NECESITO TU AYUDAEl aire se tornó pesado, casi irrespirable. Las palabras de Ivy golpearon a Alana como un trueno y su garganta se cerró tanto que incluso sintió que se asfixiaba.Alana se levantó de golpe dando unos pasos rápidos e Ivy la siguió hasta que tomó su brazo.—Ivy… déjame.—Escucha.—¿Qué? ¿Qué más hay para decir? ¿Has ocultado a tu propio hijo? ¿Puedes pensar en el dolor que le causarás a Ángelo? Él… —A Alana se le quebró la voz e Ivy levantó el mentón.—Nadie ha sufrido más que yo Alana, nadie…—¿Cuántos años tiene?—Haz la cuenta. Han pasado diez años.Alana se tapó la cara y negó.—Tu hermano… Dios, esto es increíble.—Quiero que me ayudes… —Y aunque las lágrimas de Alana bajaban por el rostro, la miró incrédula.Su mente intentaba asimilarlo, pero su corazón, acelerado y dolido, se resistía a aceptar lo que había escuchado.—¿Qué dijiste? —Alana apenas logró articular, su voz rota por la incredulidad.Ivy respiró profundamente, como si cargar el peso de aquel secreto
QUIEN COMENZARÁ PRIMERO.—¿Qué ocurre? —La voz de Ivy resonó en el auto y Ángelo solo dijo:—A casa… —pero no dejó de mirarlas a ambas.—¿Ángelo? —Ivy intentó una vez más y Alana pudo notar como él la miró como si le transmitiera su enojo.—¿No debería yo hacer las preguntas? —Alana notó como la mandíbula de Ivy tembló ligeramente y ella bajó la mirada en un segundo—. No me quites la put@ mirada, coño…Y el corazón de Alana tambaleó.—Ángelo… —ella lo llamó como un susurro y el auto iba demasiado rápido para su gusto.Los ojos oscuros de Ángelo se desviaron hacia ella pronunciando su ceño, y a Alana se le hizo un nudo en la garganta.—¿Qué se supone que no sé? ¿Quieren seguir jugando a mentirme, o quién comenzará primero? —preguntó con un tono cargado de amenaza.Alana estaba terriblemente confundida, no sabía si se trataba solo de ella, de su hermano y familia, o también de la vieja. Ahora misma podía pensar que podía ser todo. Incluso la intensidad de su mirada, le hacía sentir un e
ERA SUYA…El silencio se alargó en la casa tras el portazo de Ivy. El eco de su salida pareció resonar en los muros, dejando a Alana y Ángelo envueltos en una tensión que se sentía como un puño cerrado en el pecho. Ángelo permaneció recostado contra la pared, mientras su respiración agitada rompía la quietud.Entonces él se centró en sus ojos un poco nublados y sus labios temblorosos.¿Tendría miedo de él también?Sin embargo, Alana extendió sus manos y tomó las suyas.—Hay que hacer algo con estas heridas, al menos lavarlas y vendarlas.Pero Ángelo apretó la mandíbula y negó.—¿Desde cuándo lo sabes?Alana bajó la mirada y pasó un trago.—Esta mañana. No la culpes, ella ha pasado por mucho, era… era apenas una niña.Ángelo sonrió con amargura mientras Alana vio su expresión. A pesar de su condición, él era demasiado hermoso para ella.—¿Dónde está Luciano? Y maldit@ sea, debe de tener por lo menos once años y no me conoce…Alana, todavía frente a él, sentía el peso del momento como s
JAMÁS PENSARON ESTARÍA AQUÍ…Ángelo soltó el aire mirando cómo la madrugada le daba un tono negro al cielo. Hacía mucho frío, pero él no podía sentir nada en su cuerpo, a excepción de la sensación que le creaba el recuerdo de estar dentro de Alana una y otra vez.Miró su vaso medio lleno, se sentía ebrio, cansado y con un ardor en el alma que lo estaba dejando sin aire. Por más que restregaba sus ojos, por más que quería dormir, no podía conciliar el sueño. Los momentos con Alana habían dejado su corazón con un alivio temporal, pero ahora que Alana estaba dormida en su cama, desnuda, envuelta en sus sabanas, toda la sensación de incertidumbre volvía a golpearlo con fuerza.“Luciano”Odiaba la sensación.Odiaba la traición.Odiaba que fuera su hermana…Volvió a beber y le ardió la garganta, entonces se quedó quieto cuando sintió un movimiento.—¿Qué haces despierta?—¿Sigues bebiendo? —Ángelo sonrió, aún no se había girado hacia ella, solo estaba de espaldas, y puso el vaso vacío en un
