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Los Sonobe
Los Sonobe
Por: Vallrm
Estremecedora sintonía

El Téâtre des Variétés se hallaba envuelto en una colorida dispersión de resplandor.

Una combinación extravagante de distintas tonalidades salían desprendidas a través de reflectores que se encontraban adheridos a la estancia, dando de ese modo iluminación completa al auditorio.

Asientos acolchonados de color vino lo componían. Estos espacios los ocupaban la audiencia, quiénes portaban atuendos de gala que les concedía un aura elegante.

A pesar del refinamiento que se percibía en ellos, no se comparaba en lo absoluto con la presencia de un grupo en particular. Cuyo apellido hacía mención de todo lo que eran, hombres adinerados y con poder. Los tres hermanos Sonobe.

La ostentosidad que estos imponían sería perceptible ante el ojo público, siendo para los hermanos imposible pasar de inadvertidos.

Además de fundar la empresa más prestigiosa en todo Francia. Estos se dieron a conocer en otras partes del mundo, debido a las negociaciones cuantitativas que estos efectuaban.

No hace más de dos años que se habían marchado de París, tras la muerte de sus padres. Un evento desafortunado que solo propició a que tomaran la precipitada decisión de partir rumbo a Milán.

Hasta esa noche...

El repentino regreso de los hermanos Sonobe, ocasionó que estos fueran el tema principal de todos los medios de prensa.

El reencuentro de los tres se daría en el sitio más distinguido y célebre de la ciudad, en el Téâtre des Variétés. Siendo resguardado cada uno por un guardaespaldas.

Cuando el espectáculo dio inicio, la colorida dispersión presenciada anteriormente se había desvanecido por completo, provocando que el lugar se viera sumido en oscuridad.

Una melodía estremecedora denotaba por el violín resonaba entre las paredes del auditorio. Captando la atención inmediata del segundo hermano, quién al momento de llegar no se había percatado de su alrededor.

La aparición de unos exiguos destellos de luz permitió que la causante de aquella acústica tan encantadora se pudiera apreciar con nitidez.

Un par de pies descalzos se asomaron en el escenario. Trazando delicados pasos de baile. Su larga cabellera rubia se zarandeaba libremente al realizar piruetas en el aire.

Ojos grises que asemejaban tormentas, se encontraban ensimismados al tocar las cuerdas frontales del violín.

Los Sonobe se extasiaban cada vez más al contemplar como la figura esbelta de la joven se desplazaba con gracia al compás de la música.

La pasión que emprendía al tocar aquel instrumento era un acto sublime. Siendo completamente digno de ser admirado por ellos.

Al alcanzar la entonación más alta, un manto de fuego hizo aparición en el escenario. Expandiéndose con lentitud por este, hasta llegar a ella. La cuál seguía danzando en sincronía junto a las melodías que manifestaba.

Cómo escena culminante, prosiguió llevando a cabo un giro. Produciendo que las llamas desistieran de su intensidad. Hasta que finalmente fueron extintas.

Dirigió una última mirada a la audiencia para nuevamente escabullirse en las sombras. Dejando tras su ausencia, un semblante enigmático.

Los elogios susurrados por el público, fueron de esperarse. La presentación había captado el interés de muchos. Sobre todo la atención de los tres hermanos, quiénes aún experimentaban las sensaciones que había causado aquella estremecedora sintonía. El deleite y el asombro seguía palpable en ellos. Embriagando el ambiente con el recuerdo de ella tocando.

El menor de los Sonobe, se vió tentado en averiguar quién era la misteriosa joven que le había robado el aliento desde el primer instante.

Así que sin más, hizo un llamado a su respectivo guardaespaldas. El cual se aproximó con paso apresurado.

_Tráela ante mí Garett. _ Le ordenó con voz demandante al hombre de traje negro que se encontraba a su lado. Su tono impaciente provocó que el hombre hiciera caso omiso al enunciado. El hermano menor contempló cómo su guardaespaldas se dirigía en dirección al vestuario, en busca de su chica misteriosa.

Dos toques a la puerta, provocaron que la joven arrojara su abrigo en el sofá para así poder encaminarse hacia la entrada.

Un hombre con aspecto robusto fue lo que se encontró al abrirla.

_ El Sr. Sonobe solicita su presencia. _ Anunció con tono severo. _ Tendrá que acompañarme. _ Agregó, extendiendo su brazo para que ella lo sujetara.

La actitud del hombre le pareció poco agradable, tanto como su petición.

_ No estoy interesada. _ Pronunció con tono gélido. Aventando la puerta.

Garett hundió el entrecejo, debido a que la reacción de la chica le había parecido bastante descortés. Así que sin poder hacer algo al respecto, se marchó.

Un par de minutos después se volvió a escuchar el toqueteo en la puerta, lo cual ocasionó a qué esta fuera abierta de un modo brusco.

_ Acaso no comprende el significado de no?... _ Expresando aquellas palabras con sarcasmo, un gesto de fastidio se asomó en su rostro.

_ Jamás acepto un no por respuesta. _ Desvío su mirada del pavimento a ella, mientras se remojaba el labio inferior.

Un hombre mucho más joven que el anterior, hizo aparición en su campo de visión. Originando que el gesto de fastidio fuera reemplazado por uno de confusión.

Antes de poder hablar. El menor de los Sonobe se adentró al vestíbulo sin previo aviso.

_ ¿Sabes qué es de muy mala educación recibir así a los invitados?. _ Fingiendo indignación, se sentó en el sofá.

_ ¿Sabes qué sí es de mala educación? Entrar a los lugares ajenos sin invitación. _ Mencionó con tono despectivo, señalando la salida. _ Ya sabes cuál es la entrada, así que sal por dónde viniste.

Con una sonrisa ladeada se levantó, acomodando su cabello lacio hacia atrás.

_ Si sabes que soy la razón por la cuál este lugar tiene suficiente dinero para funcionar, ¿no? _ Sus ojos verdes, igualando esmeraldas inspeccionaron el sitio con detenimiento. _ Pero no te preocupes vengo en son de paz. _ Introduciendo ambas manos en los bolsillos delanteros de su pantalón se dirigió hacia el tocador, en el cual admiró el reflejo de ella a través del espejo.

Colocó una hermosa rosa en este, para luego encaminarse hacia la joven. Convirtiendo la distancia de un par de metros a unos escasos centímetros.

_ Nos volveremos a ver. _ Susurrando aquello cerca de su oído bajó la vista hasta posicionarla en sus labios. Los cuales a simple vista mostraban suavidad.

Apartándose lentamente de ella se marchó directo a la puerta, hasta perderse en la oscuridad...

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