Vane se dirigió hacia su habitación, llevaba el sobre entre sus manos, sentía que le temblaba sin poder controlarse.
Al entrar, colocó el pasador a la puerta, después se dejó caer sobre su cama, mirando hacia el techo, con los brazos abiertos, su mirada estaba fija sobre el techo.
El techo era una gran pantalla, donde todo el tiempo se reproducían imágenes del espacio en tiempo real.
La chica parecía hipnotizada, su mente iba de un pensamiento a otro, no entendía por qué no se le preguntaba sí estaba de acuerdo en llevar esa vida, para ella era difícil aún entender muchas cosas, aunque había crecido en medio de ese ambiente.
Así permaneció por algunos minutos, inmóvil, después se sentó para revisar la información sobre aquel hombre, tomó una de las fotos entre sus manos, en verdad que era guapo, atractivo y exitoso, un ideal hecho hombre.
—Así que tu eres mi objetivo, demasiado guapo, y no es mi mayor deseo que un hombre como tú me termine odiando, pero tengo que hacerlo, te pido disculpas de antemano, creo que tendrías alguna razón de peso para hacer lo que hiciste, nadie actúa sin tenerla.
Vane se dedicó los días siguientes a revisar la información detalladamente, no quería que su madre se molestara con ella por fallar, mucho menos su abuela, le tenía mucho respeto.
El día del examen, Vane se dirigió hacia la sala de reuniones, al entrar, ya se encontraba ahí todo el clan Coldwell, solo faltaba Darius, que había avisado que llegaría días después, debido a un retraso con documentos personales que eran importantes.
—Sí me siguen viendo de esa manera, me pondrán aún más nerviosa, y no podré hacer el examen. —Las chicas voltearon de inmediato hacia otro lado.
—Adelante, hija, toma el lugar que te corresponde al frente, será mejor que iniciemos de una vez el examen, haré la primera observación, la manera en la que te has presentado vestida, no es la adecuada, te has atrevido a presentarte ante nosotras en pijama.
—Lo siento, abuela, estamos en casa, y yo pensé que podría estar cómoda.
—Has pensado mal, para mujeres como nosotras, la imagen lo es todo, ¿Alguna vez has visto que aun con mi edad, me presento mal vestida a alguna de nuestras reuniones o eventos,
—No, abuela, lo siento. —Vane se sintió avergonzada, su abuela tenía razón, jamás la había visto mal vestida, ni siquiera en pijama, solo la usaba dentro de su recámara, y sus tías y primas eran iguales.
Vanessa pensaba que tenía que haber sacado mucho más de su padre que de su madre, eso respecto a su comportamiento, porque físicamente, las Coldwell eran muy similares, rubias de pelo largo ondulado, y de facciones parecidas, aunque ella se destacaba entre las demás por que era la menos exuberante, su cuerpo era natural, no se había hecho cirugías, y esperaba no hacerlo en el futuro.
—Ve a tu habitación a cambiarte, y regresas aquí vestida debidamente. —Ordenó con voz seria la abuela, la chica obedeció de inmediato, minutos después estaba de regreso.
—¿Lo ves? Así es diferente, toma tu lugar.
La chica tomó su lugar, era un pequeño sillón que habían puesto a medio lugar, las otras integrantes de la familia estarían sentadas al frente, era como una especie de interrogatorio, más que un simple examen.
Vane moría de los nervios, sentía las miradas inquisitivas de las mujeres sentadas frente a ella, solo harían preguntas las mayores, sus primas solo observarían su desempeño.
—Empecemos, por ser la cabeza de la familia, haré la primera pregunta, ¿Cuál es el nombre de tu objetivo? Describe su apariencia y gustos. —Vane pensó que esa era más que una pregunta, eran tres realmente, suspiró profundamente antes de contestar.
—Dante Damasco, conocido por sus amigos como Dadá, tiene 30 años, es rubio, ojos azules, corpulento, de los hombres es el más chico de su familia, gusta de ir al gimnasio, suele ir al club, ha participado en torneos de tenis, así como en la fórmula uno, que es otra de sus pasiones, las carreras de autos, gusta de hacer deportes extremos.
—Perfecto, veo que has cumplido con tu tarea, continuemos.
—¿Qué sabes sobre su familia? —Preguntó su madre.
—La familia Damasco es originaria de Italia, aquí en el país tienen varias empresas de diversos rubros, pero es un secreto a voces que su familia pertenece a un clan de mafiosos italianos, Procida es el lugar donde nacieron todos ellos, una pequeña isla en las aguas del Mediterráneo de tan solo 16 kilómetros de longitud.
—¿Quienes son los integrantes de su familia? —Preguntó la madre de Sara, su tía Caroline.
