—¡¿Qué?! —dijo Freya abriendo los ojos esperando escuchar que solo era una broma, que solo hablaba de irse solo por unos días.Freya sabía que seguramente Marco iba a pensar que pretendía una respuesta más extensa, porque, ¿Qué podía decirle? ¡¿Qué no quería que se fuera?!.—¿Qué? —repitió él, al ver que ella no aclaraba nada.—¿De verdad vas a irte? —dijo Freya al fin.—Sí, creo que a ti no te importará… porque como quieres poner distancia entre nosotros, quizás esta sea la mejor manera de hacerla… —dijo Marco deseando en el fondo de su ser que ella le pidiera quedarse. Freya sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de Marco. No podía creer que pensara que quería alejarse de él de esa manera. Había decidido tomarse un tiempo para evaluar su relación, pero nunca había pensado en que eso significara que quería que se fuera de su vida ¿Cómo haría eso? Si por él había tenido sentimientos que nunca había sentido por ningún otro hombre. —No es eso, Marco. No quiero que te va
—Mi amor, pero tenemos un problema… no puedo desistir de ir a ese programa de ayuda, no me sentiría del todo bien conmigo mismo haciéndolo —cuando pronunció esas palabras, él vio la expresión de tristeza en el rostro de Freya.—Lo comprendo perfectamente, entonces ve a tu programa, yo esperaré ansiosa tu regreso —respondió ella, y aunque entendía que él no podía dejar todo tirado para quedarse con ella, no pudo evitar sentir un poco de tristeza.Ella le dio un beso y con voz quebrada, habló.—Anda ve a tu vuelo —le pidió ella, pero él no se movió, se mantuvo a su lado.—No, estoy esperando algo —le dijo con tranquilidad.—Pero ya va a salir tu vuelo —expresó preocupado.—No, aún falta una hora, así que tenemos tiempo.La tomó por los hombros y la acercó a su cuerpo, ella frunció el ceño sin saber a quién esperaba, de pronto se vio en el cristal y se dio cuenta de su atuendo.—¡Por Dios Marco! ¡Ando en pijama! ¡Qué loca! ¿Qué va a pensar la gente de mí? —pronunció mortificada.Marco so
Ella lo miró a los ojos e intentó sonreír, pero solo consiguió gemir de nuevo, su cuerpo estaba demandando más.Ella lo deseaba con tal intensidad que sintió una mezcla de temor y excitación en su interior al ver el brillo de los ojos de Marco, había algo de animal en él. A pesar de eso, sabía que podía confiar en él.Marco la levantó y la llevó a la cama, la recostó con cuidado a espaldas en la cama. Se tumbó sobre ella, le abrió las piernas con suavidad y lentamente se introdujo en su cuerpo, que era una delicia para él. —¡Oh por Dios! Esto es maravilloso… eres tan estrecha, es mucho mejor como lo recordara.Freya no podía sentirse más completa, porque estaba sintiendo una mezcla de placer con la sensación de seguridad que le daba Marco.Él comenzó a moverse lentamente dentro de ella, entrando y saliendo de su cuerpo, haciendo crujir la cama, con un ritmo constante y poderoso. Cada vez que estaba dentro de ella se sentía como si fuera la primera vez. La sensación fue tan intensa,
Y así, en brazos de Marco, Freya se durmió tranquila, con una paz que nunca había sentido, por primera vez se sintió amada, protegida, segura.Pronto llegó la mañana, luego de ducharse y vestirse bajaron a desayunar, la salida para las zonas rurales, estaba prevista para después del mediodía.—De haber sabido nos quedamos encamados hasta las diez —dijo ella con una sonrisa.—¿Estás segura de que solo querías estar encamada? —pronunció coqueto.—¡Qué mal pensado eres Marco! Yo solo quería dormir para reponer energías.—¿Entonces no tienes energía? —sin esperar su respuesta continúo hablando—, porque yo estaba pensando precisamente a dar un paseo por la ciudad, pero si no puedes —bromeó y ella enseguida lo corrigió.—Qué casualidad, repentinamente, me siento enérgica —sonrió.Los tres desayunaron entre risas, los compañeros de Marco se acercaron y comenzaron a bromear con ellos.—Doctor, es usted un privilegiado, que una mujer tan hermosa se presente en un aeropuerto a declararle el amo
