•••Cine•••“Está noche eres mía, ¿Esta noche eres mía?”.—Zeida, el jefe y tú…Zeida miró a Jackson y sonrió. —Si, vamos a casarnos— dijo ella sintiéndose muy extraña.—Vaya…, no sabía que ustedes estaban en una relación…—Jackson se quedó sin palabras, y después de un silencio sepulcral, sonrió. —Pues felicitaciones.—Gracias.—Ahora si me disculpas, tengo que seguir con mis deberes.Durante el resto de la tarde Zeida trató de concentrase, pero los cuchicheos no cesaban ni un poco, todos hablaban de lo ocurrido esa mañana, Zeida era una chica muy reservada, nadie se atrevía a preguntarle directamente, nadie quería ofenderla o incomodarla, no sabiendo que iba a ser la esposa del demonio Mitch.Pero había una persona que no se sentía asustada por saber.—Hola, ¿Zeida verdad?.Zeida alzó la vista y su estómago se revolvió un poco al ver a Grace, con su perfecto cabello y esa sonrisa de dientes blancos.—Si, así es.—¿Sabes si Mitchell está en su oficina?.—Si, él aún está en
•••Solo uno más•••—Oigan, no pueden hacer eso aquí.Zeida y Mitchell se alejaron un poco, casi habían olvidado que no estaban solos en aquel cine, una pareja los veía desde abajo.Zeida salió rápidamente a paso veloz, mientras que Mitchell se disculpaba amablemente y caminaba con tranquilidad.Una vez fuera, la pobre chica se abrazó así misma, ¿Qué había ocurrido ahí dentro?.Cuando miró a Mitchell venir, se avergonzó tanto que su rostro se puso rojo.—No hagas tanto drama— dijo Mitch con indiferencia al ver la vergüenza de Zeida, si le restaba importancia, tal vez ella no se sentiría de ese modo.Por otro lado, Zeida se sentía más y más tonta, ¿Acaso él solo estaba jugando?, después de todo, era Mitchell Maxwell, el hombre podía hacer todo lo que quisiera sin temor a las represalias.El silencio tortuoso se hizo presente de nuevo entre ambos mientras caminaban al auto.—Lo siento—Murmuró Zeida mientras veía la espalda ancha y bien formada de Mitch.Mitchell rodó los ojos y
•••Por ti•••Los labios de Zeida temblaron, mientras que la mirada de Mitchell se volvía cada vez más oscura, su rostro serio y su mirada fija en los ojos de aquella chica, solo indicaban la seriedad con la que hablaba.—No…no sé….yo nunca…Mitchell ladeo un poco la cabeza, Zeida no se estaba negando.—¿Tu nunca que?—Preguntó después de ver que ella guardó silencio y trató de ocultar su rostro sonrojado.—Pues yo…yo nunca…nunca…—El estómago de Zeida se revolvió por los nervios y la mirada intensa de Mitchell, y sin poder contenerlo un poco más, se giró con rapidez y vomitó.Mitchell decidió que de ahora en más, iba a cuidar lo que Zeida consumía, se acercó a ella y acarició su espalda mientras que la pobre chica sacaba todo aquello que le causaba mal.Se enderezó con mucha vergüenza y se limpió la boca con la mano, la sensación era horrible y vergonzosa, ¿Cómo pudo ser tan descuidada?.—Vamos al auto, tengo agua, te llevaré por un café.La vergüenza de la chica no la dejó dec
•••Ten cuidado con ella•••El tiempo se detuvo, una sensación increíble invadió el cuerpo de Mitch, la espera había sido larga, solo él sabía cuan tortuoso fue, y escucharla decir aquello, significaba todo.—¿Yo te gusto?—Preguntó él.Zeida asintió aún con toda la vergüenza invadiendo su ser, tal vez fue, qué aún había un poco de alcohol en su organismo, tal vez, fue eso lo que le dio el valor, o tal vez fue lo que Mitchell dijo, él había dado el primer paso y ella solo daba el segundo.Por primera vez en toda su vida Mitchell Maxwell se quedó sin palabras, había sido tan tonto qué no se dio cuenta, ¿Acaso lo fue?.—Hum— Pasó una mano por su cabello y sonrió tontamente, mientras que Zeida era incapaz de sostenerle la mirada, ¿Por qué no decía nada?.El silencio fue corto, pero para Zeida parecía demasiado largo y tormentoso, hasta que por fin Mitchell abrió la boca.—No lo sabía.—Esa era la intención.—Creí que…—Mitchell nunca antes se sintió así, sus pensamientos iban y ven
