La reunión familiar estaba en todo su apogeo en el lujoso jardín de la mansión Coldwell, Vanessa escuchaba horrorizada como sus primas se vanagloriaban de sus proezas sexuales al lado de hombres casados. Hombres a los que se encargaban de enloquecer de deseo, y que después de un tiempo botaban como trapo viejo, pero no sin antes provocar que se divorciaran de sus esposas, eso solo lo hacían porque les parecía divertido, era un plus que agregaban a su trabajo. —¿Se enteraron de la última noticia del medio? Sara ha logrado que Michael se divorcie de Mónica, esa actriz de quinta ha obtenido su merecido, y lo mejor es que nuestra querida prima está por dejar con un palmo de nariz al tipo. —Marianne disfrutaba al contar las primicias. —Eso quiere decir que nuestra hermosa prima pronto cambiará de objetivo, sí lo ha obligado a divorciarse, es porque se ha aburrido, él hombre ya no despierta sus deseos, eso les pasa a los hombres por ceder a sus bajos instintos. —Katrina conocía muy bien
Al otro día por la tarde, después de la comida, se reunieron todas las Coldwell, eran nueve mujeres, la abuela, sus tres hijas y sus cinco nietas, entre ellas Vane, solo faltaba Darius, él llegaría al día siguiente. Las mujeres se encontraban reunidas en el gran salón de la propiedad, ahí era en dónde llevaban a cabo todas sus reuniones, la abuela Greta fue la que se acercó a la gran pantalla que se encontraba al frente. Después de encenderla se pudo ver el rostro de un hombre, todas las mujeres concentraron su atención en aquella imagen, menos Vane que jugaba en su celular sin levantar la mirada. —Niñ*, por Dios, pon atención, cuando menos danos tu opinión, ¿Alguno de ellos te gusta? —¿Acaso tomarán mi opinión en cuenta? ¿No serán ustedes las que elijan qué hombre será el que se meta entre mis piernas? —¡Basta! Vanessa Coldwell, has crecido y te has educado entre puras mujeres, a excepción de tu hermano, por eso es que no tienes idea de lo cruel que puede ser un engaño, y creeme
Vane se dirigió hacia su habitación, llevaba el sobre entre sus manos, sentía que le temblaba sin poder controlarse.Al entrar, colocó el pasador a la puerta, después se dejó caer sobre su cama, mirando hacia el techo, con los brazos abiertos, su mirada estaba fija sobre el techo.El techo era una gran pantalla, donde todo el tiempo se reproducían imágenes del espacio en tiempo real.La chica parecía hipnotizada, su mente iba de un pensamiento a otro, no entendía por qué no se le preguntaba sí estaba de acuerdo en llevar esa vida, para ella era difícil aún entender muchas cosas, aunque había crecido en medio de ese ambiente.Así permaneció por algunos minutos, inmóvil, después se sentó para revisar la información sobre aquel hombre, tomó una de las fotos entre sus manos, en verdad que era guapo, atractivo y exitoso, un ideal hecho hombre.—Así que tu eres mi objetivo, demasiado guapo, y no es mi mayor deseo que un hombre como tú me termine odiando, pero tengo que hacerlo, te pido disc
Darius salió de su habitación para dirigirse hacia la de su madre, Celine se encontraba colocandose una mascarilla facial frente al espejo, cuando escuchó que llamaban a su puerta. Al abrir se sorprendió al ver a Darius frente a ella, el malhumor de su hijo era evidente. —¿Qué es lo que sucede? —¿Cómo puede ser que envies a mi hermana a hacer esto? Ella es aún inexperta. —Qué mejor para demostrar lo que vale, que una prueba como esa, tus primas nos han hecho sentirnos orgullosas de ellas, así que mi hija tiene que superarlas. —Estás loca. —No te atrevas a faltarme al respeto, no he gastado millones en tu educación para esto. —¡Maldita sea! —Darius salió de ahí dando un portazo, por un momento pensó en hablar con su abuela, pero era tanto, o más necia que su madre, así que desechó esa idea. Regresó a su habitación, tenía que buscar la manera de estar cerca de Vane, no permitiría que nadie le hiciera daño. Días después, Vane se encontraba nerviosa, estaba parada ante la entrada
