LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 12. Un hombre que sabe lo que haceDecir que estaba loca de remate era una redundancia, reiteración, obviedad… ¡Estaba loca!Pero aun así cada vez que lo miraba por encima de la pantalla de la computadora, Sebastian sentía que algo se revolvía dentro de él. Era su esposa. No la recordaba para nada, pero siendo honesto no se recordaba ni a sí mismo, así que no podía culparla por lo que había pasado. Después de todo si los habían asaltado en plena carretera al punto de dejarlo así, solo podía agradecer que no le hubieran hecho algo peor a ella.El Pollo al temporizador funcionó bastante bien y pasaron el resto del día sin hambre, aunque para la noche ella se paró junto a la mesa y se puso las manos en las caderas con expresión aturdida.—¡Joder, príncipe, voy a tener que conseguir otro trabajo solo para alimentarte! —Se rio.—No sé qué decirte. Creo que estoy en desarrollo —se burló él encogiéndose de hombros.—Nooooo, si tú estás en desarrollo todavía avísa
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 13. Algo malEra preciosa. La condenada era preciosa desde la punta de los cabellos hasta los malditos dedos de los pies, y la forma en que se dibujaba su cuerpo a través de aquel cristal mojado hizo que a Sebastian se le hiciera agua la boca.Retrocedió trastabillando y carraspeño cuando llegó a la cocina, porque era evidente que aunque él no se acordara de aquella mujer, el resto de él si la deseaba… y mucho.Así que puso su atención en algo menos peligroso, como salvar el filete de morir completamente calcinado, porque ella ¡Oh sorpresa! también había olvidado este.Para cuando Michelle por fin se acordó y salió del baño corriendo envuelta en un albornoz, ya él sabía dos cosas: la primera era que sabía cocinar unos filetes espectaculares, y la segunda era que ella siempre terminaría quemando la comida, al menos tres o cuatro veces por semana.—¡Uff, qué susto! —suspiró Michelle sonriendo al verlo en la cocina—. Pensé que perdíamos a estos también.—Estu
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 14. Malditos celosSebastian apretó los labios, porque entre las muchas cosas que se le podían salir a su loca, aquella era la cosa más seria que le había dicho desde que la conocía… o la recordara… como fuera.La vio pasar a su lado con expresión impenetrable y entró a la casa con paso firme, solo para quedarse boquiabierta porque conocía a algunos amigos de su abuela, pero definitivamente no esperaba que vinieran con todos sus hijos… ¡e hijas!Bufó con fastidio cuando se dio cuenta de que su archienemiga de la infancia estaba allí, Lorena Weller, nieta de un agradable hacendado, pero ella no tenía nada de agradable. Michelle jamás la había soportado, pero largarse a un internado en Denver ciertamente la había ayudado a olvidarla, hasta ahora.—¡Michelle, querida! —chilló la chica abriendo los brazos y acercándose con expresión acosada hasta que vio a Sebastian pararse detrás de ella con aquella mirada atenta y medio felina que siempre tenía—. ¡Ay por Dio
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 15. Una masacreQue su esposa amada lo hubiera pateado en las pelotas no era lo peor del mundo, en el fondo sabía que había estado tentando al destino con todo lo que la había provocado. La mecha de aquella mujer era excesivamente corta, y verla estallar como un barril de dinamita le había puesto el puto ego por el cielo en un segundo, porque eso significaba que ella lo estaba celando y en serio.Lo que no sabía era por qué su inconsciente lo estaba traicionando así, pero eso estaba a punto de descubrirlo, porque apenas Michelle le hizo aquella advertencia y se dio la vuelta para marcharse, Sebastian presintió que no lo haría sola. La vio dejar la fiesta por uno de los corredores laterales y gruñó entre dientes cuando el señor magnate la siguió.Respiró hondo y se enderezó, encajando aquella punzada de dolor que lo atravesaba, pero antes de que pudiera dar el primer paso en la misma dirección, sintió un par de manos sobre sus brazos, que si era honesto ten
