Joel terminó de arreglarse la corbata del traje sin dejar de mirarse en espejo, en la habitación que tenía en su oficina. Escuchó unos pasos y al girarse vio a la secretaria parada con una expresión de preocupación. —¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara? —interrogó sin apartar la mirada de su rostro. —Es que hay un problema, señor, le juro que es algo que escapó de mis manos —dijo la mujer haciendo una pausa, sintiéndose un poco temerosa—, mandé al chofer a dejar la entrada de su esposa en la recepción de la cena, pero tuvo un contratiempo y no la pudo a entregar… así que lo más probable es que ella esté allí, no haya podido entrar o se haya regresado a su casa. El hombre chasqueó la lengua en un gesto de absoluta indiferencia. —No te preocupes, Tamara no se va a mover de allí hasta que no me vea, ella no hará nada distinto a como le digo… parece un robot, solo actúa como se le programa, es tan estúpida que no parece que fuera hija de una de las familias que llegó a ser la más poderosas d
Tamara sintió terror al ver la expresión molesta de Joel, intentó liberarse del agarre de su esposo, pero él la sujetó con más fuerza.—¡Quédate quieta! Habla de una m4aldita vez ¿Te quedaste muda? ¿No tienes nada qué decir? ¿Por qué andas vestida como una furcia? —Joel escupió las palabras con rabia.Tamara temblaba de miedo, pero trató de mantener la calma. No quería que su esposo la viera débil.—Yo… me vestí así porque quería darte una sorpresa… gustarte —respondió ella con voz aparentemente serena, aunque por dentro estaba atemorizada.Pero a Joel no le agradaron sus palabras.—Te dije de manera exacta cómo te ibas a vestir, si hubiese querido una put4 le habría pedido a alguna que me acompañe ¿Acaso no tienes vergüenza vestida como una zorr4 mostrando tu cuerpo a los hombres? Un cuerpo que lo más seguro es no les provoque nada, ¿Crees que viendo tantas mujeres altas, elegante, van a poner su mirada en una enana siniestra como tú? Tamara se quedó viendo a Joel con los ojos anega
Tamara estaba petrificada, jamás había visto a Freya tan enfurecida. Joel soltó a su mujer, pero en vez de dejar todo así, se giró, miró a Freya con absoluto odio y se enfrentó ella mientras esta seguía sujetando la zapatilla de manera peligrosa.Le tomó la mano y se la apretó con fuerza, pero Freya con la otra mano comenzó a golpearlo.—¡Tú eres la culpable de todo! Mal influencias a Tamara y la pones en mi contra y como no eres más que una mujer de cascos ligeros, que no le importa amanecer en la cama de cualquiera, solo estás buscando que mi mujer se comporte de la misma manera, seguro que se vistió así aconsejada por ti… quiero que te alejes de ella, no vuelvas a acercarte porque voy a pedir una orden de alejamiento —espetó con molestia.—¡Eres una Bestia! Sientes placer amedrentando un par de mujeres, pero seguro que tu valentía sale corriendo cuando ve a un verdadero hombre, ya vas a ver cómo hago un escándalo y saco a todos esos hombres de negocios para que vean el tipo tan des
Tamara no dijo nada de su acto de violencia contra ella, se sentía tan mal, que por un momento quiso que todo eso le estuviera ocurriendo a otra persona, pese a ello de manera automática se terminó de despojar de la ropa, por eso no se dio cuenta como él la miraba con desprecio. Cuando ella estuvo completamente desnuda, Joel la apretó contra su cuerpo y le dijo: —Mira Tamara, no quiero volver a verte acercarte a Sebastini. Si lo haces, te juro que me encargaré de que pagues las consecuencias. Tú eres mi mujer y tienes que estar dispuesta para mí cuando yo quiera —le dijo mientras pasaba sus manos por el cuerpo estrujándole la piel.Sus caricias no eran suaves, sino dolorosas, la masajeaba sin ninguna delicadeza, le apretaba sus senos haciéndola gemir, pero no de placer, sino del dolor. Ella no se opuso, dejo que él hiciera con su cuerpo como quisiera, mientras las lágrimas salían a borbotones de sus ojos, bañando su rostro.Lo único que se escuchaba en la habitación era el sonido de