LLEVAME A ÉL…La puerta del cuarto del hospital se abrió lentamente, y un par de tacones resonaron contra el piso de baldosas. Alana y William se quedaron congelados al ver a su madre entrar, con la mirada altiva y el porte impecable que siempre había exhibido, incluso en los momentos más tensos de sus vidas.William apretó los dientes y puños, mientras Alana retrocedió unos pasos.La había visto en la boda, y de eso, ya había pasado mucho tiempo. Incluso cuando pensó que las noticias sobre su matrimonio y todo el caos que estaba sobre ella alertarían a su madre, eso nunca sucedió.Realmente, Alana sentía que no pertenecía a su madre desde hace mucho.—He tenido un viaje largo, pero me alegra de verte vivo…—¿Qué haces aquí? No fui yo quien pidió que vinieras —A William el resentimiento se le notaba por encima.Alana abrió la boca para mirar a William, pero Isabel se adelantó.—Nadie me invitó, no necesitó ser invitada, aunque… —Y señaló a Alana—. Tu esposo es bastante educado, porque
SON MUCHO MÁS…El silencio en el auto era insoportable. El ruido del motor, suave y constante, parecía un reloj que marcaba cada segundo de su decisión. Alana miraba por la ventana, observando cómo la ciudad se deslizaba a su alrededor, pero sin realmente ver nada. A su lado, Isabel, estaba sentada como si nada pudiera desmoronarla, como si las ruinas que había dejado a su paso no fueran de su incumbencia.Y, de hecho, eso incomodaba a Alana, pero debía dejarse claro, que ahora mismo, necesitaba de ella.—¿Quién te dijo lo de William? —preguntó Alana finalmente, rompiendo el silencio.—Todo el mundo lo sabe.Isabel volteó su rostro hacia ella y la miró con seriedad.—Imagino que ahora buscas respuestas.—No estoy buscando respuestas —respondió Alana con firmeza—. Necesito soluciones.—Una solución no siempre es gratis, querida —Isabel giró la mirada hacia la carretera con su tono gélido.Alana apretó las manos contra su cuerpo. Las palabras de su madre siempre habían sido así, afilada
ACCIDENTEAlana tembló mientras las lágrimas cayeron de forma rápida por sus mejillas.Estaba lloviendo a cántaros y su ropa estaba empapada y pegada a su cuerpo cuando se bajó del auto y vio a la persona que había atropellado, tirada en el piso.Ella sacó su teléfono con urgencia, y se arrodilló para tomarle el pulso al hombre, mientras un sollozo escapó de su boca. La sangre se veía esparcida en el suelo, y él no se movía, y por más de que estaba tratando de retener su agonía, estaba desesperada.El tono del móvil repicando se escuchó en sus oídos, y su mano titiló mientras su boca no dejaba de moverse.—Por favor, por favor, contesta… —¿Alana?—¡Papá…! —ella soltó su primer gemido—. ¡Papá, necesito tu ayuda… he atropellado a un hombre…! Y creo… creo que él está muerto.Hubo un silencio muy largo. Alana sollozó mirando hacia todas partes, pero la calle estaba totalmente desierta.Un escenario realmente casi diseñado.—¡Por Dios santo, Alana! ¿Dónde estás? —Oliver preguntó con la vo
¿ESTÁS LOCA?Dos semanas después, Alana estaba sentada en un auto, con los ojos en blanco, preguntándose cuál sería su destino. Ella simplemente apretó una hoja de papel que decía que estaba libre, y que el juez había cerrado su caso por inconsistencias, mientras el auto se dirigía a la casa de su padre.La habían liberado de su condena, pero en su conciencia sabía que había matado a un hombre.Eso, sumado a todo este tiempo aislada de su familia, y totalmente de su alma.Ella tenía una lista larga en su cabeza, durante todo este tiempo, ese hombre misterioso le había dado instrucciones específicas y suficientes para seguir al pie de la letra, y ahora que estaba fuera de esa prisión, sabía que cualquier cosa, era mejor que estar detrás de las rejas.Sobre todo, porque, no la criaron para ser fuerte, era un montón de partículas hechas mierd@ y llenas de mucho miedo.El chofer manejó en silencio hasta la mansión de su padre, al que no había podido ver en dos largas semanas después del a