—Dayana, ¿dónde estás? te veo en mi casa.
—Déjame dormir, me acosté muy tarde y por nada del mundo pienso moverme de esta cama.
—Ni se te ocurra faltar, te necesito Day y mucho.
—Ahora si me preocupaste, tú nunca le dices a nadie que los necesitas. ¿Te vas a morir? ¿Tienes una enfermedad mortal? ¿Piensas dejarme toda tu herencia?
—Casi… casi… por favor no tardes.
Yo no podía estar embarazada, acabo de regresar a la ciudad y si mi familia se enteran pensaran que… ¡Recórcholis! Que mal sueño estoy teniendo, esto no me puede estar pasando a mí, por favor Diosito, no. Prometo ir a misa los domingos, pero no me hagas esto.
Creo que dije la palabra mágica, cuando llegue a mi departamento Dayana se encontraba en la puerta esperándome impacientemente.
—Llevo media hora esperándote aquí parada, no que tenias urgencia en decirme las cosas. Cómo siempre la princesita llegando cuando se le pega la gana.
—Pasemos, no quiero que nadie escuche lo que tengo que decirte. Solo espero que no te desmaye cuando te de la noticia, voy a necesitar de tu ayuda y de todas tus ideas.
—Me estas poniendo nerviosa, habla de una buena vez, mujer. Que me están matando los nervios por saber de qué se trata todo esto.
Necesitaba estar en mi refugio antes de abrir la boca, no necesitaba que alguien más se enterara de lo que me pasaba. Suficiente había tenido con el sarcasmo de los doctores esta mañana, mis oídos me zumban y mis nervios no me dejan pensar absolutamente nada.
—Vas a seguir con tu hermetismo o piensa decirme para que me hiciste pararme tan de madrugada.
—Estoy embarazada.
—¡¡¡Qué!!! No juegues con eso, que es del diablo.
—No estoy jugando, míralo por ti misma antes de que me vuelva loca. Y no vayas empezar con tu interrogatorio que no estoy de humor, mucho menos sé cómo rayos sucedió todo esto.
Ahora sí que la liaba de maravilla, me acabo de divorciar del mequetrefe de Osvaldo justamente porque no podía tener hijos, y lo primero que me pasa es que termino embarazada de un desconocido, al que no recuerdo en lo absoluto.
— ¿Esto es una broma, verdad?
—Me gustaría pensar lo mismo, Day.
—Algo no me está cuadrando, Yen. Hasta donde me quede Osvaldo te pidió el divorcio porque tu no podías dar hijos, y mírate ahora, bien preñada del adonis del bar que no recuerdas.
—No sé qué decirte, siempre le creí cuando me decía que era la culpable de no tener hijos. Por tres años soporte su mal carácter e impertinencias de que me culpara de lo mismo.
— ¡Desgraciado! De seguro sabía que era él, quien no servía para nada, por eso trataba de culparte de todo lo que sucedía en su vida.
—Ya no me importa lo que pueda decir, ahora necesito saber cómo voy a salir de este problemón. Mi familia me matara cuando se entere, aunque por un lado estarán felices con la noticia no me perdonaran que no sepa quién es el padre.
— ¡Recórcholis! No me gustaría estar en tus zapatos en estos momentos, debes de hablar con Nick, sin duda te ayudara como siempre y dará con la persona que te hizo el favorcito.
Mi cabeza solo daba vueltas, y vueltas. Nada de lo que me diga Dayana en estos momentos me puede hacer sentir mejor, había metido la pata y en grande como siempre.
— ¿Qué piensas hacer, Yen?
—No tengo ni la más remota idea, e-esto es algo que no esperaba. Sin embargo, algo dentro de mí se siente feliz, al saber que no soy una persona estéril como me hizo creer ese idiota.
—Me encargare de grabar su cara de idiota cuando se entere, no pienso perdérmelo por nada del mundo. Es un gusano, me asegurare que todos se enteren de la clase de tipo que es.
Tenía ganas de gritar, de llorar y de acabar con todo lo que tenía enfrente, sin embargo, no tenía el humor para hacerlo. Dayana, no dejaba de hacer planes para acabar con la reputación de mi ex esposo, eso era algo que no me importaba en lo más mínimo. Mi vida cambiara por completo con semejante noticia, ya no solo trabajaría por mí, sino por mi pequeño que no tenía la culpa de nada.
