_ Si sabes que esto es aburrido no?. _ Gianluca estiró sus brazos, soltando un sonoro bostezo.Mientras que Adeline ladeó su cabeza aún contemplando con meticulosidad el techo de color gris azabache del aposento de Gianluca.Habían trascurrido tres semanas desde que se hospedó en la mansión. Posteriormente de la misteriosa explosión que arrasó con su hogar y de la cual fue salvada por Jean Pierre, quien sufrió quemaduras por adentrarse con osadía al edificio en llamas solo para rescatarla.Después del suceso no tuvo oportunidad de agradecerle, dado a que Jean Pierre, la evadía siempre que podía, así que desistió y decidió apartarse de él como este lo quería.Por otro lado, se volvió más unida al menor de los Sonobe. Tanto que esta empezaba a disfrutar de su compañía sin fastidiarle tanto su presencia._ Y tú crees qué para mí no lo es?. Tu hermano tiene rodeada esta mansión como si fuera una maldita cárcel. _ Liberando un exasperado bufido, entrelazó sus brazos. _ Lo único que me fal
La École Normale Supériere se encontraba colmada de estudiantes ricachones que merodeaban por los vastos pasillos de la facultad. _ ¿Cuál es nuestro destino Adeline Strange?. _ Desplazándose con placidez, Adeline presenció como todas las universitarias se volteaban para ver al chico carismático junto a ella.Tornando los ojos, volvió a sumir sus ojos grisáceos en el horario._ Sería mas sencillo si me ayudaras a buscar. _ Quejándose, le señaló la infinidad de salones que se hallaban en distintos puntos del mapa._ No estoy preguntando por el salón sino la materia._ Despojando de su rostro sus gafas cafés, las colgó en el cuello de su camisa negra._ ¿Bromeas?. ¿Acaso no te sabes el horario?. _ Mirándolo incrédula, negó con la cabeza. _ Y ¿Por qué lo haría?. Ya existen personas como tú que se preocupan por guardar esa ridícula información en el cerebro, así que los tipos como yo se aprovechan y la extraen de tipos como tú. _ Explicó, doblando las mangas de su chaqueta de piel café. _
Mientras contemplaban el paisaje desde los asientos acolchonados del Mercedes, ingerían alimentos poco saludables. Gianluca había comprado todo el menú de un restaurante de comida chatarra para posteriormente emprender su viaje hacia la heladería más famosa de todo París, Berthillon. Adeline no protestó en lo absoluto, después de todo siempre requería de algo dulce para finalizar con el almuerzo._ Cuando era un niño, solía frecuentar esta heladería con mi madre. _ Sonrió con melancolía al observar el sitio. _ Me dejaba escoger todos los sabores que yo quisiera, solo para disculparse de las golpizas de mi padre. _ Una sonrisa de amargura reemplazó la anterior. _ Un helado por cada golpe. _ Bajó la cabeza, sin atreverse a poder mirarla. _ Ser el niño consentido de mi madre no me favoreció en nada con la relación de mi padre. Él creía que me estaba volviendo débil por ser tan mimado y por el simple hecho de no querer trabajar en su estúpida empresa. _ Inmerso en sus recuerdos, cerró su
Franceses con clase colmaban las aceras de la ciudad de París por las cuales Adeline transitaba un tanto malhumorada, aferrándose con fuerza al cálido abrigo que portaba.El frío del invierno empezaba hacer presencia en cada caminante de la zona, incluyéndola a ella. Que a pesar de estar congelándose aún mantenía su rostro contraído a causa del enojo. La limosina blanca enviada por el hermano menor de los Sonobe se hallaba aparcada a un lado del parque Bercy. Punto de encuentro que había sido impuesto por él.Soltando un sonoro suspiro, Adeline se encaminó en dirección a Garett. Quien al verla, abrió al instante la puerta del coche.Al cruzar la calle otra limosina de color negro obstruyó su camino, haciéndola frenar de modo abrupto. El guardaespaldas de Gianluca se dirigió hacia ella desosegado por lo visto a través de sus lentes oscuros.La ventana del vehículo se bajó, pudiendo apreciar al causante de tan imprevisible acto. Jean Pierre Sonobe ladeó la cabeza al contemplarla con aqu
