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Sueños inconclusos

La lluvia caía con ferocidad sobre ella, los rayos se reflejaban en sus ojos al iluminar efímeramente el cielo, para seguidamente desvanecerse y sumir el callejón nuevamente en oscuridad.

_ ¡Por favor no lo hagas, te lo suplico!. _ el primer hombre sollozaba arrodillándose atemorizado ante ella.

_ ¡Tenemos hijas, tenemos una familia, por favor no lo hagas! _ el segundo hombre rompió en llanto, mostrando con su mano trémula la foto de su familia.

La gelidez con la que aquellos ojos grisáceos observaban, delataba la carencia de júbilo y de amor, que alguna vez le fue arrebatado sin piedad del mismo modo.

Dos marionetas que ahora estaban a su merced, paralizadas por el terror, suplicando en llanto por sus vidas, como ella lo había hecho hace años en aquel callejón sumido en oscuridad por su padre.

Apuntó con el revólver al primer sujeto, apretando el gatillo, la bala salió desprendida hasta penetrar su cabeza. Un hilo desenfrenado de sangre emanó del agujero que la bala creó al salir, produciendo un sonido sordo al caer sobre el pavimento húmido.

Los vociferos desgarradores que emitía el segundo sujeto, no la inmutaban en lo absoluto, ni cuando desesperadamente rasguñaba su rostro para despojar la sangre de su amigo que impregnó todo su cuerpo. Solo apuntó y disparó.

El sonido la despertó súbitamente, su corazón palpitaba desbocado, su cuerpo trepidante le impedía levantarse, un sudor frío recorría su columna, su visión se empezaba a tornar borrosa.

Tragando saliva, se levantó con dificultad, caminó hasta el baño y extrajo de la vitrina un frasco de pastillas, vertió varios ansiolíticos en su mano temblorosa y los consumió.

Apoyó ambas manos en el lavatorio aguardando a que el medicamento surtiera efecto.

Después de unos minutos, todo regresó a la normalidad.

Su mirada se encontró con su reflejo en el espejo. El mismo visaje gélido, vacío de siempre.

Suspirando, regresó al dormitorio.

La luz vespertina se colaba por los ventanales del aposento. Una combinación colorida de rojos, naranjas y amarillos pintaban el cielo azulado.

Había llegado el día, en el que iría a la facultad más prestigiosa en todo Francia, Aile d'argent, un campus en donde solo los descendientes de las familias más adineradas y poderosas asistían. Un santuario para los ricachones que la joven eludió reiteradamente cuando su tutor, el Sr. Moriarty, le ofrecía adentrarse a ese mundo.

No obstante, ella sabía que ya era tiempo de hacerlo.

Su mente divagó hasta recordar al hombre cuyos ojos asemejaban esmeraldas encarándola en el vestíbulo del auditorio. Tan solo acontecieron tres noches del show en el Théâtre des Variétés y pareciera como si el suceso de aquel joven lúdico y presuntuoso se hubiera dado ayer.

Desviando su mirada vacía al reloj alojado sobre la mesa de noche, soltó un hastío suspiro, tenía que apresurarse.

Se dispuso a darse una rápida ducha para luego empezar a vestirse.

La brisa fresca del otoño la recibió al salir por la puerta. Hojas rojizas, se encontraban derramadas por las calles de la ciudad.

Una limosina negra, se hallaba aparcada a un costado de la acera, aguardando a qué la joven hiciera acto de presencia.

Un hombre con semblante ceñudo apareció en su campo de visión abriéndole la puerta del coche.

_ Llega tarde Srta. Strange. _ reprochó mirándola.

_ Mejor tarde que nunca Blake. _ levantando su gabardina azulada se adentró al vehículo.

...

Aile d'argent, una edificación con aspecto ciclópeo y colosal se asomaba entre las colinas de París. Arbustos amarillentos circundaban la facultad, creando una ilusión de pequeños laberintos sobre el vergel. Begonias, gerberas y petunias adornaban esfinges doradas que se encontraban en distintas zonas del jardín. En el centro del lugar, se alojaba una vasta cascada, cuyo interior además de agua, almacenaba piedras preciosas de tonos corales.