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 16. Una cama disponibleEl rostro de Tadeo Reyes estaba desencajado, y cualquiera que hubiera creído que la mujer frente a él lo estaba disfrutando, la verdad era que no era así. Michelle no mentía al decir que lo había sacado de sus pensamientos hacía años, y que lo que hacía o no, no tenía nada que ver con él, porque ni ganas de vengarse le quedaban.Sin embargo eso era lo último que se le podía decir al narcisista niño rico.—¿Felizmente? —replicó con sorna—. ¿Creíste que no escuché lo que le dijiste hacía un rato, que lo tiene del tamaño de un Tic Tac? ¿Qué tanto te puede satisfacer o hacer feliz eso?Michelle se cruzó de brazos mientras lo miraba de arriba abajo con expresión sarcástica.—Tadeo, lo que yo diga o no para molestar a mi esposo no es asunto tuyo, pero si tienes curiosidad por lo que mi marido tiene entre las piernas… lo siento, pero creo que no es gay —sonrió con descaro.—¿Qué carajo estás diciend…?—¡Pero yo me presto para exhibición! —
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 17. Un caballeroEra jodidamente linda cuando sonreía, Sebastian no podía negar eso, y el problema real ahí era que ella sonreía todo el tiempo.Algo se le revolvió dentro cuando atravesaron la puerta del cuarto y ella pareció por fin percatarse de dónde estaba.—Espera… ¿qué hago aquí? —murmuró arrugando el ceño y Sebastian suspiró empujándola a la cama.—Dormir, eso vas a hacer —le respondió, pero ella se detuvo en seco, haciendo que el pecho del hombre chocara contra su espalda y aunque algo le decía que no debía, Sebastian no tuvo más remedio que quedarse ahí, inquieto, nervioso, mientras sentía la curva de su trasero contra su bragueta.—Espera, espera… no —suspiró Michelle negando con la cabeza.—¿Cómo que no? —reclamó él.—No, tú tienes que dormir, mañana te levantas temprano a trabajar…—Mañana no se trabaja, Michelle…—¡Ash, mentiroso! Los animales igual comen y tú igual eres un obseso del trabajo, irás de todas formas… No puedo dejar que duermas
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 18. Un lugar conocido Y aquí es donde nos vamos a poner realmente serios, en primer lugar porque ya me acusaron de que esto parece novela coreana donde no se dan ni un beso. ¡Sacrilegio!... pero es cierto. ¡Banda de calenturientas!... Y en segundo lugar porque entre el colchón y el cuerpo de Sebastian solo quedaba ella, con tan condenado poco espacio que no quedaba ni un solo pedacito para la risa. La expresión de aquel hombre sobre ella hacía que a Michelle se le aflojara hasta el elástico de los calzones, y él era capaz de verle el hambre en toda la cara. —¡Maldición! Eres el lobo feroz —lo acusó Michelle cuando sintió sus manos recorriendo sus muslos como una anunciación, bajándole los pantaloncillos cortos con bragas incluidas. —Y seguro tú no quieres que te coma —replicó con sorna y la vio morderse el labio inferior mientras le abría las piernas con el movimiento más sensual que existía. No podía decir que estaba ni remotamente curado del todo, pe
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 19. ¿Qué va a pasar ahora?—No te levantes —susurró en su oído y Michelle sintió que se le erizaba hasta el último cabello.Abrió los ojos con un ronroneo y se quedó mirando a la línea dura del pecho de Sebastian, donde tenía apoyada la cabeza.—¡Dios, príncipe, no me malentiendas, estás más bueno que el pan, pero estos pectorales no son para dormir contra ellos, me va a da tortícolis! —rio ella suavemente.—No hay problema —sonrió Sebastian dándole la vuelta y abrazándose a su espalda—. Si es por eso, puedes dormir contra otra cosa.Michelle cerró los ojos y apretó los labios a ver si no se le notaba tan descaradamente la excitación, pero el miembro de aquella bestia restregándose contra su trasero en pleno amanecer no daba nada de risa.—Dime por Dios que esa es “la involuntaria matutina” —lo increpó y solo le escuchó un gruñido de satisfacción mientras se apretaba aun más contra ella.—No creo que yo haya hecho nada como esto de forma involuntaria algun