Xavier no podía dejar de relacionar en su mente el nombre Lorenzo Castelli con la chica de la noche anterior. ¿Qué relación tendría con su Tamara? Decidió que debía averiguarlo, y por eso había tomado la decisión de tomar un vuelo a Florencia lo más pronto posible, y aunque había rechazado que su jefe de seguridad le investigara sobre eso, y seguro le daría la información en tiempo récord, de pronto sintió la curiosidad de hacerlo por sí mismo. “¿Será que es su esposo?”, pensó, “Bueno, vamos a averiguarlo, porque si te sonrojabas ante mi presencia, quiere decir que ese idiota no te ha enseñado mucho”, dijo en su interior con irritación. Gianna, su secretaria, hizo todos los arreglos necesarios para que viajara ese mismo día en un vuelo comercial, y aunque no era su estilo, Xavier decidió hacerlo así para pasar desapercibido. Mientras esperaba los datos del vuelo, se dedicó a investigar todo lo que podía sobre Lorenzo Castelli y su empresa, Calvacanti Modas. ***** Cuando Tamara vi
Capítulo 15. Lo siento mamá. Ella se quedó sin palabras ante su respuesta, no podía creer que de todas las personas en el mundo, su vecino de asiento fuera precisamente al hombre en quien, a pesar de su oposición, no había dejado de pensar y de quién estaba tratando de huir. Se sintió nerviosa porque la atracción que sentía hacia él, era innegable, no era tonta. Era un hombre demasiado tentador y tan atractivo con la apariencia de un dios griego. Tomó asiento mientras le respondía. —No, no hay ningún problema —dijo finalmente, tratando de sonar indiferente—. Pero tengo la impresión que me estás siguiendo. Ante su acusación, él soltó una carcajada ronca, que la dejó por un momento hipnotizada, y le produjo una revolución en su interior. —De haber alguien aquí, qué está siguiendo al otro, creo que eres tú, porque yo llegué primero… no me digas que estás arrepentida de haber huido de manera abrupta de mí y ahora quieras continuar en donde lo dejamos —expresó Xavier con una sonrisa
La rabia en el interior de Isabel estaba a niveles exorbitantes, le hubiese gustado tener al desgraciado de Joel en frente, para deformarle a golpes su estúpido rostro, pensó tratando de contenerse, porque no quería asustar a su hija y que terminara alejándose y sin contarle nada. Se quedó estupefacta, mirando el moretón en la mejilla de su hija. Quería preguntar qué había pasado, pero sabía que Tamara hablaría cuando estuviera lista, no deseaba presionarla. Después de un momento de silencio, Tamara respiró profundamente y comenzó a hablar, con la voz temblorosa por la emoción. —Joel, me ha estado maltratando, mamá… casi desde que nos casamos, no físicamente, hasta ayer, pero ha sido abusivo, emocionalmente, me ha… —respiró profundo, conteniendo las lágrimas, por unos segundos quedó privada, sin poder hablar mientras su madre le acariciaba con suavidad su mano—, discúlpame, es difícil hablar de esto… yo quería estar casada para toda la vida… tenía tanto miedo a decirles que me había
Xavier llegó a Cavalcanti moda, pasó por la recepción principal como si fuera el dueño del lugar, ni siquiera los hombres de seguridad hicieron intento de detenerlo, es que con su más de metro noventa, con ese cuerpo como si fuera esculpido por los mismos dioses, y su imponente presencia, nadie se atrevía a decirle nada. Por el contrario, las mujeres lo miraban con los ojos nublados por el deseo y los hombres con envidia, nadie se atrevía a contrariarlo y él tampoco se detenía para dar ninguna explicación. Llegó a la recepción de la oficina del CEO y la mirada de las dos secretarias se posaron en él, a pesar de que una de ella era de casi sesenta años, miró al hombre con admiración. La más joven se dio cuenta y le reclamo. —Ay, señora Tulia, usted está pasada, mira cómo se queda viendo al hombre, usted no está para eso, está casada y hasta nieto tiene. Pero antes de que la señora pudiera defenderse lo hizo Xavier, se quitó los lentes, dejando ver esos ojos verdes que eran capaces d
