Ya era medio día. Todos los empleados comenzaron a salir de sus respectivas oficinas dirigiéndose al mismo destino, la cafetería. Tras la reunión, Jean Paul condujo a Adeline hacia la salida._ Quiero que trabajes aquí. _ Sus ojos avellana la contemplaron suplicantes. _ Así que por eso aceptarás la pasantía en administración que te concederé. _ Sentenció, aflojando su corbata._ Supongo que todavía no podré deshacerme de ti. _ Rodando sus ojos, ella sonrió. _ Será grandioso trabajar aquí, tendré que acostumbrarme a ti pero por lo demás creo que estaré bien.Una auténtica sonrisa se asomó en el rostro de él. Su apariencia impecable de hace un rato, había cambiado por completo. Las faldas de su camisa blanca se encontraban por fuera otorgándole un semblante despreocupado. _ No podré llevarte a casa, debo solucionar algunos asuntos de trabajo, así que Adler te llevará. _ Explicó, abriéndole la puerta de la limusina. _ Nos volveremos a ver Srta. Strange. _ Advirtió, admirando aquellos e
Cegado por el deseo, Gianluca se encaminó con paso determinante hacia ella. Sus ojos esmeraldas fulguraban con intensidad mientras la miraba.La desesperación se adueñó de él cuando un grupo de personas interceptaron su campo de visión, provocando que este la perdiera de vista.Estaba enloqueciendo...Su necesidad por saber cómo se encontraba, lo carcomía por dentro.Ya habían pasado tres días desde aquel incidente. Tres días sin saber de ella, lo cual justificaba su histérico comportamiento. Así que sin más se adentró con osadía a la mansión, en busca de Adeline....La presentación era en una hora así que para agotar el tiempo Adeline se dispuso a caminar por el Gran salón, el cual se hallaba atestado de personas adineradas. Todos estos aristócratas lucían atuendos sumamente extravagantes que eran presumidos al merodear con aire de superioridad por el sitio. Mantenían risas falsas junto a conversaciones poco interesantes con respecto a la cantidad de dinero que poseían o al partido
Al apretar el gatillo, vislumbró como la sangre se impregnaba a su rostro manchando el pavimento del líquido rojo que se escabullía de su mentón al bajar como hilos desenfrenados por este.Todavía retumbaba el ensordecedor sonido de la bala al disparar en sus oídos. A pesar de que en aquel instante se encontraba tocando las cuerdas frontales del violín ante una infinidad de espectadores, no podía librarse de aquellos oscuros recuerdos que tanto se había empeñado en ocultar.El arco en compañía de sus dedos se desplazaban con destreza por el violín, innovando melodías jamás escuchadas por la audiencia. Pero su enfoque no estaba en todos esos aristócratas que la admiraban tocar. Más bien se sentía atrapada en aquel cuerpo danzante que se movía con gracia al compás de la música, mientras que su mente se hallaba abismada en un tormentoso viaje a su pasado.Las huellas de sangre que dejaba al correr por el escarpado camino, produjeron que el dolor se acentuara en sus plantillas al pisar l
_ Si sabes que esto es aburrido no?. _ Gianluca estiró sus brazos, soltando un sonoro bostezo.Mientras que Adeline ladeó su cabeza aún contemplando con meticulosidad el techo de color gris azabache del aposento de Gianluca.Habían trascurrido tres semanas desde que se hospedó en la mansión. Posteriormente de la misteriosa explosión que arrasó con su hogar y de la cual fue salvada por Jean Pierre, quien sufrió quemaduras por adentrarse con osadía al edificio en llamas solo para rescatarla.Después del suceso no tuvo oportunidad de agradecerle, dado a que Jean Pierre, la evadía siempre que podía, así que desistió y decidió apartarse de él como este lo quería.Por otro lado, se volvió más unida al menor de los Sonobe. Tanto que esta empezaba a disfrutar de su compañía sin fastidiarle tanto su presencia._ Y tú crees qué para mí no lo es?. Tu hermano tiene rodeada esta mansión como si fuera una maldita cárcel. _ Liberando un exasperado bufido, entrelazó sus brazos. _ Lo único que me fal
