Los trabajos avanzaban rápidamente. El clima inglés por su parte parecía querer darles una tregua y el sol brilló cada día. Todos estaban muy atareados con todas las reparaciones, la organización… Alexander en buen jefe de familia daba órdenes sin parar. Era agradable tener tanta tarea para así olvidar los terribles acontecimientos ocurridos. Alexander tenía razón, en apenas unas semanas la finca lucia aún más esplendida que antes. Había un montón de nuevos animales y ya solo algunos árboles talados recordaban la temida tormenta. Iliana y William se encontraban por las noches exhaustos para caer uno en los brazos del otro olvidando el mundo y dando rienda libre a su amor. Estaban en una dulce monotonía de caricias aprendidas, de calor tierno, sexo suave y lento. Pasaban horas hablando de lo que querían hacer en un futuro. De los viajes que harían. Quizás intentar encontrar a los parientes maternos de Iliana. - Lo que sea, pero no en barco -reía Iliana. -Esta mañana m
Iliana había insistido en acompañar a su esposo al pueblo para los trámites. Todo estaba en orden y bien redactado, así que la firma fue una mera formalidad. El señor Mc Konan parecía aliviado de sacarse el tema de encima. Le entregó a la pareja la documentación, una alcancía con el dinero en metálico y las llaves de la propiedad.Iliana había convencido a William para visitar la propiedad ese mismo día. No le parecía sano posponer más tiempo ese momento. Fuera la que fuera, la sensación que eso pudiera provocarle era mejor enfrentarse a ello. Llegaron a media mañana. El ama de llaves según les informó Konan, había marchado a su localidad, con unos pequeños ahorros que el señor Walden le dejó en herencia por su lealtad. Así que no habría nadie en la propiedad para recibirlos. La luz se filtraba entre los árboles y la casa adquiría cierto aire romántico, a pesar de su innegable abandono.La puerta cedió inmediatamente a la llave. El silencio era atronador. Todo parecía p
En los días siguientes, la tensión podía palparse en el aire. Alexander evitó todo lo que pudo las comidas en familia. Diana andaba errante, tras que su esposo le hiciera partícipe de su decisión de instalarlas en Londres. Ella ya se había acostumbrado a la campiña, al menos aquí no era testigo de los líos de su esposo. Por lo menos cuando él estaba aquí era todo suyo. Las niñas tampoco parecían tomarse muy bien su partida, y estaban muy irritables. Anna estaba feliz por su futuro matrimonio, pero no podía evitar sentir algo nostalgia ante la separación de sus niñas. Y se sentía algo culpable.Iliana y el capitán pasaban el tiempo entre las dos propiedades. Primero hicieron inventario de todas las posesiones del señor Walden. William se mostraba implacable, y se deshacía de todas las cartas, diarios y cuadros del difunto. Pero Iliana tomó la iniciativa de guardar alguno de los documentos, segura de que cuando las cosas se calmaran, quizás su esposo se sentiría con fuerzas para
CAPITULO 28Pudo reconocerla a pesar de lo mucho que había cambiado. Su cabello era ahora completamente gris, y su rostro tenía un rictus de tristeza que le añadía por lo menos veinte años, a pesar de que tenían casi la misma edad. Era Lisie - ¿Qué diablos es esto? -dijo Iliana cogiendo la del brazo inerte y obligándole a darse la vuelta. ¿Qué demonios haces aquí? ¿Cómo te atreves?-Lo siento señorita Iliana, -dijo Lisie presa de la ansiedad. -Se lo, ruego váyase, no debería estar aquí. Váyase por favor. - ¿Que me vaya dices?,- dijo está furiosa. -Tú eres la que se va.-Por favor, usted no lo entiende. Él va a regresar, si la encuentra aquí… No lo entiende. Es tal su odio. Es muy peligroso. Se lo ruego, por el bien de las dos.- ¿De que estas hablando? - interrogó Iliana. - ¿Quién va a venir?- Carrigan señorita Iliana. El me trajo aquí. Yo no sabía. Hasta que la vi en el jardín. Tiene algo en mente señorita. Se lo aseguro. La odia. A usted, a su esposo, incluso a mí. Ahora lo sé
