•••El mejor día de mi vida•••La preocupación de Mercy iba en aumento con cada segundo qué pasaba, empezaba a sudar frío.—No debe de preocuparse por su hija, mi nieto es un hombre excepcional, si él no cuida bien de ella, me encargaré yo misma de él—dijo la señora Nora poniéndose en los zapatos de la madre de Zeida.Podía ver a una mujer humilde y trabajadora, que había sacado a sus dos hijas adelante, por supuesto que las defendería sin dudarlo.—Me alegra saberlo, no quiero dudar de su nieto, así que espero que en verdad sean muy felices.Zeida sujeto la mano de su madre y sonrió, había estado muy asustada de lo que ella pudiera decirle o como iba a tomarlo, pero ya no podía vivir solo imaginando como podría ser.—Estoy planeando irnos de viaje, no será por mucho tiempo, un par de días tan solo, no puedo dejar mi empresa sola, pero me gustaría que al volver, nos reunamos de nuevo para…—Mitchell sintió un retorcijón en el estómago —Para hacer un viaje en familia.—¡Si, a mi m
•••Le dicen el demonio••• 3 días después…*Zeida*.Las flores qué adornaban la habitación dejaban un encantador aroma, me sentía nerviosa, mi corazón no dejaba de palpitar con fuerza, tampoco dejaba de pensar en como fue.Recordaba pequeños fragmentos, el primer día que vi a Mitchell Maxwell, daba miedo, me sentí tan pequeña delante de él, insignificante, sabía que jamás estaría a su altura y aun así, me enamoré, perdidamente me volví adicta a él.A veces llegué a pensar que él me odiaba, ni siquiera me veía, o eso pensaba, cuando llevaba su café, el solo hacía ese gruñido qué no dejaba espacio para iniciar una conversación, estar junto a él se volvía una tortura con el paso del tiempo, quería odiarlo y sacarlo de mi mente.Pero se volvió imposible, aquel día lluvioso, aunque era horrible, dentro de mi, sabía que pasaría algo magnífico, corrí bajo la lluvia deseando qué fuera el día que tanto anhelaba, deseando que fuera el día en que por fin Mitchell Maxwell me notara.Tal
©Jazmin Flores. 2023Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito del autor. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.●●●●●●●● ●●●Buena chica●●●Lancé un suspiro al aire al verlo llegar, me torturaba a mi misma todos los días, tal vez era masoquista, no hallaba otra respuesta mas lógica que esa. —Buenos días señor— dije con amabilidad y como todos los días, él no respondió, no dijo absolutamente nada, ni siquiera me miró, yo no era nadie ante sus ojos, para Mitchell Maxwell yo no existía, pero…¿Quién era Mitchell Maxwell?. Era un empresario, inversor y magnate estadounidense de origen Alemán. Fundador e ingeniero de Aerofort, CEO y arquitecto de productos Tauron, matriculado en la universidad de Harvard, con dos doctorados en O
•••¿Qué le pasó a tu cuello?•••A la hora de la salida, Zeida juntaba sus cosas mientras veía a todos salir, el clima había empeorado drásticamente y por esa razón los dejaron salir una hora antes del trabajo, las fuertes lluvias seguro inundarían las calles y era peligroso para los empleados, en las noticias recomendaban quedarse en casa o ir a refugios, era grave si el mismo jefe dio la orden de que todos se fueran a casa a resguardarse.—El demonio del jefe me ha sorprendido esta vez.Zeida escuchaba la conversación de dos empleadas, ellas hablaban de su amado Mitchell, ella prefería guardarse sus comentarios.—Es verdad, me alegra que se haya apiadado de nosotros, mira que el clima solo va de mal en peor. —Hay que darnos prisa o el tránsito estará brutal.—¡Nos vemos Zeida!.—Si, ve con cuidado— se despidió Zeida de uno de sus compañeros.Una vez que guardó todo, tomó sus cosas y caminó hasta al cuarto donde se guardaban los abrigos y las sombrillas, tomó su abrigo negr*o y se
