JACK—¿Dónde está?No es difícil saberlo. Me planto en la puerta de casa de mis padres y llamo al timbre. Claro que me preocupa que haya venido, ha venido sola y como se desmorone otra vez... Pero no, está sentada en el sofá y no soy consciente de lo intranquilo que estaba hasta que me mira.—¿Qué haces aquí? —me pregunta y se levanta.—Estaba preocupado. ¿Todo bien? Asiente lentamente y se arrastra a mi lado. Levanta la mano y me la deja en el pecho, tocándome como si fuera un perro que necesita calmarse.—Todo bien.Cojo su mano y me la llevo a los labios. Hace tanto que no entro aquí que ni siquiera recuerdo si antes se sentía así o si olía así.—Jack. ¿Jack qué? Giro el cuello y lo miro. Cee se me escapa de las manos y quiero atraparla pero ya es tarde, se pone de puntillas y me da un beso fugaz en la mandíbula.—Habla con ellos —me susurra y me da otro beso—. Te quiero.Yo la quiero pero esto es una encerrona de manual. La casa entera se me cierra cuando ella sale y me deja so
10 AÑOS DESPUÉSCECE—¡Jack! —grito, todo sigue tan vacío que hay algo de eco. Baja las escaleras y aparta unas cajas del camino con el pie. Me sonríe y el corazón me salta en el pecho. Con el paso del tiempo no he dejado de quererlo más y más. —Ya voy ya voy —dice y empuja la pila de cajas del medio.—Gracias. Pesa, ¿sabes? —bromeo.Sus manos, tan grandes y seguras, me quitan unos mechones del pelo de la cara y me escucho soltar un suspiro tonto. Están siendo unos días locos y ahora nos queda mucho por delante.—Ve a sentarte, deja que me ocupe yo.Quiero gimotear por lo bueno que es. Me pone muy sensible tener una pareja como él, alguien tan perfecto. Está haciendo la mudanza prácticamente solo.—Hay mucho por hacer —digo—. Quiero ayudarte, terminaremos antes.Suspira, sé que a él tampoco se lo pongo fácil con mis insistencias cuando lo único que quiere es que descanse. Pero me quiero quitar esto de encima, hemos atrasado el mudarnos durante estos últimos años hasta que ya ha sido
Sabía que tenía pocas cosas, pero esperaba que fueran más, por lo menos para llenar mi mitad de la habitación como la tiene mi compañera a la que, aún, no he conocido. Empujo la maleta debajo de la cama individual y cojo aire. La habitación no es grande, está bien para dos personas y ya he vivido con mucha más gente antes, estoy acostumbrada a compartir.¿Y ahora qué? Podría dar una vuelta por el campus, o repasar mi nuevo horario de clases que he colgado de un corcho sobre mi escritorio; pero decido cotillear un poco sobre los posters punk que tiene mi compañera empapelando su pared. Parece un poco gótica o emo, no solo por la estética de su lado derecho, o por todo el maquillaje desparramado en su escritorio que ha manchado de negro la madera, ni por las botas negras tiradas en el suelo o el collar de pinchos que cuelga del borde de su joyero... Es el conjunto de todo ello.Cuando considero que ya he fisgoneado suficiente y estoy por meterme en mis asuntos, la puerta de la habitació
—No sé por qué me sorprende que ya te hayas metido entre las piernas de la novata si es lo que siempre haces.La voz de Jenn ni siquiera parece estar a mi lado. Está más... ¿maduro? ¿serio? No sé cual sería la forma de describirlo. Han pasado tres años desde la última vez que lo vi. No ha vuelto a casa por vacaciones, ni siquiera por Navidad.Se ha dejado crecer un poco el pelo y algunos mechones oscuros le caen por la frente. Recuerdo que antes lo llevaba ultra corto, rapado a estilo militar. Y no estaba tan fuerte, antes las camisetas no le apretaban los músculos de los brazos. Y antes, Jack jamás me hubiera mirado tanto tiempo sin hacer alguna broma. ¿Acaso es este el Jack que creo conocer? He vivido los últimos años con la seguridad de que parte de él también murió en aquel accidente. Las cuatro personas que hay sentadas alrededor de la mesa nos miran. Jenn también, como si fuéramos un partido de tenis.—¿Qué haces aquí? Mentiría si dijera que su forma de hablarme no me molesta
