capítulo 19

Londres era realmente una ciudad en constante cambio. Cada vez había más edificios, más trajín de carros y personas. Uno debía ir con cuidado si no quería ser arrollado.

Fue en este ir y venir cuando casi choco con ella. En una esquina, como si el destino le jugará una pasada, sus ojos volvieron a cruzarse.

Iliana.

Ella iba mirando al suelo y él estaba distraído con el gentío. Cuando ambos levantaron la vista sus ojos quedaron fijados el uno en el otro.

-Iliana -exclamó él.

-Capitán -alcanzó a decir ella.

Era como si el tiempo se hubiera detenido.

Ella estaba exactamente igual. Hermosa. Con su vestido formal, el pelo recogido…. Y un pequeño niño de apenas un año en los brazos.

-Señorita Iliana. - Volvió a decir William. - Que placer verla. Qué casualidad acabó de llegar a Londres. -Siguió tragando saliva e intentando disimular el temblor que se había adueñado de su cuerpo.

Su boca hablaba, con saludos banales. Pero su mente estaba a punto de estallar, así como su corazón que latía como un caballo desbocado. Esta aquí, pensaba. ¡Es ella ¡se decía incrédulo. Que hermosa está. ¿Quién es este pequeño? ….

Ella quedó paralizada. El pequeño pegado al pecho.

- ¿Cómo está usted capitán? Dijo por fin.

-Cuanto me alegra ver que volvió bien de su expedición.

Todo su cuerpo temblaba también y su voz se entrecortaba.

-Sí, Jamaica fue interesante. Pero no había nada para mí ahí. - Alcanzó a decir William.

- ¿Jamaica? Alcanzo a decir ella sorprendida.

En ese momento, un caballero canoso de aspecto aristocrático apareció tras de Iliana.

-Aquí estáis querida. -Dijo dirigiéndose a Iliana. -Os estaba buscando.

Iliana dio un respingo al oír su voz.

-Sí, salí a pasear al pequeño estaba inquieto con tanta gente. -Contesto ella. - Permitidme presentaros al capitán William Adams. Un antiguo amigo de mi familia.

-Encantado señor. -Contesto el hombre dándole una firme encajada de manos.

-Debemos irnos querida - La diligencia nos espera- concluyo pasando la mano por la cintura de Iliana. -ha sido un placer señor Adams disculpe nuestra prisa.

-Sí. Es cierto, -dijo ella. -Ha sido un placer volver a verle capitán. Le deseo feliz vuelta a casa. Salude a su familia de mi parte.

William hizo una reverencia y la vio perderse entre la muchedumbre sin mirar atrás.

Tuvo que sentarse un momento para recuperar sus espíritus.

No había pensado en ella hasta ese momento. Sólo pensó en ver a John.

Sin embargo, ahora ocupaba toda su mente. Mil preguntas lo asaltaban.

¿Cómo se las había ingeniado el destino para ponerla en su camino?

La había visto apenas unos minutos y todo su mundo estaba del revés.

Hubiera querido decirle tantas cosas, pero se quedó paralizado.

Iliana…

******

Una vez en la caserna le indicaron que efectivamente el capitán John Bucham impartía clases ahí. Había salido con un grupo. Pero no tardaría en volver. Si quería podía esperarlo en el patio de armas le informó el secretario mayor.

¿Capitán John Bucham? Lo consiguió pensó William. Se lo merecía, incluso antes que él. Esa era una buena noticia para su amigo.

Estaba absorto en sus pensamientos cuando oyó una voz.

- ¡Capitán William Adams! Dichosos los ojos. -Exclamó John voz en grito.

Los dos amigos se fundieron en un emotivo abrazo, como si nada los hubiera distanciado jamás.

- ¡Cielos, John! ¡Capitán! Te queda bien el uniforme. -Dijo William entre risas.

- ¡Lo sé amigo mío! - Respondió. -Has perdido la plaza de capitán más apuesto de Inglaterra.

Los dos se echaron a reír.

-Pero vamos -dijo John. -Vayamos a la taberna. Tenemos mucho que contarnos. Me alegro tanto de verte.