Cuando Freya lo vio, sintió que las piernas le temblaban como si estuvieran hechas de gelatina, porque nunca se imaginó que se iba a encontrar a su ex allí, y aunque se sintió un poco afectada por su presencia, alzó el mentón con firmeza.—Fabricio, tanto tiempo.—¡Qué alegría verte! Freya —señaló acercándose a ella, la abrazó con alegría como si fueran los mejores amigos del mundo.La incomodidad se dibujó en el rostro de la mujer y lo apartó de él.—Freya es impresionante cómo actúa el destino, no sabes cuántas veces durante este tiempo he deseado verte.—La verdad es que ni un solo momento he deseado verte… y ya ni siquiera recuerdo los momentos que estuvimos juntos.El hombre vio a Marco pendiente de ellos y le dijo.—¡Recoja la valija! —exclamó.—¡¡¿Perdón?!! —inquirió Marco conteniendo la risa, mientras pensaba que el hombre se había creído que era su sirviente.—¿No se supone que eres el chófer? —preguntó con un tono déspota, sin esperar respuesta continúo hablando— haz tu trab
—Señora Castelli, lamento decirle que no es muy probable que usted y su esposo puedan tener un hijo por vía natural —dijo el doctor arreglándose los lentes. —No entiendo ¿Qué quiere decir? —preguntó Tamara sintiendo como si le hubieran dado un mazazo por la cabeza y la dejaran aturdida. —Justo lo que entendió, debemos probar varias maneras de poder fertilizarla, puede ser, en primer lugar, por inseminación artificial y si esa no funciona podremos probar por fertilización in vitro. Pero lo primero que necesitamos hacer, es que su esposo venga para tomarle las muestras que usaremos para el proceso. Ella suspiró con un poco de preocupación, rogando en su interior que su esposo no pusiera peros para ese asunto. —Está bien doctor, hablo con mi marido para que venga, aunque creo que me costará convencerlo —dijo ella sintiéndose preocupada. —Pero es necesario, de lo contrario no podremos hacer nada. Ella asintió y se fue a su casa, ese día llegó haciendo una deliciosa cena, la comida pr
La mujer asintió con la cabeza mientras se recostaba en la camilla, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción correr por su cuerpo. Sabía que este era el comienzo de algo grande, algo que había anhelado durante años. Siempre quiso tener hijos. Rogaba al cielo que pudiera quedar embarazada, y que eso ayudara a su matrimonio y también hacer feliz a su familia que estaban ansiosos por tener un nieto, de solo pensar en su alegría, se le dibujaba una sonrisa en los labios. Ella era hija de una familia numerosa, y veía con nostalgia como sus primos y primas, tenían a sus bebés y ella no, y no es que le provocará envidia, para nada, más bien se alegraba cada vez que alguien daba la noticia de un nuevo embarazo; sino que era el deseo que más anhelaba en su corazón y aún no entendía por qué no podía cumplirlo. El doctor comenzó a preparar todo lo necesario para la inseminación mientras la mujer cerraba los ojos y se concentraba en respirar profundamente. El proceso fue rápido y sin dolor
Tamara se sentó en el auto por unos minutos, tratando de recuperar la compostura. No podía creer lo que acababa de pasar y la forma en que ese extraño la había dejado sin habla. Se sentía un poco mal, porque ella no estaba para ver a los lados, cuando tenía un esposo buen mozo y bien proporcionado en su casa. “Por favor, no tienen punto de comparación con Joel” dijo su conciencia “Ese viene siendo cuando mucho una catedral de alguna ciudad, mientras que el espécimen masculino que acabas de ver es la basílica, que digo basílica, ese hombre es el mismísimo vaticano.” —Ay diosito, saca esos malos pensamientos de mi mente —pronunció en voz alta, sintiéndose avergonzada consigo misma. El resto del trayecto no pudo dejar de pensar en ese hombre, condujo a su casa y allí afuera lo estaba esperando su amiga, quien había estado esperándola preocupada, casi arrancándose los pelos, pero al verla tan tranquila abrió los ojos desorbitados. —Mujer, tú me quieres hacer morir infartada, venía con