Daría.
—Despierta, ya es tarde— Escuché que una voz femenina me habló, no abrí los ojos, ya que tenía mucho sueño. —El momento ha llegado— Se volvió a escuchar, abrí los ojos de golpe al recordar que en casa solo vivíamos mi padre y yo. La luz del sol que entraba por la ventana me molestaba, pero me esforcé por buscar de dónde provenía tal voz. En mi habitación no había absolutamente nadie, pero no sentí miedo; todo lo contrario, esa voz me daba paz y mucha tranquilidad. —Es tarde —gritó mi padre desde la primera planta. Automáticamente, miré el reloj de mi mesa de noche y efectivamente era tarde. —Mierda—dije. Salí de mi cama y corrí al baño, olvidando lo que acababa de pasar. Me di una ducha en tiempo récord, busqué algo cómodo para poner, opté por un pantalón deportivo, una camiseta y unos zapatos deportivos. Mi cabello lo recogí en un moño alto. Una vez lista, bajé corriendo. —Eso fue rápido —dijo mi padre entregándome un vaso con jugo de naranja. —Ser rápido es lo mío —dije antes de llevar el vaso a la boca—. Papa —dije con la intención de preguntarle por aquella voz que escuché, pero me detuve —¿Dime? —preguntó. —No es nada—le dije—. Es tarde. Salí corriendo después de darle un beso a mi padre. Mi nombre es Daria, tengo diecisiete años y soy una mujer lobo. ¡Sí!, como escucharon, sé que todos hemos crecido escuchando historias de superhéroes, como Batman, Superman y otros, pero esto es mucho más real que eso. Nuestra apariencia es como la de cualquier ser humano, así que es difícil para un humano identificarnos, pero a diferencia de ellos, nosotros contamos con una gran fuerza, velocidad, un olfato muy desarrollado, buena visión, el oído afinado y nos transformamos en grandes bestias. Esas son algunas de todas las características con las que contamos. No está de más aclarar que hay unos más fuertes que otros, como lo son los alfas, esos son los más fuertes y entre todos los alfas hay uno que nos lidera. Algo así como nuestro presidente, seguido está el Beta y el Gama. Ellos son como la mano derecha de nuestro alfa y quienes se encargan de velar por la seguridad de la manada. Nuestra manada se llama luna escarlata y está en la lista de las tres mejores manadas de todo el continente, brindándonos todos los recursos necesarios para llevar una vida llena de comodidades. Cerca del bosque queda situada la casa en donde vivo con mi padre. Es una cabaña que, según mi padre, nos dio el Alfa cuando llegamos a esta manada, pues esta no es nuestra manada original. A decir verdad, no conozco mucho la historia, pero según cuenta mi padre, fuimos encontrados a la orilla del río. Mi padre yacía muy malherido, mientras se aferraba a mí, quien en ese momento solo era una bebé de menos de un año. Mi padre no tiene recuerdo de lo que fue de nosotros antes de ser encontrado, así que el Alfa nos acogió como miembro de su manada y fue él, el que nos dio nuestros nombres. Hoy puedo decir que he llevado una vida feliz, pero a pesar de eso, quiero conocer qué fue lo que pasó. Y sé que mi padre desea lo mismo, pues no quien no desea estar con su mate. Mate, es la pareja predestinada por la Diosa Luna para cada uno de nosotros, según cuentan es amor a primera vista, ¿cómo reconocemos a nuestra pareja predestinada o mejor dicho mate? Pues no conozco mucho del asunto, ya que no es mi prioridad, encontrar a mi pareja, pero dicen que su aroma es único y nos atrae. Por el momento, lo único que me importa es poder presentar el examen de ingreso a la universidad. Lo de encontrar a mi mate es algo que dejaré para después, además solo tengo diecisiete años, así que me queda un año para mi primera transformación, así que llegado el momento pensaré en eso. Camino a toda prisa hacia la escuela, hoy era un mal día para llegar tarde. Era mi única oportunidad de presentar el examen de ingreso, así que no podía darme el lujo de llegar tarde. Un fuerte movimiento en la tierra me hizo detenerme, miré para todos lados tratando de buscar una explicación a lo que estaba pasado, pero lo único que vi era con las casas y edificios que a mi alrededor se iban al piso, gritos, llantos, personas corriendo como loco. Los movimientos se intensificaron, por lo que corrí de regreso a casa. Mi padre era un guerrero perteneciente a la guardia del Alfa, por lo que sabía que estaría bien, pero como hija no podía dejar de preocuparme. —. Papa —Grito, al ver que de nuestra casa no quedaba absolutamente nada, sentí miedo, pues él era lo único que me quedaba. —Daría—gritó él a mi espalda. Me giré