— ¡Hey! ¡Hey! ¡Hey! …. Planeta tierra llamando a Yen, planeta tierra llamando a Yen…
— ¡Ah! ¿Qué pasa? Me asustas con tus gritos.
— ¿Esperas a alguien?
—No, la única persona que sabe que estoy aquí eres tú, ¿Por qué?
—El timbre lleva sonando un tiempo, ya me asome pero no sé ve nada. Pensé que lo habías escuchado y que no querías responder, por eso no he abierto la puerta.
Me había perdido en mi pequeño mundo, que no escuche el timbre sonar. Dayana era muy miedosa, por eso no se atrevía abrir la puerta del departamento.
La persona que este tocando el timbre debe de ser un desesperado de primera, no ha dejado de sonar. Sin embargo, escogió el peor momento para venir a molestar.
— ¿Se puede saber cuál es su puto problema, para venir a tocar el timbre de mi casa de esa forma? ¿Acaso no sabe que no debe de molestar de esa manera a las personas, solo porque su vida este jodida?
Si señores, ese era mi pequeño genio cuando me ponía de males, mi situación no era para menos. Lamentablemente no me había fijado quien era la persona que estaba parada fuera, ahora si trágame tierra y escúpeme lejos de aquí.
— ¿Cómo te atreves a gritarme de esa forma?
—T-tú ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes dónde vivo?
—Deja de hacerte la loca, y empieza por decirme porque no me has dicho nada.
— ¿D-de que estás hablando?
Ok, de plano hoy no es mi día. Una queriendo alejarse de los problemas y ellos llegan hasta la puerta de tu casa, este señor sí que se volvió loco, desde que me vio en la oficina de mi hermano me ha tratado con la punta del pie, y ni siquiera lo conozco. Si piensa que por ser amigo de mi hermano, lo va a salvar de algo está muy equivocado, en la empresa no puedo decirle mucho porque solo soy una simple secretaria a primera vista, pero el día que me agarre con lo Sandoval arriba le diré una cuantas verdades para que deje de ser un patán.
No tenía ganas de seguir discutiendo con personas como el, trate de cerrar la puerta, pero entro como Pedro por su casa sin pedir permiso. A mi favor puedo decir que estoy en mi casa, nadie puede venir a mandar en ella. Lo que me sorprendió fue que atrás de él estaba Dominick con una cara de pocos amigos.
—Hola, señorita Yen —murmuro al pasar a mi lado como si no me conociera.
Mi amiga se me queda mirando, él no era de ese tipo de personas. De seguro algo grave estaba ocurriendo para que actuara de esa manera.
—Hola señor Dominick, ¿ocurrió algo en la empresa para que viniera hasta mi casa?
Se podía sentir la tensión en el aire, si hubiera sabido que día me esperaba, les juro que no me levanto de la cama.
— ¡Puedes dejar de ser tan sínica! —grito el amigo de mi hermano, del que no recuerdo ni su nombre.
—Y usted puede dejar de gritar en mi casa, que yo recuerde nunca lo invite, pero ya está aquí. Si tiene algo que decir, hágalo como persona civilizada, no como un troglodita que ya me está cansando.
Lo vi apretar los puños fuertemente, y respirar con dificulta como si algo se lo impidiera, mientras mi hermano se acomodaba en el sofá individual cruzado de piernas con una sonrisa. No sé qué está pensando, para defenderme de este tipo de pocas pulgas.
—Será mejor que todos se sienten, para que aclaremos este asunto de una buena vez. Yen, el señor Xavier…
—No te metas Dominick, este asunto es entre esta tipa y yo.
— ¡Tipa!... tipa su abuela, a mí me respeta o se larga ya mismo de mi casa. No pienso seguir soportando sus groserías de gratis. Si algo lo tiene mal vaya y desquítese con la persona que lo tiene así, a mí me deja en paz.
—Tú, tú eres al persona que me ha provocado un gran dolor de cabeza, no sé en qué momento paso, pero te aseguro que nada de lo que tramas te saldrá como deseas, no pienso hacerme cargo de nada y ya mismo vamos a que terminemos con esto.
—De plano usted está idiota, ya veo que con la edad se la han caído todos los tornillos que lo mantenían cuerdo. Será mejor que se vaya, estoy muy ocupada resolviendo algo importante.
—Entre cielo y tierra no hay nada oculto, señorita. Dígame que es esto o piensa seguir negándomelo.