La École Normale Supériere se encontraba colmada de estudiantes ricachones que merodeaban por los vastos pasillos de la facultad. _ ¿Cuál es nuestro destino Adeline Strange?. _ Desplazándose con placidez, Adeline presenció como todas las universitarias se volteaban para ver al chico carismático junto a ella.Tornando los ojos, volvió a sumir sus ojos grisáceos en el horario._ Sería mas sencillo si me ayudaras a buscar. _ Quejándose, le señaló la infinidad de salones que se hallaban en distintos puntos del mapa._ No estoy preguntando por el salón sino la materia._ Despojando de su rostro sus gafas cafés, las colgó en el cuello de su camisa negra._ ¿Bromeas?. ¿Acaso no te sabes el horario?. _ Mirándolo incrédula, negó con la cabeza. _ Y ¿Por qué lo haría?. Ya existen personas como tú que se preocupan por guardar esa ridícula información en el cerebro, así que los tipos como yo se aprovechan y la extraen de tipos como tú. _ Explicó, doblando las mangas de su chaqueta de piel café. _
Mientras contemplaban el paisaje desde los asientos acolchonados del Mercedes, ingerían alimentos poco saludables. Gianluca había comprado todo el menú de un restaurante de comida chatarra para posteriormente emprender su viaje hacia la heladería más famosa de todo París, Berthillon. Adeline no protestó en lo absoluto, después de todo siempre requería de algo dulce para finalizar con el almuerzo._ Cuando era un niño, solía frecuentar esta heladería con mi madre. _ Sonrió con melancolía al observar el sitio. _ Me dejaba escoger todos los sabores que yo quisiera, solo para disculparse de las golpizas de mi padre. _ Una sonrisa de amargura reemplazó la anterior. _ Un helado por cada golpe. _ Bajó la cabeza, sin atreverse a poder mirarla. _ Ser el niño consentido de mi madre no me favoreció en nada con la relación de mi padre. Él creía que me estaba volviendo débil por ser tan mimado y por el simple hecho de no querer trabajar en su estúpida empresa. _ Inmerso en sus recuerdos, cerró su
Franceses con clase colmaban las aceras de la ciudad de París por las cuales Adeline transitaba un tanto malhumorada, aferrándose con fuerza al cálido abrigo que portaba.El frío del invierno empezaba hacer presencia en cada caminante de la zona, incluyéndola a ella. Que a pesar de estar congelándose aún mantenía su rostro contraído a causa del enojo. La limosina blanca enviada por el hermano menor de los Sonobe se hallaba aparcada a un lado del parque Bercy. Punto de encuentro que había sido impuesto por él.Soltando un sonoro suspiro, Adeline se encaminó en dirección a Garett. Quien al verla, abrió al instante la puerta del coche.Al cruzar la calle otra limosina de color negro obstruyó su camino, haciéndola frenar de modo abrupto. El guardaespaldas de Gianluca se dirigió hacia ella desosegado por lo visto a través de sus lentes oscuros.La ventana del vehículo se bajó, pudiendo apreciar al causante de tan imprevisible acto. Jean Pierre Sonobe ladeó la cabeza al contemplarla con aqu
Los rayos se asomaban en el cielo atestado de neblina. Causando vigorosos estruendos al descender en el pavimento bañado de sereno. Las nubes empezaban a tornarse cada vez más grisáceas en tanto denotaban gotas de lluvia que caían sobre las camelias azuladas esparcidas en el jardín.Adeline se desplazó prestamente por el camino adoquinado del vergel sosteniendo entre sus brazos el cuerpo trémulo de Jean Pierre.Damien les abrió las formidables puertas de la mansión. Priorizando de que ambos fueran los primeros en adentrarse al lugar.Adeline se dirigió presurosa rumbo a las escaleras. Ascendiendo por estas, hasta llegar al piso en dónde el aposento de Jean Pierre se alojaba.Al entrar por la puerta de madera, caminó sobre la alfombra persa en dirección a la cama. Dejándolo sentado encima del colchón, mientras tanto, ella buscaba en el guardarropa un par de prendas que pudieran reemplazar el atuendo humedecido que Jean Pierre traía puesto.Regresó a él cargando un batín acolchonado de