Zack había despertado esa mañana sintiendo una presión en su pecho, su corazón estaba acelerado, a lo mejor era por algo que nunca había sentido. Era un sueño o una pesadilla que quizás pudo haberlo sobresaltado de golpe. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, miró sus ojos a través del reflejo del espejo y notó eso. Estaba pálido, un poco sudado y asustado.
Se metió a la ducha después de haberse desvestido y el agua de la ducha mojó todo su cuerpo, sintió ese escalofrío recorrer su cuerpo. Era como si un ser intentara entrar por el baño y tocarlo con las puntas de los dedos poniendo éstas sobre su espalda. Zack puso sus manos sobre la pared mientras el agua de la ducha caía sobre su cabeza, mojando ahora su cabeza y rostro. Miraba hacia abajo, con cierta incredulidad el agua que caía, su reflejo apenas se veía. Ese escalofrío lo sintió real, fue más que un escalofrío.Entonces era un cosquilleo. Podía sentirlo, como si fuera real.Recorrían su espalda y pecho, acariciándolo con cierto deseo de explorar su ser, su interior. Es algo que sinceramente no esperaba que ocurriera. Zack se sacudió y quitando sus manos de la pared, se dio vuelta. No había nadie allí, estaba imaginando aquello, y eso, le produjo una especie de visión no muy acogedora que digamos.Suspiró. Y sin más, salió de la ducha, se secó apresuradamente su cuerpo y procedió a vestirse rápidamente para irse a trabajar.
Y, precisamente cuando llegó; se encontró una repentina sorpresa, sus compañeros de trabajo lo recibieron con una sonrisa, le dieron la bienvenida que no esperaba recibir y se pusieron a trabajar. Zack, confundido por las acciones que hacían, suspiró nuevamente y decidió pasar desapercibido aquello y fue a su oficina, pero Bill, le interpuso una mano y sonriendo, le dio los buenos días.— Date prisa, o Álvaro enloquecerá si no haces lo que le pides... —le da un leve empujón.
Zack ni siquiera respondió.
Estaba pensando ya que se metería en problemas sólo porque Bill le molestaba. Ahora, esto se convertiría en su rutina. Y adaptarse a ello, no era más que un hábito, además, era la rutina.Debía de adaptarse también a las reglas de Álvaro, por el más pequeño error que cometiese, debía de mantenerse tranquilo para hacerlo bien. Claro, si quería ser bien pagado, debía de hacer las cosas bien.— Deilen... —el pelinegro mencionó su nombre. —A mi oficina... ahora. —le señaló la puerta.
Entró de inmediato y observó a su alrededor. ¿Por qué de repente su jefe había puesto un semblante frío? Zack era un poco expresivo, pero aquella expresión de su jefe dictaba algo más. Le empezaba a temer a que le soltara algún insulto más allá de los apropiados que el mismo Álvaro solía soltarle, sinceramente.
—Encárgate de esto y luego de esto, no podré reunirme esta tarde, hazlo... pero ya. —Zack asintió y salió de la oficina de Álvaro para luego ir a la suya y ponerse a trabajar.
La mañana inició con algo de lentitud, pero, Zack supo como aprovechar al máximo toda la mañana y cuando ya hizo la primera parte, Álvaro fue hasta la oficina donde Zack continuaba haciendo terminando lo otro que tenía que hacer. Lo cual consistía en organizar la reunión y planificar un punto de encuentro, seguido de imprimir las primeras propuestas finales de la ropa para enseñarlas y así, hacer que el proyecto fuera exitoso.
Álvaro le dejó otro listado. Y Zack, con toda su energía que aún le quedaba, sonrió sin mostrar los dientes y asintió. Se propuso a terminar antes del mediodía.(...)
Cuando ya estaba por terminar su jornada, el estómago del menor comenzó a sonar ruidosamente, y salió después de haber terminado lo último que su jefe le había pedido que terminara. Zack salió y fue a sentarse cerca para desayunar. O mejor dicho almorzar. Y en eso, Bill se acerca lentamente y le toca el hombro. Asustándolo un poco.
—Hey pequeño rubio, descuida... no voy a comerte. —sonrió sentándose enfrente suyo. —¿Has hecho todo lo que Álvaro pidió? —preguntó mientras ponía sobre la mesa su comida.—Sí... —asintió Zack mientras continuaba comiendo.Bill comenzó a deslizar de entre su traje su mano y tocó a Zack, sólo usó su dedo y logró llegar a las manos de Zack, que estaban puestas en su comida.
—Que obediente eres... podría ponerte un collar por eso, ¿no te gustaría un bozal también? —preguntó sonriendo.