—Su padre es Dionisio Damasco quien tiene 60 años, y su madre, Claire de 56 años, Donatello es el hermano mayor 36 años, los gemelos Diego y Daniel 35 años, David 32 años y la más pequeña, Dina, de 19 años.
—Madre mía, esa familia ama los nombres que empiezan con la letra D. —Exclamó Katrina.
—¡Silencio! —Ordenó la abuela, la mujer se tomaba muy en serio aquello.
—Parece que has estudiado muy bien los archivos que te dimos sobre la vida de tu objetivo, eso es bueno, ¿Qué harás para acercarte a él? —Preguntó la madre de Katrina, su tía Constanza.
—Entraré a trabajar como su secretaria ejecutiva, he logrado investigar que la secretaria actual es la que trabajaba con su padre, está por jubilarse, así que me he proclamado para el puesto, tendré la entrevista en unos días más.
—Perfecto, se han terminado las preguntas, no deseo tampoco hostigarla con esto, creo que está preparada para su primer trabajo, las chicas deberán hablar con ella y darle consejos, aunque creo que no es tan necesario, Vanessa se ha educado para esto desde que cumplió los 15 años, pero bueno, deberán enseñarle sobre otros temas.
—Claro que lo haremos, abuela. —Dijo Tanya, al ser mayor solo unos cuantos años que Vane, sabía que en algunos temas era inexperta, así había ocurrido con ella.
Las Mujeres se dirigieron al comedor, después del supuesto examen acostumbraban una gran comida, poco después, llamaron al timbre insistentemente, el ama de llaves de mal humor se acercó a la puerta para ver quién era el atrevido que hacía que llamaba de esa manera.
—Mujer, pensé que no abrirías. —Un atractivo chico estaba parado frente a la puerta.
—Niño, Darius, que bien que ha llegado. —Exclamó la mujer, Darius la abrazó efusivamente.
Las Coldwell hicieron un gran revuelo al ver que el único integrante hombre de la familia había llegado, Darius era muy apuesto, rubio como todas ellas, alto y con un cuerpo lleno de músculos, resultado de extenuantes horas en el gimnasio.
—Mi divino hijo, has llegado. —Su madre se acercó a abrazarlo, él correspondió al abrazo.
—¿Y dónde está mi princesa? —Dijo refiriéndose a Vanessa, la chica se acercó a él sonriendo.
—Pero mira cuanto has crecido, me fui por cinco años, deje una niñ* y encuentro una hermosa dama.
Darius abrazó a Vanessa, alzandola entre sus brazos, comenzó a dar de vueltas, mientras ella reía, acostumbraba a hacer eso cuando era pequeña.
Después saludó también efusivamente a sus tías y a sus primas, por último a la abuela que observaba complacida lo que ocurría.
—Venga para acá la mujer más bella del mundo, pero mira nada más abuela, cada día más bella.
—Salamero que eres con tu abuela, hijo, cada día estoy más vieja.
Esa tarde fue de fiesta en casa de la familia Coldwell, hasta que a Katrina se le ocurrió decir que sería el debut de Vane.
—¿Qué estás diciendo? Mi hermana no hará nada de eso, ya lo he hablado contigo, madre.
—No puedes impedirlo, ella también pertenece a esta familia, ella y tú nos deben respeto y tienen que obedecernos, el que no lo haga, dejará de pertenecer a la familia Coldwell.
La abuela estaba sumamente molesta, era prácticamente una tradición entre ellas, y no pensaba dejar que terminaran con ella.
—No te preocupes, Darius, todo está bien, no hay problema. —Vane intentó calmarlo.
—Pero me has contado sobre tus sueños, ¿Qué hay de ellos?
—No importan, haré lo que me pide la abuela.
Darius era un rebelde, pero sabía que la abuela hablaba muy en serio, era una mujer amorosa, pero la peor enemiga si no se le obedecía al pie de la letra.
El chico salió a la terraza para fumar un cigarrillo, necesitaba calmarse, Vane salió un poco después.
—¿Desde cuándo fumas? —No sabía que lo hacía, él le contaba todo, pero había omitido ese detalle.
—Desde que trataba de hacerme a la idea de que debo cumplir con lo que la abuela me ordene, por un momento pensé en no regresar, en alejarme, pero eso sería no volver a verte ni a nuestra madre, y eso no podría soportarlo, por eso tardé algunos días más en regresar, lo estaba pensando.
Vane se acercó para abrazarlo fuertemente, Darius era tan soñador como ella, quería viajar, conocer el mundo, enamorarse de una buena chica, casarse y tener hijos, pero eso solo se lo contaba a ella, sus sueños eran similares.
—¿Entonces has pasado el dichoso examen?
