— Álvaro Duncan, queda arrestado por el asesinato de Jack Rucca — habló con firmeza un hombre moreno mostrando su placa indicándole que es policía mientras otros dos policías lo tomaban y lo esposaban para llevarlo a la comisaria para interrogarlo, el pelinegro no sabía lo que pasaba, no había sabido nada de Jack desde hace un mes y que de pronto llegara la policía a arrestarlo por cometer una escena del crimen que no había cometido se le hacía injusto sabiendo que estaba más que limpio.
No habló en ningún momento en todo el camino a la comisaria, solo esperaba qué aquello no ensuciara su nombre ni su marca en la industria de la moda en donde empezaba a notarse entre todos los diseñadores de marcas prestigiosas.
— Quítense, no saben con quién se están metiendo, imbéciles — dice un hombre intentando pasar por la puerta de la comisaria donde se encontraban más de 10 reporteros en buscas de una jugosa historia — Haré que se pudran en la cárcel, malditos chismosos.
Brandon Duncan, un hombre de poca paciencia, abogado con gran prestigio en Estados unidos y Rusia.
— Sera mejor que no me hayan golpeado al cliente porque hare que ustedes también se pudran en la cárcel — amenazó arreglándose el cabello, una mujer de estatura baja y rubia vestida con su uniforme de policía le toca el hombro al castaño, la mira esperando que hablará.
— Abogado Duncan, por aquí — suspira y sigue a la mujer a un cuarto pequeño, abre la puerta entra y se sienta en la silla dejando el maletín en la mesa en donde se encontraba el pelinegro esposado a la mesa.
— Álvaro…
— Brandon…
— ¿Ahora de que te acusaron? — el castaño pone su mano en su barbilla esperando que le responda pero lo interrumpe — ¿Plagio?, ¿Robo de ropa interior?, ¿Conducir ebrio? O…
— Asesinato, Duncan.
— Por los clavos de cristo, Álvaro eso ya es algo peor — se levanta de la silla, camina por el cuarto y mira el espejo, era más que obvio que los agentes los analizaban y lo escuchaban, ninguno de los Duncan era tonto menos sabiendo que no era la primera vez en estar ahí.
El agente que había detenido a Álvaro entra al cuarto, ambos Duncan lo miran al agente sentarse y Brandon hace lo mismo esperando que haga las preguntas, él sabía más que nadie que su primo hermano no era ningún asesino, lo conocía más que nada y sabía que era totalmente inocente en cuanto a la ley.
— ¿Dónde estabas hace una semana, señor Duncan? — pregunta el hombre, el pelinegro se recuesta en la silla aun con las manos esposadas a la mesa.
— En la semana de la moda en Paris, señor…
— Agente Gómez — dice refrenándole el apellido al sospechoso.
— Agente Gómez…
Brandon se mordía la lengua para no meter en más problemas a su primo, el agente observa al castaño y luego al pelinegro.
— ¿Qué relación tenías con el fallecido? — Álvaro suspira, aun no asimilaba que Jack estuviera muerto.
— Éramos amantes, terminamos hace un mes por problemas sin sentidos — responde sin dar muchos destalles de su relación con el chico.
El agente asiente anotando todo.
— ¿Última vez que lo vio?
— En el aeropuerto internacional de la ciudad, horas antes de viajar a Francia… hace una semana.
— ¿Lo notó raro o algo parecido? — niega.
— Simplemente me rogaba que regresara con él, de ahí no se mas nada de él, ¿Alguna pregunta más? — niega cerrando la libreta.
— Lo tendremos vigilado, puede irse, señor Duncan — le quita las esposas y se va, Brandon miraba confundido al agente sin entender qué clase de preguntas fueron esas, se levantan y Álvaro se toca las muñecas saliendo del pequeño cuarto.
Brandon miraba la única salida aun llena de gente sin oficio como diría él.
— Qué asco, no quiero salir por ahí — dice Brandon sin dejar de mirar a los periodistas y fotógrafos.
