Suspiros agonizantes brotaban de ella.
Sus intentos desesperados por recuperar el aliento, aumentaban el precio. Cada vez que procuraba atrapar bocanadas de aire para poder respirar, el dolor la sometía nuevamente a la asfixia.La sangre fluía a través de su herida, cubriéndola como un manto.El cansancio la doblegaba, provocando que sus ojos grisáceos se fueran cerrando lentamente._ Resiste por favor, quédate conmigo. _ La voz suplicante de él se escuchaba lejana para Adeline, quien aún así resistió a la tentación de caer ante la extenuación que sentía....La estancia se encontraba compuesta por un conjunto de médicos, los cuales al verla llegar se encaminaron rápidamente a atenderla.Si no lo hacemos ahora, morirá. _ Sentenció una mujer rugosa, examinando la herida. _ Esto le dolerá, así que tendrá que sujetarla para que no realice ningún movimiento. _ Concluyó ubicando los instrumentos quirúrgicos en la mesa.Asintió Jean Paul aterrado ante lo dicho por la mujer.El miedo se reflejaba en aquellos ojos color avellana, los cuales se hallaban sumergidos completamente en la presencia de Adeline. No podía permitirse que algo malo le sucediera. No se lo perdonaría jamás._ Dime algo. _ Susurró este atemorizado, situando su mano sobre la de ella._ ¿No eres tú el que debería estarme distrayendo?. _ Masculló esta, temblando.Su comentario ocurrente causó que en el rostro de él se asomara una leve sonrisa._ Tu sentido del humor aún permanece intacto. _ Expresó sin poder contener el tono angustioso de su voz.La sonrisa a medio formar de ella, fue reemplazada por una expresión de dolor.Gritos desgarradores emitía al removerse con desespero._ Esto quema. _ Gritó sudorosa.A lo cual Jean Paul sin poder evitarlo interfirió._ Basta, la lastiman. _ Vociferó este alarmado ante la reacción de Adeline._ Ya sabe lo que le sucederá si no nos deja seguir con nuestro trabajo. _ Argumentó la doctora con tono severo.Al ver que él asintió, prosiguió con la operación.El dolor de ella, provocó al desmayo inmediato. Siendo consumida por un profundo y torturador sueño....Un grito resonó afuera de las paredes de su aposento. Causando que el mayor de los Sonobe se sobresaltara ante lo escuchado.Apresurándose se encaminó en dirección a la habitación en donde había dejado a Adeline dormida.Al entrar por la puerta, lo primero que contempló fue la figura de ella temblando sobre la cama. Palabras alternas eran susurradas a través de sus labios. Sus ojos cerrados evidenciaban que aún seguía soñando._ No, no lo hagas _ Gritó esta, removiéndose intranquila en el colchón.A lo cual él reaccionó situándose al lado de ella. Sujetándola entre sus brazos, en un intento por calmarla.De un modo súbito esta se despertó, agitada por el mismo sueño que la había venido atormentando._ Tranquila, solo fue una pesadilla. Estás a salvo. _ Mencionó con tono tranquilizador._ ¿En dónde estamos? ¿Qué fue lo que sucedió?. _ Expresó aturdida intentando de levantarse, pero los brazos de él lo impidieron._ Te encuentras en una de mis mansiones. Los mejores doctores te han atendido. _ Dijo complacido, levantándose, para luego dirigirse hacia el lustroso ventanal que daba vista a la ciudad. _ Por poco te pierdo_ Admitió esta vez con un tono indescifrable en su voz.La confusión de Adeline se hizo de esperar. Hace un par de horas que la acusaba de acostarse con su hermano menor y ahora le preocupaba el hecho de que esta casi falleciera.Llegó a la conclusión de que Jean Paul Sonobe podía resultar ser un hombre impredecible.Haciendo un intento por levantarse, casi resbala._ ¿Por qué demonios eres tan testaruda?. Solo acuéstate, obedece. _ Exigió él volviéndola a colocar en la cama.Adeline rodó los ojos ante la petición de este._ Me fastidias. _ Respondió ella, doblando los brazos entre sí._ No estaríamos en esta situación, si tú solo no te hubieras movido de la mansión. _ Mencionó con molestia, mirándola.Esta lo encaró