—Lo hice, aunque fue más un interrogatorio que otra cosa, solo quieren asegurarse de que cumpliré bien mi trabajo, desde que murió la madre de Marianne, la abuela no permite que haya errores.
Dos integrantes de la familia habían muerto años atrás, la madre de Marianne a manos de su amante, y la madre de Tanya, que murió cuando ella nació, durante el parto, fue criada por la abuela y la madre de Vane.
—Hubieras hecho lo posible por no pasarlo, ¿Cuándo empezarás el trabajo?
—Sabes que eso en nuestra familia sería humillante, en unos días más conoceré al objetivo.
—Necesito que me des los archivos para estudiarlos, necesito saber que estarás a salvo.
—Te los daré más tarde. —Regresaron para unirse a las demás integrantes de la familia, ellas charlaban animadas como si nada pasara, era normal entre ellas la forma de vida que llevaban.
Por la noche, Darius revisó cuidadosamente los archivos, al hacerlo se sintió furioso, ¿Cómo demonios enviaban a la más pequeña de la familia a lidiar con un clan de mafiosos?
Darius salió de su habitación para dirigirse hacia la de su madre, Celine se encontraba colocandose una mascarilla facial frente al espejo, cuando escuchó que llamaban a su puerta. Al abrir se sorprendió al ver a Darius frente a ella, el malhumor de su hijo era evidente. —¿Qué es lo que sucede? —¿Cómo puede ser que envies a mi hermana a hacer esto? Ella es aún inexperta. —Qué mejor para demostrar lo que vale, que una prueba como esa, tus primas nos han hecho sentirnos orgullosas de ellas, así que mi hija tiene que superarlas. —Estás loca. —No te atrevas a faltarme al respeto, no he gastado millones en tu educación para esto. —¡Maldita sea! —Darius salió de ahí dando un portazo, por un momento pensó en hablar con su abuela, pero era tanto, o más necia que su madre, así que desechó esa idea. Regresó a su habitación, tenía que buscar la manera de estar cerca de Vane, no permitiría que nadie le hiciera daño. Días después, Vane se encontraba nerviosa, estaba parada ante la entrada
La chica al teléfono preguntó sí todo estaba bien con Vane, ya que la chica no contestaba, parecía haberse quedado petrificada, después de unos segundos logró articular palabra. —La escucho, señorita. —¿Podría presentarse mañana a primera hora para empezar en su nuevo trabajo? El señor Damasco la ha elegido como su asistente personal. —Excelente, estaré ahí a primera hora. —Debe de presentarse con vestimenta impecable, cabellos, uñas, calzado, todo en usted debe de lucir de la mejor manera posible, el señor Damasco acostumbra a fijarse en esas cosa, ya que usted será parte de su imagen, tiene que traer equipaje en su auto todo el tiempo, esto por si sale algún viaje fuera de agenda, así el señor no se molestara, odia los imprevistos, y creame señorita, le deseo mucha suerte. La chica al teléfono cortó la llamada después de decir aquello, Vane sabía que Dante era un jefe difícil, lo sabía por referencias, pero no sabía hasta qué punto podía serlo. —¿Te han dado el empleo? —Pregun
Vane enrojeció al ver la escena frente a ella, su jefe estaba parado detrás de una chica, la blusa de la chica estaba abajo, y él tenía sus manos sobre sus pechos.Dante estaba furioso, había llamado a la chica porque deseaba relajarse, se sentía presionado por el asunto con los corporativos Harrigan y Coldwell.—Salga de aquí de inmediato, y cuando lo haga, cierre con llave, regrese más tarde para que limpie usted misma este desastre.Vane se apresuró a salir, no sin antes oprimir el botón para asegurar la puerta, empezó a abanicarse con las manos, la secretaría al verla, se acercó a ella.—Niñ*, ¿Qué te ha pasado? Tienes el rostro más rojo que un tomate.—Nada.—Como que nada, sí no tengo más que mirarte.—Está bien, te diré, pero no le cuentes a nadie. —Vane le contó a detalle lo que le había pasado.—Ja,ja, ja, no puede ser, ¿Por eso te has puesto así? Deberías acostumbrarte, mientras trabajes aquí te sucederá constantemente, nuestro jefe lo hace cada vez que se siente presionado p