rápidamente, él se encontraba en perfecto estado, en sus brazos tenía a un pequeño, que sangraba de la cabeza. Corría ayudarlo, tomé al pequeño en brazos, mientras mi padre levantaba los escombros para sacar a otro pequeño que se encontraba debajo. Rápidamente, los llevamos al centro de salud, pero para nuestra mala suerte este también había desaparecido. Sin más que hacer, nos fuimos a la casa del alfa. Todos los guerreros de la manada llevaron a los heridos, había muchos y en su mayoría eran niños y adolescentes que al no tener su primera transformación no tenían la fuerza para defenderse. La manada estaba destruida, quedándonos todo sin dónde vivir. —Habitantes de Luna escarlata, hoy la naturaleza ha hecho estrago con nuestra manada. Sé que muchos se sienten desorientados, pero no están solos. Yo, su Alfa, les garantizo que estarán bien —habló el alfa Óscar. —Buscaremos solución, así que por el momento tenga paciencia y colaboremos —agregó nuestra Luna Míriam. Todos estábamos llenos de tristeza, siglos de esfuerzo, habían sido destruidos en segundo, nadie tenía la culpa, así que no nos quedaba más que seguir adelante.Daría.Los heridos fueron acomodados en lo poco que quedaba de la gran casa que por generación habían habitado los alfas.Sabía que el alfa nos cuidaría como había prometido, pero también entendía lo difícil que sería buscar un lugar para todos.Con mi padre ayudé a cuidar a los heridos, pero era muy difícil al no tener lugar suficiente para todos. La noche fue terrible, pues el frío y la falta de comida estaban haciendo que todos nos desesperamos. Los más grandes podían entender la situación, pero los más pequeños no, por los que muchos lloraban.La situación, empeoraba con las horas, pues poco a poco aparecían más y más heridos.Sin más que hacer, el alfa ordenó que todos nos dirigiéramos a la manada Luna creciente, que era la más cerca por así decirlo. Al llegar a ella nos tomaría cinco días caminando y dos si lo hacíamos transformados y tres en coche. Sin embargo, ese era el dilema, pues los heridos no podrían transformarse al ser niños y no había suficiente transporte para todos.
Alexander.Alexander Ivanov, ciento diez años, uno de los mejores guerreo y futuro alfa de la manada Luna creciente.Ese soy yo, un hombre inteligente que vela cada día por el bienestar de su manada, me esfuerzo cada día para llegar a ser un alfa, que cuide de su manada, como lo han hecho mis padres todos estos años. Llevo tiempo buscando a mi mate, pero, como ven, no he podido hallarla.Había estado todo el día en la oficina ayudando a mi padre con todos los asuntos de la manada, normalmente es algo que hago dos veces por semana, el resto lo ocupo entrenando o revolcándome con alguna loba.Pues les puedo decir, soy un hombre responsable, pero tengo mis necesidades. Cerca de las tres de la tarde, un guerrero nos informa de que tenemos un visitante.Ninguna manada nos había avisado que enviaría a alguien, por lo que nos pusimos en alerta. El visitante resultó ser un enviado del alfa William, quien nos solicitaba ayuda, pues un terremoto había destruido gran parte de su manada y no tení
Todos los recién llegados fueron ubicados en carpas temporales que habían habilitado; los heridos llegaron horas después y fueron atendidos.Daría y sus padres, ellos fueron a la que había sido años atrás su hogar.—Bienvenidos—dijo Alina.Ella estaba feliz, había tenido todo exactamente igual, para cuando ellos regresaran.—Gracias —contestaron Daría y su padre.E ingresaron a la que había sido su hogar años atrás. La casa, contaba con dosplantas. Era una casa hermosa, con estilo rústico, donde reinaba la madera, rodeaba de vegetación. En la parte de atrás de ella se unía con el bosque.**Daría.Alina era una mujer sencilla y hermosa, podía sentir el amor que nos tenía a mi padre y a mí, era así como un vínculo.Ella nos preparó para comer. En lo que mi padre y yo mirábamos fotos en un viejo álbum, en él pudimos ver muchas fotos de mi padre y de ella. Algunas de ellas eran de su matrimonio y otras fueron en mi nacimiento, confirmándome que sí era su hija.—¿De verdad es mi madre? —
