— Se busca secretario personal... ¿eso existe? — miró bien el afiche donde indicaba el tipo de empleado que la compañía necesitaba. — De seguro querrá uno de inmediato. — dijo y miró los números de teléfono, los anotó en su cuaderno y procedió a explorar la empresa.
En la universidad habían anunciado que les darían un mes de vacaciones a todos. A Jorge le pareció lo mejor de lo mejor, pero a Zack no le gustó del todo ya que, debía de entregar aún las últimas tareas que su profesor le había asignado. Claro, el trato entre este profesor y él era como el de un padre a un hijo. El profesor le dijo que con toda la tranquilidad del mundo le recibiría los trabajos antes del próximo fin de semana.
Así fue, Zack le prometió a su profesor entregarle las últimas tareas y, el profesor también cumplió con su parte de recibirle las asignaciones finales para que ambos pudieran descansar.
Zack se tomó la paciencia para investigar a la compañía, y vio que era una muy buena. Pero paró en seco y notó que había puros hombres. No había ni una sola mujer trabajando allí. De ahí recordó la palabra "secretario" y no secretaria. ¿Era acaso una especie de broma mal hecha? Solo suspiró y siguió analizando la empresa mientras su semblante permanecía tranquilo, sin una pizca de nervios o incomodidad. El empleado que les daba la bienvenida a los nuevos, saludaba cordialmente como siempre le dictaba su rutina hacer. Los otros, estaban moviendo de lugar algunos maniquíes para ponerles o probarles nuevas prendas de ropa que iban saliendo. El principal jefe, que se veía bastante atento a lo que hacían sus empleados. Miró de reojo a Zack, y al mirarlo bien, hizo un análisis rápido. Ese tipo de hombre era el que su amigo necesitaría.
— Eh, hola, buenas tardes. — saludó enérgicamente aquel hombre y se quitó el sombrero como todo un caballero para luego ponerlo sobre su cabeza.
— Buenas tardes. — habló Zack con un poco de sorpresa al notar que ese hombre lo saludó de una manera muy inusual.
— Bienvenido a esta gran empresa, ¿te puedo ayudar en algo? — preguntó notando rápidamente que la camisa que traía puesta era la de la marca de ropa de Álvaro.
— Solo vine porque vi que alguien de este sitio solicitaba un secretario, y quería saber si aún lo solicitaban — explicó un poco nervioso.
— Oh, ya veo. — sonrió el hombre. — Si necesitamos de uno, ya que nuestro jefe y director de este lugar es muy exigente, ¿sabes qué significa ser exigente, no? — sonrió de forma un poco pícara pero sin cambiar su expresión tranquila y carismática.
— Supongo que sí, ¿estaría bien que me reúna en algún momento o...?— el hombre procedió a mostrar un poco más sus dientes pero sin incomodar al joven.
— No te reunirás, al contrario, puedes dejarnos tu número de teléfono y nosotros te llamaremos, o... en este caso, si el jefe quiere entrevistarte, él te lo hará saber —explicó y su semblante ahora se puso serio pero sin perder esa tranquilidad.
— De acuerdo, está bien. —dijo sin más, agradeció por la información y se despidió de aquel hombre y del resto de los empleados.
Pensó de forma rápida si le era necesario ese puesto de trabajo. Cosa que, evidentemente si lo era. Si le era necesario. Zack también pensó de forma un poco meticulosa si sería el indicado para dicho puesto e investigó que hacían los secretarios, todo lo que hacían o lo que les pedía hacer y sonrió. Esto si podía hacerlo, aunque no tuviera ninguna experiencia en ello.
Pero, debía de pensarlo bien antes de ceder. Antes de hacer ese llamado, que, lo quisiera aceptar o no; cambiaría el rumbo de su vida de alguna forma que ni él se espera que le estaría por llegar a suceder.
— ¿Y bien, eh? — habló Jorge con una sonrisa bien notable en su rostro.
— Aún no sé si ese trabajo de secretario sea bueno, ¿y si no me llaman? — agregó con algo tristeza.
— Vamos, no pienses así. ¿Y si te llaman? — preguntó y le dio un pequeño empujón. — Yo digo que, lo mejor será esperar y ver, ¿no crees? — le pasó por sus labios una papa frita.