La cara de todos era de sorpresa, principalmente la mía que no sabía que contenía el sobre que me estaba entregando en la mano. Sentí un nudo en la garganta, sea lo que sea que este adentro, creo que tiene que ver conmigo; aunque me sigo preguntando ¿qué puede ser? Si yo no tengo el gusto de conocerlo.
Estoy a punto de explotar, desde que llegue a este lugar esta mujercita no ha hecho más que llamarme señor, como si ella fuera una niña; además de seguir negando que me conoce. Era evidente que no esperaba que le diera el sobre con la información, veamos ahora que cara pone para seguir ocultándome las cosas. — ¿Q-qué haces t-tú con esta información? ¿Me estas siguiendo o quién demonios te mando a investigar sobre mi vida? te voy a demandar por acoso. —¡¡¡Qué!!! Soy yo el que te exige que me digas, ¿Por qué no me has dicho nada? pensaste que con eso me casaría contigo y cumpliría todos tus caprichos y los de mi abuelo. —No entiendo de qué demonios hablas, mejor dime ¿Cómo es que tienes esta información en tus manos? ¿Quién más la ha viso? Contesta carajo, que no tengo todo el puto tiempo para esperar tu respuesta. —Yo pregunte primero, así que debes responder a mis preguntas. Deja de hacerte la inocente y pura que de eso no tienes nada. —Chicos, si hablan los dos al mismo tiempo n
Había despertado en la cama de un hospital, llena de tubos por todos lados, lo último que recuerdo fue escuchar al amigo de mi hermano decir que él era el padre de mi hijo.Debido a la noticia la presión se me subió a mil, cayendo desmayada cuando iba de regreso a la sala. Por fortuna, Xavier reacciono a tiempo y me sostuvo hasta llevarme a la cama, por lo menos debo de agradecerle que no me hice un chichón del ranazo que daría.— ¿Cómo te sientes, Yen?—H-hola, Day. ¿Cómo está mi bebe?—Ellos están bien, por suerte reaccionamos a tiempo. Debes de guardar mucho reposo para que te recuperes y sigan creciendo sanitos.— ¡Espera!, ¿dijiste ellos?—Sí, Yen. Vas a tener dos bebes, todavía están muy chiquitos para poderlos ver, pero si te cuidas como es debido, pronto sabremos el sexo.—Esto no me puede estar pasando, Day. Tendré dos pequeños de ese hombre tan cruel que ni siquiera conozco, dime tu si esto no es una verdadera locura. Espero que mis padres todavía no estén enterados de lo qu
He tenido la peor de las semanas, desde que supe que Yen estaba embarazada. No estaba entre mis planes ser padre a tan corta edad, sin embargo, al verla tan frágil esa día me hizo sentir como un desgraciado por la forma en que la estoy tratando.He ido a visitarla, desafortunadamente no ha despertado. Su amiga que hasta ahora me entero que se llama Dayana, no me permite estar mucho tiempo con ella; los médicos dicen que no se puede alterar o perderá a los bebes.Eso sí fue una gran sorpresa, me voy a estrenar como padre de dos pequeños que están luchando por sobrevivir y todo por mi culpa.— ¿Ya estarás contento con lo que le hiciste a Yen? —Y-yo…—Me asegurare que mi amiga no te deje verlos, y no se te ocurra intentar amenazarme porque conmigo no va nada de eso. A partir de ahora medirás tus palabras o te hare ver tu suerte, nadie se mete con mi amiga de esa manera.—Eres tan irritante como tu amiga, ahora sé porque se llevan también si son igualitas.—Ojala sigas diciendo lo mismo
Desde que salí de la clínica, estaba hecha un manojo de nervios. Dayana no hace más que decirme, todo lo que tengo que hacer; eso me pone más nerviosa que nunca, mis padres pensaron que ahora tendría una mejor vida.Eran las personas más felices cuando les dije que me había divorciado de Osvaldo, cuando les conté que regresaba a la ciudad no dejaron de brincar de alegría. Todavía no me decido a contarles sobre mi embarazo, si me voy de esta forma siento que los voy a defraudar más de lo que ya lo hice.—Deja de pensar tanto que se te quemara el cerebro y puedes incendiar mi coche, Yen.—Te quiero ver en mis zapatos, veras que no es nada fácil lo que estoy pasando.—Pero si fue fácil abrirle las piernas aún desconocido esa noche, eso lo debiste pensar mejor antes de escapar de nosotras.Era mejor concentrarme en lo que iba a decir, Dayana tenía razón, sin embargo no podía regresar el tiempo hasta esa noche. Con tan buena suerte que me encontré a un loco que resultó ser el mejor amigo d