— Mueve tu aguado trasero, tenemos cosas que hacer en la empresa, Brandon — Álvaro camina con el rostro en alto mientras Brandon ofendido lo sigue, la policía lo protegen hasta llegar al carro del castaño donde respira ya relajado.
— Yo sabía que ese Jack no te traería buenas cosas a tu vida, es una perra que solo le interesaba tu dinero y ahora, mira no más se muere y te ponen de sospechoso, ay no por los clavos de cristo, que he hecho yo para merecerme esta desgracia.
Álvaro rueda los ojos ante el drama de su primo que no deja de quejarse en todo el camino a la empresa.
(…)
El pelinegro suspira concentrándose en la información que le mandaron mientras en las noticias decían su nombre por lo ocurrido de esa mañana, apaga el televisor y toma el cabello castaño del chico que se encuentra entre sus piernas lamiéndole el miembro con mucho esfuerzo para satisfacerlo de alguna manera, la puerta se abre de golpe y el castaño se detiene pero Álvaro no deja que se detenga y hace que prosiga con su trabajo mientras mira al moreno que ha entrado por la puerta que lo observa con una mueca arqueado.
— Renuncio — habla decidido tirándole en la mesa su carta de renuncia.
— No será posible, Gallardo, sabes muy bien que tiene que trabajar 15 días más para que tu renuncia sea aceptada, ¿no? — el moreno lo mira con cierta cólera.
— Déjalo, Álvaro, hace dos semanas pidió la renuncia — niega quitando al castaño y cerrando su pantalón, Brandon niega sin sorprenderse de la escena — Puedes irte, te esperan en contabilidad para darte el último sueldo.
El castaño que se encontraba en suelo se levanta sacudiendo su pantalón, se arregla la camisa y el cabello para luego acercarse a Álvaro sin descaro alguno.
— Llámame cuando quieras, Bombón — le guiña el ojo y se va cerrando la puerta, Brandon mira por donde se fue aquel chico riéndose con sarcasmo para luego mirar al pelinegro.
— Por Dios, Ál, sentar cabeza de una vez, hombre, que vida tan asquerosa llevas, en serio, andas de pantalón en pantalón y de falda en falda — se sienta negando.
— No es de tu incumbencia lo que haga o no con mi vida sexual, Bran.
— Como sea, investigue y al parecer al chico si lo mataron según… — Brandon se queda callado al ver como un vaso de vidrio se quebró al lanzarlo a la pared cerca de donde se encontraba — ¡Eres un maldito psicópata, ¿qué m****a tienes en la cabeza, Duncan?!
— Me tomare el día, hasta luego — el castaño lo mira irse sin entender que era lo que pasaba por la cabeza de su primo.
— Dios, casi me mata — toca su pecho calmándose pensando en si es a causa de la muerte de Jack o por no dejarlo descarga su tensión sexual.
El elevador se detiene en el estacionamiento subterráneo de la empresa y de él sale Álvaro con un cigarrillo en la boca, busca su carro sacando las llaves de su bolsillo, no podía regresar a su apartamento porque sabía que el edificio estaba lleno de periodista esperándole, así que optó por irse a la mansión fuera de la ciudad para pesar sus cosas y después mandaría a alguien para que buscara a Luna.
(…)
— No necesitabas venir hasta aquí, Mónica — la mujer de esbelto cuerpo, cabello negro y piel morena se encoje de hombros acercándose al hombre.
— Solo quería saber cómo estas, vi las noticias, sé que eres inocente a pesar de ser alguien agresivo y dominante, claro — ríe sentándose a su lado sin dejar espacio éntrelos dos — Brandon me llamó diciendo que estarías aquí, te conocemos muy bien y te traje a tu Luna, sé agradecido.
Niega tomando de su copa de vino artesanal de su pequeña villa a las afueras de la capital mientras la morena le tocaba el pecho lentamente.
— Eres hermana de Brandon, ni lo sueñes, morena — Mónica suspira algo molesta, se sienta encima del pelinegro provocándolo a pecar.
