Voy deambulando por la calle porque de ninguna manera se puede decir que camino, a este paso moribundo no se le puede llamar caminado. Todas las esperanzas que tenía desde hacía días y, sobre todo, el día de hoy, se han esfumado completamente.
¿Qué se supone que deba hacer yo ahora? He sido aplastada, como una pobre hormiga. Me siento tan mal, tan indefensa ¿Para qué mierda me pidió que me mudase con él si iba a hacer algo como esto?
Supongo que él nunca me dijo que volveríamos a estar juntos, o que iba a respetar mi presencia en su casa y no vería a otras chicas, es cierto, pero las cosas estaban tan bien, o por lo menos eso me hizo creer.
Me la jugó muy buena, tuvo la oportunidad de darme el golpe final. Eres tan estúpida Cristel ¿Qué te hizo pensar que después de lo que le hiciste se iba a quedar tan tranquilo con los brazos cruzados?
Estoy abatida, estos últimos días han resultado pésimos para mí. No he encontrado consuelo con nada. Lis lleva durmiendo aquí una semana, tuvo que venir para ayudarme con Theo y las cosas de la casa. No se ha cansado de decirme que tengo que mejorar o me va a sacar turno con algún profesional. Entiendo lo preocupada que está. Es cierto que ando deprimida. He perdido un poco de peso porque no estoy comiendo mucho que digamos. Tampoco he ido más a trabajar, no soy capaz de verle la cara a Federico otra vez más, creo que me derrumbaría y en toda esta semana no he salido de la casa para buscar otro trabajo, cosa que debería hacer ya. La voz molesta de Lis me saca de mis pensamientos: – ¡Basta ya Cristel! Tienes que salir de la cueva esta en la que has convertido tu apartamento ¡Míralo! ¡Mírate! Llevas una semana llevando el mismo puto pijama. No haces más que estar tirada en esa butaca y lloriquear como una chiquilla perdida No me habí
Nunca me había sentido más incómoda que ahora. Íbamos Federico y yo en el coche sin mirarnos, ni decirnos nada. No era por su presencia, siempre he estado a gusto con él, pero las circunstancias actuales, son las que se encargan de hacer esto incómodo. No me quiero ni siquiera mover de mi asiento, ni mover un solo músculo. He tratado de mirarlo con el rabillo del ojo, pero no alcanzo a saber qué está haciendo además de tener los ojos puestos en la carretera. El ambiente está bastante cargado, o por lo menos así lo siento yo. Quiero decirle tantas cosas, soltarle que es un cretino en su cara, preguntarle de qué va todo esto, qué es lo que tiene que mostrarme, pero no lo acabo de hacer, mi cerebro no emite ninguna señal de movimiento al resto de mi cuerpo. ¿Qué estará pensando él? ¿Qué se le habrá pasado por la mente cuando le dije que me marchaba? Algún sentimiento tuve que despertar en él cuando salió detrás de mí hasta el parqueo. ¿Por qué permito qu
No lo podía creer. Sé que esta frase la he pensado y dicho demasiado desde que estoy con Federico, pero es que, cada vez que pienso que ya nada me puede sorprender… ¡Bum! Viene él y se supera.Mi primer indicio fue dar media vuelta y salir de ahí corriendo lo más rápido que mis piernas me lo permitieran, pero no, no le puedo dar ese gustazo a ninguno de los dos. Me siento fatal, es como si él se esmerara por hundirme cada vez más en el barro. Se supone que el que tenía que hundirse era él, no yo.Lo pensé mejor y no puedo continuar comportándome como a la pobre chica a la que siempre le rompen su corazón, la estúpida que se cree cada una de las palabras que salen de la boca del cretino millonario reconocido.Qué imbécil he sido, lo puse en su lugar, por primera vez alguien lo había expuesto, a él, a su familia y a
