En los días siguientes, la tensión podía palparse en el aire. Alexander evitó todo lo que pudo las comidas en familia. Diana andaba errante, tras que su esposo le hiciera partícipe de su decisión de instalarlas en Londres. Ella ya se había acostumbrado a la campiña, al menos aquí no era testigo de los líos de su esposo. Por lo menos cuando él estaba aquí era todo suyo. Las niñas tampoco parecían tomarse muy bien su partida, y estaban muy irritables. Anna estaba feliz por su futuro matrimonio, pero no podía evitar sentir algo nostalgia ante la separación de sus niñas. Y se sentía algo culpable.Iliana y el capitán pasaban el tiempo entre las dos propiedades. Primero hicieron inventario de todas las posesiones del señor Walden. William se mostraba implacable, y se deshacía de todas las cartas, diarios y cuadros del difunto. Pero Iliana tomó la iniciativa de guardar alguno de los documentos, segura de que cuando las cosas se calmaran, quizás su esposo se sentiría con fuerzas para
CAPITULO 28Pudo reconocerla a pesar de lo mucho que había cambiado. Su cabello era ahora completamente gris, y su rostro tenía un rictus de tristeza que le añadía por lo menos veinte años, a pesar de que tenían casi la misma edad. Era Lisie - ¿Qué diablos es esto? -dijo Iliana cogiendo la del brazo inerte y obligándole a darse la vuelta. ¿Qué demonios haces aquí? ¿Cómo te atreves?-Lo siento señorita Iliana, -dijo Lisie presa de la ansiedad. -Se lo, ruego váyase, no debería estar aquí. Váyase por favor. - ¿Que me vaya dices?,- dijo está furiosa. -Tú eres la que se va.-Por favor, usted no lo entiende. Él va a regresar, si la encuentra aquí… No lo entiende. Es tal su odio. Es muy peligroso. Se lo ruego, por el bien de las dos.- ¿De que estas hablando? - interrogó Iliana. - ¿Quién va a venir?- Carrigan señorita Iliana. El me trajo aquí. Yo no sabía. Hasta que la vi en el jardín. Tiene algo en mente señorita. Se lo aseguro. La odia. A usted, a su esposo, incluso a mí. Ahora lo sé
CAPITULO 29El hombre las miro a la una y a la otra. Estaba apenas a veinte centímetros se ella y podía ver sus ojos inyectados en sangre. Sin mediar palabra, derribó a Iliana de una bofetada.-Malditas zorras entrometidas- grito el hombre. -Debería haberos tirado a las dos por la borda.Iliana sentía que su cabeza daba vueltas y le silbaban los oídos. Intento arrastrarse para incorporarse, pero él la cogió por el pelo levantándola. -No tan rápido bonita. ¿Dónde crees que vas? ¿Se puede saber de qué estabais hablando? ¿Qué planeabais? Aquí mando yo -dijo volviendo a derribar a Iliana de otra bofetada. Iliana sintió la sangre llegar a sus labios.-Para, le vas a hacer daño -dijo Lisie - ¿Y a ti que más te da? Esta fulana es la culpable de todas nuestras desgracias. Nos trajo mal de ojo seguro. No valía ni las monedas que me dio su padre por ella. Mira la. Ella tan señora, con su fortuna y su mansión. -Dijo acercándose a Lisie y cogiéndole fuertemente la cara. - Si hubiera llevad
El capitán William salió lo más rápido que pudo en cuanto recibió el despacho que le explicaba lo acontecido en su hogar. A pesar de que el mensajero le aseguro que su esposa no había sufrido daño alguno, William no estaría tranquilo hasta que lo viera con sus propios ojos.Jamás había hecho el recorrido tan rápido. Alexander le seguía con un carruaje, pero él quiso ir con su propio caballo seguro de que ganaría tiempo. Llegó al anochecer. Dejó su caballo tirado en la a entrada, y se precipitó escaleras arriba hacia su habitación donde supuso estaría Iliana.Entró en tromba provocándole un sobresalto.-Iliana- dijo abalanzándose sobre ella.-Estoy bien -dijo ella enseguida. -No te preocupes, estoy bien querido.William la había cogido en sus brazos y la besaba apresurado. Luego la miro a los ojos con los suyos en lágrimas.-Estoy bien, de veras. Todo ha pasado -trataba de reconfortarlo.-No sé qué hubiera hecho si te ocurre algo. -Dijo él. -No debería haberme ido.-No seas ridículo