La joven paseó su mano sobre el agua, interceptando una fulgente piedra rosa entre sus manos, sonriendo, la dejó fluir con el resto hacia una laguna en donde se amontonaban en el fondo, otorgando colores vibrantes al agua.

Las majestuosas puertas forjadas en oro, se abrieron ante ella. Atavíos labrados con materiales ostentosos fulguraban en el interior, incrustaciones de zafiros, esmeraldas, rubís y diamantes decoraban las paredes y demás adornos dorados del sitio.

Parecía ser un laberinto de múltiples pasillos con alfombras rojas que conducían a diferentes alas del campus. Cada zona designada a distintos objetivos.

Ala de entretenimiento, en donde se hallaban lujosos restaurantes y áreas de descanso para que el estudiantado reposara en sus horas libres.

Ala de especialidad, esta se dividía en las diversas carreras que el estudiante decidió cursar.

La biblioteca, se asemejaba a un palacio fastuoso, en donde colgaban candelabros de velas y con vastas repisas de inmensurables libros con contenidos variados y su contraparte el ala de informática, poseía tecnología de última generación, hologramas concedían la bienvenida al pisar el sitio.

Ala de deportes, este englobaba la mayoría de ambientes para atletas de diferente índole, contenía una desmesurada piscina, cancha de básquet y fútbol, boxeo, tenis, voleibol, esgrima, entre muchas otras temáticas que colmaban centenares de pasillos.

El ala de arte, un área designada para los bailarines, cantantes, pintores, labradores y numerosos instrumentos musicales.

Finalmente, el ala de detención, para todos aquellos alumnos insubordinados que cometían actos contra el reglamento de la facultad. Después de todo estaban educando a futuros herederos que aspiraban las empresas más poderosas de diversas partes del mundo, los valores y la moral, jugaban un papel importante en el código de conducta de cada estudiante, la rebeldía era inaceptable para aquellos que nacieron en cuna de oro.

Subiendo los escalones de espiral que dirigían al Ala de Administración, observó su itinerario. La primera clase que tenía era Relaciones Internacionales.

Dos toqueteos a la puerta detuvieron al profesor de su charla.

Hundiendo el entrecejo se aproximó a abrir la puerta.

_ Buenos días, permítame presentarme, mi nombre es Adeline Strange, soy de nuevo ingreso. Disculpe la demora. _ señalando el horario, sonrió cortés.

Mirando de arriba a abajo con reproche, deslizó sus lentes para limpiarlos con un pañuelo de seda.

_ La puntualidad Srta. Strange, es una cualidad digna de todo líder, si quiere ganar el respeto de los demás, tendrá que aprender a valorar el tiempo de estos. _ ubicando nuevamente sus lentes en el rostro, abrió la puerta completamente para que la joven pasara, no sin antes lanzarle una mirada profusa de amonestación.

Adeline asintió en modo de disculpa y se adentró en silencio entre el alumnado curioso y fascinado por la joven ya reconocida. Susurros de asombro y halagos colmaron por unos minutos el salón, seguidamente, el profesor exigió silencio absoluto para proseguir con las lecciones. Esto no bastó para despojar las miradas de afición de los chicos ni las miradas de envidia de las chicas.

La joven solo se desentendió de su alrededor, sus regazos acogieron su cabeza y sus ojos se sellaron, cayendo en un profundo sueño.

...

La campana resonó en cada rincón del salón, despertando a la joven súbitamente.

Tenían un receso antes de proseguir con la siguiente clase.

Soltando un hastío suspiro, se encaminó al Ala de Arte, sellando la puerta al ingresar, acalló el discordante ruido externo, sumergiéndose en un sitio con pinceladas clásicas y armoniosas.