— Supongo que sí — su semblante ahora cambió un poco y abrió la boca para comerse la papa. — Tienes razón, mejor espero a que me llamen o envíen un mensaje. — expresó acercándose a Jorge para quitarle la bolsita de papas fritas.
— ¡Hey! — se echó a reír al ver lo que su amigo hizo. — ¿Quieres que te dé una lección, eh?— lo tomó del cuello y comenzó a despeinar un poco su cabello mientras Zack reía pero no soltaba la bolsita de las papas.
— No soltaré esto hasta que tú me sueltes. — expresó con una sonrisa y siguió comiéndose las papas.
— ¡Oye, ya verás que si las soltaras! — le empezó a hacer cosquillas y Zack no pudo evitar soltar la bolsita y empezó a reírse. — JAJA lo conseguí, ahora sí, he ganado. — soltó a su amigo y agarró la bolsita. — ¿Qué demonios? No me dejaste nada, ni una sola. — le dio un pequeño pero suave golpe en su hombro.
— Ay... igual allí noté en el recibo que compraste más, ¿o ya se acabaron? — miró el recibo de comida de nuevo.
— Ah, sí sí —se echó a reír y abrazó a su amigo. —Lo siento, no lo había recordado. —sacó de la bolsa más papas fritas y procedieron a comer mientras Zack buscaba en su laptop alguna película.
— Descuida, sé que eso de beber alcohol ya te está afectando, olvidas muy rápido las cosas, deberías dejar de fumar incluso — le aconsejó Zack.
— Si si si, no te preocupes... tengo veintitrés años, aún puedo disfrutar de esos pequeños placeres de la vida. — sonrió recostando suavemente su cabeza en la espalda de Zack.
(...)
Zack se miró en el espejo aquella mañana y estaba despeinado, sus ojos apenas se estaban abriendo de a poco. En eso, Jorge se metió sin previo aviso al baño también y miró a su amigo. Algo notó en él que, al parecer, no le parecía muy convincente.
— Hay algo en ti que no me gusta nada nadita. — le vio los cabellos despeinados al rubio.
— Ah... — Zack procedió a bostezar. — ¿Y qué es...? — preguntó mientras se inclinaba para agarrar el cepillo de dientes y la crema dental para aplicarla sobre el cepillo y comenzar a cepillarse los dientes.
— Tu cabello está despeinado... demasiado. — aclaró. — Te puedo ayudar a que te veas presentable. — añadió Jorge, mientras iba buscando en su teléfono algunos peinados formales para su amigo.
Mientras Zack se ocupaba de su aseo personal, Jorge le iba diciendo cómo tenía que lucir para el momento de su entrevista. Comenzaron a discutir sobre el tipo de vestimenta que debía usar el rubio y cómo debía lucirla. Ya que, si quería lucir presentable, debía de ponerse como si fuera un modelo, pero en este caso, debía lucir como un secretario ejemplar y presentable.
— ¿Estás seguro de que debo usar eso? — señaló el traje.
— Claro, ¡debes usarlo, tonto! — le dio un suave codazo. — Además... ¿no sabes que en las empresas así te piden que seas fiel a esa típica regla de vestimenta? — su amigo niega ante su pregunta. — Pues ya sabes, ¡ahora a verte! — sonrió emocionado.
Zack salió del baño con un traje a la par de un peinado que le hacía lucir muy acorde a la empresa que había visitado con anterioridad cuando antes era un cliente recurrente como lo era Jorge. Y claro, Jorge aprovechó de tomarle la fotografía para guardarla como recuerdo. Su amigo lucía como ese gran secretario que la dichosa empresa necesitaba urgentemente como Zack había mencionado con anterioridad.
— Te ves maravilloso. — aplaudió maravillado con lo que veían sus ojos.
— Gracias... eso creo. — respondió Zack algo nervioso.
— Ahora... me encargaré de que dejes tu currículum a esa empresa, ya verás que sí te llamarán. — Jorge fue a buscar su laptop para comenzar a hacerle un currículum presentable a su amigo.
Después de haberle tomada la fotografía, procedió a iniciar con el documento que ya tenía abierto desde su laptop portátil, comenzó a redactar y a realizar un buen currículum para que llamase la atención.