Después del incidente con Jack el lunes, no me apetece sentarme junto a Jenn en clase cuando llega el jueves, pero temo que cambiarme de asiento sea un movimiento tan cobarde. Cojo aire y me siento, y a los pocos minutos cuando el aula ya está a rebosar de alumnos, Jenn se deja caer en la silla a dos asientos. —Hola otra vez, novata —me saluda. No voy a corregirle que me llamo Cece, no "novata". No me apetece. —Hola. —Así que Jack y tú... —deja caer y se me levanta la ceja de la inquisición—. ¿Habéis tenido rollo o algo?Directa al grano. —¿Él te ha dicho algo? —¡Que va! —exclama y le quita hierro al asunto sacudiendo la mano. Sin embargo, está tan emocionada por el cotilleo como si fuéramos amigas del alma, que termina pasándose al asiento vacío a mi lado—. Venga, cuéntame, Jack es un capullo y no nos cuenta nada. ¿Sois exs?¿Ex pareja? > —Éramos amigos —respondo, no quiero darle más que esto.—Ah —dice. Está notablemente decepcionada—. Es Jack, no me sorprende que f
Pensaba que discutirían peor, pero la cosa se termina cuando Jack me arrastra como a una niña lejos de Jenn. Ella tampoco ha puesto de su parte para librarme de este secuestro tan fortuíto. —¿Qué crees que haces? Suéltame —me quejo. ¿A qué viene esto ahora? ¿Sus amigos tampoco pueden habalarme? Que.... > Lo peor es que yo no puedo fingir que lo odio. No lo hago. Lo he echado de menos y todavía tengo la espinita clavada porque no me lo repitiera el otro día.Me suelta cuando me ha alejado de la fiesta. La mayoría de las chicas están en el mar, divirtiéndose, chillando y disfrutando y...—Ya me darás las gracias. —¡¿Las gracias?! —lo enfrento como pocas veces lo he hecho, diría que nunca hemos discutido, salvo lo del lunes—. Me lo estaba pasando bien.Jack me mira. Es una mirada amenazante, de esas que da cuando sabe que es mejor que el resto. Me hace resoplar y me dan ganas de largarme y dejarlo aquí solo. Pero no puedo. Veo como sus ojos descienden por mi cuerpo hasta
—¿Qué crees que haces? Levántate, no tengo toda la noche para tus tonterías. —Puedes irte si quieres. Sé llegar desde aquí. —No voy a dejarte sola a estas horas. Levántate, Cece, no me jodas. Levanto los pies hasta apoyarlos en la madera del banco y me cubro sobre las rodillas con la falda de mi vestido. Ya no quedan farolas encendidas en el campus, la poca luz que llega a penas sirve para visulbrar bien los caminos o la silueta imponente de Jack en mitad del paseo. Gruñe y se acerca. Se lanza de mala gana a mi lado pero me niego a creer que es así. —¿Por qué quieres que crea que me odias? —me atrevo a preguntar, sabiendo que puede que su respuesta me derrumbe. Chasquea la lengua y se revuelve. —Joder, Cee —susurra y se pasa la mano por la cara y el pelo—. No te odio, ¿vale? Algo es algo. Cuando me atrevo a mirarlo me doy cuenta de que él ya tiene sus ojos puestos en mí. El corazón me salta en el pecho al ver un atisbo del Jack al que yo quería. Han pasado tres años y aún no lo
Por la mañana me despierto a una hora razonable, a las nueve, y Kay está tirada en su cama con el bikini puesto. Huele a playa, a que ha dejado tirados los pantalones mojados en el suelo junto con una camiseta y ahora hay una mezcla de arena y agua salada junto a su cama. Abro la ventana para que se airee el cuarto y cojo mi neceser y mis cosas para ir al baño. Aprovecho que no hay nadie para poder darme una ducha larga. Estoy sobreviviendo a esta primera semana en el campus no como lo esperaba. La experiencia universitaria no es tan increíble a como creía. No he hecho amigos, bueno aún no sé si Kay cuenta, casi me hacen una novatada bastante desagradable, y para colmo Jack está aquí. Anoche vi un atisbo de lo que era. Tampoco debería ser tan dura con lo que espero de él, ni siquiera sé como se sintió tras el accidente; nos vimos en el funeral pero no me dejó ni acercarme, ni a mi ni a nadie y se marchó en mitad de la ceremonia. Esa fue la última vez lo que vi, hasta el lunes pasado