enfadada._ ¿Y ahora es mi culpa? Te recuerdo que fuiste tú quien me ahuyentó. Así que esto es tu culpa. _ Expresó, señalando un abrigo que se encontraba arrojado en un sofá. _ Ya que no puedo moverme. ¿Me lo entregas?. _ Concluyó aún molesta.Jean Paul soltando un sonoro suspiro, agarró el abrigo, del cual un frasco repleto de pastillas cayó al suelo.Su confusión se evidenció al hundir el entrecejo.Al agacharse y recogerlas pudo leer una receta médica que se hallaba adherida al frasco, provocando que su expresión anterior fuera sustituida por una de temor._ ¿Por qué consumes ansiolíticos?. _ Enrollando sus dedos en el frasco, lo acercó a ella sin dárselos.La expresión de Adeline era impasible, no se inmutó en lo absoluto ante la interrogativa de él._ ¿Acaso debo explicarte el significado de la palabra ansiolíticos?. _ El tono sarcástico de su voz no se pasaba de inadvertido._ No estoy para juegos, así que responde. _ Expresó con seriedad. No estaba bromeando y ella lo sabía._ Bueno pues no es como que los consuma por diversión _ Respondió manteniendo el tono irónico en su voz, arrebatando el frasco de sus manos. _ Pero de igual modo no te debo ningún tipo de explicación, no es algo de tu interés. _ Concluyó vaciando el recipiente en su mano para luego ingerirlas.Tal acto y respuesta, causaron molestia tanto como preocupación en Jean Paul. Quien abotonando su saco, se dirigió a la puerta. _ Le pedí a Adler que fuera de compras. Toda la ropa que necesitas está en el vestuario. Así que prepárate, te doy una hora. _ Se marchó sin permitir alguna objeción departe de esta.A lo cual Adeline sin tener más opciones, se encaminó a regañadientes al vestíbulo.El tamaño de este era tan extenso como el aposente en el que se había hospedado. Prendas de gran variedad y colores estaban colgadas en forma horizontal, por unos tubos que se encontraban adheridos a la estancia.Estantes de mármol decoraban el lugar. Siendo ocupados por abundancia de calzados y accesorios.Al merodear por el sitio, no pudo evitar que la sorpresa se acentuara en ella ante lo contemplado. Aunque le seguía pareciendo absurdo la idea de que todo esto lo prepararan solamente para ella y más al saber que Jean Paul fue el que dio la orden de hacerlo. ¿Por qué se tomaba tantas molestias innecesarias? Pensó.Soltando un largo suspiro, escogió un atuendo conservador, compuesto por unos botines de color negro que combinaban con su jersey de cuello. Para así dirigirse al tocador y maquillarse.Aquellos moretones y cortadas en su rostro quedaron poco visibles ante el espejo. La base quedó esparcida de tal modo que ninguna imperfección era vista en este.La forma en la que ella sobrevivía era bloqueando todo a su paso, por lo cual no le permitió a Jean Paul volver a mencionar el incidente, le era más sencillo actuar como si nada hubiera ocurrido que aceptar que sí ocurrió.Desviando su mirada de su reflejo, se levantó del asiento, agarrando una gabardina grisácea para luego colocársela y de ese modo salir por la puerta.Al descender por los escalones, el mayor de los Sonobe reparó de inmediato en su presencia. Sus ojos avellana la admiraban con intensidad, revelando el deseo escondido que se hallaba sumergido en estos._ ¿Me llevarás de paseo?. _ Dijo esta, rompiendo la tensión palpable entre ambos.A lo cual él sin dejar de mirarla, cruzó sus brazos._ Se te da bien arruinar momentos. _ Mencionó con un tono inescrutable en su voz, acercándose con firmeza a ella. _ No me agrada cuando lo haces. _ Susurrando aquello último cerca de su oído.Sus ojos grisáceos se encontraron con los de él cuando esta acortó un poco más la distancia que los separaba. Entre alientos refrescantes ella ladeó una sonrisa._ Nunca hubo un momento. _ Admitió indiferente, separándose de él para después salir tras la puerta.En la mansión Sonobe, Gianluca descargaba su ira contra un saco de boxeo. Su definido torso desnudo desprendía sudor al