Las primeras pintas de cerveza cayeron en silencio. Los dos amigos simplemente se miraban felices de haberse reencontrado. William no sabía cómo empezar a contarle a John su descubrimiento.

- ¿Cómo fue en Jamaica? -pregunto finalmente John. - ¿Valió la pena?

-Francamente no. Quizás me precipite en mi huida. Pero ya no se puede cambiar. Una isla caótica y desoladora. Un clima abominable para un inglés. -Contó William.

- ¿Cuándo regresaste? ¿Dónde has estado? ¿Cómo está tu familia? -John lo bombardean a preguntas.

-Volví hace un tiempo, estuve en casa. Después hice un pequeño viaje con Diana, Octavia y las niñas. -Las cervezas empezaban a desinhibirle. -Fui a la región de Dover.

Guardo silencio y lo miro a los ojos dando un sorbo a su copa.

- ¡Ah ¡-dijo John. - Hogar dulce hogar. Hermosa región ¿no es cierto? ¿Fuiste a los baños? Algunas veces pienso que debería haber guardado la casa para mis viejos días, mirar el paso del tiempo desde esos increíbles acantilados. Pero quien sabe…

-Fui allí por una información que supe a la muerte de mi madre John. - Dijo William con voz entrecortada. Yo….

-Lo sé William. - Sentenció su amigo interrumpiéndole. Ahórrate el mal trago.

- ¿Lo sabes? exclamó este con los ojos como platos. ¿Qué es lo que sabes?, ¿de que estas hablando?

-Lo sé todo William. Por tu semblante supongo que vienes a informarme del terrible secreto de familia que debes haber descubierto tú también. ¿Para que si no has ido a Dover?. No creía que jamás llegarías a reunir esa información. Supongo que menosprecie al destino. Que quede claro que no pienso llamarte tío. -Dijo John sonriendo, apurando su cerveza y haciendo un gesto para que les trajera dos más.

-William vengo de un pequeño pueblo de pescadores, con apenas diez familias. -Siguió- Cuando mis abuelos murieron pase allí unas semanas haciéndome cargo de sus pocos asuntos. La gente cuchichea demasiado en esos lugares. Supongo que no hay nada más que hacer. No encontré rastro de mis padres y su historia. Oí otras historias y encontré el rastro de mi cura benefactor. Siempre sospeche de mi buena estrella. Aunque no sospeche nunca lo que descubriría. Me costó indagar y tuve que hacer la diferencia entre chismes de pueblo e información veraz. Pero encontré los documentos de mi adopción. Así es que ya puedes relajarte. Lo sé todo. Soy el hijo ilegitimo de un amor adolescente, que volvió loca a mi madre. Que terriblemente dramático y romanesco.

William estaba petrificado. Llevaba días pensando cómo le diría todo a su amigo y resulta que ya estaba al corriente. Aunque, la parte más sórdida le era desconocida. Seguramente porque nadie la supo jamás y los protagonistas estaban ya todos muertos.

Menos Octavia.

Decidió en una fracción de segundo que jamás descubriría la totalidad de la historia. El poder de destrucción de aquel monstruo cesaba ahí. John no parecía decidido a indagar más y lo único que podía hacer para su amigo era callar para siempre.

- ¿Desde cuándo lo sabes? Pregunto cuando recuperó el aliento

-Desde antes de que te fueras. -Contesto-

- ¿Y no pensaste en decírmelo? -dijo

levantando la voz -Por el amor de Dios John

- -Cuando volví para hablar contigo, ya habías partido sin decir a donde. Supongo que la decisión de decírmelo no ha sido fácil para ti. - Dijo John. -Imagina si yo hubiera tenido que descubrirte el alcance de ese secreto en aquel momento de tu vida. No me hubieras creído jamás. Me habrías retado a duelo seguramente. Pensé que de nada serviría ponerle luz a ese asunto tan sórdido.

-Pero ¿no te invade la irá? Una madre que no sabe ni quién eres. Podrían haberse hecho cargo de ti. Tenías derechos de cuna. Una familia. Todo lo que te arrebataron. - Pregunto William.

