•••El primer encuentro •••Zeida odiaba las mentiras, en especial si tenía que decírselas a su madre, pero ¿Cómo iba a explicarle que se quedaría en la casa de su sexi jefe?. No había manera de decírselo a su madre sin que ella se escandalizara, así que tuvo que inventar algo.Ni siquiera ella podía creer que estuviera a punto de dormir en la cama de su amor platónico, era como un sueño echo realidad, sonreía tontamente y daba pequeños sorbos de su taza de café.—Si gustas comer algo, no dudes en decirme.La pobre mujer pegó un brinco y tosió un par de veces, el café en su garganta se había quedado atorado unos segundos.—Lo siento, no quería asustarte.Zeida miró a la empleada que los había recibido, por un momento pensó que ya se había ido.—No, está bien.—El señor Maxwell me pidió que te atendiera en todo lo que necesites.—Estoy bien, en serio.Claudia, la empleada del hogar, sonrió al ver la humildad de la chica, por un momento pensó que aquella joven sería presuntuosa
•••!Cásate con ella!•••Media hora después estaban los tres en un restaurante muy lujoso, Zeida veía el menú, pero nunca había comido nada como lo que servían en aquel lugar.Miró a Mitchell, él parecía despreocupado, pero al mismo tiempo no parecía muy cómodo, y su abuela, aquella señora la miraba detenidamente como buscando algo en ella.—¿Y desde cuando salen?—Preguntó la señora Nora de repente.Zeida empezó a toser sin control y se dio de palmadas en el pecho, nunca antes se había ahogado tantas veces en tan poco tiempo.—Abuela creo que estas confundiendo las cosas—Informó Mitch.—Solo hice una pregunta, debiste habérmelo dicho antes.Cuando Zeida por fin pudo respirar, bebió un poco de agua y se aclaró la garganta.—¿Por qué debería de decirte lo que hago o no?, ya no soy un niñ*o.—Es verdad, ya no lo eres, pero soy tu abuela, te crie desde pequeño, lo mínimo que pido es que me mantengas informada de las cosas que pasan en esta familia, en especial si son importantes.
•••Mi futura esposa•••—¿Mi novio?.Mitchell no conocía los sentimientos de Zeida, ¿Le gustaba alguien?.—¿Acaso no tienes?.—¿Por qué supone que si?.Mitchell se sobó la barbilla. —Pues no eres fea y eres joven.Zeida no pudo evitar sonreír con burla. —¿Y?.Él solo alzó los hombros.—No tengo novio señor Maxwell.—¿Te gusta alguien?.Ella sintió que su corazón se tropezó con sus latidos acelerados y sus manos empezaron a transpirar, Mitch pudo ver su reacción, por supuesto que le gustaba alguien, ¿Pero quien?.Se sintió celoso, le molestaba saber que algún pelmazo era dueño de su corazón.—No importa, a partir de hoy solo piensa en mi—Demandó él.Zeida lo miró y los colores se le subieron al rostro de inmediato. —¿Cómo?.—Serás mi futura esposa, y en lo que dura nuestro matrimonio tendrás que darme exclusividad, así que te prohíbo pensar en cualquier hombre que no sea yo, tu futuro esposo.La chica sentía que iba a desmayarse, si tan solo él supiera, que ella lo amaba
•••¿Cuándo pasó?•••El lunes por la mañana, Mitchell estaba animado, algo que no era común en él, Itzel lo veía con curiosidad, se acercó a él y tocó su frente. —¿Estás enfermo?, ¿Ese choque te dejo loco?, ¿Se te zafaron los tornillos?.Mitchell le pellizcó una mejilla y ella chilló. —Auch mi piel.—Ten un lindo día, y no despilfarres mi dinero—Advirtió él. —Claro—Dijo ella mientras se sobaba la mejilla.Salió de su casa y fue por uno de sus autos, el chofer se acercó y Mitchell lo detuvo. —Yo conduciré.—¿Su cuello no le duele señor?.—No, ya casi no, ya estoy mejor.—Cómo guste.Subió a su auto y condujo hasta su empresa, al llegar, su asistente ya lo estaba esperando junto con los guardias, todos recibían al presidente de buen modo, le tenían un poco de miedo, cualquier cosa fuera de lugar, lo molestaba, y nadie quería verlo molesto.En recepción, las dos mujeres que atendían, se apresuraron a marcar los números de las oficinas principales.—El jefe llegó.Todos parecí