La chica al teléfono preguntó sí todo estaba bien con Vane, ya que la chica no contestaba, parecía haberse quedado petrificada, después de unos segundos logró articular palabra. —La escucho, señorita. —¿Podría presentarse mañana a primera hora para empezar en su nuevo trabajo? El señor Damasco la ha elegido como su asistente personal. —Excelente, estaré ahí a primera hora. —Debe de presentarse con vestimenta impecable, cabellos, uñas, calzado, todo en usted debe de lucir de la mejor manera posible, el señor Damasco acostumbra a fijarse en esas cosa, ya que usted será parte de su imagen, tiene que traer equipaje en su auto todo el tiempo, esto por si sale algún viaje fuera de agenda, así el señor no se molestara, odia los imprevistos, y creame señorita, le deseo mucha suerte. La chica al teléfono cortó la llamada después de decir aquello, Vane sabía que Dante era un jefe difícil, lo sabía por referencias, pero no sabía hasta qué punto podía serlo. —¿Te han dado el empleo? —Pregun
Vane enrojeció al ver la escena frente a ella, su jefe estaba parado detrás de una chica, la blusa de la chica estaba abajo, y él tenía sus manos sobre sus pechos.Dante estaba furioso, había llamado a la chica porque deseaba relajarse, se sentía presionado por el asunto con los corporativos Harrigan y Coldwell.—Salga de aquí de inmediato, y cuando lo haga, cierre con llave, regrese más tarde para que limpie usted misma este desastre.Vane se apresuró a salir, no sin antes oprimir el botón para asegurar la puerta, empezó a abanicarse con las manos, la secretaría al verla, se acercó a ella.—Niñ*, ¿Qué te ha pasado? Tienes el rostro más rojo que un tomate.—Nada.—Como que nada, sí no tengo más que mirarte.—Está bien, te diré, pero no le cuentes a nadie. —Vane le contó a detalle lo que le había pasado.—Ja,ja, ja, no puede ser, ¿Por eso te has puesto así? Deberías acostumbrarte, mientras trabajes aquí te sucederá constantemente, nuestro jefe lo hace cada vez que se siente presionado p
Vanessa devolvió aquellas fotografías al lugar en el que estaban, no quería que su hermano pensara que estaba hurgando entre sus cosas, claro que quería saber qué era lo que tenía que ver con aquella chica, pero esperaría que él se encargará de contárselo, si no, ya después lo averiguaría.Darius salió del baño un poco después, Vane sonrió al ver que se había colocado su pijama de felpa, la tela tenía ositos cafés por todos lados, había comprado años atrás dos pijamas iguales, una para cada uno de ellos.—Veo que aún la conservas.—Y cómo no voy a hacerlo, sí me la regalo mi hermosa hermana, ¿Pasa algo? —Darius preguntó porque debido a la hora, que ella estuviera en su recámara, era porque algo pasaba.—Mi jefe anda de un humor de los mil demonios.—¿Y eso que tiene que ver conmigo?—Creo que lo sabes perfectamente, querido hermano, ¿Qué es lo que pretendes al lograr que los Harrigan rompan el acuerdo que tienes con los Damasco? Estoy enterada que firmaran contigo.—Vaya, las noticias
Ese fue otro día arduo de trabajo para Vane, la chiva tuvo que soportar a su pesado jefe que cada vez se comportaba peor con ella, tal parecía que tuviera algo en su contra, ¿Acaso intuía la verdadera razón por la cual ella estaba ahí?Desechó ese pensamiento inmediatamente, nadie más que la familia Coldwell lo sabía, su jefe era odioso por naturaleza, no necesitaba una razón especial para serlo, sí, eso debía de ser.Esa noche había fiesta en la mansión, los Coldwell se reunirían para celebrar que Sara había cumplido su misión satisfactoriamente, le entregarían un trofeo más para su colección. Vane aprovecharía para pedirle a sus primas que le enseñaran técnicas de seducción, anteriormente ellas habían intentado hacerlo en repetidas ocasiones, pero ella se negaba continuamente.Llegó a la mansión cuando ya todos estaban reunidos, estaban por empezar el brindis por el logró de Sara, no había sido fácil la misión, Mónica era una perr* experimentada y le había hecho difícil lograrla.