propinar golpes en secuencia dirigidos al saco, el cual se zarandeaba con fuerza hacia delante para después volver nuevamente a su posición inicial.Su furioso comportamiento se debía a solamente una razón, Adeline. No había contestado ninguna llamada ni mensaje de texto suyo y eso lo ponía de muy mal humor. No tener respuesta de ella, lo enloquecía por completo.Después del suceso trascurrido en la cena, él fue a su búsqueda. Tal acto fue en vano cuando no dio con ella. Intuyó que posiblemente esta ya se encontraba rumbo a su casa. Por lo que vio como mejor opción concederle algo de espacio.El segundo hermano de los Sonobe hizo presencia en la estancia. Inclinando su cuerpo en el umbral de la puerta, entrelazó sus brazos._ Alguien amaneció de mal humor. _ Mencionó desviando sus ojos dorados del saco, hasta posicionarlos en su hermano menor.Al no captar su atenció
Ya era medio día. Todos los empleados comenzaron a salir de sus respectivas oficinas dirigiéndose al mismo destino, la cafetería. Tras la reunión, Jean Paul condujo a Adeline hacia la salida._ Quiero que trabajes aquí. _ Sus ojos avellana la contemplaron suplicantes. _ Así que por eso aceptarás la pasantía en administración que te concederé. _ Sentenció, aflojando su corbata._ Supongo que todavía no podré deshacerme de ti. _ Rodando sus ojos, ella sonrió. _ Será grandioso trabajar aquí, tendré que acostumbrarme a ti pero por lo demás creo que estaré bien.Una auténtica sonrisa se asomó en el rostro de él. Su apariencia impecable de hace un rato, había cambiado por completo. Las faldas de su camisa blanca se encontraban por fuera otorgándole un semblante despreocupado. _ No podré llevarte a casa, debo solucionar algunos asuntos de trabajo, así que Adler te llevará. _ Explicó, abriéndole la puerta de la limusina. _ Nos volveremos a ver Srta. Strange. _ Advirtió, admirando aquellos e
Cegado por el deseo, Gianluca se encaminó con paso determinante hacia ella. Sus ojos esmeraldas fulguraban con intensidad mientras la miraba.La desesperación se adueñó de él cuando un grupo de personas interceptaron su campo de visión, provocando que este la perdiera de vista.Estaba enloqueciendo...Su necesidad por saber cómo se encontraba, lo carcomía por dentro.Ya habían pasado tres días desde aquel incidente. Tres días sin saber de ella, lo cual justificaba su histérico comportamiento. Así que sin más se adentró con osadía a la mansión, en busca de Adeline....La presentación era en una hora así que para agotar el tiempo Adeline se dispuso a caminar por el Gran salón, el cual se hallaba atestado de personas adineradas. Todos estos aristócratas lucían atuendos sumamente extravagantes que eran presumidos al merodear con aire de superioridad por el sitio. Mantenían risas falsas junto a conversaciones poco interesantes con respecto a la cantidad de dinero que poseían o al partido
Al apretar el gatillo, vislumbró como la sangre se impregnaba a su rostro manchando el pavimento del líquido rojo que se escabullía de su mentón al bajar como hilos desenfrenados por este.Todavía retumbaba el ensordecedor sonido de la bala al disparar en sus oídos. A pesar de que en aquel instante se encontraba tocando las cuerdas frontales del violín ante una infinidad de espectadores, no podía librarse de aquellos oscuros recuerdos que tanto se había empeñado en ocultar.El arco en compañía de sus dedos se desplazaban con destreza por el violín, innovando melodías jamás escuchadas por la audiencia. Pero su enfoque no estaba en todos esos aristócratas que la admiraban tocar. Más bien se sentía atrapada en aquel cuerpo danzante que se movía con gracia al compás de la música, mientras que su mente se hallaba abismada en un tormentoso viaje a su pasado.Las huellas de sangre que dejaba al correr por el escarpado camino, produjeron que el dolor se acentuara en sus plantillas al pisar l
