Él apretó la mandíbula y luego volvió a presionar el botón para verla salir de la cárcel y cuando la subieron a uno de sus autos. Se recostó en la silla e hizo un triángulo con sus manos, para fruncir su ceño. Encima de su mesa, estaba la invitación de boda que uno de sus hombres le había traído, y era realmente una burla para la prensa que una de las hijas del prestigioso Oliver Duncan, estuviera anunciando su matrimonio a solo cinco días, sin el nombre de