Un calor abrazador hace que mis ojos se abran. Miro hacia las ventanas y ya está el sol fuera, pero esa no es la razón por la cual siento tanto vapor.Federico está sobre mí, su piel desnuda acaricia la mía y sus labios juguetean en mi cuello. El movimiento de sus caderas hace que sienta su pene chocando contra mi pelvis.Él está ansioso, lo conozco ya. Probablemente llevara un rato intentando despertarme. Sonrío porque de todas las maneras que tiene de darme los buenos días, esta, sin dudas, es mi favorita. Mi interior comienza a humedecerse de inmediato, como respuesta a sus estímulos, así que, para complacerlo y hacerle saber que ya estoy despierta, comienzo a acompasar mis caderas con sus movimientos.Es tanta la complicidad que tenemos entre nosotros que pareciera que hemos coreografiado cada uno de nuestros movimientos, son tan armoniosos, tan emplazados como los engranajes de un reloj funcionando a la perfección.Su respiración comienza a acelerarse cada vez más, soltando aire
No tengo la menor idea de a dónde nos está llevando Federico, solo sé que llevamos horas en este avión y que ya tengo deseos de llegar. La ansiedad y la emoción están haciendo de las suyas, necesito saber a dónde vamos.Cuando por fin aterrizamos pude notar que todas las señales y carteles del aeropuerto estaban en italiano ¡No puede ser, no puede ser! – ¿Estamos en Italia? Me giro hacia él para plantearle la pregunta y es evidente como estaba esperando que esta fuera mi reacción, sus labios se elevaron formando una sonrisa perfecta, es tan guapo que no me acostumbro todavía. – Pues sí, estamos en Italia y estaremos por quince días, son las vacaciones que te mereces, bueno, nos merecemos. Has trabajado muy duro cielo, jamás había visto a la empresa como ahora. Estoy muy orgulloso de ti, eso tienes que saberlo y merece un premio también, por eso estamos aquí – No me lo puedo creer ¿es en serio? Pellízcame por favor – Pues créetelo ¿todavía no tienes idea de lo mucho que has hecho
Despierto a la mañana con el peor dolor de cabeza de la vida y muerta desueño,pero el sonido de mi móvil me impidió continuar durmiendo– ¿Sí?– Pitufina, ¿dónde estás?– ¿Lis?– Sí, soy yo, estoy en el hotel, ¿cuál es tu número de habitación?– Emmmm –miré hacia todos lados tratando de buscar algo que me lo indicara hasta darme cuenta que justo en la mesa de noche había una tarjeta que decía “Habitación 27”- en la veintisiete, creo– ¿Cómo que crees?– Sí, no estoy segura– Espera, estoy cerca, voy a tocarPasaron un par de minutos y la puerta estaba sonando. Abrí y efectivamente era Lis– ¿Cómo no vas a saber el número de tu habitación?– No lo sabía Lis, no fue como que anoche le presté mucha atención a esos detalles– ¿Y Federico? –dijo
Lo miré asustada, después de que había escapado de él lo menos que quería era que me encontrara y menos en este estado de embriaguez extrema que tengo. Él, por su parte, no deja de mírame, me tiene los ojos puesto encima y creo que cada vez se acerca más a mí. – Pero si mira a quién tenemos aquí, la chica fugitiva – ¿Cómo? Yo no soy ninguna fugitiva – ¿Qué no? Si en cuanto fui a tu encuentro hace unas horas saliste literalmente corriendo con tu amiga – ¿Amiga? ¿Dónde está esa traidora? –ya me iba sintiendo un poco rara, además del mareo tenía una sensación rara en mi estómago – ¿Cuántas copas te has tomado? –me preguntó sin dejar de mostrarme su dentadura perfecta con una sonrisa – No han sido copas, han sido shots –dije sintiéndome orgullosa de mí – Ok fiera, ¿Cuántos shots han sido? – No lo sé, probablemente demasiados –sentía que la lengua se me enredaba de una forma mu