_ Si sabes que esto es aburrido no?. _ Gianluca estiró sus brazos, soltando un sonoro bostezo.Mientras que Adeline ladeó su cabeza aún contemplando con meticulosidad el techo de color gris azabache del aposento de Gianluca.Habían trascurrido tres semanas desde que se hospedó en la mansión. Posteriormente de la misteriosa explosión que arrasó con su hogar y de la cual fue salvada por Jean Pierre, quien sufrió quemaduras por adentrarse con osadía al edificio en llamas solo para rescatarla.Después del suceso no tuvo oportunidad de agradecerle, dado a que Jean Pierre, la evadía siempre que podía, así que desistió y decidió apartarse de él como este lo quería.Por otro lado, se volvió más unida al menor de los Sonobe. Tanto que esta empezaba a disfrutar de su compañía sin fastidiarle tanto su presencia._ Y tú crees qué para mí no lo es?. Tu hermano tiene rodeada esta mansión como si fuera una maldita cárcel. _ Liberando un exasperado bufido, entrelazó sus brazos. _ Lo único que me fal
La École Normale Supériere se encontraba colmada de estudiantes ricachones que merodeaban por los vastos pasillos de la facultad. _ ¿Cuál es nuestro destino Adeline Strange?. _ Desplazándose con placidez, Adeline presenció como todas las universitarias se volteaban para ver al chico carismático junto a ella.Tornando los ojos, volvió a sumir sus ojos grisáceos en el horario._ Sería mas sencillo si me ayudaras a buscar. _ Quejándose, le señaló la infinidad de salones que se hallaban en distintos puntos del mapa._ No estoy preguntando por el salón sino la materia._ Despojando de su rostro sus gafas cafés, las colgó en el cuello de su camisa negra._ ¿Bromeas?. ¿Acaso no te sabes el horario?. _ Mirándolo incrédula, negó con la cabeza. _ Y ¿Por qué lo haría?. Ya existen personas como tú que se preocupan por guardar esa ridícula información en el cerebro, así que los tipos como yo se aprovechan y la extraen de tipos como tú. _ Explicó, doblando las mangas de su chaqueta de piel café. _
Mientras contemplaban el paisaje desde los asientos acolchonados del Mercedes, ingerían alimentos poco saludables. Gianluca había comprado todo el menú de un restaurante de comida chatarra para posteriormente emprender su viaje hacia la heladería más famosa de todo París, Berthillon. Adeline no protestó en lo absoluto, después de todo siempre requería de algo dulce para finalizar con el almuerzo._ Cuando era un niño, solía frecuentar esta heladería con mi madre. _ Sonrió con melancolía al observar el sitio. _ Me dejaba escoger todos los sabores que yo quisiera, solo para disculparse de las golpizas de mi padre. _ Una sonrisa de amargura reemplazó la anterior. _ Un helado por cada golpe. _ Bajó la cabeza, sin atreverse a poder mirarla. _ Ser el niño consentido de mi madre no me favoreció en nada con la relación de mi padre. Él creía que me estaba volviendo débil por ser tan mimado y por el simple hecho de no querer trabajar en su estúpida empresa. _ Inmerso en sus recuerdos, cerró su
Franceses con clase colmaban las aceras de la ciudad de París por las cuales Adeline transitaba un tanto malhumorada, aferrándose con fuerza al cálido abrigo que portaba.El frío del invierno empezaba hacer presencia en cada caminante de la zona, incluyéndola a ella. Que a pesar de estar congelándose aún mantenía su rostro contraído a causa del enojo. La limosina blanca enviada por el hermano menor de los Sonobe se hallaba aparcada a un lado del parque Bercy. Punto de encuentro que había sido impuesto por él.Soltando un sonoro suspiro, Adeline se encaminó en dirección a Garett. Quien al verla, abrió al instante la puerta del coche.Al cruzar la calle otra limosina de color negro obstruyó su camino, haciéndola frenar de modo abrupto. El guardaespaldas de Gianluca se dirigió hacia ella desosegado por lo visto a través de sus lentes oscuros.La ventana del vehículo se bajó, pudiendo apreciar al causante de tan imprevisible acto. Jean Pierre Sonobe ladeó la cabeza al contemplarla con aqu