CECELa vuelta a la rutina me sienta bien, ya ir a clase es como un soplo de aire fresco. Veo muchas caras largas pero a mi me encanta, incluso Jenn me saluda en la clase que compartimos.—Llevé a Jack al aeropuerto, tienes que gustarle mucho —me dice.—Oh. Gracias. —Le haces bien. Lo llevo conociendo años y ni cuando estaba conmigo era así.Espera.—¿Habéis salido juntos? —pregunto.Ella me mira con sus ojos azules y una sonrisa perfecta de dientes blancos.—Era solo sexo, se terminó cuando tú llegaste. Pero no te preocupes —se apresura a decir y estira la mano hasta cogerme del brazo—, que no me molesta. Soy su amiga antes que nada y me agrada ver que es menos capullo. Me lo debería de haber olido, Jack ya salía con cualquier chica guapa en el instituto y Jenn no es menos ni será la única chica del campus que haya pasado por las manos de Jack. Sólo espero no correr con la suerte de sus novias anteriores. —Ah. Me regala una última sonrisa antes de ponerse a teclear en su teléfono
CECEMis padres no tardaron en ingresarme el dinero de los Bennet en mi cuenta, soy consciente de que es muchísimo dinero y que los Bennet quieren que lo tenga yo porque creen que lo merezco. Jack lo necesita más, está trabajando todas las tardes y ahora se aplica a tope con sus trabajos para pasar sin penas a su último año universitario. Tiene un apartamento que pagar y nadie le ayuda con los costos de los estudios. Nunca lo había visto tan aplicado en nada para conseguir aunque sea media beca, me he enterado de que tiene unas deudas con el banco por préstamos de estudios.El dinero no me pertenece aunque esté en mi cuenta bancaria, por eso cuando por fin paso mis exámenes de conducir, busco un coche que le guste a Jack. Me ha costado, he conseguido sortear la autopista a la mínima velocidad permitida y Peter me dejó ayer su coche para llevarnos al bar y tardé más de la cuenta. Tampoco me queda ya tanta vida social, encontré un psicólogo y mis padres estuvieron muy insistentes en qu
CECELo he echado de menos. Para todo y eso que han sido solo unos pocos días.Me empuja sobre él y mis hormonas toman el control. Es tan guay tener un espacio tan íntimo como este... Él gruñe y yo me froto con más ansias. Su camiseta me descubre los muslos y se enreda mi tanga de hilo entre los dedos animándome a seguir. Lo necesito y por lo que estoy sintiendo contra mi entrepierna, él también. —¿Tanto me has echado de menos? —se burla.—Por lo que noto, estamos igual. Levanta las caderas a la vez que me empuja contra él. Él gruñe y yo gimo más. Nos da la vuelta en la cama, a Jack le gusta mandar, ser dominante y hacer conmigo lo que quiera porque sabe que yo soy suya.—Jack... —jadeo. Abre la boca contra la mía como si fuera a retarme para que le diga lo que quiero: que me folle. Pero no le sale nada porque su teléfono empieza a sonar con insistencia.—Joder.—No le hagas caso —le pido. Me empuja con cuidado a su lado y de paso me besa. Un beso ligero que me deja con ganas de m
JACK—¿Dónde está?No es difícil saberlo. Me planto en la puerta de casa de mis padres y llamo al timbre. Claro que me preocupa que haya venido, ha venido sola y como se desmorone otra vez... Pero no, está sentada en el sofá y no soy consciente de lo intranquilo que estaba hasta que me mira.—¿Qué haces aquí? —me pregunta y se levanta.—Estaba preocupado. ¿Todo bien? Asiente lentamente y se arrastra a mi lado. Levanta la mano y me la deja en el pecho, tocándome como si fuera un perro que necesita calmarse.—Todo bien.Cojo su mano y me la llevo a los labios. Hace tanto que no entro aquí que ni siquiera recuerdo si antes se sentía así o si olía así.—Jack. ¿Jack qué? Giro el cuello y lo miro. Cee se me escapa de las manos y quiero atraparla pero ya es tarde, se pone de puntillas y me da un beso fugaz en la mandíbula.—Habla con ellos —me susurra y me da otro beso—. Te quiero.Yo la quiero pero esto es una encerrona de manual. La casa entera se me cierra cuando ella sale y me deja so
