—Felicidades señorita.
— ¡Lo ve!, le dije que no tenía nada de qué preocuparse, pero ustedes y su insistencia de que me hiciera un millón de análisis, por poco y se acaban mi sangre. Lo único que consiguieron era que le vomitara los pies al chico del laboratorio cuando me mostro la enorme aguja.
—Está usted embarazada.
— ¡Perfecto! Ahora debo de irme a trabajar para quitarme este estrés de las agujas que me ponen muy de malas, no más de acordarme me paralizo de nuevo.
¡Uff! Gracias a Dios estoy perfectamente bien, no entiendo porque tanto escándalo de Deysi para que viniera al doctor cada segundo, ni que fuera a morirme por un simple malestar. Tome mis cosas y me encamine a la puerta del consultorio, odio que me saquen sangre…
« ¡Hey! ¡Hey! ¡Hey!, ¿Escuchaste lo que te dijo el doctor tarada? »
« Sí, me dijo que estoy embarazada, y no le veo el prob… ¡Demonios! ¡¡¡Qué!!! ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Yo?»
«Si, tú o sea yo también »
« No… no… no… esto no me puede estar pasando, seguramente escuchamos mal conciencia. Deja de estarme molestando como acostumbras por favor, un día de estos vas hacer que me dé un derrame cerebral por tus bromas »
Me di la vuelta para cuestionar al doctor y a la enfermera, sobre lo que había dicho hace unos minutos.
— ¿Disculpe doctor que fue lo que dijo? Creo que no lo entendí bien, menciono que estoy perfectamente saludable ¿Verdad? por eso me felicito tan efusivo.
—No señorita, le dije que está usted E – M – B – A – R – A – Z – A – D - A.
— ¿Qué? ¿Cómo paso? Y-yo…
—Señorita, eso solo lo sabe usted. Le aseguro que ninguno de nosotros estuvo presente cuando sucedió.
Maldito estúpido y su sonrisa perfecta, sino fuera porque estaba hermoso le arañaba la cara para que dejara sus chistes malos en mis momentos pésimos.
—Me refiero a que ¡Un bebé! ¿¡Yo voy a tener un bebé!?
—Así es señorita, enhorabuena. Si nos permite, nos gustaría hacerle un pequeño ultrasonido para saber cuántas semanas lleva, con eso llenaremos el control prenatal.
— ¿Pre qué?
Ahora era la enfermera quien me estaba atormentando con sus cosas, acaso no está viendo que estoy en shock por la noticia y con trabajo puedo respirar, que carajos me importa a mí un control prenatal que no se ni para que madre sirve.
— ¿Cómo sucedió? —cuestione de nuevo, porque no me terminaba de caer el veinte de lo que sucedía en mi vida.
— ¿En serio quiere que le diga cómo se hacen los bebes señorita? No le parece que ya está muy grandecita para saberlo por sí sola, solo le puedo decir que usted no es la Virgen María, ni nosotros el Espíritu Santo.
Mi cara era un libro abierto, donde se podían leer todas las groserías existentes en este mundo en todos los idiomas que quieras imaginar. Sin duda alguna, estos tipos de verdad quieren morir por hablarme de esa forma.
«Retiro lo dicho, lo que tiene de hermoso lo tiene de estúpido el pobre hombre»
«Concuerdo contigo, déjame ponerle la cara como Cristo puso al sapo. A ver si se sigue burlando de nosotras después de que se vea en un espejo cuando termine con él»
—Necesito que coopere con nosotros, es importante que se relaje para que podamos continuar con la revisión.
Me hicieron acostarme en una camilla fría, mientras traían una serie de aparatos que no tengo ni la mínima idea de donde los saco. Ellos hablaban y hablaban, mientras que yo los miraba seriamente, sin entender nada de lo que estaban diciendo.
Mi mundo se detuvo justo en el momento en que el doctor me dijo que estaba embarazada, la palabra se repetía una y otra vez en mi memoria tratando de asimilar que todo era un mal chiste, pero no, al parecer todo estaba pasando más rápido de lo que pensé.