•••Hasta el fin del mundo•••—Ahora que seremos esposos, estaba pensando en donde vivir, dime, ¿Hay algún lugar que te guste?.La mirada de Zeida se dirigió al hombre que conducía, no había hablado por casi diez minutos y de repente decía eso.Mercy alzó la cabeza y sonrió con amargura.—Mitch, en nuestra zona residencial se vende una casa y es hermosa, ¿Por qué no la compras? sería genial qué vivamos en la misma zona—Dijo Mercy con entusiasmo.La idea por supuesto sonó desagradable para Zeida. —Cualquier lugar está bien—Respondió ella incapaz de llevarle la contraria a Mercy, parecía que Mitchell la quería mucho.Por otro lado Mitchell no estaba muy seguro de lo que Zeida sentía, había dicho que él le gustaba, pero ¿Qué tanto?, ¿Por qué no parecía entusiasmada por casarse?, él ahora estaba feliz, pero si ella no lo era, entonces de que servía.No hizo más preguntas, tenía que hablar con ella antes, pero en privado.Llegaron hasta la casa de Zeida y Mercy se apresuró a bajar,
•••Sale con el jefe•••—¿Desayunaste?.La mañana inició de maravilla, Zeida caminaba junto a Mitchell, hoy la había recogido para ir juntos al trabajo.—Aún no, pero no tengo hambre todavía.—Desayunemos juntos entonces.—Si.Zeida estaba feliz, jamás imaginó que tendría una conversación así con su jefe, ¿Cuáles eran las probabilidades?, se sintió afortunada hasta que de pronto, la puerta trasera del auto se abrió y una sonriente Mercy apareció en escena.—Vamos, apresúrense, llegare tarde al colegio—Los apuró la joven.—Perdona, no se quiso ir con el chofer—se disculpó Mitchell en voz baja. —La dejaremos en la escuela.—Si, no te preocupes.Después de unos minutos, dejaron a Mercy en el colegio y al llegar al trabajo, antes de bajar del auto, Mitchell se inclinó un poco hacía Zeida y la miró fijamente.—Tú y yo, tenemos una conversación pendiente.Los nervios se apoderaron de la chica, olerlo y tenerlo tan cerca la hacía temblar.—¿Q-que?..., ¿Sobre qué?.—Ayer dijiste
•••Eres cruel•••Zeida estaba concentrada en la computadora, cuando miró a su jefa salir de la oficina del presidente echa un fantasma, estaba tan pálida qué parecía que iba a desmayarse en cualquier momento.—Lo siento— dijo la encargada apenas llegó hasta su escritorio. —El jefe quiere verte en su oficina.—¿Qué pasó?.—Él no va a cambiarte.Zeida no creyó que él se opusiera, ¿No era mejor estar separados?.Se puso de pie lentamente y se armó de valor, valor qué fue quedando en sus pies con cada paso que daba, llegó hasta la puerta y se dijo así misma qué era lo mejor, no había echo nada malo, él entendería.Entró después de tocar y su vista llegó hasta el hombre que se servía un trago.—¿Quería verme señor?.Mitchell sintió un escalofrío, odiaba qué ella le hablara tan formal, porque eso le daban ganas de tomarla y someterla debajo de él. Ella ya había sido advertida, y aún así continuaba picando sus costillas sin darse cuenta de que un día de estos, él no iba a perdonarla
•••Te gusta•••—Lo siento Leonard, pero ya te he dicho que estoy comprometida, y por favor no vuelvas a hacer eso, la gente puede mal interpretarlo.Leonard alejó sus manos de las de Zeida y sonrió un poco incómodo y avergonzado.—Lo siento, no quería incomodarte.Zeida bebió de su jugo y suspiró.—Estoy muy enamorada de mi novio, y él trabaja aquí mismo, así que…—A, entiendo, que tonto soy, bueno, seamos amigos entonces, ¿Te parece?.Zeida asintió.Por otro lado, Mitchell estaba realmente molesto.—¿Alguien trae un cigarro?.Nelson y Tomas se miraron el uno al otro, Mitchell había dejado el vicio desde la universidad, debía de sentirse muy estresado.—¿No es muy temprano para beber?—Preguntó Tomas aún sin saber porque se habían ido de la cafetería.—¿Temprano?, ¿Dónde quedó tu espíritu aventurero?, llamaré a Elías— dijo Nelson un poco entusiasmado. —Iremos en tu auto.Fue así como los tres se subieron al auto de Tomas y condujeron hasta un pequeño restaurante-bar cerca de