•••No miraré•••El corazón de Mitch se detuvo por una fracción de segundo al escuchar esa voz tan frágil y suave, sabía de quien era, porque escucharla hablar era como escuchar la mas grandiosa melodía que por alguna razón hacía a su corazón latir con fuerza.Alzó un poco la vista y ahí estaba ella, la joven Nash, estaba empapada y su preocupación era sincera, se podía ver en su rostro.—Estoy bien— respondió Mitchell con frialdad, ocultando la felicidad que le causaba verla.Zeida asintió, ahora se sentía estúpida de haber ido a preguntar, era evidente que el demonio Mitch no la necesitaba.Mitchell iba a subir a su auto, pero al abrir su puerta, sus llaves se resbalaron de sus manos y se cayeron al suelo.—¡Maldita sea!— se quejó por su mala suerte.Zeida solo lo miró y enarcó una ceja.—¿Necesita ayuda?—Preguntó al ver lo que le pasó. Mitchell suspiró, no quería molestar a la chica, a su chica, no quería que ella viera que él era un inútil incapaz de juntar sus propias llav
•••¿Tu novia?•••—Toma el volante con las dos manos. La chica pegó un brinco y guardó silencio, ciertamente estar sola con el jefe era una experiencia que jamás podría olvidar, por un lado lo admiraba tanto como hombre y como empresario y por el otro, le tenía mucho miedo, era un hombre que imponía con su sola presencia. Su mirada daba miedo y siempre hablaba de ese modo tan golpeado, que parecía molesto, educado, pero sin una pizca de alegría dentro de su ser. Por esa razón se había ganado el apodo, del demonio Mitch. —Si, lo siento señor.— Dijo Zeida poniéndose nerviosa, creyó que Mitchell dormía. De pronto estornudó y sonrió apenada. —Perdón. —Si te enfermas no será mi culpa. Zeida lo miró y una sonrisa distorsionada se dejó ver en su limpio rostro. —¿Acaso dije algo?—preguntó ella mientras pisaba el acelerador, la verdad era que Zeida también podía ser un poco violenta, pero al estar en el trabajo se contenía de decir lo que pensaba, además admiraba mucho a Mitchell como p
•••La propuesta•••Zeida se sentía incómoda, el jefe parecía que se había puesto de malas, lo seguía escaleras arriba hasta que llegaron a una enorme habitación.El delicioso aroma se estampó contra el rostro de Zeida, olía a él, olía a Mitchell, esa fragancia tan única que despertaba sus instintos más bajos.—Puedes cambiarte aquí, las habitaciones de huéspedes no están presentables.—Gracias.—Frederick te consiguió ropa seca, cámbiate y baja.Ella admiraba a ese hombre, no podía apartar la vista de él, el como se movía, el como hablaba, le gustaba tanto, era radiante como el destello del sol, cegador y alucinante, con el cuerpo perfecto como el de un dios o un súper modelo, ¿Cómo no sentir algo por él?.Sin duda este día quedaría grabado en su memoria por siempre. Salió de sus pensamientos y se aclaró la garganta.—Gracias y perdón por causarle molestias.¿Molestias?, para Mitchell ella no era una molestia, estaba agradecido de que todo se hubiera acomodado y de que esta s
•••El primer encuentro •••Zeida odiaba las mentiras, en especial si tenía que decírselas a su madre, pero ¿Cómo iba a explicarle que se quedaría en la casa de su sexi jefe?. No había manera de decírselo a su madre sin que ella se escandalizara, así que tuvo que inventar algo.Ni siquiera ella podía creer que estuviera a punto de dormir en la cama de su amor platónico, era como un sueño echo realidad, sonreía tontamente y daba pequeños sorbos de su taza de café.—Si gustas comer algo, no dudes en decirme.La pobre mujer pegó un brinco y tosió un par de veces, el café en su garganta se había quedado atorado unos segundos.—Lo siento, no quería asustarte.Zeida miró a la empleada que los había recibido, por un momento pensó que ya se había ido.—No, está bien.—El señor Maxwell me pidió que te atendiera en todo lo que necesites.—Estoy bien, en serio.Claudia, la empleada del hogar, sonrió al ver la humildad de la chica, por un momento pensó que aquella joven sería presuntuosa