Yo no podía estar embarazada, mucho menos ahora que tenía una carga de trabajo monumental con las empresas, he tratado de consolidar mis negocios en todas partes y el estrés…
Si eso, de seguro se confundió con las pruebas. Yo no estaba embarazada era el estrés que hizo que todos se confundieran con los resultados, ahora que prueben con sus maquinitas, verán que nada de lo que dice tiene sentido.
Estoy a nada de convertirme en la mujer más pura y santa de este mundo, con tanto trabajo aduras penas tengo tiempo para respirar todos los días; es más, ya estoy a un paso de que me canonicen como a los santos de también que me porto.
«Para con eso, Valeria, que ni tú te la crees. Además los santos ya están contados y nunca formaras parte de ellos por más que lo intentes todos los días»
«Nadie pidió tú estúpida opinión conciencia, mejor búscate un bosque y piérdete como siempre lo haces cuando más te necesito»
«Como vez que no tengo ganas, hoy me quiero quedar aquí viendo todo lo que pasa en tu asquerosa vida, que dicho sea de paso es también la mía»
Les juro que no estoy loca, solo tengo una conciencia muy traicionera que a veces me mete en cada problema. Un día de estos la voy a mandar a encerrar sin compasión, para que vea que no es gracioso lo que hace cuando estoy desprevenida.
—Señorita… señorita, nos está escuchando.
No, como diablos les voy a estar escuchando si solo están hablando en su idioma médico, de pasada mi adorable y tierna conciencia viene a molestarme como siempre con sus ideas macabras. Por supuesto nada de eso se los dije, todo estaba en mi mente. Si ellos escucharan mi pelea de seguro ya estarían llamando al hospital psiquiátrico para internarme.
—Lo siento, me quede en shock por la noticia.
—Estamos acostumbrados a que pase eso, sobre todo con las madres primerizas como usted. Lo importante es que siga las recomendaciones que le daremos, para que pueda llevar un embarazo tranquilo y sin complicaciones, hasta el momento todo se encuentra en orden.
— ¿Seguros que estoy embarazada? No será el estrés que me tiene de esa forma.
—Tan seguros que podemos oír el sonido de su corazón, ¿le gustaría escucharlo?
Sin que respondiera, la enfermera ya se había encargado de prender un monitor en donde solo lograba ver puntos negros por todos lados y alguna que otra raya blanca sin sentido que me dejaron igual o peor a como estaba.
«Eso está más oscuro que un cuarto a media noche sin luz»
Creo que pudieron ver mi confusión, inmediatamente presionaron un botón y un sonido como de tambor se empezó a escuchar por todo el cuarto. Mi mandíbula cayó al suelo en ese instante, el estrés no suena de esa manera.
Por más que quisiera negarlo, y buscar cualquier otra enfermedad para mis nauseas matutina; mi pequeña realidad estaba haciéndose presente con sus latidos a través de esa pantalla.
Tuve intenciones de salir corriendo; sin embargo, nada ganaba con hacerlo, espere a que terminaran con todo sus dichosos estudios y que me entregaran un cúmulo de recetas que debo surtir en algún lugar de este planeta tierra.
