Omër:La subasta de mis reliquias ha atraído a una buena multitud está noche. Por doquier se pasean millonarios y socialités, observando las prensas y comentando entre sí.El champán fluye, la orquesta toca, y Susan se mueve entre sus invitados, encantando los a todos con su sonrisa, y sus enormes ojos azules.—¿Es usted el propietario de tan magnífica colección?- me increpa una morena, alta y delgada, de seguro es una de esas modelos de farándula.—Así es. – bebo de mi copa con lentitud, intentando no perder de vista a la joya pelirroja.—Oh, estoy fuertemente interesada en adquirir el brazalete de esmeraldas. Solo que mi presupuesto no alcanza para la cantidad que usted pide por él.Arrugo el entrecejo, centrando mi mirada en la modelo.Ella me sonríe con evidente coquetería y se acerca incluso más. Depositando una mano sobre mi pecho, y susurrándome al oído.—Me preguntaba si habría otro modo en que pudiésemos llegar a un acuerdo…ya sabe. Algo mutuamente beneficio.Da un paso atrás
Christian:Despierto y ella ya no está.Salgo de la cama, liberando un gruñido de frustración, y notando que son las dos de la tarde.Tomo mi celular, pero no necesito llamar, porque suena en mi mano, y es mi primo.—Te dije que resolverías más fácilmente esta situación si la secuestrábamos.Dejo el celular en alta voz, mientras comienzo a vestirme con impaciencia.—¿Dónde está?- macullo.—Hace cinco minutos tomó un tren rumbo a París.Grrrrr.—¿Y cómo va tu asunto?- me peinó con rapidez, tomando mi equipaje de abandonando la habitación.—Tuve que enviar a la sumisa a la Ciudadela. La bruja posesiva y celosa de mi mujer amenazó con envenenarla si no me deshacía de ella.—¡Increíble!—Ah, sí. Por otro lado Fantom se saltó la barda hace unos días, y bueno…estamos esperando una nueva camada de cachorros.Pago la cuenta del hotel, y ya me está esperando el coche, con los hombres de mi primo que me llevarán a la estación de trenes.—¿Y tú qué?¿Ya regresaste a casa?—Aun no. Pero entré a la
Un año después: Christian: —Se ha vuelto una especie de tradición, esto…¿no crees?- farfulla Víktor, contemplando el caos en su sala de estar. —Bueno, así es la vida primo. Un día eres un hombre soltero, macho alfa y salvaje…y al otro estás rodeado de mocosos protestando porque se demora el pastel.- me río. —Ah…sí. Y mira a mi padre. Miramos a Alexis un instante. —No lo sé. Lo veo demasiado cómodo con las niñas, ¿tú qué crees que les estará contando? —Seguramente es un nuevo capítulo de la princesa y el dragón.- comenta él. Elevé las cejas. —Es una especie de manual que ideó mi madre para domar fieras. Y a padre le encanta transmitirlo a las nuevas generaciones.- rió él. Pero yo no he entendido ni porra. Sunheri: Cuando llegamos, Chris se fue inmediatamente a ayudar a Víktor con la barbacoa, y yo me entretuve decorando con el resto de las mujeres. Kadhir se prendió de mi falda, y no parecía querer soltarme. A veces me molestaba un poco lo nervioso que se ponía estando rod
Llovía...Claro que tenía que llover a cántaros y tronar. Siempre llueve cuando las cosas andan mal.Susan manejaba nerviosa.Después de lo que acababa de ver su mundo se había venido abajo.Las lágrimas le obstruían la visión, pero no conseguía frenarlas. Fluían de sus ojos sin control.¿Quién no lloraría después de ver lo que ella había visto, y después de oír lo que ella había oído?El corazón le ardía, el alma se le encogía de sufrimiento y justo cuando creyó que un sollozo le arrancaría del pecho el dolor insoportable que cargaba, un auto salió de la nada, impactándola y enviándolos a los dos directo a la cuneta.Un mes después:Despertar en el hospital no la sobresaltó.Debido a su enfermedad lo hacía frecuentemente.Era diabética, a veces descuidaba sus dietas y por eso se desmayaba en lugares públicos y terminaba en el hospital.Susan se acomodó sobre las almohadas, y alargando el brazo hizo sonar el timbre que alertaría al equipo de enfermería.En instantes la puerta se abri