Daría.Mi madre estaba feliz, ella siempre había soñaba con poder llevarme a mi primer día de clase. La Diosa Luna había cumplido su deseo, así que la felicidad en su rostro era más evidente.—Ten un lindo día, hija, si necesitas algo no dudes en llamarme —me dijo mamá desde la ventana del coche.—Estaré bien, así que no debes preocuparte—le dije. Ella me dedicó una sonrisa, luego se despido con la mano, papá hizo lo mismo. Los vi marcharse, luego suspiré y me encaminé al interior de la escuela. Todos se detuvieron para observarme, sería un largo día. Tratando de ignorarlos, me encaminé a lo que creía era la oficina del rector. Toqué y me permitieron el paso después del segundo toque.—Buenos días—saludé.—Señorita Sullivan, sea usted bienvenida, mi nombre es María, soy la secretaria —me saludó una mujer de unos cuarenta años.—Muchas gracias, señorita María—le contesté.—El rector vendrá en un momento, por favor, tome asiento —dijo. Me senté en una silla que quedaba enfrente del e
Alexander.Con la llegada de los visitantes, el trabajo se había aumentado. Mi padre y el alfa Óscar, estaban buscando el mejor lugar para restablecer la manada, ya que reconstruir la antigua era algo que no se podía.Con ellos centrado en eso, yo debía hacerme cargo del resto y una de las cosas que debía hacer, era asegurarme que todos los visitantes tuvieran todo lo necesario.Así que pensando en eso, me dirigía a la escuela para verificar que todos los estudiantes sean tratados como corresponde y no les haga falta nada.El director me informó la cantidad de estudiantes que habían asistido y me dio una lista de lo que se necesitaba para brindarles todo lo necesario.Después de discutir con él un par de temas más, me despedí. La verdad era que debía dirigirme con rapidez a la oficina de papá, pero las ganas de ver a Daria me ganaron, no sabía dónde buscarla, ya que era hora del receso, así que sin más me dirigí a la cafetería. Raramente, todo estaba casi en silencio, Barton mi futuro
Daría. Elegí un lindo vestido de tira en un tono pastel, no me esforcé mucho en verme bien, ya que no deseaba salir de casa. Cuando llegamos a la mansión de los Alfa, la Luna y el alfa William nos esperaban. —Bienvenidos— nos dijeron. —Muchas gracias por la invitación — dijeron mis padres. La luna se acercó a mí y acarició mis mejillas. —Daria, eres realmente hermosa—. Sus ojos tenían un brillo, mientras me miraban con cariño. —Gracias, Luna— le dije dándole una sonrisa. Seguimos al interior de la gran casa; en la sala se encontraba Alexander, el futuro sucesor. También el alfa Óscar junto a su luna. Todos se sentaron y empezaron con el relato de lo que pasó aquel día hace diecisiete años. “Había sido un día ajetreado, recuerdo que se celebraba el festival de la luna creciente, toda la manada estaba animada, disfrutando de todas las actividades que se habían organizado”, contó el alfa William. “Ese día, yo estaba de patrullaje, Agustín habí
Alexander.Me sentía como un completo idiota, le había hablado a Daría de manera terrible, por estar siguiendo los consejos de Ares.Pero lo que yo en realidad quería era estar con ella y reclamarla como mía, pero también tenía claro que necesitaba una compañera acta para el puesto de Luna.De verdad que tenía un caos en mi cabeza, tratando de dejar ese tema de lado, bajé y me uní a la cena. Durante ella no pude evitar mirar a Daria. Ella lucía tranquila, es más, podía jurar que me estaba ignorando, pero la entendía. Hacía solo unos instantes que la había tratado mal, diciéndole que no era más que una invasora. Necesitaba disculparme.La cena finalizó tranquilamente, ella y su familia se despidieron sin darme oportunidad de disculparme por lo que había pasado.Sin más que hacer, me fui a descansar, con la idea de ir a la mañana siguiente a la escuela y disculparme con ella.Emocionado por ir a verla, me levanté temprano, entrené, luego tomé una ducha y salí de casa sin mirar el desayu
Daría.Tres meses se habían cumplido desde nuestra llegada a esta manada.Tres meses en los que hemos tratado de adaptarnos a otras costumbres.Pero no todo ha sido malo, ya que he podido presenciar el amor de mis padres.Diría que ha sido lo único bueno de haber llegado a la luna creciente.Porque si hablamos de la escuela, en ella hemos tenido que aprender a vivir con las miradas de desaprobación de mucho, comentarios estúpidos de otros.Hacía dos meses atrás tuve un altercado con Santiago, un compañero de clase que se atrevió a besarme sin mi aprobación. Por suerte logré ponerlo en su lugar y dejarle claro que debía respetarme. Desde entonces mantiene su distancia, cosa que agradezco.Digamos que ese ha sido un resumen de todo lo poco interesante que he vivido hasta ahora.Aunque si hay algo que me tiene pensativa y es el hecho de que hay una voz que suelo escuchar, eso me ha llevado a pensar que mi loba ha despertado, pero no me he atrevido a hablarle o, de ser lo contrario, estar