Sus manos acogieron un violín, situó el instrumento en su regazo y con su otra mano sostuvo el arco que acarició las cuerdas frontales. Como si su mente se viera sumida en un trance con aquel mero acto, imágenes atroces invadieron su campo de visión, sangre fluyendo con el agua de lluvia por la alcantarilla, gritos de angustia y desesperación, huellas de sangre dejadas en un camino rocoso y empinado.

La melodía detonada por el violín, sonaba desesperada, aterradora e inquietante, pero al verla detrás de esa puerta, ensimismada en una realidad pasada, su corazón palpitó con fuerza nuevamente, sus ojos de esmeralda la contemplaban con devoción, fascinado por aquella chica misteriosa y con belleza angelical que lo había enloquecido como la primera vez. Las ansias por rozar sus dedos en la piel blanquecina e impoluta de la joven lo carcomían por dentro. Pero aquella mirada gélida cuando sus ojos grisáceos se abrieron, lo hicieron estremecer, sabiendo que ella lo había poseído por completo en cuerpo y en alma.

Adeline dejó de tocar al instante en que ambas miradas se fusionaron.

_ Estos tres días te he buscado como desquiciado Adeline Strange, contraté a varios investigadores, incluso a un hacker para saber tu paradero pero vaya, eres un enigma en internet, no hay datos personales, ni direcciones ni redes sociales. _ resoplando, negó la cabeza decepcionado _ Sino fuera por algunos estudiantes que presenciaron tu entrada, hubiera tenido que seguir con mi búsqueda por poco insoluble, pero bueno después de todo, te lo advertí, te volvería a encontrar. El destino nos reunió nuevamente_ Caminando hacia ella, sonrió, lamiendo su labio inferior.

La joven se percató de unas vendas que enrollaban sus nudillos, de su camisa de tirantes que dejaba a la vista sus hombros y brazos musculosos y tonificados, al igual que sus piernas y muslos arropados por una pantaloneta deportiva. Su cabello desordenado y su rostro blanquecino sudoroso delataban horas de entrenamiento en el Ala de boxeo.

Gianluca aprovechó que ella se encontraba distraída observándolo para arrebatarle el itinerario.

_ Carajo, me perdí la primera clase, desde esa hora pudimos habernos visto y estar juntos. _ haciendo un visaje molesto, lo reemplazó enseguida por una sonrisa pícara._ Tendremos que vernos también después de clases para compensar las dos horas que me hicieron falta.

_ ¿Destino? Yo diría que más bien fue suerte y no de la buena. _ replicó, negando la cabeza fastidiada. _ devuélveme mi itinerario, todavía no me lo aprendo. _ intentando de alcanzarlo en puntillas, Gianluca lo alejaba de ella sin esfuerzo alguno hacia arriba._ Entrégalo, es mío. _ Haciendo una mueca de molestia, empezó a saltar sin éxito alguno, tan solo le llegaba al pecho.

_ Tranquila minion malvado, además de este horario, yo también soy tuyo. ¿Por qué no hablamos de los términos y condiciones para nuestra futura relación? _ guiñando un ojo, se alejó de ella para tomar asiento en una banca, tomando una fingida postura formal.

_ ¿Tan mal estás de la cabeza? ¿Cuál relación? Si apenas te conozco. _ aspavientando con las manos, soltó un bufido.

_ Ya habrá tiempo para conocernos mejor, pero tenemos que marcar territorio, ¿entiendes? Ya hay varios solteros que te codician. _ Su tono de voz como su mirada se encontraba colmada por celos y furor.

_ Tienes problemas serios, de verdad. Mira, no me apetece llegar tarde también a la siguiente clase, así que por favor devuelve mi horario y después hablamos de esta fantasía retorcida que te metiste a la cabeza, ¿estás de acuerdo? _ aproximándose a él, lo miró suplicante.