10 AÑOS DESPUÉSCECE—¡Jack! —grito, todo sigue tan vacío que hay algo de eco. Baja las escaleras y aparta unas cajas del camino con el pie. Me sonríe y el corazón me salta en el pecho. Con el paso del tiempo no he dejado de quererlo más y más. —Ya voy ya voy —dice y empuja la pila de cajas del medio.—Gracias. Pesa, ¿sabes? —bromeo.Sus manos, tan grandes y seguras, me quitan unos mechones del pelo de la cara y me escucho soltar un suspiro tonto. Están siendo unos días locos y ahora nos queda mucho por delante.—Ve a sentarte, deja que me ocupe yo.Quiero gimotear por lo bueno que es. Me pone muy sensible tener una pareja como él, alguien tan perfecto. Está haciendo la mudanza prácticamente solo.—Hay mucho por hacer —digo—. Quiero ayudarte, terminaremos antes.Suspira, sé que a él tampoco se lo pongo fácil con mis insistencias cuando lo único que quiere es que descanse. Pero me quiero quitar esto de encima, hemos atrasado el mudarnos durante estos últimos años hasta que ya ha sido
Sabía que tenía pocas cosas, pero esperaba que fueran más, por lo menos para llenar mi mitad de la habitación como la tiene mi compañera a la que, aún, no he conocido. Empujo la maleta debajo de la cama individual y cojo aire. La habitación no es grande, está bien para dos personas y ya he vivido con mucha más gente antes, estoy acostumbrada a compartir.¿Y ahora qué? Podría dar una vuelta por el campus, o repasar mi nuevo horario de clases que he colgado de un corcho sobre mi escritorio; pero decido cotillear un poco sobre los posters punk que tiene mi compañera empapelando su pared. Parece un poco gótica o emo, no solo por la estética de su lado derecho, o por todo el maquillaje desparramado en su escritorio que ha manchado de negro la madera, ni por las botas negras tiradas en el suelo o el collar de pinchos que cuelga del borde de su joyero... Es el conjunto de todo ello.Cuando considero que ya he fisgoneado suficiente y estoy por meterme en mis asuntos, la puerta de la habitació
—No sé por qué me sorprende que ya te hayas metido entre las piernas de la novata si es lo que siempre haces.La voz de Jenn ni siquiera parece estar a mi lado. Está más... ¿maduro? ¿serio? No sé cual sería la forma de describirlo. Han pasado tres años desde la última vez que lo vi. No ha vuelto a casa por vacaciones, ni siquiera por Navidad.Se ha dejado crecer un poco el pelo y algunos mechones oscuros le caen por la frente. Recuerdo que antes lo llevaba ultra corto, rapado a estilo militar. Y no estaba tan fuerte, antes las camisetas no le apretaban los músculos de los brazos. Y antes, Jack jamás me hubiera mirado tanto tiempo sin hacer alguna broma. ¿Acaso es este el Jack que creo conocer? He vivido los últimos años con la seguridad de que parte de él también murió en aquel accidente. Las cuatro personas que hay sentadas alrededor de la mesa nos miran. Jenn también, como si fuéramos un partido de tenis.—¿Qué haces aquí? Mentiría si dijera que su forma de hablarme no me molesta
Después del incidente con Jack el lunes, no me apetece sentarme junto a Jenn en clase cuando llega el jueves, pero temo que cambiarme de asiento sea un movimiento tan cobarde. Cojo aire y me siento, y a los pocos minutos cuando el aula ya está a rebosar de alumnos, Jenn se deja caer en la silla a dos asientos. —Hola otra vez, novata —me saluda. No voy a corregirle que me llamo Cece, no "novata". No me apetece. —Hola. —Así que Jack y tú... —deja caer y se me levanta la ceja de la inquisición—. ¿Habéis tenido rollo o algo?Directa al grano. —¿Él te ha dicho algo? —¡Que va! —exclama y le quita hierro al asunto sacudiendo la mano. Sin embargo, está tan emocionada por el cotilleo como si fuéramos amigas del alma, que termina pasándose al asiento vacío a mi lado—. Venga, cuéntame, Jack es un capullo y no nos cuenta nada. ¿Sois exs?¿Ex pareja? > —Éramos amigos —respondo, no quiero darle más que esto.—Ah —dice. Está notablemente decepcionada—. Es Jack, no me sorprende que f