Una vez finalizó de hacer el documento a buen tiempo y con una agilidad muy buena y precisa, no perdió más tiempo del necesario y lo envió directamente al correo de la empresa.
(...)
Dos días después de que Jorge le hiciera al de cabellos rubios su currículum, a éste le habían enviado un mensaje de que querían que se presentara en la empresa, clara evidencia de que ya lo habían elegido a él como el candidato perfecto para dicho puesto. Ya que había sido uno de los tres candidatos a elegir para el puesto del secretario.
Zack le contó por mensajes de texto a su amigo Jorge y procedió a vestirse con la ropa que él le dijo que debía de usar y se arregló para verse presentable y partió rápidamente hacia la empresa para llegar a tiempo.
Una vez llegó, se encontró con los otros dos candidatos y una persona salió para darles la bienvenida, incluyendo a Zack entre ellos y los dejó entrar para que fueran hacia la oficina directamente del jefe. Cuando ya se dirigieron y llegaron a dicha habitación. La persona ya le había anunciado con anticipación al jefe y éste se puso enfrente de la mesa de oficina y aclaró un poco su garganta para decir lo siguiente.
—Bueno... primero que nada, agradezco de que estén ustedes reunidos el día de hoy... — sonrió Bill aplaudiendo emocionado. — Pero me temo que ya les anunciamos de que ya hemos decidido quién será el candidato para este puesto... — decía el castaño mientras el pelinegro no dejaba de mirar al rubio parado delante de ellos con los otros dos chicos.
— Bueno... primero que nada, agradezco de que estén ustedes reunidos el día de hoy... — habla Brandon observando que entre los tres candidatos a elegir uno era rubio, podía sentir la sonrisa de Bill y eso le molestaba.Álvaro no dejaba de ver al rubio y es que el castaño juraba que el rubio se parecía mucho a Jack.— Pero me temo que ya les anunciamos de que ya hemos decidido quién será el candidato para este puesto... — suspira antes de sacar la carpeta con el currículo del elegido quien lo eligió Álvaro. — Zack Deilen, por favor dar un paso al frente y los demás se restiran — el rubio da un paso adelante y a Bill se le borra la sonrisa, a Brandon le entran las ganas de matar a un teñido y a Álvaro solo observaba al chico.— Espere afuera — dice Álvaro, el chico sale y cierra la puerta, en cuando a
Zack había despertado esa mañana sintiendo una presión en su pecho, su corazón estaba acelerado, a lo mejor era por algo que nunca había sentido. Era un sueño o una pesadilla que quizás pudo haberlo sobresaltado de golpe. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, miró sus ojos a través del reflejo del espejo y notó eso. Estaba pálido, un poco sudado y asustado.Se metió a la ducha después de haberse desvestido y el agua de la ducha mojó todo su cuerpo, sintió ese escalofrío recorrer su cuerpo. Era como si un ser intentara entrar por el baño y tocarlo con las puntas de los dedos poniendo éstas sobre su espalda. Zack puso sus manos sobre la pared mientras el agua de la ducha caía sobre su cabeza, mojando ahora su cabeza y rostro. Miraba hacia abajo, con cierta incredulidad el agua que caía, su reflejo apenas se ve&iacut
El chico sale de la oficina dejando al pelinegro solo, este suspira y prende la pantalla de su computadora observando la foto del fallecido de Jack dándole a entender que ambos chicos no tienen ningún parecido dejándole en claro al hombre que ni se parecen ni se parecerán, ambos tienen personalidades y gustos muy diferente.Cuando Zack había llegado al día después Álvaro pudo darse cuenta que el niño siguió la orden de ponerse la ropa que le había hecho llegar a su dormitorio el primer día. Y han pasado tres día y al parecer le llevaba el ritmo al pelinegro pero eso no quita una que otras pequeñas fallas que ha notado pero no dice.Por la puerta entra un castaño algo enojado, cierra la puerta y lanza una tarjeta de invitación, Álvaro mira a su primo y mira la tarjeta encontrando el nombre de su prima y el duque.— Pensé que no se ca