-Tengo que ir a la casa -dijo William a su esposa esa tarde. -Hace mucho que no voy y seguro que tendré que ponerme al día.-Quiero ir contigo -dijo Iliana de inmediato.- ¿Estás segura?, puede rememorarte malos momentos, quizás debieras esperar un poco más.-William no puedes mantenerme bajo una cúpula de cristal. Octavia y Diana van casi a diario a rendir homenaje a Anna, ya es hora de que yo también lo haga - sentenció. -Además no voy a dejar que ese bastardo marque nuestra existencia. Quiero tener hermosos recuerdos en el que posiblemente será nuestro hogar.- ¿Estás segura? -Nunca he estado más segura -dijo tirándole del brazo. Los trabajos habían seguido a pesar del incidente, y la casa se veía mucho más hermosa. Eso fue un alivio, porque a pesar de su insistencia, Iliana no había calculado la ansiedad que le produjo volver. Intento lo mejor que pudo poner buena cara para no mortificar a su esposo.Fueron hasta la colina donde John había decidido que descansará su amad
-Tengo que ir a la casa -dijo William a su esposa esa tarde. -Hace mucho que no voy y seguro que tendré que ponerme al día.-Quiero ir contigo -dijo Iliana de inmediato.- ¿Estás segura?, puede rememorarte malos momentos, quizás debieras esperar un poco más.-William no puedes mantenerme bajo una cúpula de cristal. Octavia y Diana van casi a diario a rendir homenaje a Anna, ya es hora de que yo también lo haga - sentenció. -Además no voy a dejar que ese bastardo marque nuestra existencia. Quiero tener hermosos recuerdos en el que posiblemente será nuestro hogar.- ¿Estás segura? -Nunca he estado más segura -dijo tirándole del brazo. Los trabajos habían seguido a pesar del incidente, y la casa se veía mucho más hermosa. Eso fue un alivio, porque a pesar de su insistencia, Iliana no había calculado la ansiedad que le produjo volver. Intento lo mejor que pudo poner buena cara para no mortificar a su esposo.Fueron hasta la colina donde John había decidido que descansará su amad
Iliana sentía que el corazón se le iba a salir del pecho. Su hermana estaba viva. Viva. La fecha y el contenido de la carta no dejaban lugar a dudas. Estaba viva y había conocido a William. William le había mentido. ¿Por qué? ¿Qué significaba todo ello? ¿Cómo podía haberle mentido? ¿Haberla alejado de su hermana? ¿Por qué habría querido provocarle ese dolor conscientemente? ... Iliana volvió a leer la carta por lo menos dos veces más hasta qué rompió en llanto.Así la encontró William, rota entre lágrimas en el salón. Se apresuró hacía ella y se arrodilló a su lado.-Ya sabía que no era buena idea venir aquí- dijo. -Maldita sea Iliana. Vamos, venderemos está maldita casa si te produce tal congoja. La quemarse si me lo pides.-No es esto -dijo Iliana entre sollozos tendiéndole la carta a William.Este ni siquiera acabo de leerla, al primer párrafo supo de qué se trataba, y lo que ello significaba. -Iliana yo…. empezóNo pudo acabar la frase, Iliana se plantó de un salto fren
La noche había sido larga y el capitán Adams sólo deseaba una cosa: Dormir hasta la salida del barco al día siguiente. La contienda había sido larga y Adams llevaba ya muchos meses fuera de su hogar, más que volver a casa, lo que anhelaba más que nada en el mundo era alejarse de las costas francesa de una vez por todas. Las cosas seguían complicadas entre los dos países, pero esa era una batalla que dejaría para el siguiente ejército. Él había cumplido sobradamente con su deber y ahora deseaba saborear su merecido descanso. Sabía la importancia de comulgar con sus hombres, tras tantos meses de penurias lejos del hogar. Esos eran los pequeños detalles, que hacían que su tropa, se lanzará a la batalla sin dudarlo a su voz de mando. El lazo de unión que los convertía en hermanos en el campo de batalla. Las canciones familiares al calor de la chimenea, regadas con vino francés, que él no apreciaba tanto como un buen whisky. En un burdel de puerto francés, donde sus hombres habían dec