–¿Valeria, quieres casarte conmigo? – Dante Neville estaba hincado en una rodilla, pidiéndole a la mujer que había sido su novia por los últimos diez años, que se casara con él.–No – Valeria titubeó, se secó la frente que le había comenzado a sudar y se fijó en todas las personas que estaban a su alrededor.Frente a ella se encontraban su familia, su padre, su madre, estaba Ezra, el mejor amigo de Dante y los padres de Dante también estaban allí en esa cena en la que se suponía que ambas familias se convertirían en una sola.–Mi amor, ¿Qué estás diciendo? – Dante frunció el ceño y tragó saliva.–No puedo casarme contigo, Dante, ya no te amo – aquellas palabras hicieron eco en el pecho del hombre, lo estremecieron y le calaron hondo como si hubiera sido una daga atravesándole el cuerpo.–¿Qué estás diciendo, Valeria? – él se puso en pie, aun con la caja de terciopelo azul oscuro entre sus manos – debes estar equivocada, mi amor, hemos planeado esto durante mucho tiempo, ¡Es nuestro su
–¿Por qué estás tan agitado, Dante? – preguntó Emma, que tenía sus pechos redondos y erectos pegados al torso de Dante que respiraba con dificultad por la excitación de la noche que estaba viviendo. –Acabo de tener una discusión con tu hermano – respondió.Los padres de Dante, que no entendían que demonios hacia él, un hombre de treinta años abrazando y mimando a una chica diez años menor, se aburrieron del espectáculo y entonces caminaron hacia el auto que estaba esperando para llevarlos a la casa familiar, Dante no solía quedarse a menudo en casa de sus padres, sin embargo, había estado tan atareado con todos los preparativos de esa noche que había estado necesitando la ayuda de su madre, quien insistió en que pasara unos cuantos días en casa.–No tardes demasiado, Dante, nunca me ha gustado el circo – siseó entre dientes el viejo Axel.–¿Por qué has peleado con mi hermano? – los ojitos de Emma, que eran de color azul como el cielo, lo miraron con dulzura esperando a una respuesta
–Mañana nos reuniremos para hacer los preparativos de la boda, entre más rápido salgamos de esto, mejor – sentenció Henry Darcy.Era imposible que alguien le llevara la contraria, Ezra y Valeria habían metido las patas hasta el fondo y les tocaba pagar las consecuencias, incluso aunque eso correspondiera a una tortura para Ezra.–¡Lárguense todos de mi casa! ¡Ahora! – exclamó el hombre, que deseaba descansar de la locura que había sido esa noche.Emma miró a su hermano esperando que él le diera la orden de que se fueran, sin embargo, no lo hizo, Ezra necesitaba hablar con Valeria antes de irse de su casa. Emma entendió la señal que él le hizo con la cabeza para que lo esperara en el recibidor.–Ha sido un gusto verlos, señores Darcy, lamento las circunstancias – dijo la chica, tan educada como siempre, al tiempo en que daba media vuelta y volvía al recibidor a pensar en Dante, en el beso que le dio y en lo que se avecinaba para ella al dia siguiente cuando se reuniera con él.Mientras
A la mañana siguiente, el día parecía que iba a ser perfecto, el sol brillaba con intensidad en el cielo, Emma estaba contenta de que fuera su primer día allí después de tanto tiempo lejos, Ezra había podido descansar los golpes que le había dado Dante la noche anterior. Valeria despertó temprano para comenzar a organizar la que ella suponía que sería su boda perfecta. Todo parecía en orden, excepto para aquellos que no la estaban pasando tan bien, como Henry, que se preparaba para asistir a su ultimo día de trabajo o Antonia, que no dejaba de pensar en cómo haría para darle la cara a sus amigas de la alta sociedad, cuando su familia estaba quedándose en la banca rota. Y ni que decir de Dante, que había pasado la noche embriagándose por la amargura y no pudo dormir porque en cuanto cerraba los ojos lo único que podía ver era a su exnovia y a su ex mejor amigos revolcándose juntos a su espalda.El panorama era muy diferente para cada una de las personas involucradas en la historia, a p