— ¿Todo anda bien, Zack? —preguntó con algo de preocupación Mac.—Si... eso creo... —se rascaba sus cabellos nerviosamente.— ¿El jefe Álvaro te pidió hacer algo más? —revisó y procedió a ayudarlo.—Bueno,... es que no sé qué debo hacer aquí... —señaló la impresora.—Oh...—notó que la impresora andaba desconectada. —Descuida, puedo ayudarte. —se acercó y procedió a conectar el cable en el enchufe. —Ahora... presionas estos botones y cuando el jefe Álvaro te pida alguna impresión, ya sabrás que botones apretar, ¿entendiste? —lo miró con una sonrisa.—Sí, ahora entiendo. —sonrió.Durante el resto de la jornada, Zack había aprendido a buen ritmo y gracias a su agilidad y memoria
Álvaro mira fuera de su oficina y cierra la puerta viendo a Brandon que lo mira sin entender su comportamiento, se sientan a la vez y el castaño espera a que su primo hable.— Ese chico… ese secretario fastidioso, me tiene harto, no puedo tener encuentros en mi oficina porque interrumpe a cada momento es como si supiera quien me está dando una mamada y quien no, Brandon, no lo soporto — el castaño nunca había visto esa faceta tan desesperada de su primo.— Oh my God, no sabía que fuera así de entrometido… pero aja ¿Por qué me lo dices? — Álvaro rueda los ojos.— Porque ayer vino una mujer que ambos conocemos muy bien y hoy vino el chico este que me dio la mamada la otra vez que entraste, bueno ese y el rubio entró junto cuando estaba por acabar en la boca del chico — su primo asiente sabiendo lo sucio que es su primo pelinegro.&m
Ya había amanecido y la tormenta de nieve ya se había detenido, Zack aún continuaba dormido sobre el sofá, todavía se encontraba dentro de la oficina de su jefe. Cuando el menor por fin despertó, miró a su alrededor y notó que Álvaro estaba dormido sobre el sofá. Su curiosidad le hizo querer levantarse en absoluto silencio y ver a su jefe todavía dormido. Se le puso a unos centímetros, y mirando con detenimiento, contempló con más claridad el rostro del mayor.Sintiendo fascinación, curiosidad y miedo a la vez. Algo que ningún otro ser humano le había causado antes. No sabía si acercarse más para contemplar más su rostro, que parecía atraerlo de cierta forma hacia él. Pero Zack, no estaba tomando ni la más mínima prudencia, y escuchó como un pequeño pero audible sonido provocó el despertar en
Abril del 2029.Alemania, Berlín.Hotel “Ojo de Ruby” 10:10 a.m.— ¿Nombre?— Álvaro Duncan — la joven mujer revisa y busca el nombre del hombre en su computadora mientras que el pelinegro de ojos mieles mira por el ventanal del edificio el cielo azul en esa mañana de verano, por la puerta de aquel gran hotel entraba una pareja tomándose del brazos, se veían muy felices.— ¿Nombre? — pregunta otra mujer a la pareja que recién ingresaban al lugar.— Zack Deilen — dice el rubio mientras le sonreía a su pareja quien le hablaba de algo, el pelinegro voltea a mirar al joven hombre apenas escuchó decir su propio nombre.Aquí se detiene la línea del tiempo, Álvaro aun observa al rubio pero este no se ha dado cuenta de
En aquel recóndito pasillo, un joven estaba siendo humillado por un grupo de estudiantes pertenecientes a una clase superior a la suya. Lograron su cometido de dejarlo completamente lastimado. Sus golpizas lo dejaron por unos segundos en el piso. Él empezó a gritar pidiéndoles que pararan, que dejaran de golpearlo. No solo les fue suficiente con burlarse de su apariencia, sino que también de su manera de vestir. Se rieron de todo su ser.Era poco lo que aquel joven de estatura promedio y de calificaciones excelentes — y podría decirse que envidiables — podría hacer para evitar que lo siguieran molestando. Este joven de veintiún años ya deseaba ser libre. Estaba a poco de terminar sus estudios.Aquella pero deseada libertad era sumamente grande y quería descubrir si se sentía listo para completar y lograr cualquier tipo de desafío.Uno de ellos, precisamente ya le esta