Lorenzo se levantó de su asiento y apretó los puños con fuerza, siguiendo al atrevido ese que había osado ir a su oficina a decirle que le gustaba su esposa. No podía creer lo que acababa de escuchar. ¿Cómo se atrevía ese hombre a hablar de esa manera sobre Isabel? Su mujer era suya, y nadie más tenía derecho a acercarse a ella de esa manera, primero le rompía la cara. Sin pensarlo dos veces, Lorenzo salió corriendo detrás del hombre dispuesto a alcanzarlo y darle su merecido.—Si eres tan hombre, ven y repíteme lo que acabas de decir en mi oficina, aquí en mi cara —espetó furioso.Xavier se detuvo y se giró, los dos hombres estaban furiosos, unos ojos verdes turbulentos, y los otros azules, ambos casi del mismo tamaño, el más joven apenas un par de centímetros más alto y el cuerpo más musculoso que Lorenzo, pero nadie tenía duda de que si esos dos hombres se enfrentaban, iba a haber un duelo de titanes.La señora Tulia vio la escena y sabía que bajo ninguna circunstancia los dejaría
Xavier en el hotel buscaba otra tela que le sirviera para la elaboración de las cortinas del hotel que iba a inaugurar, podía encargar las mismas en otra parte del mundo, pero estaba contra reloj, tardaría mucho tiempo en llegar y la inauguración era en escasos dos meses, aunque también podía escoger otras, pero él quería esas, tiró el catálogo sintiéndose frustrado.Se pasó la mano por la cabeza con preocupación, alborotando sus cabellos y enseguida sus pensamientos volvieron a lo que había ocurrido horas antes.—¡Idiota! ¿Llamándome gallina a mí? Es que si lo vuelvo a ver vamos a ver quién será la gallina —expresó en voz alta.Se sentía ahogado y necesitaba conversar con alguien, los candidatos para eso eran su hermano Evans o su primo Piero. Cuando llamó al primero no lo atendió, por eso le marcó al segundo.“¿Qué pasó? ¿Ocurrió algo?”, preguntó Piero al otro lado de la línea, apenas le atendió.—No han secuestrado ni herido a nadie… solo quiero hablar, se trata de un lío de faldas
Xavier se quedó en silencio por un momento, procesando la información que le habían dado, se sentía emboscado, su problema es que era demasiado desconfiando, quizás por el estatus de su familia, porque siempre la gente se acercaba a ellos por un interés, por quienes eran, se apretó la nariz con impotencia, porque realmente no sabía cómo reaccionar, hasta que segundos después por fin respondió.—¿Por qué despacho las telas exonerando el pago? ¿Cuál es la trampa en todo esto, señor Castelli? Lo siento, pero soy desconfiado y me cuesta creer que la gente haga algo sin razón aparente ¿Por qué quiere obsequiarle a un simple gerente de hotel una cantidad de telas de valor considerable para dárselos a una de las familias más pudientes del mundo?—No hay trampa, Xavier, quizás fue un acto impulsivo de mi parte, sin embargo, me pregunto ¿Por qué un simple gerente de hotel piensa que mi familia y yo podemos tener un interés en particular? —suspiró profundo y agregó—. Paga las telas si tanta des
Xavier se sintió un poco incómodo al ver la reacción de Tamara al abrir la puerta. No esperaba que fuese ella quien le abriera, trató de disimular lo mejor que pudo, la emoción que le produjo verla. Dio un paso hacia adelante y saludó a Lorenzo con una sonrisa.—Muchas gracias por invitarme, señor Castelli. Es todo un honor cenar con su familia.Lorenzo le dio una palmada en el hombro, como dándole la bienvenida a su casa.—No hay de qué, Xavier. Es un placer tenerte aquí con nosotros. Ven, vamos a la —mesa, ya nos van a servir la cena.La casa era grande y lujosa, con muebles elegantes y una decoración impecable.Cuando llegaron al comedor, Xavier se encontró con una mesa preparada para seis personas y vio unos gemelos jóvenes, los cuales le fueron presentados de inmediato por Lorenzo, eran hermanos de Tamara.Por su parte, la joven, no podía creer que de todas las personas en el mundo, su padre le diera por invitar precisamente a ese hombre a quien no podía sacarse de la cabeza, hab