La mujer asintió con la cabeza mientras se recostaba en la camilla, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción correr por su cuerpo. Sabía que este era el comienzo de algo grande, algo que había anhelado durante años. Siempre quiso tener hijos.
Rogaba al cielo que pudiera quedar embarazada, y que eso ayudara a su matrimonio y también hacer feliz a su familia que estaban ansiosos por tener un nieto, de solo pensar en su alegría, se le dibujaba una sonrisa en los labios.Ella era hija de una familia numerosa, y veía con nostalgia como sus primos y primas, tenían a sus bebés y ella no, y no es que le provocará envidia, para nada, más bien se alegraba cada vez que alguien daba la noticia de un nuevo embarazo; sino que era el deseo que más anhelaba en su corazón y aún no entendía por qué no podía cumplirlo.El doctor comenzó a preparar todo lo necesario para la inseminación mientras la mujer cerraba los ojos y se concentraba en respirar profundamente. El proceso fue rápido y sin dolor, y ella no pudo evitar sentirse agradecida con la ciencia moderna por hacer posible que pudiera tener su hijo.Después de unos minutos, el doctor se detuvo y sonrió.—Listo, señora Castelli. Ahora solo tiene que descansar y esperar los resultados, en una semana.La mujer asintió y se levantó con cuidado de la camilla, sintiéndose un poco mareada mientras se vestía, pero luego de un momento se sintió mejor.—Gracias, doctor, de verdad estoy muy emocionada y ansiosa por conocer la noticia.Tamara no podía evitar pensar en todo lo que había hecho y pasado para llegar hasta allí. Había intentado quedar embarazada de manera natural durante años, cinco años para ser exactos, sin éxito, alegrándose cada vez que tenía un retraso y decepcionándose y cayendo en depresión cuando se hacía la prueba y resultaba negativo, todos los meses ese era su rutina, y terminaba triste, deprimida de no poder cumplir con su sueño más anhelado.Había probado con diferentes tratamientos y medicinas, pero nada funcionaba. Hasta que finalmente se decidió por la inseminación artificial y su esposo aceptó ayudarla en eso, de pronto recordó lo que le había dicho, que si eso no funcionaba, se divorciaría de ella.Al recordarlo no pudo evitar sentirse angustiada, en su familia a excepción de su abuela paterna, ninguna de las generaciones de sus padres, ni de sus primos se había divorciado hasta ahora, ella no quería ser quien rompiera el récord de matrimonios consolidados en la familia, le tenía pavor a equivocarse.Por otra parte, le daba vergüenza que su matrimonio fracasara, porque sus padres se lo habían dicho cuando iba a casarse, que esperara vivir primero un noviazgo, que aún era muy joven.Cuando le dieron ese consejo, ella se molestó y no estuvo de acuerdo, hasta terminó discutiendo con ellos, que en la familia muchos se habían casado jóvenes y que no veía ninguna razón por la cual ella debía esperar, sin embargo, ahora que el tiempo había pasado no estaba tan segura de haber hecho lo correcto, aunque aún no estaba preparada para admitirlo.Mientras salía del consultorio, Tamara no pudo evitar sentirse emocionada y asustada al mismo tiempo. ¿Y si no funcionaba? ¿Y si no era capaz de concebir un hijo después de todo? Pero también sentía una gran determinación. Haría todo lo que estuviera en su poder para tener a su hijo.Apenas salió marcó el celular de su esposo, hizo un primer intento, el teléfono repicaba, nadie lo atendió, luego hizo una segunda llamada, con el mismo resultado, hizo un tercer y cuarto intento, hasta que en el último respondió, pero la molestia de su esposo no se hizo esperar.“¡Maldit4 sea mujer! ¿Por qué carajos tienes que ser tan intensa? ¿Acaso no te das cuenta de que cuando alguien no responde un teléfono es porque no puede hablar?”, expresó furioso.—Lo siento Joel, mi intención no era perturbarte, solo te llamaba para decirte que ya me hice el procedimiento de inseminación artificial y solo nos queda esperar los resultados en una semana —dijo emocionada.“¿Y solo para esa estupidez me interrumpes? ¿Acaso crees que estoy jugando? ¿O perdiendo el tiempo como tú? ¿Piensas que no tengo nada qué hacer? Te voy a agradecer que no me molestes que estoy ocupado”, dicho eso le cortó la llamada, sin dejarla hablar.Ella suspiró profundo, sintiéndose su corazón herido, mientras los ojos se anegaron producto de las lágrimas.No podía creer que él la tratara así, si cuando se enamoraron se veía que la amaba, pero ahora no estaba segura, por un momento tuvo dudas ¿Sería correcto traer un niño al mundo solo para salvar un matrimonio? ¿No estaré siendo egoísta?, pensó ¿Será que me estoy equivocando otra vez?, se preguntó.Llamó a su amiga y esta la atendió al primer repique.—Aló, Freya, ¿Estás ocupada? —interrogó con un poco de vergüenza, no deseaba molestar.