-O quizás lo que me dieron. Tuve una buena infancia. Tenía una familia. Quizás si la de cuna opto por abandonarme estaba mejor sin ella. Una vida tranquila, con más lujos que los niños de otras casas. De alguna manera tuve buena estrella. Hace tiempo que hice las paces con mis demonios William. Ellos no dictarán quien soy. Mi vida no es de donde vengo, sino lo que haré con ella, el sentido que le dé. - Dijo su amigo convencido. -Hace un par de años decidí que bien podía ser capitán y… No ha sido fácil, pero me lo he ganado. Quizás estar seguro de quien soy me ha ayudado. William se quedó admirativo de su amigo, había descubierto ese secreto y había trasformado todo eso en algo positivo, el por el contrario se había dejado llevar por la ir y había destruido todo a su paso.

-Eres increíble -dijo William levantando su copa.

-Somos William. Somos dos apuestos capitanes de la armada inglesa. Y además somos familia. -Contesto sonriente John- Deberías dejar ir la ira que te corroe, solo te trae dolor. Está todo bien. Los principales actores de esta trama ya no están.A excepción de mi madre pero no pienso abrumarla con esto.

Brindaron por ello.

Sus ojos se ensombrecieron.

-La vi John. He visto a Iliana- dijo William de sopetón, cambiando el curso de la conversación.

-Vaya por dios. - Suspiro John apoyándose sobre la banqueta - ¿El azar tubo que mezclarse en esto también? ¿Qué te ha dicho? ¿Parecía turbada?

-No. Bueno al principio si -dijo William- Pero inmediatamente vino su esposo. Se la llevó a ella y a su hijo. Fue sólo un instante.

John estaba bebiendo cuando William dijo esto, toda la cerveza salió disparada de su boca a la vez que empezaba a reír a carcajadas.

-Por el amor bendito William. ¿Cómo puedes ser tan necio? Tú y tu m*****a precipitación. Menos mal que tu madre nos mantuvo lejos de la batalla. Con esta actitud hubieras echo que nos mataran a todos. -Decía John mientras seguía riéndose-. ¿No te pareció demasiado viejo para Iliana? Tu estupidez está a la par de tu presunción. Aunque tratándose de Iliana nunca has pensado con claridad. Primero la salvas como un cachorrillo herido, luego te casas con ella en un gesto de caballerosidad. Después la llevas a tu casa, después la echas. Luego cruzas el mundo en su búsqueda y ahora la casas hipotéticamente con un viejo. Jajajajaja -reía sin parar.

-Entonces ¿quién era ese caballero? ¿Y el pequeño? -Pregunto William desconcertado.

-Como te escribí en la carta. Volví a encontrar a Iliana un tiempo después. Diana la había ayudado a instalarse en una pequeña habitación aquí en la ciudad. Pero el tiempo pasaba y no conseguía colocarse en ninguna casa. Sus economías empezaban a escasear. Es muy orgullosa así que no acepto ayuda por mi parte.

La casualidad quiso que oyera la historia de un soldado que partía hacia américa después que su esposa muriera al dar a luz. Su pequeño quedaría al cuidado de su padre. Necesitaría una persona para su cuidado. Ayude a Iliana a conseguir el contacto El caballero estaba desesperado así que no exigió muchas referencias. Y eso es todo lo que viste hoy. -Concluyo John.

-Necesito volver a verla -dijo William apresurado.

-Ni hablar de ello. -Contesto John. -Ahora está en paz. Déjala así.

- ¿Es porque la amas? - pregunto William sin reparo.

-Tuviste tu oportunidad. -Dijo John. -Yo intente la mía. Le confesé mis sentimientos. Incluso le propuse matrimonio. Pero me rechazó. Ya estaba casada dijo. Y a pesar de todo, respetaba ese trato. Por lo demás no quería volver a oír hablar de amor. Así que yo también la deje ir. Debo decir que después de eso puso más distancia entre nosotros. Eso ha aplacado mis sentimientos. Creo que en el fondo fueron simplemente atizados por el romanticismo de la historia y mi afán de protección. Algo así como tú. Así que querido amigo: debemos respetar sus deseos y dejarla vivir en paz.

-Debo verla de todos modos John. Sólo será un momento. -Explicó William -Prometo que no intentaré nada. Debo informarle de lo que descubrí en Jamaica. Después de eso me iré.

Se lo debo….

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