•••¿Cuándo pasó?•••El lunes por la mañana, Mitchell estaba animado, algo que no era común en él, Itzel lo veía con curiosidad, se acercó a él y tocó su frente. —¿Estás enfermo?, ¿Ese choque te dejo loco?, ¿Se te zafaron los tornillos?.Mitchell le pellizcó una mejilla y ella chilló. —Auch mi piel.—Ten un lindo día, y no despilfarres mi dinero—Advirtió él. —Claro—Dijo ella mientras se sobaba la mejilla.Salió de su casa y fue por uno de sus autos, el chofer se acercó y Mitchell lo detuvo. —Yo conduciré.—¿Su cuello no le duele señor?.—No, ya casi no, ya estoy mejor.—Cómo guste.Subió a su auto y condujo hasta su empresa, al llegar, su asistente ya lo estaba esperando junto con los guardias, todos recibían al presidente de buen modo, le tenían un poco de miedo, cualquier cosa fuera de lugar, lo molestaba, y nadie quería verlo molesto.En recepción, las dos mujeres que atendían, se apresuraron a marcar los números de las oficinas principales.—El jefe llegó.Todos parecí
•••Difícil•••—¿Será que salen?.—Eso debe ser, la abrazó delante de todos, hasta un escalofrío me dio.Zeida estaba en su escritorio y a lado de ella dos mujeres hablaban en voz baja, pero ella podía escucharlas a la perfección, fue un error ponerse a llorar delante de él, ¿Por qué no le dijo a Mitchell la razón de por qué lloraba?, ahora se sentía tonta.No era un secreto, pero en verdad no quería echar sus problemas sobre él. Era mejor mantenerse al margen, era mejor que él la tratara como a una empleada, así cuando tuviera que decir adiós, iba a ser más fácil, así no dolería tanto.Un año, un año era mucho tiempo.Entonces ella pensó, “¿Y si él se enamorara de mí, tanto como yo lo amo?”.“¿Mitchell se fijaría en mi?”, Zeida se quedó hundida en esas preguntas que rondaban su cabeza, “¡Si, eso voy a hacer!, voy hacer que se enamore de mi”. Fue la mejor idea que se le había ocurrido en toda su vida, tenía todo a su favor para que eso pasara, iban a estar juntos, ¿Qué mejor opo
••Preséntamelo•••—¿Cómo sigue tu cuello?.Mitchell miró a Zeida, después de salir del trabajo, Uriel los llevaba a la casa de la chica, Mitchell no quería dejar pasar ni un día más, estaba entretenido con sus pensamientos y solo ella podía interrumpirlo sin hacerlo molestarse. —Mejor, ya no me duele tanto.—Que bueno.—¿Estas preocupada por mi?.—Un poco—Respondió ella con sinceridad, y armándose de valor, hizo la pregunta que no dejaba de rondar en su cabeza. —Usted…, ¿Si quiere casarse?.—Te lo diré luego.Zeida asintió y no insistió más, era obvio que Mitchell solo cumplía las órdenes de su abuela, ella estaba segura de eso, pero tenía esperanza, iba a esforzarse.Al llegar a su casa ella se quedó mirando desde la ventanilla de aquel lujoso auto, ver su casa nunca antes le causó ansiedad, el techo no era el mejor, la pintura de las paredes estaba desgastada, se preguntaba si su madre había limpiado o no.—¿Aquí vives?—Preguntó Mitchell fingiendo no saber, él ya había ve
•••El asombroso Mitch•••—Mamá, por favor, ¿Podrías tratarlo bien?.—¿Y eso?.—Es que, me gusta mucho, y no quiero que se asuste o se sienta incomodo.—Si es un buen hombre entonces no deberías de temer que yo lo trate mal, ¿Por qué lo haría si es bueno?.Zeida asintió, su madre sería severa, no importaba que tan asombroso fuera él, ella se iba a encargar de ver los defectos que sus ojos enamorados no veían, caminó hasta la sala y con cada paso trataba de calmarse así misma. Mitchell estaba ahí de pie, luciendo tan espectacular como siempre, con ese traje y ese rostro, con esa aura autoritaria e intimidante y con esos ojos que parecían atravesar cualquier cosa.La madre de Zeida, la señora Valentina se quedó anonadada al ver al impresionante caballero, estaba consiente de que su hija era bonita y de que tenia un carisma sin igual, pero jamás pensó que pudiera atrapar a un hombre tan atractivo, la había subestimado mucho, ahora se daba cuenta de eso.—Mamá él es Mitchell Maxwell