—Señor Peralta, le tengo noticias sobre la señorita Yen, ella se encuentra en el hospital en estos momentos. —No la pierdan de vista, si es necesario compren el hospital para que les informen los resultados de su visita. —Entendido señor. Así que ibas de visita con tus padres, y resulta que estas en el hospital. Veamos que me tienes que decir cuando regreses a trabajar mañana, estoy cansado de tus mentiras y pretextos, pequeña sabandija roja. — ¿Qué pasa Xavier? Desde la llamada te noto un poco desconcentrado de la conversación. —Eso es lo que debes de preguntarle a tu secretaria. —Mi secretaria, ¿Qué tiene que ver ella en esto? —Te ha mentido de nuevo, tienes que despedirla o causara problemas en la empresa. Es una persona irresponsable y mitómana, se la pasa solicitando permisos para faltar. —No estoy entendiendo nada de lo que está pasando, ve más despacio y comienza desde el principio para que pueda entenderte. ¿De dónde sacas que Yen es una persona así? ¿Hay algo que no m
—Dayana, ¿dónde estás? te veo en mi casa. —Déjame dormir, me acosté muy tarde y por nada del mundo pienso moverme de esta cama. —Ni se te ocurra faltar, te necesito Day y mucho. —Ahora si me preocupaste, tú nunca le dices a nadie que los necesitas. ¿Te vas a morir? ¿Tienes una enfermedad mortal? ¿Piensas dejarme toda tu herencia? —Casi… casi… por favor no tardes. Yo no podía estar embarazada, acabo de regresar a la ciudad y si mi familia se enteran pensaran que… ¡Recórcholis! Que mal sueño estoy teniendo, esto no me puede estar pasando a mí, por favor Diosito, no. Prometo ir a misa los domingos, pero no me hagas esto. Creo que dije la palabra mágica, cuando llegue a mi departamento Dayana se encontraba en la puerta esperándome impacientemente. —Llevo media hora esperándote aquí parada, no que tenias urgencia en decirme las cosas. Cómo siempre la princesita llegando cuando se le pega la gana. —Pasemos, no quiero que nadie escuche lo que tengo que decirte. Solo espero que no t
Estoy a punto de explotar, desde que llegue a este lugar esta mujercita no ha hecho más que llamarme señor, como si ella fuera una niña; además de seguir negando que me conoce. Era evidente que no esperaba que le diera el sobre con la información, veamos ahora que cara pone para seguir ocultándome las cosas. — ¿Q-qué haces t-tú con esta información? ¿Me estas siguiendo o quién demonios te mando a investigar sobre mi vida? te voy a demandar por acoso. —¡¡¡Qué!!! Soy yo el que te exige que me digas, ¿Por qué no me has dicho nada? pensaste que con eso me casaría contigo y cumpliría todos tus caprichos y los de mi abuelo. —No entiendo de qué demonios hablas, mejor dime ¿Cómo es que tienes esta información en tus manos? ¿Quién más la ha viso? Contesta carajo, que no tengo todo el puto tiempo para esperar tu respuesta. —Yo pregunte primero, así que debes responder a mis preguntas. Deja de hacerte la inocente y pura que de eso no tienes nada. —Chicos, si hablan los dos al mismo tiempo n
Había despertado en la cama de un hospital, llena de tubos por todos lados, lo último que recuerdo fue escuchar al amigo de mi hermano decir que él era el padre de mi hijo.Debido a la noticia la presión se me subió a mil, cayendo desmayada cuando iba de regreso a la sala. Por fortuna, Xavier reacciono a tiempo y me sostuvo hasta llevarme a la cama, por lo menos debo de agradecerle que no me hice un chichón del ranazo que daría.— ¿Cómo te sientes, Yen?—H-hola, Day. ¿Cómo está mi bebe?—Ellos están bien, por suerte reaccionamos a tiempo. Debes de guardar mucho reposo para que te recuperes y sigan creciendo sanitos.— ¡Espera!, ¿dijiste ellos?—Sí, Yen. Vas a tener dos bebes, todavía están muy chiquitos para poderlos ver, pero si te cuidas como es debido, pronto sabremos el sexo.—Esto no me puede estar pasando, Day. Tendré dos pequeños de ese hombre tan cruel que ni siquiera conozco, dime tu si esto no es una verdadera locura. Espero que mis padres todavía no estén enterados de lo qu