•••Difícil•••—¿Será que salen?.—Eso debe ser, la abrazó delante de todos, hasta un escalofrío me dio.Zeida estaba en su escritorio y a lado de ella dos mujeres hablaban en voz baja, pero ella podía escucharlas a la perfección, fue un error ponerse a llorar delante de él, ¿Por qué no le dijo a Mitchell la razón de por qué lloraba?, ahora se sentía tonta.No era un secreto, pero en verdad no quería echar sus problemas sobre él. Era mejor mantenerse al margen, era mejor que él la tratara como a una empleada, así cuando tuviera que decir adiós, iba a ser más fácil, así no dolería tanto.Un año, un año era mucho tiempo.Entonces ella pensó, “¿Y si él se enamorara de mí, tanto como yo lo amo?”.“¿Mitchell se fijaría en mi?”, Zeida se quedó hundida en esas preguntas que rondaban su cabeza, “¡Si, eso voy a hacer!, voy hacer que se enamore de mi”. Fue la mejor idea que se le había ocurrido en toda su vida, tenía todo a su favor para que eso pasara, iban a estar juntos, ¿Qué mejor opo
••Preséntamelo•••—¿Cómo sigue tu cuello?.Mitchell miró a Zeida, después de salir del trabajo, Uriel los llevaba a la casa de la chica, Mitchell no quería dejar pasar ni un día más, estaba entretenido con sus pensamientos y solo ella podía interrumpirlo sin hacerlo molestarse. —Mejor, ya no me duele tanto.—Que bueno.—¿Estas preocupada por mi?.—Un poco—Respondió ella con sinceridad, y armándose de valor, hizo la pregunta que no dejaba de rondar en su cabeza. —Usted…, ¿Si quiere casarse?.—Te lo diré luego.Zeida asintió y no insistió más, era obvio que Mitchell solo cumplía las órdenes de su abuela, ella estaba segura de eso, pero tenía esperanza, iba a esforzarse.Al llegar a su casa ella se quedó mirando desde la ventanilla de aquel lujoso auto, ver su casa nunca antes le causó ansiedad, el techo no era el mejor, la pintura de las paredes estaba desgastada, se preguntaba si su madre había limpiado o no.—¿Aquí vives?—Preguntó Mitchell fingiendo no saber, él ya había ve
•••El asombroso Mitch•••—Mamá, por favor, ¿Podrías tratarlo bien?.—¿Y eso?.—Es que, me gusta mucho, y no quiero que se asuste o se sienta incomodo.—Si es un buen hombre entonces no deberías de temer que yo lo trate mal, ¿Por qué lo haría si es bueno?.Zeida asintió, su madre sería severa, no importaba que tan asombroso fuera él, ella se iba a encargar de ver los defectos que sus ojos enamorados no veían, caminó hasta la sala y con cada paso trataba de calmarse así misma. Mitchell estaba ahí de pie, luciendo tan espectacular como siempre, con ese traje y ese rostro, con esa aura autoritaria e intimidante y con esos ojos que parecían atravesar cualquier cosa.La madre de Zeida, la señora Valentina se quedó anonadada al ver al impresionante caballero, estaba consiente de que su hija era bonita y de que tenia un carisma sin igual, pero jamás pensó que pudiera atrapar a un hombre tan atractivo, la había subestimado mucho, ahora se daba cuenta de eso.—Mamá él es Mitchell Maxwell
•••Un beso y algo más •••Y de pronto…Mitchell se puso de pie, se arrodilló junto a Zeida y ella lo miró con los ojos muy abiertos, ¿Ahora que hacia ese hombre?.Sus manos sudaban y su corazón latía tan rápido que su pecho dolía.Mitchell se había preparado, tenía sus métodos y su manera de saber las cosa, mandó a comprar un anillo de compromiso para ella, escogió entre muchos, hasta que encontró uno que se ajustaba a ella, un hermoso anillo con un zafiro brillante, iba a lucir hermoso en el delicado dedo de Zeida, Mitchell pudo imaginarlo a la perfección.Quería que fuera algo extravagante y glamuroso, que ella recordara por siempre cuando él le pidió matrimonio, pensó en muchos escenarios, llevarla de sorpresa a Dubai, o en un lujoso yate, pero aquel momento se sintió tan perfecto que él solo lo hizo sin pensar. Sacó de su saco una pequeña caja y la abrió delante de ella quien estaba en shock.—Zeida…, si aceptas casarte conmigo, juro y prometo aquí delante de tu madre y tu h