Al ponerse la noche, los hermanos Sonobe se preparaban para cenar.De modo que las criadas debían adecuar el comedor para los amos de la mansión.Situaron en el centro del bufet tres candelas labradas en diamante naranja, una tradición familiar que perduró durante generaciones. Dado a qué dictaba " El honor de la presencia Sonobe sobre la mesa"._ Vaya, vaya, tenemos reunión familiar. Admito que si nos sigues recibiendo con tanta ostentosidad jamás volveré a quejarme en mi vida de ti, Jean Paul. _ Una sonrisa lúdica se asomó en las comisuras de los labios de Gianluca. Quien se adentró a la estancia en presencia de Jean Pierre._ Cómo en los viejos tiempos, hermanos. _ El mayor de los Sonobe alzó la copa en dirección a ellos, invitándolos a qué cada uno tomara lugar en sus respectivos asientos._ ¿A qué jugaremos esta noche?. _ Aludió suspicaz Jean Pierre, encarando a Jean Paul._ No tan deprisa, primero siéntate y disfruta del festín. _ Alternó sus ojos avellana del asiento a él, en t
En el centro de la cuidad de Lyon se situaba el Royal Empire Sonobe, bordeado de exuberante vegetación y de otros edificios modernos. Cabía mencionar que la cuidad le pertenecía a la familia Sonobe. Uno de los tantos dominios que poseían en todo Francia.Su forma de esfera tallada en diamante disponía de una extensión ingente. Siendo vista como una edificación completamente despampanante._ Este no es el aeropuerto. _ Aseguró mirándolo, mientras su dedo apuntaba hacia la edificación._ Tu observación es correcta. Necesito solucionar ciertos asuntos que deben ser resueltos antes de partir rumbo a Inglaterra. Pero no tienes que preocuparte, no tardaremos mucho. _ Explicó abotonando su saco negro al bajarse de la limosina. _ Es hora de trabajar Srta. Strange. _ En tanto embozaba una sonrisa presuntuosa, extendió su mano en dirección a esta. Tal gesto fue aceptado por Adeline, quien sujetando su mano se bajó del coche. Su elegante enterizo acentuaba su esbelta figura, algo que sin duda
_ Y además de acostarse con las secretarias que más hacen en esta impresionante empresa?. _ Haciendo un recorrido con su dedo señaló las suntuosas oficinas, a la vez que lo miraba embozando una sonrisa de boca cerrada._ Uff, hacemos un sin fin de obscenidades a diario que prefiero mantener en secreto ya sabes lo estrictos que somos con las reglas no?. _ Fanfarroneó, imitando su sonrisa y el retintín de su voz._ Muy gracioso, muy gracioso. Deberías dejar de espiar conversaciones ajenas, debido al peculiar hobbit de despedir personal por cualquier motivo insignificante que se tienen por aquí y dado a eso dudo que quieras hacer enojar a tu jefe. _ Contratacó fingiendo indignación en tanto presionaba el botón del ascensor. Provocando que las puertas doradas de este fueran abiertas al instante._ Ya entiendo porque a Jean Paul le resultas entretenida. Y para aclarar él no es mi jefe, somos socios. Por lo que sería más probable que se terminen deshaciendo de ti que de mí. _ Replicó adentr
En las imponentes puertas de plata que daban paso al eminente hospicio de la ciudad de Sheffield se encontraba grabado un epígrafe con letra en cursiva que despertó la curiosidad de Adeline, dado a que la edificación se apellidaba Aldrich a pesar que los propietarios del sitio eran los Sonobe. _ Bienvenida. _ Anunció, situando sus ojos avellana en el arcaica estructura labrada en piedra._ ¿Por qué Aldrich? ¿Y no Sonobe?. _ Frunció el ceño curiosa, observando detenidamente las esfinges con forma de gárgola que se hallaban a los costados del edificio._ La Srta. Aldrich falleció tras rescatar a un puñado de huérfanos en un incendio. Por lo que mi familia decidió conservar el apellido de la mujer. _ Acomodando su saco color vino, añadió. _ A menudo las personas recuerdan los actos heroicos pero olvidan a los héroes, así que yo se lo recuerdo al mundo con el grabado de su apellido en este orfanato. _ Desviando su mirada de ella, avanzó con paso determinante en dirección a la entrada del