He tenido la peor de las semanas, desde que supe que Yen estaba embarazada. No estaba entre mis planes ser padre a tan corta edad, sin embargo, al verla tan frágil esa día me hizo sentir como un desgraciado por la forma en que la estoy tratando.He ido a visitarla, desafortunadamente no ha despertado. Su amiga que hasta ahora me entero que se llama Dayana, no me permite estar mucho tiempo con ella; los médicos dicen que no se puede alterar o perderá a los bebes.Eso sí fue una gran sorpresa, me voy a estrenar como padre de dos pequeños que están luchando por sobrevivir y todo por mi culpa.— ¿Ya estarás contento con lo que le hiciste a Yen? —Y-yo…—Me asegurare que mi amiga no te deje verlos, y no se te ocurra intentar amenazarme porque conmigo no va nada de eso. A partir de ahora medirás tus palabras o te hare ver tu suerte, nadie se mete con mi amiga de esa manera.—Eres tan irritante como tu amiga, ahora sé porque se llevan también si son igualitas.—Ojala sigas diciendo lo mismo
Desde que salí de la clínica, estaba hecha un manojo de nervios. Dayana no hace más que decirme, todo lo que tengo que hacer; eso me pone más nerviosa que nunca, mis padres pensaron que ahora tendría una mejor vida.Eran las personas más felices cuando les dije que me había divorciado de Osvaldo, cuando les conté que regresaba a la ciudad no dejaron de brincar de alegría. Todavía no me decido a contarles sobre mi embarazo, si me voy de esta forma siento que los voy a defraudar más de lo que ya lo hice.—Deja de pensar tanto que se te quemara el cerebro y puedes incendiar mi coche, Yen.—Te quiero ver en mis zapatos, veras que no es nada fácil lo que estoy pasando.—Pero si fue fácil abrirle las piernas aún desconocido esa noche, eso lo debiste pensar mejor antes de escapar de nosotras.Era mejor concentrarme en lo que iba a decir, Dayana tenía razón, sin embargo no podía regresar el tiempo hasta esa noche. Con tan buena suerte que me encontré a un loco que resultó ser el mejor amigo d
Quisiera decir que todo esto es culpa de ella, sin embargo también tengo parte de ella. Cuando me ciego por el enojo no me deja ver más allá de lo que hay, despues de que mi abuelo me demostró que el error fue mío no me quedo más que aceptar que he culpado a una chica inocente.Xavier: ¿Sabes cuándo sale Yen, del hospital?Dominick: NoXavier: Vamos, tú lo sabes todo. Ella es tu secretaria, deberías estar al pendiente de lo que ella hace.Dominick: Y tú eres el estúpido que la ha acusado sin fundamento, además investigaste toda su vida, entonces debes de saber dónde se encuentra ahora.Xavier: Solo quiero pedirle una disculpa sobre lo que paso, necesito de tu ayuda.Dominick: Tu jamás pides disculpa a nadie, a otro perro con ese cuento amigo.Xavier: Esta vez, estoy hablando muy en serio. Además esa chica lleva a mis hijos y no puedo dejarla, no conozco sus intenciones ahora que sabe sobre mí identidad.Dominick: ¿Te estas escuchando? sigues siendo el mismo patán que conozco, solo voy
— ¿Qué es esto? ¿Otra de tus bromas abuelo?, de seguro solo quieres molestarme por no seguir que tus indicaciones. — ¿Tengo cara de broma? que no estás viendo lo estúpido que eres y todavía te atreves a preguntarme, lo que estás leyendo con tus propios ojos. — ¿Cuándo pusieron esta cláusula estúpida? —Si tuvieras un pedacito de cerebro, hubieras leído todo el contrato cuando te lo entregue. Sin embargo, el señor prefiere hacer otras cosas antes de hacer lo que de verdad debe, así dices que eres capaz de seguir a cargo de la presidencia. La mirada de todos estaba sobren mí, me irritaba que algo tan estúpido estuviera ahí y nadie me dijo nada al respecto. No importa lo que tenga que hacer, pero debo de llegar al final de toda esta estupidez o dejo de llamarme Xavier Peralta. — ¿Cómo fuiste capaz de colocar esto? ¿Te volviste loco? —Puedes gritar todo lo que quieras, y por el tiempo que desees. Cuando termines me avisas para que te explique que esa cláusula la coloco el cliente, qui