—¿Eh? ¿De qué demonios estás...? —Bill rápidamente le hizo un gesto con la mano.—Calla... calla... no lo voy hacer. —comenzó a reírse delante del rubio.—Eso no es gracioso... —reclamó aquello y siguió comiendo.—Oh...~ ¿te asusté solo por comentar eso? —sonríe mientras comenzaba a sacar de su bolsa, su vaso del café. —Mira niño, será mejor que obedezcas a tus mayores... empieza a respetar y luego podrás ser libre de opinar ¿entendido? —se levantó de la silla y fue hasta él y le agarra del cabello con algo de brusquedad. —¿Entendiste o tengo que repetirlo de nuevo? —le agarra, ahora, con brusquedad de su mentón.Zack asustado asintió de inmediato. Bill lo soltó y sonriendo, palpó suavemente la cabeza del rubio como si de un perro se tratase. Bill se retiró, llevándose consigo sus cosas y haciendo como si nada ocurriera. Pero Zack, se puso más nervioso y ahora; sintió que algo no andaba bien con él. Pero, supuso que eran ideas suyas.
Simplemente ignoró aquello y no quiso hacer nada. Sólo terminó de desayunar y se fue de nuevo a la empresa para quedarse haciendo otras cosas que Álvaro le había pedido. Hasta que, de repente se le ocurrió preguntar a uno de los empleados sobre la reputación de los dos Duncan's. Ya que, veía que Brandon era el más pacífico, pero éste también tenía sus trucos y secretos. De eso, el joven Zack no tenía ni idea.—Oye Milec, ¿puedo preguntarte algo? —preguntó el rubio con algo de curiosidad.
—¿De qué o quién se trata? —éste estaba terminando de quitar las antiguas prendas para cambiarlas por otras.—Es de... el jefe...— dijo entre susurros.—Ah, ¿Álvaro Duncan? —lo miró corroborando y Zack asintió. —¿Qué te hizo? —pregunta mientras no dejaba de ir a un lado al otro con ayuda de los otros empleados.—Es que... he visto sus reuniones desde la computadora también y... sale con chicas... diferentes. —dijo un poco dudoso. —Y quería saber si... ¿el jefe es hombreriego o mujeriego? —preguntó y uno de los que ayudaban a Milec lo miró con cierto desconcierto.—Ah... no sé... probablemente sea cierto, no lo sé... —decía con ciertas dudas.Zack no estaba del todo convencido con su respuesta por lo que agradeció y decidió averiguarlo por sí mismo.
Averiguando bien, y con cierto cuidado; para evitar también descuidar los mandados que Álvaro le asignó. Lo descubrió.Revisó que había una lista relacionada a sus amantes. Los cuales no son oficiales, por lo que, sí. Esa era una sospecha que recorrió todo su cuerpo. Sonrió satisfecho por eso, pero algo que estaba comenzando a hacerse presente en su interior, sabía que algo no andaba bien. Zack aún así fue cuidadoso y continuó con su rutina laboral hasta que ya le tocó la hora de irse a su casa.Álvaro le dejó una nota, felicitándole sarcásticamente por aquello. Y detrás de la nota, aclaró que sería premiado. Cosa rara porque Álvaro no acostumbraba a premiar a un menor por tal buen trabajo, sobretodo a alguien que apenas le agarraba el ritmo como lo hacía Zack.(...)
Jorge recibió a su buen amigo con los brazos abiertos y notó que su amigo no andaba de buen humor. Por lo que entendió inmediatamente aquella mirada seria. Le dio su espacio y salió de la habitación para dejarlo solo por un momento.
Después de todo, ambos amigos estaban un poco tensos y era mejor que se dieran sus espacios respectivamente antes de ponerse a discutir de nuevo.Una sabia decisión que Jorge supo bien aprovechar.(...)
Cuando Zack salió del baño, se topó con Jorge fumando mirando hacia la ventana. Éste volteó a ver a su amigo y sonrió.
—¿Todo anda bien? —apaga el cigarrillo arrojándolo a la cesta de b****a. —Has llegado con una cara que parece que te hubieran tratado del asco... —dijo con un poco de preocupación.
—Sólo fue porque tuve dudas respecto a lo que mi jefe hacía... si era o no una persona decente, ¿sabes? —explicó mientras iba acercándose al armario y sacaba prendas de ropa.—Bueno, no le des tantas vueltas a eso... tú eres un empleado, sólo eso. —sacó de su mochila un cuaderno y procedió a leer lo que había escrito en él.—Tienes razón Jorge... —comenzó a vestirse y fue a acercarse a su amigo. —De todos modos... si tiene sus amoríos o no, creo que no debería importarme. —sonrió y fue a dejar las cosas en su debido sitio.(...)