Quisiera decir que todo esto es culpa de ella, sin embargo también tengo parte de ella. Cuando me ciego por el enojo no me deja ver más allá de lo que hay, despues de que mi abuelo me demostró que el error fue mío no me quedo más que aceptar que he culpado a una chica inocente.Xavier: ¿Sabes cuándo sale Yen, del hospital?Dominick: NoXavier: Vamos, tú lo sabes todo. Ella es tu secretaria, deberías estar al pendiente de lo que ella hace.Dominick: Y tú eres el estúpido que la ha acusado sin fundamento, además investigaste toda su vida, entonces debes de saber dónde se encuentra ahora.Xavier: Solo quiero pedirle una disculpa sobre lo que paso, necesito de tu ayuda.Dominick: Tu jamás pides disculpa a nadie, a otro perro con ese cuento amigo.Xavier: Esta vez, estoy hablando muy en serio. Además esa chica lleva a mis hijos y no puedo dejarla, no conozco sus intenciones ahora que sabe sobre mí identidad.Dominick: ¿Te estas escuchando? sigues siendo el mismo patán que conozco, solo voy
— ¿Qué es esto? ¿Otra de tus bromas abuelo?, de seguro solo quieres molestarme por no seguir que tus indicaciones. — ¿Tengo cara de broma? que no estás viendo lo estúpido que eres y todavía te atreves a preguntarme, lo que estás leyendo con tus propios ojos. — ¿Cuándo pusieron esta cláusula estúpida? —Si tuvieras un pedacito de cerebro, hubieras leído todo el contrato cuando te lo entregue. Sin embargo, el señor prefiere hacer otras cosas antes de hacer lo que de verdad debe, así dices que eres capaz de seguir a cargo de la presidencia. La mirada de todos estaba sobren mí, me irritaba que algo tan estúpido estuviera ahí y nadie me dijo nada al respecto. No importa lo que tenga que hacer, pero debo de llegar al final de toda esta estupidez o dejo de llamarme Xavier Peralta. — ¿Cómo fuiste capaz de colocar esto? ¿Te volviste loco? —Puedes gritar todo lo que quieras, y por el tiempo que desees. Cuando termines me avisas para que te explique que esa cláusula la coloco el cliente, qui
Hasta el momento me había considerado una persona cuerda y normal, pero hacerle caso a mi mejor amiga me está dejando como demente. No solo porque no me quiere decir a donde me lleva, si no que el frio me a empezando a congelar y no paro de reír como mensa por los nervios que tengo.—Solo a mí se me ocurre hacerte caso Dayana, se me está congelando hasta la cabeza por no decir otra cosa.—Deja de quejarte, mejor apúrate que se nos hace tarde. Nadie más que tu podrás disfrutar de este bello paraíso de por vida, no puedes quejarte.—Dayana, ¿estas segura que está isla es de ustedes? no quiero terminar en la cárcel acusadas de invasión de propiedad privada por una locura tuya, porque mis hijos nacerán en la cárcel.—Por supuesto querida, todo lo que alcanzan a ver tus ojitos pertenece a mi familia. Debes darles las gracias que decidieron comprar este santo lugar para que sus hijas ósea tu y yo, disfrutemos a lo bestia.Entre más caminas por las calles más que va a sorprendida de toda la
Han pasado tantas semanas que ya no se en que mundo vivo, la desaparición de Yen me ha puesto mal, por no decir que me ha vuelto loco y está revolucionando mis sentidos. He sobrevivido con la ayuda de Dominick mientras la seguimos buscando todos los días sin tener el éxito que deseamos.—Agradezco todo el apoyo que me estás dando Dominick, no sé qué sería de mí sin ti en estos momentos. Aunque sigo sin entender, como lograste que un juez te extendiera el acta para solventar la bendita cláusula del contrato de la noche a la mañana.—Eso es porque soy único en todo lo que hago, algún día pagaras por ese pequeño favor que te he hecho hasta con tú vida.—No tienes por qué decirlo, dalo por hecho. La entrega se realizó sin contratiempos y mi abuelo no deja de preguntarme que hice. Cuando se entere, estoy seguro que pensará que estoy más loco que una puta cabra y terminare en el manicomio.—Ahí si no puedo ayudarte, no me gusta meterme en problemas familiares en los que después pueda salir