El neurólogo le había sugerido regresar a su vida y a su rutina poco a poco, y le parecía bien, sabía que continuar encerrada terminaría enloqueciéndola.Así que se vistió, tomó su bolso y salió.Conduciendo su scooter en dirección a la casa de subastas.Su coche aún estaba en el taller, producto del accidente.—Señorita Susan, ¿qué hace aquí?- la increpó Jacky, su secretaria.- usted tiene ausencia autorizada hasta dentro de quince días.—Oh, no hagas aspavientos, mujer. Necesito esto. Necesito rodearme de cosas que me resulten familiares. ¿Y qué podría resultarme más familiar que el trabajo que amo?—¿ Estás segura? ¿No afectará tu recuperación el que estés chocando con cosas que quizás puedan contener algún recuerdo desagradable?—Estoy segura. Esto es lo que me hace falta.- Respondió Susan, recorriendo con la mirada los valiosísimos objetos amontonados en el almacén, en espera de catalogación por su ojos experto.—Vale. De todos modos ya nos estabas haciendo falta. Al viejo cascar
—Creo que se equivoca, Señor al Gala. No puedo trabajar para usted.Omër sonríe. Es una sonrisa fría y cruel.—Los detalles ya fueron discutidos con el Señor Truman. Su jefe estuvo completamente de acuerdo con mi petición y todos los detalles.—¿Detalles? ¿Qué detalles?—Oh, usted vendrá a mi mansión y se quedará en ella en calidad de mi huésped por el periodo de tiempo de un mes. En ese tiempo, hará el trabajo de catalogación y apreciación de los objetos que deseo subastar.Susan liberó un suspiro.—Ya le dije que es imposible. Estamos abarrotados de pedidos. Sería mucho más fácil que usted trajera sus objetos y los entregara a la casa de subastas. Así se pondrían en cola, y yo los tasaría dentro de un mes, aproximadamente.Omër endureció sus facciones.—Veo que usted no comprende los derechos que me otorga ser un cliente VIP de este lugar. Bien, llamaré al Señor Truman y cancelaré todo el negocio. Tenga presente que me llevaré mi asunto y mi colección a otra casa de subastas.- toma
Al llegar al apartamento de Sonya, ya era tarde.Susan se preparó un sándwich, tomó un baño y se fue a dormir en el cuarto de huéspedes.A la mañana siguiente, se realizó un examen de glucosa en sangre, con el estrés de los últimos días, temía que pudiera estar descompensada, sin embargo su conteo mostró cifras adecuadas y suspiró aliviado.Tomó su bolso, luego de prepararse un desayuno ligero y … no podía ir a buscar trabajo. No tenía su coche.¡ Maldición!—Estás despierta temprano. ¿Vas a algún lugar?- su hermana la sobresaltó.—S…sí. Tenía pensado salir al banco. Si voy a buscarme un nuevo sitio en el que vivir, necesitaré dinero.—Oh, ya veo. Llévate mi coche. Susan miró a su hermana de reojo, en lo que ella se movía al refri y se servía un jugo.—¿En serio?- interrogó.—Claro. Le pediré a Philip que me lleve.¿Oh?—Ustedes…¿tienen esa clase de relación? Quiero decir…—Por supuesto que nos llevamos bien. Él es tu prometido, después de todo. Ustedes van a casarse y él será mi cuñ
—Cuéntamelo todo. ¿ Dónde lo conociste? ¿Es muy rico? ¿Qué edad tiene? ¿Oh, pero lo has visto bien?¡ El hombre es un semental!¡El hombre es un animal! Corrigió Susan en su fuero interno.—No sé. Solo sé su nombre.Sonya rodó sus ojos.—Es por esto que nunca has conseguido citas con hombres interesantes. No prestas atención a las cosas realmente importantes. Ese sujeto es…¡Dios!Bueno, sí. Se cree que lo es.—Quiero decir…es increíblemente atractivo y ¡Rico! ¿Tienes su número, por alguna casualidad?—No.Y si lo tuviera no te lo daría. Lo último que quiero es más drama con ese hombre.—No importa. Averiguaré dónde trabaja y me aseguraré de que nos encontremos, por casualidad, por supuesto.Sonya pegó a reír y Susan miró por la ventanilla, manteniéndome callada en lo que su hermana conducía de regreso al apartamento.Al llegar, checó su glucemia y respiró aliviada de que estuviese en cifras normales.Se dio una ducha rápida y se preparaba una ensalada cuando su celular sonó. Era un núm