_ Eso de hablarlo después, no me gusta para nada Adeline Strange, yo tengo que ser tu prioridad, tengo que sentirme amado, no me puedes dejar en segundo plano así como así, con la excusa de que las clases son más importantes que yo. Pero, viendo tu itinerario, tenemos las mismas clases, que casualidad, así que podemos seguir platicando de mi fantasía retorcida mientras vamos a Derecho. _ haciendo un ademán para que lo siguiera salió de la estancia con una sonrisa lúdica.

Adeline gruñó para seguidamente salir corriendo tras él.

_ ¿Irás así a Derecho? _ desaprobó ella, arrugando la nariz.

Las miradas lascivas de las chicas y comentarios celosos al interceptar a Gianluca caminando con Adeline por los pasillos, lo hicieron chasquear la lengua.

_ ¿Así qué estás celosa? ¿No quieres que nadie me vea en esta ropa? ¿Tú quieres ser la única espectadora de mi cuerpo? _ soltando una risita, aplaudió con ilusión. _ Porque si es así, nos vamos a entender muy bien, seremos un par de tóxicos que estarán juntos por siempre. _ abrazando la figura de ella, caminó emocionado.

_ Yo hablaba de tu olor, de verdad apestas. _ empujándolo, Adeline rodó los ojos.

Ambos se detuvieron al frente de unos camerinos ostentosos.

_ Cumpliré tu capricho y me iré a cambiar, haré todo lo que me ordenes mi Adeline Strange. _ sobando la cabeza de ella con ternura, lanzó un beso al aire para después adentrarse al vestidor.

_ En que me metí. _ se dijo a sí misma, esperando a que Gianluca Sonobe volviera hacer acto de presencia.

Luego de una media hora, Gianluca apareció, vistiendo unos pantalones negros, camisa lisa negra, unos zapatos de la misma tonalidad de su chaqueta de piel café. Su rostro perfilado e impecable y cabello lacio peinado con carrera al centro.

Sus labios color carmesí sonrieron al verla esperando por él en una banca.

Adeline lo miró impasible, levantándose, escuchó la campana resonar.

_ Mírate, ya no hueles tan mal. Ahora sí ¿nos vamos? _ dijo con sarcasmo, levantando una ceja.

_ Obvio no, apesto a gloria o a Calvin Klein, como prefieras definirlo. _ guiñando un ojo, subió por los escalones de espiral, seguido por Adeline.

Ambos se adentraron al aula, no obstante Adeline lo rebasó para escoger un sitio lejos de Gianluca, en respuesta este negó la cabeza siguiéndola y despojar a un asustadizo joven de su campo para estar junto a la mujer de sus sueños.

Adeline entornó los ojos al ver como espantó al chico que se encontraba a su lado.

_ ¿También eres el bullying de la universidad o qué? _ preguntó irónica y fastidiada al mismo tiempo.

_ Lo que acabas de percibir, fue respeto, después de todo soy un Sonobe, no soy solo un ricachón como todos los que asisten al campus, pertenezco a la primera familia más poderosa de las ocho que existen alrededor del mundo. Eso sí impone respeto. _ frunciendo los labios, se echó de hombros.

_ No me digas, ¿solo son ocho? _ rodando los ojos, negó con la cabeza.

_ Sí, de hecho, hay dos jóvenes más que se incluyen dentro de las ocho que asisten a la facultad, incluyéndote también, entonces seríamos cuatro. _ contando con sus dedos, frunció el ceño. _ Lo único que pude averiguar es que eres parte de la familia Moriarty, su heredera para ser más específico. Todo eso gracias a que el Sr. Moriarty sí tiene redes sociales. _ bromeó, chasqueando los dedos. _ Pero por qué te apellidas Strange? _ preguntó mirándola con curiosidad.

_ Moriarty es mi tercer apellido. _ replicó ambigua, observando a la profesora ingresar a la estancia.

_ ¿Cómo? ... _quedándose con la incógnita a media oración, la clase dio inicio.