Finalmente Zack entendió inmediatamente lo que debería hacer. Aunque por ser de estatura baja, ser algo delgado y poseer ojos azules y cabello rubio. No se sentía atemorizado por lo que Álvaro llegase hacerle. Pero, Bill si le producía tales escalofríos. A veces llegaba a comportarse rudo. A veces ni sabía como reaccionaría ante tales palabras saliendo de la boca de un chico como lo es Zack. Era impredecible saber cómo mantener la postura derecha ante una situación así. Y Álvaro, no hacía ni lo más mínimo. Pero, si defendía a Zack como si fuera algo más que un amigo.
Aunque no llegaba del todo lejos porque debía controlarse. O algo peor podría pasarle si seguía así, debía de ignorar o hacer caso omiso a lo que Bill decía. Sólo era un loco, o así lo veía.Como un loco demente que le interesaba tener sexo día a día. Sin importar que fuese dentro de las paredes de su oficina y peor aún, en la empresa de su propio primo.Y Zack lamentablemente le llegaría a tocar ese destino. Aunque por los momentos, debía de hacerle caso a sus compañeros de trabajo. Lo que le empezaban a decir de Álvaro, aunque fuesen simples rumores, eso a él no le parecía algo agradable. Decían que había secretos, y más que simples rumores. Él es un poco escéptico, a veces le costaba creerlo. Pero, investigarlo para él no sería problema. Sin embargo, tenía que tener cuidado. O las probabilidades de terminar cometiendo error tras error. Le pasarían factura y llegarían a despedirlo injustamente si no hacía correctamente su trabajo como lo dictaba el documento, que constaba de ser el reglamento de secretario.(...)
Al día siguiente, Zack llegó temprano al igual que el resto de los empleados masculinos. Álvaro le llamó para que entrara a la oficina suya y, con una leve sonrisa. Se acercó al rubio y le dio una leve palmada sobre su cabeza. Felicitándolo de nuevo por su esfuerzo, le dio un empujón leve y, sin quitar su sonrisa, le habló.
— Has hecho un buen trabajo, Deilen... te daré unas horas extra. —dijo para después dirigirse a su asiento.
—Gracias... —sonrió sorprendido por su comportamiento.—No agradezcas, puedes retirarte. —le hace un ademán y Zack procede a retirarse.¿Acaso esa sonrisa fue el pequeño indicio de que... querría estar más cerca de él? Aunque apenas llevaba tres días trabajando. Pero algo traía Álvaro que inquietaba a Zack. ¿Sus relaciones amorosas? ¿Sus amoríos o romances de una noche? ¿Qué demonios era eso que le inquietaba tanto? ¿Y por qué se está comenzando a manifestar ese sentimiento de inquietud?
Muchas preguntas para sólo ser respondidas varias veces, en indeterminadas ocasiones y lugares.O al menos, si no serían respondidas en varias ocasiones; entonces serían respondidas sólo una vez.Sólo una sola vez.El chico sale de la oficina dejando al pelinegro solo, este suspira y prende la pantalla de su computadora observando la foto del fallecido de Jack dándole a entender que ambos chicos no tienen ningún parecido dejándole en claro al hombre que ni se parecen ni se parecerán, ambos tienen personalidades y gustos muy diferente.Cuando Zack había llegado al día después Álvaro pudo darse cuenta que el niño siguió la orden de ponerse la ropa que le había hecho llegar a su dormitorio el primer día. Y han pasado tres día y al parecer le llevaba el ritmo al pelinegro pero eso no quita una que otras pequeñas fallas que ha notado pero no dice.Por la puerta entra un castaño algo enojado, cierra la puerta y lanza una tarjeta de invitación, Álvaro mira a su primo y mira la tarjeta encontrando el nombre de su prima y el duque.— Pensé que no se ca
— ¿Todo anda bien, Zack? —preguntó con algo de preocupación Mac.—Si... eso creo... —se rascaba sus cabellos nerviosamente.— ¿El jefe Álvaro te pidió hacer algo más? —revisó y procedió a ayudarlo.—Bueno,... es que no sé qué debo hacer aquí... —señaló la impresora.—Oh...—notó que la impresora andaba desconectada. —Descuida, puedo ayudarte. —se acercó y procedió a conectar el cable en el enchufe. —Ahora... presionas estos botones y cuando el jefe Álvaro te pida alguna impresión, ya sabrás que botones apretar, ¿entendiste? —lo miró con una sonrisa.—Sí, ahora entiendo. —sonrió.Durante el resto de la jornada, Zack había aprendido a buen ritmo y gracias a su agilidad y memoria