Las siguientes semanas fueron horribles sobre todo porque tuve que aguantar las llamadas constantes de Federico pidiéndome que lo dejara explicarse por enésima vez. Fueron horribles porque tuve que acudir a todas mis fuerzas para poder resistirme, para no flaquear y caer en sus mentiras una vez más.A decir verdad, nunca creí que iba a ser capaz de aguantar, pensé que con unas cuantas palabras de su parte yo iba a ceder como siempre hacía, pero no. Ha sido una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer en mi vida, pero lo hice.Pensé en mi bebé y en el mal que le iba a causar crecer entre tantas mentiras, tantas discusiones. Al inicio me pareció una buena idea porque pensé que la relación entre Federico y yo iba a tener solución. Yo quería para Theo una estabilidad familiar, pero estas idas y venidas definitivamente no pueden ser una opción para su cr
O estoy media tonta yo hoy, o no me estoy enterando de nada. Primero pienso que me reconoció por la media sonrisa que puso al verme, después pensé que no porque me preguntó mi nombre en la reunión y ahora dice que no me ha podido olvidar ¿Qué es esto?– ¿No vas a decir nada? Sé que no soy tan impresionante como tú, pero, aunque sea te tengo que sonar conocido, además ¿Cómo puedes olvidar así de rápido a tu salvador?Él continúa hablando ante mi total silencio. Debo parecer ahora mismo una tonta. Lo único que hago es mirarlo, sus ojos no me permiten hacer otra cosa, estoy como hipnotizada con ellos, diría hechizada, solo que no quiero parecer tan cursi ante mí misma. El contraste entre su tez tan blanca, el pelo oscuro y los ojos grises es perfecto. Me obligo a dejar de mirarlo como una loca y comienzo a articular palabr
A las siete en punto mi puerta estaba sonando. Ya se va anotando puntos a su favor, me gustan las personas puntuales.No sabía a dónde me iba a llevar, así que me decidí por un vestido color negro ajustado al cuerpo, pero no corto, lo acompañé con una chaqueta y unos zapatos de tacón, pero no tan altos, si el lugar no es muy elegante no quiero estar fuera de lugar.Cuando abrí la puerta los dos nos quedamos unos segundos mirándonos sin decir nada. Pero ¿qué me está pasando a mí con este chico? Es como si de buenas a primera fuera una adolescente con las hormonas revolucionadas a más no poder, soy incapaz de controlar mi mirada descarada. “Bien Cris, lo único que te falta es que se te salga la baba para completar”.Él estaba elegante, pero no de traje, tan diferente a Federico que siempre llevaba uno a donde fuera. Tenía unos pantalon
Es tan alto y tan robusto que para él mi peso es el mismo de una pluma. Me ha cargado con una facilidad enorme y eso que yo no soy tan delgada. Con una sola mano me sostiene mientras que, con la otra, agarra el pelo de la base de mi cuello sin dejar de besarme ni un solo momento.Comienza a caminar conmigo cargada hasta que llegamos a la que supongo que sea su habitación, es enorme y bastante oscura.Me dejó con los pies sobre el suelo parada justo de espaldas a la cama y se dirigió a la puerta para cerrarla ¿Hay alguien más aquí? De regreso tocó un botón que estaba incrustado en la pared y unas luces tenues de color amarillas alumbraron la habitación.– Ya sé lo que le estaba faltando a mi cuarto -me dice él de buenas a primeras– ¿Cómo?Le pregunto sin tener idea de lo que habla no sé en qué momento comenz&
Pone el coche en marcha y el auto se pasa todo el transcurso completamente en silencio. Ni él habló, ni yo me molesté en hacerlo tampoco ¿Para qué? No tiene sentido alguno. Los dichos populares están por algo y ahora mismo el de “el que calla otorga” no se me sale de la cabeza.Había pensado en este momento unas cuantas veces, pero nunca me imaginé que me fuera a molestar tanto. Sabía que iba a ser difícil que otro hombre se tomara mi situación de forma positiva y en cierta forma lo comprendo, la responsabilidad de un niño no es bobería, también, no sé por qué razón, pensé que Alan iba a reaccionar de forma distinta a como lo hizo.Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que ni cuenta me di cuando el coche se detuvo porque ya habíamos llegado a mi departamento. Su voz fue la que me sacó de mi trance.&nd