— Eso me hace tu prima, ¿No? — ríe negando sin dejar de tocarlo — Sabes que solo soy su hermana por ley, aquí no pasa nada, cielo — Álvaro deja la copa y la besa con brusquedad quitándole el vestido que dejaba a la imaginación a cualquier hombre que la mirara.
— Lo quiero duro… — sus ojos mieles se oscurecen al escucharla gemir.
— Como lo quieras, mi querida prima — sonríe antes de volverla a besar.
— Entonces te casaras… — afirma aun estando dentro de la mujer que se mueve con lentitud.
— Sí, mi padre lo arregló todo para casarme con un Márquez que… Dios, se te hace más grande...
— Eres una sucia — sale de ella para ponerla en cuatro contra el sofá y embestirla con más rapidez mientras la escuchaba gritar de placer — Debería estar en tu casa durmiendo para estar lista para tu boda de mañana y estas aquí revolcándote conmigo, pobre de tu futuro esposo.
Se ríe mientras le pide más.
(…)
— Bueno, esta es la última vez, gracias por el revolcón, eh — se viste, Álvaro sonríe negando.
— Te acostaste con Brandon, ¿no? — la mujer lo mira sin dejar de sonreír, toma su bolso y le guiña un ojo ante de salir de su mansión dejándole sin dudas algunas de que ella se acuesta con su primo.
Había amanecido, y el sol se asomó de forma lenta y precipitosa a la ventana, dándole directo a la cara al joven Zack. Volteó su cara al otro lado y sintió la respiración de su amigo Jorge chocar en su hombro, abrió los ojos de golpe y notó rápidamente que su mejor amigo le estaba abrazando su brazo. ¿Cómo llegó allí hacia su cama y sin despertarlo? Zack lo despertó de forma brusca, y sin notarlo, Jorge puso su pierna sobre su cintura, apegándolo más hacia él.Aquella acción que su mejor amigo provocó, solo hizo que Zack se moviera menos, considerando que sus labios estaban a unos centímetros cerca, quizás demasiado. Zack ahora estaba empezando a ruborizarse. Debido a que lo que Jorge le hacía era de forma inconsciente, porque obviamente seguía dormido.— Ah... — murmuró Z
Unos pasos apresurados se escuchaban por el pasillo de aquella empresa de moda, los empleados miraban con curiosidad al hombre castaño que pasaba por ahí, empezaron a murmurar entre todos el por qué Brandon Duncan estaba enojado, hasta que vieron que abrió la puerta de la oficina del jefe.— ¡Te acostaste con mi hermana! — gritó haciendo que todos en el pasillo escucharan la acusación de Brandon hacia Álvaro, lo que Brandon le decía a Álvaro era un chisme jugoso para los empleados del lugar.— Cierra la puerta antes de que yo suelte una verdad y toda la empresa sepa de esto hasta que llegue a oídos de tu padre, Brandon — el castaño suspira y entra cerrando la puerta pero no se había dado cuenta que había un tercero en la oficina de su primo.— Cuanto tiempo, Bombón — Brandon al escucharlo lo miró asq
— Se busca secretario personal... ¿eso existe? — miró bien el afiche donde indicaba el tipo de empleado que la compañía necesitaba. — De seguro querrá uno de inmediato. — dijo y miró los números de teléfono, los anotó en su cuaderno y procedió a explorar la empresa.En la universidad habían anunciado que les darían un mes de vacaciones a todos. A Jorge le pareció lo mejor de lo mejor, pero a Zack no le gustó del todo ya que, debía de entregar aún las últimas tareas que su profesor le había asignado. Claro, el trato entre este profesor y él era como el de un padre a un hijo. El profesor le dijo que con toda la tranquilidad del mundo le recibiría los trabajos antes del próximo fin de semana.Así fue, Zack le prometió a su profesor entregarle las últim