_ Buenos días jóvenes estudiantes, mi nombre es Katrina, seré su profesora en la asignatura de Derecho. Demos inicio a la clase con una incógnita simple. ¿Qué sería lo primordial para que un líder forje su propio imperio? _ Atando su cabello ondulado blanquecino, miró expectante a su alrededor.

_ Privilegios. _ echándose de hombros, sus ojos color marrón claro se encontraron con la mirada impasible de Adeline. _ Después de todo, qué somos sin ellos.

_ Es interesante su perspectiva joven Lancaster pero me temo que no todos los grandes empresarios nacieron en cuna de oro, no es un factor externo influyente. ¿Alguien más?

_ La elocuencia, creo firmemente que el poder de la negociación y sobre todo el uso acertado de las palabras puede seducir, crear y desmantelar imperios. _ sus ojos de esmeralda se plasmaron en Adeline con una sonrisa altiva.

_ Sin duda es una cualidad valiosa que debe portar todo líder pero sigue sin ser la respuesta Sr. Sonobe.

_ El factor externo influyente son los contactos. Un imperio se crea desde los cimientos con personas de confianza en diversas áreas. Un líder sin subordinados, no puede liderar y un imperio cae si no existe seguridad. _ Replicó Adeline, mirando a la profesora.

El joven Lancaster posó su mirada sobre la chica rubia que cautivó su atención cuando se adentró al salón.

Su amigo, Valen, removió su cabello negro.

_ Guapa, inteligente y famosa, eso explica por qué no desvías la mirada de ella Darius. _ echando hacia atrás su cabello rubio, sus ojos color turquesa lo miraron divertido.

_ ¿Tendrá novio?_ musitó aquella incógnita con interés aún contemplando embelesado a la joven de ojos grises.

Katrina embozó una sonrisa, asintiendo con la cabeza, la señaló con una vara de metal.

_ Esa será la dinámica con la que trabajaremos durante el año, trabajo en equipo. Muy bien Srta. Strange. _ situando los documentos sobre el escritorio, prosiguió. _ Cada uno de ustedes escogerá a otra persona para llevar acabo el caso que les asignaré. El tema, desde luego, son tecnicismos legales que acontecerán como situaciones hipotéticas que deberán resolver para la siguiente clase.

Los alumnos se levantaron de sus respectivos asientos para recoger el documento que la profesora tenía en mano y procedieron a marcharse de la estancia.

Darius se levantó apresuradamente para presentarse con la joven y ver si existía la posibilidad de que ella quisiese ser su compañera para el caso. Acto que se anuló ante sus ojos, cuando Gianluca Sonobe promulgó a toda la clase sobre el dominio total que poseía sobre la chica nueva. Observó frustrado como se marchaba a rastras por la mano posesiva de Gianluca.

Su amigo lo miró, riendo, le concedió un leve empujón en su hombro.

_ ¡Vamos, anímate! Te toca conmigo de nuevo. Ya será a la próxima.

Ambos chicos se integraron al resto del grupo de amigos, quiénes salieron bromeando por la actitud de amargura que reflejaba Darius.

...

_ ¿Sabes? Creo que no entendiste muy bien la dinámica de escoger compañero. Como verás, ambos tienen que elegirse y al parecer eso no funcionó exactamente cuando me subiste al coche por la fuerza. _ pasando de página, fulminó a Gianluca con la mirada.

_ Soy el mejor compañero que pudieras desear. Además, esta relación la haré funcionar a como dé lugar, no necesito que quieras por ahora, sé que lo harás más adelante, solo permíteme el placer de poder enamorarte y demostrarte que soy el hombre indicado para estar junto a ti. _ Desviando la mirada de la carretera, la posó con fervor en ella.

Adeline negó la cabeza, sin apartar la vista del documento.

_ Ojos al frente. _ demandó ella, mirándolo de reojo.

_ Me gusta ese rol tuyo Adeline Strange, domíname, que soy todo tuyo. _ Vociferó Gianluca, acelerando el vehículo a toda velocidad rumbo a la mansión Sonobe.

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