Vanessa devolvió aquellas fotografías al lugar en el que estaban, no quería que su hermano pensara que estaba hurgando entre sus cosas, claro que quería saber qué era lo que tenía que ver con aquella chica, pero esperaría que él se encargará de contárselo, si no, ya después lo averiguaría.Darius salió del baño un poco después, Vane sonrió al ver que se había colocado su pijama de felpa, la tela tenía ositos cafés por todos lados, había comprado años atrás dos pijamas iguales, una para cada uno de ellos.—Veo que aún la conservas.—Y cómo no voy a hacerlo, sí me la regalo mi hermosa hermana, ¿Pasa algo? —Darius preguntó porque debido a la hora, que ella estuviera en su recámara, era porque algo pasaba.—Mi jefe anda de un humor de los mil demonios.—¿Y eso que tiene que ver conmigo?—Creo que lo sabes perfectamente, querido hermano, ¿Qué es lo que pretendes al lograr que los Harrigan rompan el acuerdo que tienes con los Damasco? Estoy enterada que firmaran contigo.—Vaya, las noticias
Ese fue otro día arduo de trabajo para Vane, la chiva tuvo que soportar a su pesado jefe que cada vez se comportaba peor con ella, tal parecía que tuviera algo en su contra, ¿Acaso intuía la verdadera razón por la cual ella estaba ahí?Desechó ese pensamiento inmediatamente, nadie más que la familia Coldwell lo sabía, su jefe era odioso por naturaleza, no necesitaba una razón especial para serlo, sí, eso debía de ser.Esa noche había fiesta en la mansión, los Coldwell se reunirían para celebrar que Sara había cumplido su misión satisfactoriamente, le entregarían un trofeo más para su colección. Vane aprovecharía para pedirle a sus primas que le enseñaran técnicas de seducción, anteriormente ellas habían intentado hacerlo en repetidas ocasiones, pero ella se negaba continuamente.Llegó a la mansión cuando ya todos estaban reunidos, estaban por empezar el brindis por el logró de Sara, no había sido fácil la misión, Mónica era una perr* experimentada y le había hecho difícil lograrla.
Tanya se quedó a dormir esa noche con Vane, le pidió a su prima que le ayudará a colocarse un químico sobre el cabello, para así recuperar su color natural, todas las coldwell eran rubias, de ojos azules, pero cambiaban de acuerdo al objetivo que deseaban conquistar.Todos los hombres tenían alguna característica que apreciaban más en una chica, y ellas se tenían que adaptar.Usaban pelucas y pupilentes comúnmente, pero el objetivo de Tanya era un experto clavadista olímpico, por lo que ella entró a las clases de natación que el hombre estaba dando, así que prefirió pintarse el cabello para evitar problemas, las chicas de cabello tan negr* como el ébano lo enloquecían.—Espero no haber arruinado mi cabello, el color negr* es un color intenso, difícil de retirar.—Pues está saliendo perfecto, creo que por esto no te tienes que preocupar. —Dijo Vane mientras lavaba la larga cabellera de su prima.Después de secar su cabello, Tanya no tardó mucho tiempo en quedarse dormida, ella quería e
Vane estaba decidida a hablar con su familia, no podía seguir viajando de la mansión al corporativo todos los días, para llegar tenía que atravesar toda la ciudad, era cansado hacerlo.Todas sus primas rentaban un departamento provisional para cada misión que tenían, era un gran riesgo para Vane que su jefe se llegara a enterar de que visitaba la mansión Coldwell diariamente, para él, ella era una Sanders.Dante Damasco podría pensar que estaba vendiendo información sobre su empresa a sus principales rivales, sobre todo después de lo que estaba sucediendo con el corporativo Harrigan.—De ninguna manera, no te expondrás a vivir sola, es muy arriesgado, ¿Acaso no sabes de todos los peligros que hay allá fuera? No te enviaremos a la boca del lobo.—Darius, hijo, Vanessqa tiene razón, imaginate que a ese hombre se le ocurra enviar a alguien a seguirla, se daría cuenta inmediatamente que le ha mentido, eso sería mucho más peligroso, además, todas las Coldwell somos fuertes e independientes
Vanessa se cambió ese mismo día al departamento, amaba a su madre y a su abuela, pero se sentía tan bien estar lejos de ellas, de su vigilancia constante.Puso música suave, y se sentó en un sillón en la terraza del departamento, a esa hora las luces de la ciudad parecían palidecer ante el hermoso cielo estrellado, todo era paz y quietud en ese momento.La terraza pegaba con la del otro departamento, un atractivo hombre salió en ese momento, Vane solo vio su ancha espalda, mientras el hombre parecía observar el firmamento.—No puede ser, estoy alucinando, este chocolate debe de estar adulterado.Observó con detenimiento la taza que sostenía entre sus manos, cuando volteó para ver a aquel hombre, él ya no estaba.—Lo dicho, fue una alucinación, Dante Damasco no tiene porque estar aquí, debo ingerir menos chocolate.Dante había regresado al interior del departamento, él la había visto perfectamente.Mientras tanto, Katrina cenaba con Evenus, el hombre a simple vista parecía ser encantad