“No, estoy un poco desocupada ¿Te hiciste la inseminación?” interrogó.Sí, ahora iré a la casa a descansar… te llamaba porque necesitaba conversar con alguien —un sollozo salió de sus labios y Freya se asustó."Voy a tu casa, nos vemos allá", dijo cortando la llamada.Ella siguió caminando, con los ojos tan anegados por las lágrimas producto de la discusión con su esposo, que no se dio cuenta por donde iba caminando hasta que impactó con un cuerpo sólido y hubiera rodado cómo fruta de pueblo, si esos fuertes brazos no la hubieran sostenido con fuerza.Tamara levantó la cabeza y vio al hombre más hermoso que había visto en su vida, con unos ojos verdes que brillaban como si fueran esmeraldas en la luz del sol.El hombre la observó preocupado.—Disculpe señorita, ¿Está bien? ¿No se lastimó? —ella negó con la cabeza, aunque se sentía un poco aturdida por el impacto y la emoción, no pudo hablar por unos segundos hipnotizada ante la belleza de ese hombre.—No —agitó la cabeza—, no me lastimé, estoy bien, disculpe… venía distraída, lo siento —dijo en un hilo de voz, mientras él la soltaba con cuidado.Tamara no podía dejar de mirarlo, sintiendo una extraña atracción hacia él.—Gracias, no sé cómo agradecérselo —dijo ella tímidamente.—No hay problema, solo asegúrese de mirar hacia dónde va la próxima vez —respondió él con una sonrisa y guiñándole el ojo.Ella se sonrojó avergonzada, y no pudo evitar, sentir como especie de aleteos de mariposas en su estómago.Y aunque él se retiró, ella se quedó viéndolo hasta que cruzó por otro pasillo y dejó de verse.—¿Qué diablos pasó aquí? —se dijo, mientras se ponía los lentes, subía al auto e intentaba controlar los latidos acelerados de su loco corazón.Tamara se sentó en el auto por unos minutos, tratando de recuperar la compostura. No podía creer lo que acababa de pasar y la forma en que ese extraño la había dejado sin habla. Se sentía un poco mal, porque ella no estaba para ver a los lados, cuando tenía un esposo buen mozo y bien proporcionado en su casa. “Por favor, no tienen punto de comparación con Joel” dijo su conciencia “Ese viene siendo cuando mucho una catedral de alguna ciudad, mientras que el espécimen masculino que acabas de ver es la basílica, que digo basílica, ese hombre es el mismísimo vaticano.” —Ay diosito, saca esos malos pensamientos de mi mente —pronunció en voz alta, sintiéndose avergonzada consigo misma. El resto del trayecto no pudo dejar de pensar en ese hombre, condujo a su casa y allí afuera lo estaba esperando su amiga, quien había estado esperándola preocupada, casi arrancándose los pelos, pero al verla tan tranquila abrió los ojos desorbitados. —Mujer, tú me quieres hacer morir infartada, venía con
Tamara cortó la llamada con una sensación de pesar en su corazón, estaba sentada frente a su tocador, mientras miraba su reflejo en el espejo. No podía creer la insensibilidad de Joel hacia ella, sobre todo después de haberse sometido a un procedimiento tan personal.Se sentía violada e indefensa, como si no tuviera control sobre su cuerpo ni sobre su vida, por un momento no dijo nada, solo pensando en lo que había ocurrido.La frustración le recorrió el cuerpo. Sabía que las exigencias de Joel eran injustas, pero también sabía que no tenía más remedio que cumplirlas. Al fin y al cabo, era su esposa y no se atrevía a oponerse a su decisión, así una parte de ella quisiera liberarse.Se volvió hacia su amiga, que miraba el teléfono como si fuera el propio Joel.—No puedo seguir así —dijo Tamara, con lágrimas en los ojos—, me siento atrapada, cada día más tengo la sensación de estar viviendo una vida que no me corresponde —dijo ahogándose con las lágrimas, no pudiendo ocultar más lo que
Con nuevas fuerzas, Tamara cogió el teléfono y marcó el número de la diseñadora que Joel le había enviado. Pidió que le enviara un nuevo enlace para ver los trajes disponibles y diez minutos después había escogido y ordenado que le trajeran tres vestidos sexys, nada recatados ni colores neutros como le gustaban a su esposo, así como cualquier otra opción que pudiera tener. Tamara iba a elegir su propio traje y no iba a permitir que Joel tuviera nada que decir al respecto. Tamara canceló a los otros profesionales y después de colgar el teléfono, Freya llamó a su estilista y maquilladora de confianza para que la ayudaran a prepararse. Mientras esperaba la llegada de su ropa, Tamara comenzó a imaginarse cómo se vería en los nuevos vestidos que había elegido. Se sentía emocionada por la oportunidad de tomar el control de su propia imagen y estilo por una vez. Incluso comenzó a considerar cortarse el cabello y cambiar su peinado para darle el estilo que le gustaba. Se preguntaba que iba