Álvaro mira fuera de su oficina y cierra la puerta viendo a Brandon que lo mira sin entender su comportamiento, se sientan a la vez y el castaño espera a que su primo hable.— Ese chico… ese secretario fastidioso, me tiene harto, no puedo tener encuentros en mi oficina porque interrumpe a cada momento es como si supiera quien me está dando una mamada y quien no, Brandon, no lo soporto — el castaño nunca había visto esa faceta tan desesperada de su primo.— Oh my God, no sabía que fuera así de entrometido… pero aja ¿Por qué me lo dices? — Álvaro rueda los ojos.— Porque ayer vino una mujer que ambos conocemos muy bien y hoy vino el chico este que me dio la mamada la otra vez que entraste, bueno ese y el rubio entró junto cuando estaba por acabar en la boca del chico — su primo asiente sabiendo lo sucio que es su primo pelinegro.&m
Ya había amanecido y la tormenta de nieve ya se había detenido, Zack aún continuaba dormido sobre el sofá, todavía se encontraba dentro de la oficina de su jefe. Cuando el menor por fin despertó, miró a su alrededor y notó que Álvaro estaba dormido sobre el sofá. Su curiosidad le hizo querer levantarse en absoluto silencio y ver a su jefe todavía dormido. Se le puso a unos centímetros, y mirando con detenimiento, contempló con más claridad el rostro del mayor.Sintiendo fascinación, curiosidad y miedo a la vez. Algo que ningún otro ser humano le había causado antes. No sabía si acercarse más para contemplar más su rostro, que parecía atraerlo de cierta forma hacia él. Pero Zack, no estaba tomando ni la más mínima prudencia, y escuchó como un pequeño pero audible sonido provocó el despertar en
Abril del 2029.Alemania, Berlín.Hotel “Ojo de Ruby” 10:10 a.m.— ¿Nombre?— Álvaro Duncan — la joven mujer revisa y busca el nombre del hombre en su computadora mientras que el pelinegro de ojos mieles mira por el ventanal del edificio el cielo azul en esa mañana de verano, por la puerta de aquel gran hotel entraba una pareja tomándose del brazos, se veían muy felices.— ¿Nombre? — pregunta otra mujer a la pareja que recién ingresaban al lugar.— Zack Deilen — dice el rubio mientras le sonreía a su pareja quien le hablaba de algo, el pelinegro voltea a mirar al joven hombre apenas escuchó decir su propio nombre.Aquí se detiene la línea del tiempo, Álvaro aun observa al rubio pero este no se ha dado cuenta de
En aquel recóndito pasillo, un joven estaba siendo humillado por un grupo de estudiantes pertenecientes a una clase superior a la suya. Lograron su cometido de dejarlo completamente lastimado. Sus golpizas lo dejaron por unos segundos en el piso. Él empezó a gritar pidiéndoles que pararan, que dejaran de golpearlo. No solo les fue suficiente con burlarse de su apariencia, sino que también de su manera de vestir. Se rieron de todo su ser.Era poco lo que aquel joven de estatura promedio y de calificaciones excelentes — y podría decirse que envidiables — podría hacer para evitar que lo siguieran molestando. Este joven de veintiún años ya deseaba ser libre. Estaba a poco de terminar sus estudios.Aquella pero deseada libertad era sumamente grande y quería descubrir si se sentía listo para completar y lograr cualquier tipo de desafío.Uno de ellos, precisamente ya le esta
— Álvaro Duncan, queda arrestado por el asesinato de Jack Rucca — habló con firmeza un hombre moreno mostrando su placa indicándole que es policía mientras otros dos policías lo tomaban y lo esposaban para llevarlo a la comisaria para interrogarlo, el pelinegro no sabía lo que pasaba, no había sabido nada de Jack desde hace un mes y que de pronto llegara la policía a arrestarlo por cometer una escena del crimen que no había cometido se le hacía injusto sabiendo que estaba más que limpio.No habló en ningún momento en todo el camino a la comisaria, solo esperaba qué aquello no ensuciara su nombre ni su marca en la industria de la moda en donde empezaba a notarse entre todos los diseñadores de marcas prestigiosas.— Quítense, no saben con quién se están metiendo, imbéciles — dice un hombre intentando pasar por
Había amanecido, y el sol se asomó de forma lenta y precipitosa a la ventana, dándole directo a la cara al joven Zack. Volteó su cara al otro lado y sintió la respiración de su amigo Jorge chocar en su hombro, abrió los ojos de golpe y notó rápidamente que su mejor amigo le estaba abrazando su brazo. ¿Cómo llegó allí hacia su cama y sin despertarlo? Zack lo despertó de forma brusca, y sin notarlo, Jorge puso su pierna sobre su cintura, apegándolo más hacia él.Aquella acción que su mejor amigo provocó, solo hizo que Zack se moviera menos, considerando que sus labios estaban a unos centímetros cerca, quizás demasiado. Zack ahora estaba empezando a ruborizarse. Debido a que lo que Jorge le hacía era de forma inconsciente, porque obviamente seguía dormido.— Ah... — murmuró Z