Los rayos se asomaban en el cielo atestado de neblina. Causando vigorosos estruendos al descender en el pavimento bañado de sereno. Las nubes empezaban a tornarse cada vez más grisáceas en tanto denotaban gotas de lluvia que caían sobre las camelias azuladas esparcidas en el jardín.Adeline se desplazó prestamente por el camino adoquinado del vergel sosteniendo entre sus brazos el cuerpo trémulo de Jean Pierre.Damien les abrió las formidables puertas de la mansión. Priorizando de que ambos fueran los primeros en adentrarse al lugar.Adeline se dirigió presurosa rumbo a las escaleras. Ascendiendo por estas, hasta llegar al piso en dónde el aposento de Jean Pierre se alojaba.Al entrar por la puerta de madera, caminó sobre la alfombra persa en dirección a la cama. Dejándolo sentado encima del colchón, mientras tanto, ella buscaba en el guardarropa un par de prendas que pudieran reemplazar el atuendo humedecido que Jean Pierre traía puesto.Regresó a él cargando un batín acolchonado de
El aposento se encontraba embalsamado por un delicioso aroma. Incentivando a que Jean Pierre abriera su ojo izquierdo tras inhalar la emanación proveniente del caldo de pollo traído por Adeline._ Te hice sopa. _ Anunció sonriente, llevando con cautela el plato hacia él._ Las personas no acostumbran a hacerme sopa cuando enfermo. ¿Por qué tú si?. _ El tono en su voz lo delataba, la vulnerabilidad se había hospedado al manifestar su incógnita llena de intriga._ Alguien una vez me dijo que las sorpresas siempre llegan. Puede que yo sea tu sorpresa. _ Replicó, encogiéndose de hombros, acercando una cucharada de la sustancia. La estupefacción de Jean Pierre era ostensible, en consecuencia optó por permanecer en silencio mientras abría la boca esperando ansioso a que ella lo alimentara.Adeline sonrió satisfactoriamente al contemplar como él saboreaba los trozos de verdura y pollo remojados en el caldo. Hasta que el plato quedó sin vestigios de lo que alguna vez fue una sopa de pollo.Si
Al ponerse la noche, los hermanos Sonobe se preparaban para cenar.De modo que las criadas debían adecuar el comedor para los amos de la mansión.Situaron en el centro del bufet tres candelas labradas en diamante naranja, una tradición familiar que perduró durante generaciones. Dado a qué dictaba " El honor de la presencia Sonobe sobre la mesa"._ Vaya, vaya, tenemos reunión familiar. Admito que si nos sigues recibiendo con tanta ostentosidad jamás volveré a quejarme en mi vida de ti, Jean Paul. _ Una sonrisa lúdica se asomó en las comisuras de los labios de Gianluca. Quien se adentró a la estancia en presencia de Jean Pierre._ Cómo en los viejos tiempos, hermanos. _ El mayor de los Sonobe alzó la copa en dirección a ellos, invitándolos a qué cada uno tomara lugar en sus respectivos asientos._ ¿A qué jugaremos esta noche?. _ Aludió suspicaz Jean Pierre, encarando a Jean Paul._ No tan deprisa, primero siéntate y disfruta del festín. _ Alternó sus ojos avellana del asiento a él, en t
En el centro de la cuidad de Lyon se situaba el Royal Empire Sonobe, bordeado de exuberante vegetación y de otros edificios modernos. Cabía mencionar que la cuidad le pertenecía a la familia Sonobe. Uno de los tantos dominios que poseían en todo Francia.Su forma de esfera tallada en diamante disponía de una extensión ingente. Siendo vista como una edificación completamente despampanante._ Este no es el aeropuerto. _ Aseguró mirándolo, mientras su dedo apuntaba hacia la edificación._ Tu observación es correcta. Necesito solucionar ciertos asuntos que deben ser resueltos antes de partir rumbo a Inglaterra. Pero no tienes que preocuparte, no tardaremos mucho. _ Explicó abotonando su saco negro al bajarse de la limosina. _ Es hora de trabajar Srta. Strange. _ En tanto embozaba una sonrisa presuntuosa, extendió su mano en dirección a esta. Tal gesto fue aceptado por Adeline, quien sujetando su mano se bajó del coche. Su elegante enterizo acentuaba su esbelta figura, algo que sin duda