•••Un beso y algo más •••Y de pronto…Mitchell se puso de pie, se arrodilló junto a Zeida y ella lo miró con los ojos muy abiertos, ¿Ahora que hacia ese hombre?.Sus manos sudaban y su corazón latía tan rápido que su pecho dolía.Mitchell se había preparado, tenía sus métodos y su manera de saber las cosa, mandó a comprar un anillo de compromiso para ella, escogió entre muchos, hasta que encontró uno que se ajustaba a ella, un hermoso anillo con un zafiro brillante, iba a lucir hermoso en el delicado dedo de Zeida, Mitchell pudo imaginarlo a la perfección.Quería que fuera algo extravagante y glamuroso, que ella recordara por siempre cuando él le pidió matrimonio, pensó en muchos escenarios, llevarla de sorpresa a Dubai, o en un lujoso yate, pero aquel momento se sintió tan perfecto que él solo lo hizo sin pensar. Sacó de su saco una pequeña caja y la abrió delante de ella quien estaba en shock.—Zeida…, si aceptas casarte conmigo, juro y prometo aquí delante de tu madre y tu h
•••El beso•••—¿Y como es?.Zeida miró a su hermana. —¿Cómo es que?.—Él, mi cuñado. Es que es tan guapo, ¿Cómo es salir con alguien así?, ¿Cómo se te declaró?, parece un millonario extravagante.—No le digas a mamá, él es el dueño de la empresa donde trabajo.—¡¿Qué?!.—Shhhh.—Lo siento— susurró Támara.—¿Y entonces…, como es?.“¿Salir?”, Zeida se dio cuenta de que realmente no conocía a Mitchell, era gruñón en el trabajo, arrogante hasta el último cabello de su ser, casi nunca reía, y siempre salía acompañado de esa mujer, Grace Taylor, la ejecutiva respingada que se pavoneaba con una sonrisa en su rostro cada que estaba junto a él.Zeida empezó a sentir celos de solo recordar.—Es muy…, lindo.—¿Lindo?, algo me dice que tu y él no han llegado a tercera base.—¿Qué?.—Ayer ni siquiera te besó, ¿Si te lavaste la boca?.Zeida fulminó a su hermana e hizo una mueca, —Muy graciosa, ya me voy, es tarde.—Está bien, me saludas a mi cuñado, dile que me presente a un primo, ¿T
•••Celos•••Cuando Mitchell se apartó, la miró esperando una reacción negativa, pero todo lo contrario, Zeida estaba ruborizada y con las pupilas dilatadas.Aún perdida en su mente, ella reaccionó al ver su rostro, dio un vistazo rápido a su alrededor y lo golpeo ligeramente en el hombro. —Tu abuela nos está mirando.—No se preocupen por mi, bésense de nuevo si quieren.Mitchell regresó a su lugar y se sobó los labios teniendo el sumo cuidado de no borrar el beso de su chica, prefería no besarla de nuevo o temía perder el control con ella.—Con respecto a la fecha, en una semana será nuestra boda—Dijo Mitch tratando de pensar en otra cosa.—¿Una semana?—Preguntó Zeida más alterada de lo que quería sonar.—Tranquila, todo estará preparado.—No es eso lo que me preocupa— dijo ella.—¿Entonces?—Preguntó la abuela.—Mi madre…—¿Acaso tu madre no está al tanto del amor que se tienen?.—No, no es eso señora, pero…—No te preocupes— Dijo Mitchell. —Hablaremos con ella nuevamente
•••Grace•••—Mitch…¡Mitchell!.Mitchell parpadeo y miró a Grace. —¿Si?.Grace suspiró, había estado hablando sola por casi diez minutos, Mitchell estaba en cuerpo, pero su mente estaba quien sabe en donde, era muy raro para ella verlo tan distraído.Por un largo tiempo, Grace estuvo enamorada del guapo hombre que era él, siempre tan educado y tan inalcanzable, Grace quiso tenerlo en su cama, pero fue imposible, Mitchell jamás la dejó ir más allá de un beso en la mejilla.Con el tiempo, Grace solo lo empezó a ver como el amigo sexi al que podía presumir.—¿Qué te ocurre?.Mitchell se sobó la barbilla. —Nada…bueno, tu eres mujer ¿Verdad?.—¡Vaya!, al fin te das cuenta.—Dime algo, ¿Qué les gusta a las mujeres?.Grace enarcó una ceja y sonrió. —No me lo creo, no me digas… ¿No me digas que estas interesado en una mujer?, ¿Quién es?.—No sé como impresionarla, es que ella es tan…, tan diferente, las cosas insignificantes la hacen sonreír, ¿Por qué?.Grace negó. —La hacen sonreí