CAPITULO 29El hombre las miro a la una y a la otra. Estaba apenas a veinte centímetros se ella y podía ver sus ojos inyectados en sangre. Sin mediar palabra, derribó a Iliana de una bofetada.-Malditas zorras entrometidas- grito el hombre. -Debería haberos tirado a las dos por la borda.Iliana sentía que su cabeza daba vueltas y le silbaban los oídos. Intento arrastrarse para incorporarse, pero él la cogió por el pelo levantándola. -No tan rápido bonita. ¿Dónde crees que vas? ¿Se puede saber de qué estabais hablando? ¿Qué planeabais? Aquí mando yo -dijo volviendo a derribar a Iliana de otra bofetada. Iliana sintió la sangre llegar a sus labios.-Para, le vas a hacer daño -dijo Lisie - ¿Y a ti que más te da? Esta fulana es la culpable de todas nuestras desgracias. Nos trajo mal de ojo seguro. No valía ni las monedas que me dio su padre por ella. Mira la. Ella tan señora, con su fortuna y su mansión. -Dijo acercándose a Lisie y cogiéndole fuertemente la cara. - Si hubiera llevad
El capitán William salió lo más rápido que pudo en cuanto recibió el despacho que le explicaba lo acontecido en su hogar. A pesar de que el mensajero le aseguro que su esposa no había sufrido daño alguno, William no estaría tranquilo hasta que lo viera con sus propios ojos.Jamás había hecho el recorrido tan rápido. Alexander le seguía con un carruaje, pero él quiso ir con su propio caballo seguro de que ganaría tiempo. Llegó al anochecer. Dejó su caballo tirado en la a entrada, y se precipitó escaleras arriba hacia su habitación donde supuso estaría Iliana.Entró en tromba provocándole un sobresalto.-Iliana- dijo abalanzándose sobre ella.-Estoy bien -dijo ella enseguida. -No te preocupes, estoy bien querido.William la había cogido en sus brazos y la besaba apresurado. Luego la miro a los ojos con los suyos en lágrimas.-Estoy bien, de veras. Todo ha pasado -trataba de reconfortarlo.-No sé qué hubiera hecho si te ocurre algo. -Dijo él. -No debería haberme ido.-No seas ridículo
-Tengo que ir a la casa -dijo William a su esposa esa tarde. -Hace mucho que no voy y seguro que tendré que ponerme al día.-Quiero ir contigo -dijo Iliana de inmediato.- ¿Estás segura?, puede rememorarte malos momentos, quizás debieras esperar un poco más.-William no puedes mantenerme bajo una cúpula de cristal. Octavia y Diana van casi a diario a rendir homenaje a Anna, ya es hora de que yo también lo haga - sentenció. -Además no voy a dejar que ese bastardo marque nuestra existencia. Quiero tener hermosos recuerdos en el que posiblemente será nuestro hogar.- ¿Estás segura? -Nunca he estado más segura -dijo tirándole del brazo. Los trabajos habían seguido a pesar del incidente, y la casa se veía mucho más hermosa. Eso fue un alivio, porque a pesar de su insistencia, Iliana no había calculado la ansiedad que le produjo volver. Intento lo mejor que pudo poner buena cara para no mortificar a su esposo.Fueron hasta la colina donde John había decidido que descansará su amad
-Tengo que ir a la casa -dijo William a su esposa esa tarde. -Hace mucho que no voy y seguro que tendré que ponerme al día.-Quiero ir contigo -dijo Iliana de inmediato.- ¿Estás segura?, puede rememorarte malos momentos, quizás debieras esperar un poco más.-William no puedes mantenerme bajo una cúpula de cristal. Octavia y Diana van casi a diario a rendir homenaje a Anna, ya es hora de que yo también lo haga - sentenció. -Además no voy a dejar que ese bastardo marque nuestra existencia. Quiero tener hermosos recuerdos en el que posiblemente será nuestro hogar.- ¿Estás segura? -Nunca he estado más segura -dijo tirándole del brazo. Los trabajos habían seguido a pesar del incidente, y la casa se veía mucho más hermosa. Eso fue un alivio, porque a pesar de su insistencia, Iliana no había calculado la ansiedad que le produjo volver. Intento lo mejor que pudo poner buena cara para no mortificar a su esposo.Fueron hasta la colina donde John había decidido que descansará su amad