— Bueno... primero que nada, agradezco de que estén ustedes reunidos el día de hoy... — habla Brandon observando que entre los tres candidatos a elegir uno era rubio, podía sentir la sonrisa de Bill y eso le molestaba.Álvaro no dejaba de ver al rubio y es que el castaño juraba que el rubio se parecía mucho a Jack.— Pero me temo que ya les anunciamos de que ya hemos decidido quién será el candidato para este puesto... — suspira antes de sacar la carpeta con el currículo del elegido quien lo eligió Álvaro. — Zack Deilen, por favor dar un paso al frente y los demás se restiran — el rubio da un paso adelante y a Bill se le borra la sonrisa, a Brandon le entran las ganas de matar a un teñido y a Álvaro solo observaba al chico.— Espere afuera — dice Álvaro, el chico sale y cierra la puerta, en cuando a
Zack había despertado esa mañana sintiendo una presión en su pecho, su corazón estaba acelerado, a lo mejor era por algo que nunca había sentido. Era un sueño o una pesadilla que quizás pudo haberlo sobresaltado de golpe. Se levantó de la cama y se dirigió al baño, miró sus ojos a través del reflejo del espejo y notó eso. Estaba pálido, un poco sudado y asustado.Se metió a la ducha después de haberse desvestido y el agua de la ducha mojó todo su cuerpo, sintió ese escalofrío recorrer su cuerpo. Era como si un ser intentara entrar por el baño y tocarlo con las puntas de los dedos poniendo éstas sobre su espalda. Zack puso sus manos sobre la pared mientras el agua de la ducha caía sobre su cabeza, mojando ahora su cabeza y rostro. Miraba hacia abajo, con cierta incredulidad el agua que caía, su reflejo apenas se ve&iacut
El chico sale de la oficina dejando al pelinegro solo, este suspira y prende la pantalla de su computadora observando la foto del fallecido de Jack dándole a entender que ambos chicos no tienen ningún parecido dejándole en claro al hombre que ni se parecen ni se parecerán, ambos tienen personalidades y gustos muy diferente.Cuando Zack había llegado al día después Álvaro pudo darse cuenta que el niño siguió la orden de ponerse la ropa que le había hecho llegar a su dormitorio el primer día. Y han pasado tres día y al parecer le llevaba el ritmo al pelinegro pero eso no quita una que otras pequeñas fallas que ha notado pero no dice.Por la puerta entra un castaño algo enojado, cierra la puerta y lanza una tarjeta de invitación, Álvaro mira a su primo y mira la tarjeta encontrando el nombre de su prima y el duque.— Pensé que no se ca
— ¿Todo anda bien, Zack? —preguntó con algo de preocupación Mac.—Si... eso creo... —se rascaba sus cabellos nerviosamente.— ¿El jefe Álvaro te pidió hacer algo más? —revisó y procedió a ayudarlo.—Bueno,... es que no sé qué debo hacer aquí... —señaló la impresora.—Oh...—notó que la impresora andaba desconectada. —Descuida, puedo ayudarte. —se acercó y procedió a conectar el cable en el enchufe. —Ahora... presionas estos botones y cuando el jefe Álvaro te pida alguna impresión, ya sabrás que botones apretar, ¿entendiste? —lo miró con una sonrisa.—Sí, ahora entiendo. —sonrió.Durante el resto de la jornada, Zack había aprendido a buen ritmo y gracias a su agilidad y memoria
Álvaro mira fuera de su oficina y cierra la puerta viendo a Brandon que lo mira sin entender su comportamiento, se sientan a la vez y el castaño espera a que su primo hable.— Ese chico… ese secretario fastidioso, me tiene harto, no puedo tener encuentros en mi oficina porque interrumpe a cada momento es como si supiera quien me está dando una mamada y quien no, Brandon, no lo soporto — el castaño nunca había visto esa faceta tan desesperada de su primo.— Oh my God, no sabía que fuera así de entrometido… pero aja ¿Por qué me lo dices? — Álvaro rueda los ojos.— Porque ayer vino una mujer que ambos conocemos muy bien y hoy vino el chico este que me dio la mamada la otra vez que entraste, bueno ese y el rubio entró junto cuando estaba por acabar en la boca del chico — su primo asiente sabiendo lo sucio que es su primo pelinegro.&m