Tamara se sintió hipnotizada por la presencia del hombre que la había rescatado de la grosería del guardia. Su mirada se clavó en sus ojos verdes, que parecían escudriñarla con tanta intensidad que la hacía sentir vulnerable y expuesta. Se mordió el labio inferior, tratando de recuperar el aliento.—Gracias por intervenir —murmuró ella con un hilo de voz, tratando de recobrar la compostura que había perdido.Sebastini le sonrió de nuevo, con una sonrisa ladeada que le hizo estremecer las fibras más sensibles de su cuerpo y se dio cuenta que su expresión se veía más suave de cuando lo conoció.—No hay problema. Me alegra mucho haber llegado a tiempo, siempre me resulta placentero, rescatar a una dama en apuros —pronunció con cierto aire de arrogancia, que a Tamara la irritó.—Yo no necesitaba ser rescatada —dijo de pronto sintiéndose incómoda.Ante sus palabras el soltó una carcajada que le erizó los vellos de la piel.—Entonces tenemos percepciones diferentes.Esa voz provocó en Tamar
Joel terminó de arreglarse la corbata del traje sin dejar de mirarse en espejo, en la habitación que tenía en su oficina. Escuchó unos pasos y al girarse vio a la secretaria parada con una expresión de preocupación. —¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara? —interrogó sin apartar la mirada de su rostro. —Es que hay un problema, señor, le juro que es algo que escapó de mis manos —dijo la mujer haciendo una pausa, sintiéndose un poco temerosa—, mandé al chofer a dejar la entrada de su esposa en la recepción de la cena, pero tuvo un contratiempo y no la pudo a entregar… así que lo más probable es que ella esté allí, no haya podido entrar o se haya regresado a su casa. El hombre chasqueó la lengua en un gesto de absoluta indiferencia. —No te preocupes, Tamara no se va a mover de allí hasta que no me vea, ella no hará nada distinto a como le digo… parece un robot, solo actúa como se le programa, es tan estúpida que no parece que fuera hija de una de las familias que llegó a ser la más poderosas d
Tamara sintió terror al ver la expresión molesta de Joel, intentó liberarse del agarre de su esposo, pero él la sujetó con más fuerza.—¡Quédate quieta! Habla de una m4aldita vez ¿Te quedaste muda? ¿No tienes nada qué decir? ¿Por qué andas vestida como una furcia? —Joel escupió las palabras con rabia.Tamara temblaba de miedo, pero trató de mantener la calma. No quería que su esposo la viera débil.—Yo… me vestí así porque quería darte una sorpresa… gustarte —respondió ella con voz aparentemente serena, aunque por dentro estaba atemorizada.Pero a Joel no le agradaron sus palabras.—Te dije de manera exacta cómo te ibas a vestir, si hubiese querido una put4 le habría pedido a alguna que me acompañe ¿Acaso no tienes vergüenza vestida como una zorr4 mostrando tu cuerpo a los hombres? Un cuerpo que lo más seguro es no les provoque nada, ¿Crees que viendo tantas mujeres altas, elegante, van a poner su mirada en una enana siniestra como tú? Tamara se quedó viendo a Joel con los ojos anega
Tamara estaba petrificada, jamás había visto a Freya tan enfurecida. Joel soltó a su mujer, pero en vez de dejar todo así, se giró, miró a Freya con absoluto odio y se enfrentó ella mientras esta seguía sujetando la zapatilla de manera peligrosa.Le tomó la mano y se la apretó con fuerza, pero Freya con la otra mano comenzó a golpearlo.—¡Tú eres la culpable de todo! Mal influencias a Tamara y la pones en mi contra y como no eres más que una mujer de cascos ligeros, que no le importa amanecer en la cama de cualquiera, solo estás buscando que mi mujer se comporte de la misma manera, seguro que se vistió así aconsejada por ti… quiero que te alejes de ella, no vuelvas a acercarte porque voy a pedir una orden de alejamiento —espetó con molestia.—¡Eres una Bestia! Sientes placer amedrentando un par de mujeres, pero seguro que tu valentía sale corriendo cuando ve a un verdadero hombre, ya vas a ver cómo hago un escándalo y saco a todos esos hombres de negocios para que vean el tipo tan des
Tamara no dijo nada de su acto de violencia contra ella, se sentía tan mal, que por un momento quiso que todo eso le estuviera ocurriendo a otra persona, pese a ello de manera automática se terminó de despojar de la ropa, por eso no se dio cuenta como él la miraba con desprecio. Cuando ella estuvo completamente desnuda, Joel la apretó contra su cuerpo y le dijo: —Mira Tamara, no quiero volver a verte acercarte a Sebastini. Si lo haces, te juro que me encargaré de que pagues las consecuencias. Tú eres mi mujer y tienes que estar dispuesta para mí cuando yo quiera —le dijo mientras pasaba sus manos por el cuerpo estrujándole la piel.Sus caricias no eran suaves, sino dolorosas, la masajeaba sin ninguna delicadeza, le apretaba sus senos haciéndola gemir, pero no de placer, sino del dolor. Ella no se opuso, dejo que él hiciera con su cuerpo como quisiera, mientras las lágrimas salían a borbotones de sus ojos, bañando su rostro.Lo único que se escuchaba en la habitación era el sonido de