Joel se quedó mirándola, simulando angustia, no iba a dejar que se fuera, no después de haberse enterado de que la familia Castelli no estaba en ruinas, si antes no quería dejarla ir menos ahora, pero sabía que debía ser convincente para convencerla, solo esperaba que pudiera seguir teniendo el mismo control sobre ella. —¿Pero por qué te vas? —se atrevió a preguntar y ella negó con la cabeza. —¿Eres capaz de preguntarme después de lo ocurrido? —inquirió con un sollozo —. A pesar de nuestras discusiones en el pasado nunca me habías golpeado… pero hoy rebasaste todos los límites, me obligaste a tener intimidad contigo, me humillaste llamándome golfa… solo porque quise verme diferente y cambiar para lucirte a ti —pronuncio ella en tono entrecortado—, me di cuenta de que soy yo la que he dado siempre en este matrimonio… cambié mi forma de ser, por ti, para agradarte… y siento que ya no soy ni la sombra de lo que era, necesito reencontrarme conmigo misma y eso solo lo puedo lograr aleján
Tamara vio a Joel salir, con su maleta mientras él la miraba con una expresión de tristeza, sin embargo, a diferencia de lo que pensó, ella no sentía nada. Lo vio salir para alejarse de su vida y sintió alivio, parecía mentira, pero es como si un peso se le hubiera quitado de encima. Se dejó caer en el sofá, pareciéndole mentira de que se hubiera ido, tomó el teléfono y llamó a Freya, su amiga lo atendió al primer repique y las primeras palabras que pronunció fueron. —¡Se fue! Freya estaba adormitada y tardó un poco en procesar las palabras de Tamara. Con los ojos abiertos de par en par, se levantó de la cama como si hubiese sido impulsada por un resorte y se sentó en el borde, sosteniendo el teléfono bien en su oído porque le pareció increíble.“¿Quién se fue? ¿Joel?” —preguntó con curiosidad.—Sí, Joel se ha ido —respondió Tamara con un suspiro de alivio. “¿Es en serio? ¡No puedo creerlo! Cuando te vi irte con él de manera sumisa, prohibiéndote que te contactaras conmigo… perd
Xavier, no se había mantenido por mucho tiempo en la fiesta después que Tamara salió, escuchó algunas proposiciones de negocios, pero ni siquiera les respondió, no podía porque tenía sus pensamientos en la mujer que se había ido sin darle ninguna explicación.No podía evitar sentirse frustrado, porque nunca le había pasado eso que una mujer terminara huyendo de él, siempre ocurría todo lo contrario, era él quien huía y tenía que buscar la manera de quitárselas de encima.Salió de allí, al mismo tiempo que llevaba sus manos a su cuello y se comenzaba a quitar la corbata con frustración, sentía como si lo ahogara, tenía que hacer algo para sacarse esa calentura que cargaba y en todos los sentidos.Llamó a una de sus amantes, una de las muchas que tenía, y le pidió que fuera a un hotel distinto al suyo; aunque tenía una suite allí, no metía a mujeres ahí, porque ese era su santuario, solo dejaba entrar a las de su familia, pero del resto a ninguna le daba ese privilegio, ni siquiera el d
Xavier no podía dejar de relacionar en su mente el nombre Lorenzo Castelli con la chica de la noche anterior. ¿Qué relación tendría con su Tamara? Decidió que debía averiguarlo, y por eso había tomado la decisión de tomar un vuelo a Florencia lo más pronto posible, y aunque había rechazado que su jefe de seguridad le investigara sobre eso, y seguro le daría la información en tiempo récord, de pronto sintió la curiosidad de hacerlo por sí mismo. “¿Será que es su esposo?”, pensó, “Bueno, vamos a averiguarlo, porque si te sonrojabas ante mi presencia, quiere decir que ese idiota no te ha enseñado mucho”, dijo en su interior con irritación. Gianna, su secretaria, hizo todos los arreglos necesarios para que viajara ese mismo día en un vuelo comercial, y aunque no era su estilo, Xavier decidió hacerlo así para pasar desapercibido. Mientras esperaba los datos del vuelo, se dedicó a investigar todo lo que podía sobre Lorenzo Castelli y su empresa, Calvacanti Modas. ***** Cuando Tamara vi