Aristócratas se desplazaban con sus trajes extravagantes por el regio salón de eventos, bebiendo champán y manteniendo conversaciones con importantes benefactores que habían venido de distintas ciudades alrededor del mundo.Los infantes utilizaban las mesas onduladas como la principal atracción de juegos, con el propósito de no ser encontrados bajo estas. Pero, cada vez que Gianluca contaba hacía trampa. Sus ojos esmeraldas se desviaban al predecible escondite en donde los niños se iban a refugiar. Al saber que él nuevamente saldría victorioso en el juego, torcía una sonrisa al decir ¨ Listos o no allá voy¨.Jean Paul junto a Eydrian charlaban de negocios con los inversionistas que habían asistido esa noche. Mientras que los otros dos empleados de la empresa, Bastian y André, se hallaban con las mejillas repletas de comida. Habían devorado toda la sección de postres con la ayuda de los niños.El segundo hermano de los Sonobe desaparecía y volvía a reaparecer cuando se requería de su p
La subasta dio inicio con la melodiosa voz del presentador. Los objetos de valor se vendían al postor cuya puja se basaba en una cantidad exorbitante de dinero.Adeline alzaba de vez en cuando el cartel distraídamente. Ofreciendo una cantidad de dinero lo bastante generosa como para ayudar a la causa. Y de vez en cuando ganaba la puja, sin prestar atención en lo absoluto a los artefactos por los cuales licitaba. Se la había pasado cavilando sobre el suceso de hace un rato con Jean Pierre. Debía alejarse de él, no podía permitir que sus secretos salieran a flote. Por más que anhelara juntar ambos mundos sombríos, sabía el gran peligro que conllevaría al hacerlo.Los monstruos debían permanecer ocultos en la oscuridad. Por lo que su verdadera identidad, debía ser ajena para todos los demás. Sus gélidos ojos de tormenta se desviaron al reflejo que otorgaba el vino en su copa de cristal. Su imagen se distorsionaba en el líquido rojizo que de un solo sorbo se lo bebió. _ Jean Pierre h
Adeline despertó del letargo al que se había abstraído. Su cuerpo endeble, reaccionó súbitamente al intentar de levantarse del colchón. Pero, ella no era la única presente en el aposento. La presencia de los tres hermanos Sonobe en compañía de Eydrian, Bastian y André, se encontraban reunidos a un costado de la habitación, a excepción de André. Este se hallaba sentado en un diván afelpado a su lado, para impedir algún movimiento repentino departe de esta.Sus manos fracasaban, reiteradamente, al despojar las vías respiratorias introducidas en su nariz.Sus retinas aún no se acostumbraban a la intensidad de los rayos del sol al reflejarse en el dosel contiguo al techo de la recámara._ Yo no haría eso si fuera tú. _ La voz de Jean Pierre resonaba entre sus tímpanos. Impidiendo con sus manos a que Adeline dejara de sustraer las intravenosas de sus brazos._ ¿Cómo te sientes bella durmiente?. _ El tono lúdico, se había desvanecido de sus palabras. Gianluca se aproximó en muletas, concedi
Italia, Milán.Los tres hermanos Sonobe se encontraban a las afueras de Milán, frente a una antigua cabaña con aspecto sórdido. El sitio era bordeado por un bosque conífero, con un raudal que fluía debajo del puente pétreo que los condujo hacia el interior del bosque. Habían trascurrido semanas desde la llegada de los Sonobe a Italia. Al parecer hallar la dirección concreta del lugar al que los llevó el papel de Jean Pierre fue más complicado de lo que ellos preludian. Por lo que se alojaron en una de las mansiones que poseían en Roma. Innovando estrategias que serían ejecutadas al momento en que pisaran la ciudad de Milán, donde habían pasado un par de años posterior a la muerte de sus padres. _ Esto tiene pinta de ser como la versión macabra de Hanzel y Grettell, excepto por la casa que claramente no es de dulce. Jean Paul sería una Grettell, yo soy el apuesto y valiente Hanzel por supuesto, y Jean Pierre vendría siendo el personaje de relleno. Un niño vagabundo que encontramos dea