Los siguientes meses pasaron como agua, es increíble lo rápido que se va el tiempo cuando uno se divierte, salía casi todas las noches con Lis, a discos, a bares, a cenas. Mi círculo de conocidos aumentó considerablemente, ya no era Cristel, la desconocida, la solitaria, ahora las personas me buscaban porque afirman que soy divertida y que la pasan bien conmigo. Eso sí, me juré que todas las noches no iba a estar con un chico diferente, no me sentí muy bien después de esa noche con Federico, incluso ahora, cuatro meses después todavía me continuaba sintiendo mal. Mi objetivo era disfrutar, pasármelo bien, hacer mi vida más entretenida, no cambiar de chico como cambiar de cama. Suena mi teléfono, es Lis – Dime preciosa – Pitufina, ¿qué te falta? –estaba en el trabajo y ella ya ansiosa esperando mi salida, habíamos quedado en ir a cenar juntas – Lis, llevo to
¿Embarazada? Yo no puedo estar embarazada, no es posible. Estoy en shock, es como si mi cerebro se hubiese desconectado del resto de mi cuerpo. No tiendo a hacer nada, a decir algo mucho menos, solo estoy mirando fijamente los resultados que la doctora me entregó donde pone con letras rojas y mayúsculas “EMBARAZO”.No doy crédito, mientras más lo pienso, menos creíble lo siento. Hace cuatro meses que no tengo relaciones con ningún chico, me lo prometí seriamente y hasta ahora lo he cumplido al pie de la letra, después de mi noche con el tal Lombardi me juré que no iba a hacer esas cosas jamás y es imposible que esté embarazada de él. Han pasado cuatro meses en los que no he tenido síntomas de nada y mi período no ha faltado.Definitivamente tienen que repetirme los análisis una vez más, estoy segura de que se equivocaron en el laboratorio. Que me realicen más pruebas, que me den una prueba de embarazo, lo que sea, no estoy embarazada, no puedo estarlo.
Traté de dormir un poco, pero me fue imposible, la ansiedad me estaba consumiendo rápidamente. Fui a la cocina incontables veces, picoteé toda la comida que me encontré. Revisaba mi móvil, lo volvía a revisar. Puse la tele, cambié para cientos de canales. Intenté leer. Nada me calmó, solo podía pensar en marcar el número que Lis había dejado a mi lado.Sería muy egoísta de mi parte no contarle esto a Federico, tiene el derecho de saberlo, es su hijo, de la forma en que se lo tome ya es decisión de él, además, no quiero que este niño me reproche el día de mañana que no le di la oportunidad de tener un padre, una figura paterna que esté a su lado.Estos pensamientos hicieron que me decidiera de una vez por todas, tomé el móvil en mi mano y marqué su número. Dio tono varias veces y justo cuando pensé que no iba a responder escuché su voz–¿Hola? –el corazón comenzó a latirme a millón, su voz quebradiza me hizo volver a recordar todos los detalles de aquella noc
(…)Despierto aturdida, miro hacia la ventana solo para darme cuenta que todavía es de noche. El llanto del bebé me recuerda una vez más que ya soy madre y que esta es mi vida ahora. Muchas veces me resulta difícil pero cuando le veo su cara y sus pequeños ojitos, todo se me olvida, esa es mi recompensa.Luego de los restantes cinco meses del embarazo, tuve mucho tiempo para investigar sobre Federico Lombardi, quién era, a qué se dedicaba. Para mi sorpresa descubrí que es uno de los empresarios más reconocidos en el sector de energías renovables y sostenibles. Supuestamente es uno de los mayores líderes innovando métodos para proteger al medio ambiente y en la cantidad de acciones de caridad, todos los años dona el treinta por ciento de su salario a organizaciones benéficas.Todavía no me lo podía creer, su personalidad no concordaba para nada con las acciones que hacía, a no ser que todo fuera parte de una actuación más que bien organizada para venderle una