Aquella mañana, Henry no se tomó solo un café en el carrito que solía estacionarse en la esquina antes de entrar a Industrias Neville, el hombre se sentía tan frustrado por tener que enfrentar a Axel después de lo que había pasado la noche anterior, que tuvo que permanecer alrededor de una hora bebiéndose casi cuatro cafés negros que esperaba le dieran el suficiente valor para meterse dentro e ir a su oficina para enfrentarse a la humillación a la que su hija lo expuso.Sin duda alguna Valeria había hecho muchas estupideces a lo largo de su vida, pero esa era una que él jamás le iba a perdonar.Sin otra opción a su situación, Henry entró en el edifico como si nada hubiera sucedido, se montó en el ascensor y llegó hasta su piso, en el que estaba esperándolo su secretaria con noticias que seguramente no le iban a agradar.–Señor, el jefe Neville quiere verlo – le dijo la mujer con cara de preocupación. Algo le decía que tenía que comenzar a buscar un nuevo empleo – me pidió que le avisa
–¡¿Cómo que no sabes donde demonios está mi hermana?! – le gritó Ezra a la ama de llaves de su casa – ¿Entonces para que te pago? – él la zarandeó del brazo. Emma no aparecía por ningún lado y Ezra estaba empezando a perder los nervios, no entendía donde demonios se podía meter una chica de diecinueve años, sin amigos y recién llegada a la ciudad.–Lo siento señor, yo la vi salir en la tarde, pero no sé a dónde iba.–¡Tú nunca sabes nada, bruta! – dijo, pero esas palabras no eran nuevas para la servidumbre, que estaba acostumbrada a escuchar cosas como esas y peores provenientes de Ezra.–Lo lamento mucho, señor – ella bajó la cabeza, esperando que eso fuera suficiente para que él dejara de humillarla y le permitiera irse.–¡Los quiero ver a todos aquí! – gritó tan alto, que el eco retumbó contra las paredes de la gran casa.Enseguida cada uno de los sirvientes se acercaron y se formaron en una fila india frente a él.–Emma Astley no puede volver salir de esta casa sin mi autorizaci
Henry y Antonia organizaron sus cosas en una de las habitaciones del servicio de la gran casa de Ezra, mientras su hija y el dueño de la propiedad tenían relaciones en el piso superior. –Ya se han tardado demasiado Valeria y Ezra, ¿No lo crees? – preguntó Antonia nerviosa. La mujer sabía que Valeria no era una persona demasiado inteligente, alguien con el cerebro de Valeria no dudaría en embarazarse y eso era lo peor que podía pasarle a la familia. Había demasiados dramas como para sumar a un bebe a la ecuación.–¿Qué quieres que te diga, mujer? ¿Qué voy a irlos a buscar? Creo que ambos ya están lo suficientemente grandecitos como para perderse – soltó Henry frustrado. A él, por el contrario a Antonia, no le interesaba un comino nada de lo que le sucediera a Valeria, a partir del momento en que ella los había puesto en humillación, él comenzó a considerarla como muerta. La única razón por la que Henry seguía manteniendo cerca a Valeria era porque sabía que ella era la llave que los
Esa noche Emma no fue capaz de pegar el ojo, pasó toda la madrugada en vela mientras ideaba en su cabeza formas de escapar de la casa, de enviar un mensaje a Dante o por lo menos enviarle señales de humo. La chica estaba tan desesperada que incluso había comenzado a plantearse ideas absurdas, se preguntó si quizá las palomas mensajeras funcionaban… Ella sabía que todo eso no eran más ideas ridículas, aun así, estaba desesperada por encontrar una forma de ver al hombre del que estaba enamorada. –¡Señorita Neville, despierte! – dijo el ama de llaves, tocando a la puerta de Emma.Ella se puso en pie como si fuera un zombi, caminó hasta el baño y se dio una ducha igual de aburrida, como si no fuera poco todo el agotamiento mental que tenía por no haber dormido, se sumaba el dolor físico por los golpes de Ezra y el fastidio que tenía por salir de casa esa mañana.–¡Me lleva el demonio! – dijo mirándose al espejo.Emma conocía a la perfección ese tipo de lugar al que Ezra la llevaría, sab