Mate.

Daría.

Tres meses se habían cumplido desde nuestra llegada a esta manada.

Tres meses en los que hemos tratado de adaptarnos a otras costumbres.

Pero no todo ha sido malo, ya que he podido presenciar el amor de mis padres.

Diría que ha sido lo único bueno de haber llegado a la luna creciente.

Porque si hablamos de la escuela, en ella hemos tenido que aprender a vivir con las miradas de desaprobación de mucho, comentarios estúpidos de otros.

Hacía dos meses atrás tuve un altercado con Santiago, un compañero de clase que se atrevió a besarme sin mi aprobación. Por suerte logré ponerlo en su lugar y dejarle claro que debía respetarme. Desde entonces mantiene su distancia, cosa que agradezco.

Digamos que ese ha sido un resumen de todo lo poco interesante que he vivido hasta ahora.

Aunque si hay algo que me tiene pensativa y es el hecho de que hay una voz que suelo escuchar, eso me ha llevado a pensar que mi loba ha despertado, pero no me he atrevido a hablarle o, de ser lo contrario, estar
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